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Capitulo 2

Hacía ya tres semanas que estaba trabajando con Joey y su esposa y el ambiente en aquella casa se había vuelto denso y complicado. Me había dado cuenta de ciertas cosas entre ellos y otras que aún no podía entender.

Elisa había mostrado su verdadero carácter, la de ser una mujer dura, egoísta y sin sentimientos y por otro lado su esposo Joey resultó ser todo lo contrario a ella, un hombre tierno y muy comprensivo, que con los años se ha ido marchitando, mientras que yo lo veía cada día como un hombre sencillo y especial, del que jamás conocí antes.

Aproveché la agradable mañana y quise regar las plantas y flores del gran jardín trasero.

Vi a Elisa salir en su auto y pensé de inmediato que me quedaría sola en aquella enorme casa, con, con él...

Regaba unas rosas blancas, cuando vi a Joey acercarse hacía mí. Nerviosa, le sonreí y tímida miré las rosas y seguí regándolas, tratando de contenerme y aparentar que todo estaba bien.

_ Buenos días Stephanie...

Me sonrió tan amable y tierno, que lo encontré tan irresistible y el corazón me latió fuerte en el pecho.

_ Buenos días Joey

_ Veo que te levantaste muy temprano para regar mis flores

_... Eh si ¿No le molesta verdad?

_ No, claro que no, al contrario. Yo no había tenido tiempo de hacerlo, así que es estupendo que tú puedas regarlas

Nos miramos y él volvió a sonreírme, con muchos deseos de hacerme compañía en ese momento.

_ ¿Te molesta, si me quedo a hacerte compañía?

_... No, adelante...

Dije y Joey me miró sin distracción alguna...

Regaba unas flores, que me resultaron tan lindas, que las regué con atención y cuidado y sin darme cuenta, él observó en silencio mi actitud frente a ellas. Discreto, se acercó más a mi lado y continuó mirándome, destellándome con sus románticos y apasionados ojos celestes y me sonrió.

_ Esas flores que encuentras tan bonitas, se llaman Margaritas

_ ¿Margaritas? ¿Así se llaman?

_ Si, ese es su nombre

_ Qué lindo nombre tienen

Dije y con una pequeña sonrisa las seguí mirando y acomodé sus hojas regadas.

Joey me miró y yo sentí otra vez los fuertes latidos de mi corazón y sin imaginármelo, él cortó una margarita y me la regaló con mucho cariño.

Lo miré sin palabras y se la recibí entrecortándoseme la respiración.

_ Ten, es para ti.

<< Nunca, nadie me había regalado una rosa, menos una tan linda como esta y que me la obsequiará alguien como lo era él >>

_ Gracias... Es una margarita muy linda y dulce

_ Tan linda y dulce como lo eres tú

Dijo y acarició mi mejilla.

Yo lo miré perdidamente, él corazón casi se me salió del pecho y él mirándome sin alejar su enorme mano de mi mejilla, nos acercamos aún más y nos dimos un beso.

Nerviosa y con susto, me alejé de él y Joey me tomó la mano.

_ No temas. No es nada malo lo que acabamos de hacer

_ Claro que lo es. Usted está casado y yo solo soy la mucama de esta casa

_ Para mi eres más que eso Stephanie

_...

_ Sé que te has dado cuenta de todo lo que pasa entre Elisa y yo

_...

_ Las cosas con ella hace tiempo que no están bien y no creo que se arreglen

_... Lo siento en verdad. lo digo sinceramente

_ Te creo – sonrió y miró las margaritas – Estas flores me recuerdan mucho a ti, por tu belleza ¿Te molesta si ahora te llamo Margarita, en vez de por tu nombre?

_... Está bien... pero...

_ No te preocupes por lo de nuestro beso. Si te incomoda, no volverá a suceder. Te lo prometo...

_...

Nos miramos y yo con un nudo en la garganta, en el fondo si me había encantado que me besara, pero sabía que no era lo correcto y mirándolo, solo tendí a sonreírle y agradecerle por aquella margarita.

_... Gracias por esta linda flor... Ahora debo seguir con los quehaceres, con permiso...

_Adelante...

Me entré como robot a la casa y él serio y melancólico solo me vio alejarme de su lado, solo teniendo en mente aquel dulce beso que me había dado.

Los amaneceres de pronto se convirtieron en algo tan especial para mí, que cada mañana buscaba las luces del alba en los ojos de Joey, y él siempre se comportaba tan dulce y atento conmigo y ambos sin decirnos nada, mantuvimos en secreto aquel dulce e imborrable beso.

No podía evitar lo que estaba sintiendo por él, y cada vez que lo veía y que estaba con él, aquello tan especial se hacía más y más inevitable.

A la mañana siguiente regaba el jardín teniendo su recuerdo presente conmigo, y de pronto escuché los gritos de Elisa.

Me acerqué a la puerta y los escuché a los dos nuevamente discutir. Traté de oír porque discutían, pero sentí unos pasos y me tuve que esconder rápidamente, para que no me descubrieran.

Joey había entrado furioso a la cocina. Tomó una taza con café y se la llevó con ella hasta el auto y salió cansado y molesto de la casa.

No pude saber cuál era el motivo de su discusión esta vez y triste y preocupada por él, lo vi marcharse en su auto y sentí un nudo en el corazón.

Intranquila le preparé el desayuno a su señora, y solo pensando en él y en aquella fuerte discusión, Elisa entró sorpresivamente a la cocina y me miró intimidante.

_ ¿A caso piensas que voy a esperarte toda la mañana para que me des una puta taza de café?

_... Lo siento, estaba a punto de ir a dejarle su desayuno señora...

_ ¡Ay no hables más! ¡Que me aburres niñita!

Me quitó brusca la bandeja de las manos y yo quedé descolocada.

_ ¡Sabes que no soporto que seas tan lenta!

_...

Me miró denigrante de pie a cabeza y yo me sentí incomoda y peor que eso, como un bicho al que tenían que aplastar.

_ ¿Escuchaste algo de la discusión que tuvimos con mi esposo?

_... Eh no señora...no escuché nada

_ Más te vale niñita, mira conozco a las de tu clase y te prohíbo que andes palabreando por el condominio de lo que pasa entre Joey y yo – no lo toleré más –

_ ¡Óigame usted, no voy a permitir que me insulte como lo está haciendo!

_ ¡Quien te crees para gritarme en mi casa estúpida!

_...

La miré más sorprendida por su actitud y Elisa me miró humillante y me sonrió sintiéndose la soberana y máxima autoridad.

_ Una más y te echó a la calle ¿Me oíste muerta de hambre? Porque eso es lo que eres y serás siempre. Ya estás advertida...

_...

Salió de la cocina y a mí se me llenaron los ojos de lágrimas, puesto que me había hecho sentir de lo peor.

Deseé renunciar y largarme de allí, pero el dinero y el no querer volver junto a mi madrina me hicieron reaccionar y más al pensar en él, en Joey y desistí de aquella idea.

Lavando la loza, ya se había hecho de tarde y Joey aún no regresaba. Su ausencia me tenía muy preocupada, e insistente miraba por la ventana de la cocina para verlo si llegaba.

Miraba distraída las flores esperando por su llegada, cuando de pronto oí la puerta de la calle y corrí para ver quién era, teniéndolo a él en mi mente.

En cuanto lo vi me llevé las manos a la boca de la impresión por su nuevo aspecto. Se había cortado su cabello.

_ Hola Margarita

_... Hola Joey...

Me sonrió tan dulce como siempre y yo no dejé de mirarlo sorprendida por su nuevo corte de cabello. Se veía diferente, pero lucía aún más guapo que antes, lo que más me cautivó.

_ ¿A caso tan mal me veo con este nuevo corte de cabello?

_ No, para nada señor. Es tan solo que...

_ ¿Qué? ¿Qué cosa Margarita?

_ Se ve muy lindo así...

Me sonrió tierno y coqueto.

_ ¿En serio lo crees?

Me sentí ruborizar.

<< ¡Porque le dije eso! >> <<¡Ahora si me muero! >>

_... Si... Es la verdad señor...

Recordó nuestro beso y sin contenerse acarició mi mejilla y yo lo miré descolocada.

_ Eres muy dulce Margarita...

_... Joey...

_ La verdad no me siento muy bien de ánimos ¿Tienes algo más por hacer?

_... No... quiero decir...

_ Ven, acompáñame un rato....

_...

Él se sentó sobre uno de los escalones, y yo preocupada por Elisa, me senté nerviosa junto a su lado.

Joey me miró y yo me perdí en su candidez y su nueva y atractiva apariencia.

_ Te digo algo Margarita. No sé si te has dado cuenta, pero mi relación con Elisa va cada día en peor y siento que me estoy volviendo loco

_ No diga eso. Las cosas pueden mejorar

_ No lo creo Margarita, Elisa no me quiere. Nunca me ha querido y yo cada día la soporto menos

_...

Lo miré anonadada de haberme él confesado algo así y recordando el beso que me había dado, el corazón se me alborotó.

_ Sé que no es correcto pero, desde ese día en que nos besamos, no he dejado de pensar en un segundo en ti...

_...

_ Y sé que tu tampoco has dejado de hacerlo...

Era la verdad, pero él no podía saberlo, no estaba bien y desviando la mirada nerviosa y tímida, Joey sonrió tierno.

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