Capítulo 13
Chloe 🌼
Mi mamá me mira fijamente tratando de adivinar cuales son las cartas que tengo en mis manos mientras que mi papá espera paciente que muestre mis cartas. No puedo creer que este jugando póker con mis papás, los tres somos muy competitivos. Después de un intenso duelo de miradas con mi mamá lanzo mis cartas a la mesa haciendo que mamá suelte una maldición y papá festeje con un “esa es mi hija, yo se lo enseñe”
— ¿Cómo pudiste hacer una escalera real? — pregunta mamá haciendo gestos exagerados. Yo solo me encojo de hombros restándole importancia.
— Yo se lo enseñe querida, mira lo buena que es jugando.
Y eso que tenía mucho tiempo sin hacerlo.
Un teléfono comienza a sonar y veo como mamá abre los ojos como platos al ver quién la está llamando. Papá me mira y hace un gesto de que el no sabe nada y yo la miro esperando que termine de hablar para que me cuente.
— Hola, si, lo siento lo había olvidado pero ya voy para allá.
¿Eh?
Mi mamá se da cuenta de nuestras expresiones confundidas y mientras se levanta y busca su cartera nos cuenta.
— Hay una feria de mercado de muchísimas cosas, comida, flores, artesanías y demás en el parque gran vista de Soonville, le prometí a unas amigas de mi clase de yoga que iría a ver sus puestos y tú me acompañarás — finaliza señalándome.
—¿Yo? — me señalo — No, no iré. Quiero hacer otra escalera real y ganarle al anciano.
— ¿A quien le dices anciano? Que la calva no te confunda niña, soy calvo no anciano.
—¡Papá! Deja de hacer chistes sobre tu calva ¡Por favor! — reímos y el se levanta diciéndome adiós con la mano.
— ¡Que se diviertan! Si consiguen algún producto natural que te haga salir pelo me lo compran.
Y así se va dejándome con mi impaciente madre.
— No recordaba que tenía que hacer esto hoy, si lo hubiese recordado te hubiese dicho que vinieras con Denisse.
— La llamaría, pero está ocupada con unos pendientes del trabajo.
Ella asiente y me levanto cuando la veo sostener las llaves del auto. Salimos de la casa y entramos al auto, hace mucho no me subía; un sentimiento de nostalgia me invade al recordar los momentos felices de cuando era niña y tenía a mi hermana a mi lado. En ese entonces las cosas no eran tan complicadas, o si lo eran pero yo no era consciente. La miro por unos minutos hasta que un semáforo en rojo nos hace detener y ella voltea a verme.
—¿Qué es lo que quieres, Chloe?
— Podría ayudarte a manejar y llegaríamos más rápido, tú conduces muy lento.
— ¿Y que nos mates? No gracias, mejor cuéntame algo de tu vida.
— ¿Qué podría contarte? — me acomodo en el asiento de copiloto y hago un sonido como si pensara—No hay nada que contar madre… Aunque ¿Quieres que te cuente sobre mi libro?
Ella hace una cara que me hace pensar que no me quiere escuchar hablar de eso.
— ¿Por qué no vas y compras unos helados? — dice deteniéndose frente a una heladería. Mi corazón se alegra y recibo el dinero que me estaba extendiendo y salgo del auto dando saltitos de felicidad.
Al entrar una mujer mayor me sonríe y me ofrece la variedad de sabores que tiene pero mamá siempre elige el helado de vainilla y yo siempre elijo mi amado chocolate.
Salgo de la heladería feliz con los dos helados en mis manos, cuando ya estoy por llegar mamá abre la puerta para que yo pueda entrar. Coloco música en la radio y mamá me mira mal porque la canción que coloco es Shake it off canción por la cual mi mamá piensa que necesito ayuda psicológica, por la forma en que la canto.
Todo el camino suena la canción; yo la canto mientras como de mi helado y bailo mirando hacia la carretera. La película “sing: ven y canta” llega a mi mente y me hace querer verla por enésima vez. Me gusta tanto que se me las canciones, los diálogos y creo que nunca me cansaría de ella.
Al llegar al parque gran vista estacionamos el auto y comenzamos a caminar mirando todos lo puestos de mercado, hay cosas muy bonitas. Me detengo en el puesto de una mujer como de mi edad que vende aretes, brazaletes y collares, todo se ve tan lindo, pero hay algo que llama mi atención por completo; unos anillos de margaritas.
— ¿Te gustan? — pregunta la mujer viéndome encantada con los anillos — vienen en pares, puedes usarlos con tu pareja.
— ¿No vendes solo uno? — le pregunto recordando que no tengo pareja. Ella niega y me muestra su mano y sujeta la mano del hombre que está en el puesto de a lado.
— Yo lo uso con mi esposo, hicimos un tipo de promesa al tenerlos.
— ¡Eso es hermoso! — expreso — Está bien, los comprare— Después de pagarlos me coloco uno y el otro lo guardo en mi cartera.
Zoe amaría este lugar y la gran variedad de cosas que ahí. Le encantaría compartir un anillo como estos con alguien especial. Le pido a la mujer que me venda otro par y también lo guardo en mi cartera. Tal vez algún día vuelva a verla.
Mamá se compró unos aretes de estrellas y me regalo unos.
Caminamos más hasta que se encuentra con una de sus amigas, ella se queda conversando y escuchando a su amiga mientras yo observo todo el puesto; pasteles vegetarianos, galletas caseras, batidos naturales y más. Los colores de todas las cosas me hacen sentir felicidad y hambre. Nos compro unos batidos y ella se despide de su amiga para seguir caminando por todo el lugar.
Cuando llegamos a un puesto de flores mi corazón se paraliza al verlo atender a unas chicas ¿Cómo puede verse bien mientras vende flores? Esa chaqueta de cuero marrón hace que unos leves músculos sobresalgan, la camiseta blanca que carga lo hace ver tan bien ¡Dios mío! Me tiemblan las piernas.
Mamá no vayas para allá. Si me acerco no podré controlarme.
Al ver a mi madre sus ojos azules se clavan en ella, yo reúno todo mi valor posible y me acerco. Sus hermosos ojos azules pasan de ver a mi mamá sonriente a verme a mí con una pizca de sorpresa asomándose en su rostro.
— Chloe...
Mi corazón late rápidamente al escucharlo decir mi nombre. Esto está causando un hormigueo en mis manos. El me mira y me da esa sensación de que siempre tiene esa misma mirada solo para mí.
—Arthur — consigo pronunciar y el se toca el cuello con una leve vergüenza que me hace suspirar al ver como su músculo se contrae con su mano en su cuello.
— ¿Ustedes se conocen? — pregunta mamá haciéndonos regresar al planeta tierra — Chloe ¿por qué no me contaste que conocías a Arthur?
—¿Tú lo conoces? — ella asiente y Arthur también haciéndome pensar que ambos no solo se conocen son hasta amigos.
— ¿Carol? Si viniste — dice una mujer acercándose, la observo y sus ojos solo me recuerdan a una persona. Miro a Arthur y luego miro a las dos mujeres que ahora se abrazan.
Mi mirada vuelve a Arthur quien mira la escena como si no fueran nuestras madres las que se abrazaran. Sus ojos chocan con los míos un momento y yo no puedo evitar mirarlo mal. Es que, estoy enojada. Muy enojada con él por desaparecer como si nunca nos hubiésemos conocido, como si yo hubiese hecho algo malo. ¿Por qué tenía que volver a verlo? ¿Por qué tiene que llegar ahora que yo estaba empezando a poder olvidarlo? Quería sacarlo de mi vida pero, ahora es lo último que quiero.
— Chloe, yo… — intenta decir pero lo detengo.
— No digas una palabra, por favor.
— ¿Qué flores vas a llevar? — dice la madre de Arthur mirando a mi madre pero al notar a otra persona allí, me mira.
Su mirada es brillante y es una mujer muy hermosa; es alta y su cabello rubio tiene algunos cabellos blancos que demuestran su edad, su sonrisa es amplia y estira su mano para presentarse.
— Soy Alice ¿Tú debes ser Chloe Fisher? — por un momento imagino que el le hablo de mi pero luego al ver la cara de mi madre sé que fue ella que hablo de mi.
— Así es señora, un gusto — estrecho su mano y le doy una mirada rápida a Arthur que nos mira a todas sin decir una palabra.
— Nada de señora dime Alice, con confianza. — añade sonriendo y riendo con mi mamá. Yo asiento y luego las miradas se dirigen a Arthur que atiende a una pareja.
— ¿Podría mostrarles los tulipanes o los girasoles? — dice el mirando fijamente a él hombre.
— Queremos rosas, ella pidió rosas — Los ojos de Arthur chocan con los míos y no puedo evitar sonreír al ver la referencia.
La mujer tiene una mala cara pero, cambia rápidamente al ver como Arthur le entrega un ramo de girasoles y rosas.
— ¿Querías girasoles no es así? — pregunta Arthur a la mujer.
— Si, gracias novio que debería tener— el ríe y juro ver al otro hombre salirle humo de las orejas.
— Creo que mi hijo necesita una salvavidas ahora — dice Alice mirándome y lanzándole una mirada a mi mamá.
— Opino lo mismo. Ayúdalo, Chloe.
Yo niego pero veo al hombre mirar a Arthur furioso y de un impulso camino rápidamente hasta llegar a su lado.
— Es muy lindo ese ramo ¿Quieren algo más? — les digo recibiendo la mirada de todos.
Coloco mi mano en el hombro de Arthur y juro ver la cara del hombre cambiar. La mujer se decepciona y el cuerpo de Arthur se tensa al sentirme tan cerca o eso es lo que yo siento. Cuando ellos se van los nervios se apoderan de mi al tener a Arthur tan cerca y tener que alzar tanto mi mirada para poder verlo. Había olvidado la diferencia de altura. Pero recuerdo a las mujeres mirando y todo mi cuerpo vuelve a la normalidad.
— No me agradezcas— le digo alejándome y volviendo junto a mi mamá.
— No lo iba hacer — lo miro con ojos entrecerrados pero dejo el tema hasta ahí.
Las dos madres se miran y disimulan una sonrisa.
— ¿Llevarán algunas flores? — pregunta Alice emocionada.
— Claro — respondemos a unísono. Unas margaritas harían ver un poco amado a mi triste apartamento.
Alice nos pregunta que flores llevaremos pero no nos da tiempo de responder porque Arthur estira un ramo de margaritas hacia mi.
— No llevaré margaritas — le digo ignorando las margaritas frente a mi.
— Se que llevarías margaritas — dice y las mujeres frente a mi se sorprenden no tan disimuladamente.
— ¿Cómo lo sabías? No me conoces— le digo y una sonrisa aparece en sus labios.
— Lo adivine, tal vez— responde y me toma de la mano haciéndome sujetar las flores.
— ¿Pueden explicarnos lo que está pasando? — preguntan ambas mujeres.
— No hay nada que explicar — respondo mientras le pago las flores y el recibe el dinero.
— Tuvimos una cita, nos conocimos en una aplicación — responde él haciendo que yo lo vuelva a mirar mal.
— No puede ser, esto es demasiada casualidad.
— ¿Cuándo tendrán una segunda cita? — pregunta la madre de Arthur y mi mamá asiente en curiosidad con la pregunta.
— No la tendremos — me limito a decir y el me mira seguido de mirar a las mujeres.
— Eso dices tú — responde él y hace reír a las mujeres.
Después de olvidar el tema de la cita, de Arthur y yo, nos despedimos y le digo a Alice lo mucho que me alegro conocerla. Mientras vamos en el auto mamá me regaña, pero la ignoro completamente solo quiero llegar a mi casa y descansar. Nos despedimos y le digo que me despida de mi papá.
De camino a mi casa después de este casual día no puedo dejar de pensar en Arthur y en lo que mi mamá me decía entre regaños.
— Fue grosero decir que no tendrían una segunda cita, creo que el si quería tenerla. Fue muy grosero decirlo frente a Alice.
¿Por qué tendríamos una segunda cita cuando el me lleva ignorando todo el mes?
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Hola, espero que la historia les esté gustando.
Este es uno de mis capítulos favoritos ¿Por qué? No lo sé, pero me encanta.
Colores y flores para ustedes<3
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