XII
No me dan las manos para acarrear con tanta pesadumbre a veces.
Ya es tarde y de nada sirve cortar la maleza, espantar las moscas que revolotean, eso me entristece.
Cae la noche y la gente duerme ¿quién soy yo para mandarlos con los peces?
Bajo la taza de café lo que depara la suerte me ahoga, prefiero ver que sea mañana y no ver las desgracias a esta hora.
Se acerca una fecha importante y solo dedujo que tarde o temprano la muerte acecha, soy jardinera pero que no cosecha, soy la hija de un brujo que solo aprovecha y presagia malas rachas y dolencias.
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