2. Our secret.
"El amor oculto es el más bonito de todos."
[...]
Día 2: Relación Secreta/Enemistad(?
Siguió caminando, un paso tras otro sin preocuparse por los alrededores, ya que conocía el camino de regreso a casa como la palma de su mano.
Los árboles de gran altura se extendían a su alrededor casi acariciando el cielo oscuro de la noche junto a las estrellas brillantes.
Era una noche hermosa iluminada por la luz de una luna llena, el viento acariciaba su pálida piel junto al sonido de los animales del bosque mientras que Rin solo tenía hambre.
No era algo extraño siendo que era una de las sensaciones con las que más estaba familiarizado.
Divertido pensar que era una de las cosas más fáciles de sentir para los de su especie junto al dolor y la melancolía. Cayendo dentro del estereotipo común de que los vampiros no eran más que unos seres sin mayores emociones más allá que el sufrimiento y la agonía.
Lo cual era cierto, pero no menos ofensivo. Los vampiros como Rin podían sentir mucho más aparte de dolor y tristeza, pero al no ser humanos, las emociones tenían que ser mucho más fuertes para poder reaccionar ante el estímulo. Mientras que un humano podía sonreír por el simple placer de ver la nieve caer o las estrellas brillar, los vampiros no lo sentían como algo lo suficientemente importante. Y eso aplicaba con todas las sensaciones.
Una puñalada no era lo suficientemente importante como para echarse a morir o llorar, un vampiro se recuperaría de eso fácilmente en cuestión de minutos o unas horas teniendo en cuenta la gravedad. Tendrían que romperle un par de huesos antes que un vampiro pudiera retorcerse de dolor.
Rin nunca había llegado a esos extremos, sí había sido lastimado lo suficiente para quedarse recostado por un par de horas para dejar que su cuerpo se recupere, pero nunca lo suficiente como para echarse a morir por eso. Aunque tampoco había estado en situaciones que pusieran en riesgo su no vida.
Había peleado con otros vampiros, como su hermano mayor cuando lo entrenaba o cuando discutía con el estúpido novio de Sae, e incluso una vez cuando algunos vampiros de otro clan quisieron robar a su comunidad. Siendo un vampiro joven y fuerte, era su deber proteger el honor y procurar el bienestar de su comunidad.
A Rin no le gustaba meterse en esas cosas. Lo único que conseguía era salir herido, y aunque fuera una de las pocas cosas lo suficientemente fuertes para sentir, el de ojos turquesa no quería sentirlo.
Entre no sentir nada o sentir dolor. Rin prefería seguir siendo el mismo jodido amargado e insensible que siempre había sido. Un completo egoísta como decían otros miembros de su comunidad, aunque eso le diera igual, pues el honor no era algo que le importara en lo más mínimo. No tenía razones para demostrarles nada a ellos, ni a nadie.
Los vampiros eran criaturas solitarias.
Cada quien velaba por su propia familia, y cuando los hijos alcanzaban cierta edad, serían independientes, velando solo por sí mismos hasta encontrar una pareja.
Rin desvió la vista cuando oyó el aleteo de un ave a lo lejos, corrió con algo de tranquilidad pues con su aguda audición pudo darse cuenta del ulular del búho, sin poder resistir las ganas que tenía de verlo.
Una pareja. No puede evitar chasquear la lengua de solo pensarlo.
Una pareja para un vampiro, es como conseguir oro a la orilla del río. No era solo cuestión de suerte, era algo sumamente valioso.
Las relaciones entre los vampiros podían compararse a las que tenían los humanos, pues dentro de todo, la forma de vivir en sociedad que ambas especies tenían no eran tan diferentes. Simplemente que entre los vampiros eran mucho más comunes los encuentros de una noche o las relaciones carnales sin sentimientos de por medio.
Los vampiros no podían contraer enfermedades o infecciones, y a menos que alguno fuera excesivamente fértil, un embarazo no deseado era una posibilidad demasiado mínima como para siquiera preocuparse al respecto. Eran pocos los de su especie a comparación de otras criaturas, siendo reducidos los nacimientos y siendo mínimas las cantidades de vampiros que lograban sobrevivir la niñez.
No es que los vampiros no conozcan el amor, es solo que...
Sentir era algo complicado.
El búho volvió a ulular, Rin podía sentir el sonido demasiado cerca pero había perdido de vista a la pequeña criatura, así que saltó hasta uno de los árboles intentando encontrarlo. Por supuesto que no tenía la más mínima intención de hacerle daño al pequeño animal, simplemente quería acercarse para observarlo mejor siendo que siempre había sentido admiración hacia los búhos por su inteligencia y curiosidad por sus enormes ojos además de la forma que tenían de girar la cabeza.
Una vez estando sobre el árbol, siguió sin poder ver al pequeño búho aunque su estómago rugió un poco debido al esfuerzo recordándole el hambre que tenía y la razón principal por la cual había salido en esa noche tan fría. Rin había salido a cazar.
Con suerte podría encontrar un conejo o un ciervo en medio del bosque, algún animal que pudiese proporcionar la suficiente sangre para dejarlo satisfecho al menos por esta noche.
Aprovechando su posición, empezó a mirar por lo alrededores intentando captar algún movimiento que pudiese indicar la posición de alguna presa potencial, aunque el sonido de un jadeo lo sorprendió.
Eso no era un sonido animal, sin dudas, eso fue causado por un humano. Lo cual no tenía sentido ¿Qué clase de estúpido humano estaría en medio de la noche en la profundidad del bosque?
Rin bufó, mientras rodaba los ojos, pensando que algunas veces los humanos se lo dejaban demasiado fácil.
Saltó del árbol empezando a correr en dirección al sonido, estaba bastante alejado de la comunidad de vampiros, además de que ninguno de los que estuviese interesado en consumir sangre humana estaría por los alrededores, sabiendo que las posibilidades de encontrarse con un humano por estos lugares era casi inexistente. El Itoshi podría considerarse un bastardo con demasiada suerte justo ahora.
A medida que se acercaba el olor a humano se hacía más fuerte, logrando que se le hiciera agua la boca al vampiro de ojos turquesa, quien sonrió haciendo que sus colmillos crecieran un poco más en su boca preparándose para morder.
Rin se lanzó sobre el humano quien gritó debido al susto junto al dolor de haber sido estrellado contra la corteza de un árbol muerto. Sus ojos se abrieron con sorpresa, mostrando el terror que sentía al verse atrapado por una criatura de dientes afilados y sed de sangre.
—Gracias por la comida. —dice Rin con un tono burlón, arrancando parte de la chaqueta que cubría el cuello del chico, aunque podría decirse que celebró antes de lo debido, pues cuando acercó sus colmillos a la suave carne de su presa terminó siendo derribado por una enorme criatura. —¡Maldición!
El Itoshi gimió de dolor cuando cayó sobre un tronco caído, clavándose una rama de madera a un costado de su cuerpo. Cuando levantó la vista, se encontró con un lobo negro que lo miraba con una furia casi humana, mientras le mordía el brazo.
La suerte del bastardo terminó, claro está, pues en lugar de estar dándose un delicioso banquete con la espesa y cálida sangre del humano, está siendo atacado por un hombre lobo.
Rin no se dejaría derrotar, así que con su otra mano empezó a golpear de forma brutal el osico del animal que no parecía tener la más mínima intención de soltarlo de entre sus dientes. El vampiro usó sus piernas para empujar el cuerpo del lobo básicamente arrancando el brazo de su agarre, la mordida dejó una marca enorme que le arrancó un pequeño trozo de carne mientras que el lobo fue impulsado hasta golpear una roca, soltando un chillido de dolor que hizo que el humano grite en preocupación.
—¡Meguru! —gritó el humano de cabello rosa, que se encontraba arrodillado en el suelo, probablemente porque el golpe que le dió contra el árbol lo dejó lastimado.
Rin se paralizó al escucharlo, y al darse cuenta de un detalle, ese humano olía como el lobo, tenía su olor impregnado en la piel, y la parte que dejó descubierta al arrancarle parte de su ropa dejaba ver la marca de unos colmillos.
Ellos son pareja.
El lobo volvió a lanzarse sobre él, aprovechándose de la distracción del vampiro quien acababa de darse cuenta de lo jodido que estaba, pues aunque su condición física era lo bastante buena para darle pelea probablemente no saldría bien parado de esta situación.
Conocía a los lobos, y sabía lo protectores que era estos con su pareja.
¿Cómo no hacerlo? Si su puto novio era un jodido hombre lobo.
—Me gusta como hueles... —Isagi le olfateó el cuello mientras sonreía. Aunque estaba en su forma humana, Rin no podía evitar imaginarlo moviendo la cola debido a la emoción.
—¿Qué dices? Acabo de cenar, idiota. Seguramente huelo a sangre y viceras. —respondió con un tono divertido en la voz, acariciando a su pareja detrás de las orejas, pues aunque no era un lobo en este momento, aún así seguía siendo algo que le gustaba demasiado.
—No, no, hueles a menta, a tierra mojada y a especias... Y no lo sé, pero me encanta. —dice mientras deja pequeños besos en su cuello, bajandole un poco la camisa al más alto para dejar al descubierto su hombro, donde besó y lamió con cariño. —Mi marca estará ahí...
—No soy de tu propiedad, perro pulgoso. —contesta Rin, jalando el cabello de Yoichi para alejarlo de su cuerpo. —Los vampiros no le pertenecen a nadie.
—Los vampiros no le pertenecen a nadie pero tú eres mío, Rin. —Isagi se levantó sobre él, colocando sus manos sobre su pecho para mantenerlo inmóvil mientras que sus colmillos se asomaban en sus labios con una sonrisa aterradora. —Y mataré a cualquiera que intente alejarme de tí o hacerte daño. Eres mío. Mí pareja, mí vampiro.
—Adorable como siempre. —Se burló Rin, sin intenciones de contradecirlo al ser consciente de lo importante que es para los hombres lobos dejar en claro ese sentimiento de propiedad y protección hacia sus cercanos, en especial con su pareja.
Sabiendo eso, Rin solo podía suponer que estaba jodido.
No moriría (técnicamente era un no muerto) pero este estúpido perro no lo dejaría en paz hasta verlo al borde de su no vida como castigo por haberse atrevido a tocar a su pareja y el Itoshi no tenía más opciones que luchar para evitar eso.
El lobo tenía su hocico a pocos centímetros de su cara mientras que Rin hacía lo posible para mantenerlo alejado, clavándole las garras y mostrándole los colmillos.
—¡Lo siento! ¡¿Bien?! ¡No sabía que era tu pareja! ¡Lo dejaré en paz!
Aunque claramente el lobo no lo escuchó, Rin empujó con mucha fuerza, logrando alejarlo de su cuerpo el tiempo suficiente para tener la oportunidad de levantarse. El lobo negro le gruñó desde su lugar, antes de agarrar impulso con sus patas traseras y volver a lanzarse al ataque, el Itoshi se preparó para recibir un ataque que nunca llegó, en su lugar, un lobo gris que conocía muy bien se lanzó sobre su atacante, derribandolo debido a la fuerza de su salto y mordiéndole el lomo una vez que lo tuvo sometido en el suelo.
Isagi en su forma de lobo se alejó del otro hombre lobo, interponiendo su cuerpo entre el vampiro y su atacante mientras que su cuerpo se crispaba debido a la rabia, gruñendo de forma feroz al lobo negro quien correspondía a la señal de amenaza.
Ambos lobos se quedaron mirándose fijamente, a lo que Rin entendió como esa extraña habilidad que tenían los hombre lobo para comunicarse por telepatía o algo así, debido a la conexión que tenían en la manada y demás cosas que un vampiro nunca podría entender.
Al final, el lobo negro solo dejó escapar un poco de aire de su hocico, mirando a Rin una última vez, gruñendole en señal de amenaza, antes de alejarse en dirección al humano.
Isagi se acercó a él, lamiendo su mano y empujándolo con la cabeza para que empiecen a caminar en otra dirección. Rin entiende que tiene que darle espacio al otro lobo y a su pareja.
—Oye, humano. —gritó Rin, consiguiendo que el lobo negro gruñera una vez más mientras que el chico de cabello rosa le acariciaba la cabeza prestando atención al vampiro. —Solo intenta no caminar por territorio vampiro la próxima vez. No todos respetan las relaciones como yo.
Dicho eso, Rin giró sobre sus pies, manteniendo su mano sobre el lomo de pelaje gris del lobo a su lado, quien lo estaba guiando de camino a un claro del bosque, que se encontraba en medio del territorio de ambas especies para evitar más problemas. Cuando el de ojos turquesa se sentó de forma pesada, sosteniendo el brazo goteante de sangre debido a la mordida, Isagi aulló de forma lastimera antes de alejarse, corriendo veloz entre los árboles.
—No tienes que llorar. No me pasó nada grave. —dijo Rin en voz alta, sabiendo que su lobo no estaba muy lejos y que fácilmente podría escucharlo. —Solo es una mordida, y tal vez una costilla rota. Nada grave. Me recuperaré en una hora o dos.
El de ojos turquesa suspiró con molestia, sin estar muy seguro de qué rayos estaba haciendo Isagi, pues aunque sentía que se encontraba a sus alrededores, estaba muy débil para estar completamente seguro de lo que hacía.
Era divertido pensar, que incluso siendo especies tan diferentes, sus habilidades eran lo suficientemente parecidas como para poder entenderse lo suficiente, aunque según la leyes eso estuviera mal.
La sociedad había avanzado, y por supuesto que, a los vampiros les daba igual lo que cada uno hiciera con su no vida, besarse hombres lobo, salir con mujeres gato, acostarse con humanos, eso era al que no les importaba en lo más mínimo, pero con los hombres lobo era diferente. Ellos tenían reglas, tenían una comunidad en la cual cada quien debía cumplir con su labor y seguir las leyes de su manada.
Yoichi desafiaba cada una de ellas al encontrarse con él, al besarlo, y al dejar impregnado su olor en el cuerpo del vampiro como forma de imponer su presencia incluso en su ausencia.
Rin era un vampiro que aunque no entendía del todo esas leyes, lo respetaba y le daba bastante igual mantener su relación en secreto o no conocer a los integrantes de la manada de Isagi, sabiendo que, de cualquier forma, era muy poco probable que fuese aceptado por sus cercanos, siendo que incluso su propio hermano lo golpeó al notar el olor a hombre lobo sobre su cuerpo.
Su relación no estaba mal, ni tampoco estaba prohibida, pero aún con el pasar del tiempo seguía siendo demasiado complicada de sobrellevar para el resto de las criaturas que no llegaban a entender el amor entre dos especies que llevaban siendo adversarios desde tiempos inmemoriales.
Rin terminó de arrancarse la rama que se le había clavado un poco más abajo de la costilla, soltando un siseo de dolor que lo distrajo lo suficiente como para no darse cuenta que Isagi había vuelto con un conejo blanco y rechoncho entre sus fauces, el cual dejó sobre las piernas del vampiro.
El Itoshi lo levantó, notando que el pequeño animalito aún respiraba aunque se encontraba bastante débil, aunque decidiese no comerlo, su vida ya estaba acabada. Así que no dudó en acercarlo a su boca para clavarle los colmillos, y succionar su sangre, escuchando los huesos de Yoichi crujir junto a él como señal de que estaba volviendo a su forma humana.
—Sé que no te gusta comer sangre de cadáveres, así que he estado practicando el atraparlos sin que mueran. —dijo Isagi con la vista baja, mientras se colocaba una camisa vieja y algo rota que tenía en una mochila escondida dentro del tronco de árbol. —Rin yo... Lamento no haber podido protegerte. Soy... Soy una pareja terrible, no merezco estar a tu lado.
Rin levantó la vista, aún con el conejo entre sus colmillos. Lo sacó de su boca, limpiando la sangre que escapó de sus labios con el dorso de su mano para acercarse a su pareja y sujetarlo entre sus brazos luego de darle un pequeño golpe en la frente y aguantarse el dolor de sus heridas.
—Deja de decir esas estupideces.
—No pude protegerte de mi mejor amigo. —contestó Yoichi, con la voz ronca debido a las lágrimas. —Él te hizo daño, no estaba ahí para ayudarte.
—Pude encargarme de esto solo. Siempre lo he...
—¡No! ¡No debes hacerlo! —gruñó Isagi con molestia, alejándose un poco de él para mirarlo a la cara. —¡Somos pareja! ¡Debo protegerte a toda costa!
—No soy un humano, y tampoco un lobo débil, Yoichi. No tienes que protegerme a...
—¡No! ¡¿Qué no lo entiendes?! ¡No me importa incluso si eres el rey vampiro! ¡Soy tu pareja y tengo que estar ahí para ayudarte!
Rin se quedó en silencio, podría ser esta la principal diferencia entre sus formas de ver la vida, porque mientras el Itoshi pensaba que todo tenía que hacerlo solo, Yoichi sentía que debía estar ahí para él siempre.
—¡Y todo esto pudo haberse evitado si tan solo Bachira hubiera sabido antes que eras mi pareja! ¡Él ni siquiera te habría tocado de saberlo, pero soy un jodido cobarde que no se atreve a decirle la verdad a su manada!
Los ojos de Isagi dejaban caer varias lágrimas, mientras que el de ojos turquesa no sabía del todo como reaccionar al no entender esos sentimientos.
—Yo... No lo entiendo, Yoichi. Lo siento... —contestó Rin, acercando su mano para secar las lágrimas de su pareja mientras acariciaba su mejilla. —Pero yo voy a apoyarte en cualquier decisión que tomes, decirles, mantenerlo en secreto o simplemente dejarme y buscarte una pareja que no te cause tantos problemas como...
—No digas eso ni en broma. —respondió Isagi, sujetando con fuerza la mano del vampiro que se encontraba en su mejilla. —Eres mío, Rin. Yo te amo y no voy a dejarte nunca, incluso su toda la maldita manada me odia por eso.
Rin era un vampiro, básicamente no estaba vivo así que su corazón no latía, pero en ese momento creyó tener la ilusión de que sí, que su corazón tenía más vida que cualquier otro.
—También te amo.
Porque en esa estúpida apatía de la cual los vampiros no podían escapar, Rin se sentía agradecido de que Yoichi le haya mostrado lo que es sentir algo más.
[...]
Casi no tiene que ver con la temática de hoy pero es que no pude sacarme está idea de la cabeza aún cuando la otra tenía más sentido jsjs.
Apenas a tiempo pero lo logré, con suerte mañana también lo haré y con suerte será mucho más apegada a la temática jaja.
Espero que lo hayan disfrutado y gracias por leer ✨.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro