Capítulo 23
Chloe 🌼
El tráfico hoy está espantoso. Como puedo llego al edificio y para mí fortuna Vicki no ha llegado todavía. Celia aún no llega tampoco, eso me preocupa; ella siempre está temprano. A lo mejor la atrapó el tráfico.
Comienzo arreglando mi escritorio donde un montón de documentos y suciedad reposan. Por momentos miro mi teléfono impaciente esperando algún mensaje o llamada de Arthur, quien quedó en hablarme cuando pudiera.
Celia llega minutos después arrastrando sus pies y con sus ojos rojos. Me levanto al verla y me acerco preocupada.
—¿Estas bien? ¿César está bien? —pregunto pero ella no responde—. Celia, respóndeme por favor.
— El me robo, Chloe. Se llevó el dinero de la fiesta y se largó — cae en mis brazos y rompe en llanto.
— No puede ser, Celia— expreso mientras la llevo a sentarse—. ¿Cómo?
— El sabía donde guardaba el dinero, el sabía que era bastante pues me esforcé demasiado para conseguirlo y además estaba orgullosa de todo el dinero que había conseguido y estaba emocionada por la enorme fiesta que le haría a mi pequeño — explica con dificultad mientras limpia sus lágrimas.
El dolor que siente Celia me recuerda el día en el que Jake intento llevarse todo y yo lo enfrente, la impotencia y el dolor que sentía era tan grande. Y ahora mismo Celia está pasando por lo mismo.
—¿Por qué no habías comprado las cosas?
— Quería comprarlas mañana porque no quería que César las viera, era una sorpresa para él — responde tapando su rostro con sus manos.
Empieza a llorar de nuevo y aunque mi mente este paralizada es como si mi cuerpo supiera que hacer. Levanto a Celia de la silla y la llevo hasta el baño, la ayudo lavando su rostro y peinando sus cabellos, cuando ya está más calmada le sujeto el rostro haciendo que me mire.
— Buscaré la forma de que César tenga la mejor fiesta del mundo, no tienes de que preocuparte — le digo hablando pausadamente para que me entienda pues su mente es como si estuviera en otra dimensión —. Tenemos que celebrar también que tú mamá se recuperó, así que cambia esa cara.
Le doy un corto abrazo y salgo para la oficina de su jefa para informarle que Celia está mal y tiene que irse, la mujer aunque me mira mal y le molesta que Celia se vaya accede. Busco un taxi para Celia y se va, diciéndome un corto, gracias.
Vicki me llama y yo realizo varias cosas que me ordena, cuando termino de revisar y apilar varios documentos me dirijo hacia su oficina y la miro, desde lo que pasó con Jake y se enteró que estoy yendo a terapia no me trata mal.
— Vicki se que soy algo molesta, pero quisiera pedirte un favor.
— Dime, hoy estoy de buen humor.
— ¿Podría saber por qué estás de buen humor? — le digo sonriéndole como si fuéramos amigas.
Ella eleva su mano y me enseña un anillo de diamante que reposa en su dedo y una manilla, también de diamantes, que brilla sobre su muñeca. La felicito y me acerco para darle un abrazo, es maravilloso, las bodas siempre me han fascinado, solo espero y me invite, aunque solo sea su secretaria.
— ¿Qué favor vas a pedirme, Chloe?
— ¿Conoces a Celia? — comienzo a decirle, ella asiente y le cuento todo lo que está pasando para luego pedirle un permiso. — ¿Podrías dejarme salir hoy temprano para solucionar ese problema?
— Está bien puedes salir temprano— dice y yo sonrío —. Eres muy buena amiga, Chloe.
Hablamos un momento más y yo hago otras de mis obligaciones para poder dejar todo listo para que Vicki no me necesite.
Salgo rápidamente y al montarme en mi auto busco una solución, busco alguien que pueda ayudarme, pero nadie viene a mi mente.
Mi teléfono comienza a sonar, al contestarlo recuesto mi cabeza en el asiento.
— ¿Margarita menor? — pregunta.
— ¿Señor irreal? — pregunto igual que él.
— ¿Estás ocupada? — pregunta — ¿Qué estás haciendo?
— Acabo de salir del trabajo, tengo que solucionar un problema — le digo, pero antes de que hable, añado —. Yo no tengo ningún problema y no es nada grave, no te preocupes.
— Ya me preocupe — avisa —. ¿Vas a contarme?
Le hago un resumen y pongo la llamada en manos libres para comenzar a manejar.
Ya sé quién será la solución a mi problema.
— Si necesitas algo, dímelo.
— No te preocupes, yo me encargaré — le digo —. Te estaré informando, Arthur.
— Está bien, bonita — responde y mi corazón se acelera ¿Por qué siempre se acelera cuando me dice algo lindo, me sonríe o simplemente me ve? —. Si no te gusta que diga cosas así…
— N-No— tartamudeo —. Solo me tomo por sorpresa, pero me gusta, Arthur.
Nos despedimos y el camino se me hace muy corto. Cuando me doy cuenta ya estoy frente a la empresa de Denisse, empresa de su familia donde ella trabaja.
Al llegar los guardias de seguridad me revisan, luego una secretaria anota mis datos y hace varias llamadas para luego señalarme unas escaleras eléctricas que hacen que mi cuerpo se tense, con dificultad le pregunto si no hay otras formas de llegar y ella me señala el ascensor y me indica el segundo piso.
Al llegar veo varias oficinas, pero mi vista se va a la única oficina que no tiene secretaria.
— Veo que mi puesto sigue vacío — digo mientras entro y ella alza la mirada.
— ¡¿Chloe?! — se levanta y me da un abrazo —. ¿Cómo es que pudiste subir después de ver las escaleras eléctricas?
— Tu mejor amiga pudo ver unas escaleras eléctricas — le anunció haciéndola reír.
Desde pequeña le he tenido miedo a las escaleras eléctricas después de ver en un programa que un hombre se le quedaban las piernas atascadas. No podía ni verlas porque me paralizaba, en varias ocasiones tuve que subirlas pero el temor en mi cuerpo era tan grande que hasta lágrimas bajaban por mis mejillas.
— Pero cambiando de tema — dice mientras nos sentamos —.¿Qué haces aquí?
— ¿No puedo venir a ver a mi mejor amiga que no veo desde hace una semana porque ella está más pendiente de su tonto novio que de mi?
Ella alza sus cejas y cruza sus brazos.
— Esa no es la razón, pero deberías pensarte eso — añado.
— Está bien, lo pensaré, pero ahora dime.
— ¿Tu hermano aún conserva las decoraciones de su cumpleaños número diez?
— Creo que si, todas las decoraciones de nuestros cumpleaños mi Nana los guarda.
— Necesito esas decoraciones, Denisse.
Hago un puchero y junto mis manos.
— ¿Por qué me ruegas? Debiste de ir directamente a mi casa y pedírselos a mi Nana o al mocoso.
— Por eso te amo, mi vida — le digo mientras beso sus mejillas, ella intenta alejarme mientras dice unos “si,si”
—¿Me acompañarás?
— Si, ya terminé aquí y Bill está ocupado con un caso — responde mientras busca su cartera —.¿Qué te parece pasar por unos cafés fríos para que nos pongamos al día?
Yo asiento y ambas salimos de su oficina, me siento importante de caminar junto a ella por toda su empresa mientras todos nos miran. Yo hubiese querido esa vida, pero puedo conformarme con escribir sobre una vida como esa o vivirla a través de Denisse.
Nos tomamos los cafés y comenzamos el camino hacia su casa. Ella me pregunta muchas cosas sobre mi terapia, sobre cómo me siento y yo le cuento lo que pasó con Arthur la otra noche.
—¡No puedo creerlo! ¡Se gustan ambos! — da un grito que me hace reír, está más emocionada que yo.
— Yo no se que es lo que siento, Denisse.
Observo los carros enfrente de nosotras. Estoy confundida y no quiero lastimar a Arthur y mucho menos lastimarme a mi misma. Después de lo de Jake no puedo pensar en tener otra relación, la idea me aterra.
— Cariño, claro que lo sabes— añade ella riendo —. Solo no quieres aceptarlo.
— No es eso. Es miedo, Denisse — su rostro cambia al oírme tan seria.
— Cariño, no tienes que tener miedo, él no es ese maldito. Mira como hace unos minutos pudiste ver unas escaleras eléctricas, los miedos se pueden superar y por situaciones pasadas no podemos temer toda la vida.
— Deni, no se como dejar de temer.
— No tienes que dejar de hacerlo. El miedo vive dentro de nosotros, es una sombra que nos absorbe y nos duele, pero que en algún momento tenemos que superar.
Yo la miro, pero mis ojos ya están cristalizados. No soy tan fuerte como parezco, tengo miedo y no puedo superarlo. Es como si también me estuviera aferrando al miedo. Debo dejar de aferrarme a las cosas eso me hace sentir mal, muy mal.
Con Arthur no tengo la necesidad de aferrarme es como si todo lo que nos une fuera una casualidad simplemente irreal. Pero de igual forma me da miedo.
— Recuerdas mi miedo de salir lastimada, porque siempre había salido lastimada de mis relaciones. Lo supere y todo fue gracias a ti, a Bill y a mis ganas de enfrentar mis miedos.
Yo hago una mueca.
Yo no tengo a nadie y no tengo ganas de enfrentar mis miedos.
— Chloe, sabes que me tienes a mi, a tus papás y ahora tienes a Arthur. Las ganas de enfrentar tus miedos llegará en el momento indicado.
La abrazo y aunque ella intente hacerme sentir mejor yo decido cambiar de tema. En unos minutos ya estamos frente la mansión de Denisse, ella abre la puerta y pasamos hasta la cocina donde el olor a comida llega a mis fosas nasales. La Nana de Denisse al vernos nos sonríe y besa nuestras mejillas.
— Niña Chloe, tenías mucho tiempo sin venir a visitarnos, ya te extrañábamos.
— Yo también los extrañaba, pero no tenía tiempo para venir a verlos.
— Tú siempre tan ocupada deberías darte una escapada de las responsabilidades, piénsalo, niña.
Y después de eso se va con la excusa de que debe inspeccionar al jardinero.
Denisse me guía hacia el cuarto de su hermano menor, el niño al vernos se quita sus audífonos.
—¿Qué haces aquí? —pregunta— Denisse no le digas a mamá, no fue mi intención solo necesitaba una tarjeta de crédito para comprar un juego pero te la devolví, lo juro.
—¿Qué tú hiciste qué?
— Yo… no —balbucea —. ¿No lo sabías? Maldición no lo sabías.
— Hablaremos de eso después.
— Eh, ¡Hola Chloe! — saluda el niño girándose a ver su computador. Denisse hace girar su silla para que nos mire.
— ¿Dónde están las decoraciones de tu cumpleaños de Spiderman?
— En el ático, supongo.
—Ve a buscarlas, Chloe y yo esperaremos aquí.
Se queja y vocifera un “mandona” que hace que Denisse le de un beso en la mejilla con fuerza. Sale y se está unos minutos cuando regresa no trae buenas noticias.
—¿Recuerdas la invasión de ratas de la vez pasada? Pues esas ratas se comieron todas las decoraciones — anuncia—. Creo que iré a decirle a Nana que limpie eso y también iré a… vomitar.
— Chloe, lo lamento. Quería ayudarte con esto — se dirige Denisse a mi después de que su hermano se fuera.
— No te preocupes encontrare otra forma.
— Deni, Chloe, tengo algunas cosas de Spiderman guardadas en mi armario.
—¿Por qué no lo dijiste antes, enano?
— Mido 1.52 para que sepas.
— Enano — canturrea Denisse para hacerlo enojar.
— ¿De verdad me darás las cosas que tienes de Spiderman?
— Claro que sí, Chloe. Puedo robarle la tarjeta de crédito a Denisse en cualquier momento.
Después de recoger todo lo que el hermano de Denisse tenía guardado los abrace a ambos y les agradecí de corazón.
Ahora sí César tendrá esa fiesta que tanto desea.
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Este es el último capítulo por hoy. Pronto actualizaré dos capítulos más, ya que el final está más cerca de lo que se lo imaginan.
Les dejo por acá una imagen que cree con una IA de Chloe y Arthur💗
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