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Capítulo 3: El mundo sin el espejo


El mundo sin el espejo

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El día en el que Kim Seokjin y Kim Taehyung cambiaron sus destinos para siempre, el cielo estaba nublado.

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Mari siempre había sido experta en encontrar magia en los lugares más inverosímiles, como en las alas de las libélulas y en algunos hongos que no se deberían comer.

Por eso no se sorprendió cuando encontró magia en el cabello azul aqua de Kim Taehyung que tenía pequeños visos más oscuros que los otros y hacían que la piel de su rostro resaltase como si resplandeciese.

Tampoco se sorprendió en ver cuán mágica era su sonrisa pequeña y dulce que achicaba ligeramente sus ojos de pestañas inferiores más largas.

Quizá era solo ella quien lo veía, pero había magia alrededor de toda el aura de Kim Taehyung y, definitivamente había magia en la forma en la cual la mirada de Jin cobró un poco de vida, una que no había visto en mucho tiempo, como desde la última vez que había escrito poesía en su habitación solo con la lámpara de luz amarillenta encendida.

¿Qué tenemos aquí?

Quizá era solo ella quien lo veía, pero fue en un segundo, en el mismo segundo que las miradas de ambos pasaron por el mismo punto en el plano espacial, que ella vio algo así como chispas color dorado que salían de todas partes.

Eran la clase de chispas que se encienden como llamas y cuando caen dejan un regusto dulce en el paladar y una sensación de calidez en el corazón.

—Soy Mari, y este es mi tío, Kim Seokjin. De casualidad ¿Todos estos casetes están a la venta?

Aturdido, Jin no dijo nada, incluso si aun le causaba incomodidad decir que era el tío de Mari y si aún se sentía fuera de lugar con la presencia suave de la otra persona.

Eran como ideas totalmente diferentes del mundo. Uno estaba vestido de forma ordenada y limpia, con una camisa blanca ligeramente grande metida dentro de unos pantalones vaqueros de color claro. Luciendo fresco y algo lindo, como un manantial tranquilo de mirada vivaz y cálida.

El otro llevaba su ropa completamente negra y rígida, desordenada, dando la sensación de inaccesible, de estrés y de agotamiento, con el ceño fruncido y la mirada sin vida, fría y cansada.

A Mari le pareció que podía tejer flores color fucsia entre las hebras de cabello de Taehyung y que podría darle un té caliente y una manta a Seokjin para dormir.

—¿Están buscando algo en específico? —la voz de Taehyung era grave, impregnando la sonrisa traviesa en su voz mientras miraba directamente al otro hombre y Seokjin sintió que le temblaron las piernas, como si el exterior suave de Taehyung luchara contra un interior dominante.

Seokjin se sentía cada vez más tímido y pequeño y se sentía un poco ridículo de que su mirada obviamente rehuía la del otro y su rostro obviamente se estaba calentando por la atención inesperada.

—Sí, sí. Mi tío tiene una vieja casetera, nos gustaría echarle un vistazo a algunos casetes.

—Estupendo, déjame mostrarte los que tenemos. Podemos probarlos si quieren —mirando hacia arriba con sus ojos oscuros y brillantes, Taehyung se centró en el hombre de casi su misma estatura que tenía en frente.

Era apuesto. Joder que si lo era. Pero parecía estar a punto de desmayarse del sueño. Un psicorígido, seguramente.

Además, tenía toda la pinta de ser más recto que una vara de hierro y realmente Taehyung estaba cansado de ir detrás de hombres heterosexuales que al final solo acababan rompiéndole el corazón.

Por ahora, solo se conformaba con alimentar su vista, y esta persona tío Kim Seokjin se veía como un buen desayuno. ¿Habría algo de malo en mirar a una persona apuesta? No, no en absoluto.

—Por favor, acércate, la casetera es tuya ¿No es así?

Jin se sorprendió de que se dirigiera a él, hasta el momento solo había hablado con su sobrina. No obstante, él estaba acostumbrado a fingir muchas cosas, entre ellas, fingir su valentía. Así que, como si su corazón no estuviese sintiéndose incómodo, caminó más cerca al mostrador donde el joven de cabello azul estaba inclinado, hablando con voz baja y grave y seductora mientras recitaba los nombres de artistas y canciones.

Desde donde estaba de pie, Mari se sintió emocionada. ¿Es esto lo que creo que es? ¿Coqueteo en vivo y en directo?

Sintiendo su corazón explotar en anticipación, ella casi no sintió cuando una alarma comenzó a sonar con fuerza cerca de su cabeza.

—¿Qué está...? —pero parecía que las personas a su alrededor, incluyendo al angustiado Seokjin y al coqueto Taehyung, incluyendo al señor mayor del otro lado del pequeño puesto de recuerdos que no había notado antes, parecía que nadie había escuchado nada.

¿Algo malo está pasando?

La respuesta a su pregunta llegó en la forma de otro Amante.

Lucía como un niño de su misma edad, con el cabello rubio y gran sonrisa. Ellos ya se habían conocido con anterioridad.

Era un Amante de la oficina de control y registro que solía manejar su mundo.

—¿Jimin? ¿Qué estás haciendo aquí?

—¿Oh? ¿Mari? No esperaba que hubiese otro aquí. Me reportaron una falla y vengo a repararla. Al parecer alguien alteró el curso de un acontecimiento temporal.

—¿Eso puede hacerse?

—Mm —Jimin asintió, girando en todas direcciones mientras el tiempo lentamente se detenía, haciendo que solo ellos pudiesen controlarse a sí mismos.

Cuando Jimin dejó de mirar de aquí a allá, por fin pareció encontrar lo que estaba buscando. Señalando con su dedo índice dijo: —Ahí, ellos dos son la falla.

—¿Uh? —Por supuesto, eran Taehyung y Seokjin, inclinados uno muy cerca del otro, mirando un casete a la vez —¿Por qué serían ellos una falla?

—Porque ellos no debían conocerse. Te contaré los detalles si quieres. Pero es importante que después de este primer encuentro, que ha sido imposible de detener, no vuelvan a verse.

Jimin habló durante un rato y con cada palabra y cada segundo inexistente que se dejaba morir entre ellos, más sentía que el dichosos destino de Seokjin era una completa porquería.

No se suponía que debían conocerse, pero entonces ¿Por qué Mari podía ver la magia de un destino unido en ellos? Era sencillo, la vida lo explicaba de una manera cruel:

No todos están destinados a ser felices.

Así que las vidas de estas dos personas debían transcurrir de manera separada.

Vaya mierda de destino.

Ella no estaba dispuesta a dejarlo ser.

Porque Mari era una Amante, y no cualquier Amante. Ella era, además, la mejor amiga de Kim Seokjin.

Así que, revistiendo su propio rostro de una sonrisa falsa inocente, miro al pobre Jimin que solo hacía su trabajo y murmuró: —¿Sabes qué? Déjame este caso a mí, ¿De acuerdo? Yo me encargaré que tengan el destino que deberían tener. Soy experta en estas cosas.

—¿Estás segura?

—Segurísima.

—Woah, Mari, de verdad, siempre eres tan considerada.

—Por supuesto, por supuesto.

—Entonces me iré.

—Adiós, adiós.

—Lo dejaré en tus manos.

—No podría estar en manos mejores.

—Gracias por todo.

—Oh, basta, solo ayudo a un compañero.

Cuando el tiempo volvió a su curso normal, Mari pudo ver cómo el sudor en Seokjin ya se había secado y parecía que su ceño fruncido era cada vez más leve.

—Entonces ¿Cómo dices que se llama este género?

—Chill-out ¿Cómo puedes decir que no te gusta si no lo has escuchado?

—Nunca lo he escuchado —Taehyung se encogió de hombros ante la respuesta tosca y rápida.

—Solo creí que necesitabas algo tranquilo. Luces como alguien que necesita relajarse. Como sea. Lo que quieras, deberías comprarlo hoy. Después de que la tienda cierre por el día, no abriremos más. Es nuestro último día.

Cuando sus palabras cayeron, Mari sintió que las palabras de Jimin tenían aun más sentido. Si ese día no hubiese hecho que el sueño de Seokjin fuese más pesado y no hubiesen tenido que tomar el tren, o si incluso sí lo hicieran, pero ella no corriera hacia la pequeña isla, Taehyung y Seokjin, definitivamente, no se conocerían.

—Oh, qué lástima —murmuró Mari cuando alzó la mirada y un destello de algo pasó por los ojos generalmente neutros de Jin.

Ella, a diferencia de las personas normales, podía verlo con claridad. Ella vio el rastro del impulso, un impulso en Jin que gritaba con fuerza que quería hacer algo, pero no se atrevía.

Oh, él definitivamente quiere hacerlo.

¿Por qué no lo haces? ¿Tienes miedo de perder el tren? De igual manera ya llegabas tarde. ¿Tienes miedo de algo más?

A Mari le gustaba que las cosas más imposibles sucedieran en los momentos más inesperados, así que, utilizando un poco de poder aquí y allá y un poco de magia por un lado y por el otro, ella solo empujó el impulso de Seokjin más arriba en su garganta.

Un poco más, solo necesitas un poco de valor y...

—¿Te gustaría ir a tomar un café conmigo? ...podrías hablarme un poco más sobre estos casetes que compraré.

Totalmente tomado por sorpresa, los ojos de Taehyung crecieron en tamaño y, por un segundo, pareció quedar demasiado ido, dejando que la ansiedad y el arrepentimiento se instalaran en el pecho de Seokjin.

Pero Mari creía en la magia.

Al final, con una sonrisa, Taehyung dijo: —Sí. 

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