Prólogo
Todo comenzó como una mañana cualquiera. Marco se había despertado sin tener ganas de ir a ninguna parte, solo quería quedarse allí acostado en su cama. Mas su tranquilidad no duró mucho, pues los perritos no paraban de insistir en que este se levantase para sacarlos a pasear.
- Está bien, está bien, ahora vamos. – dijo el chico cediendo ante la persistencia de los perritos.
Apenas abrió la puerta para llevárselos a pasear vio la lluvia catastrófica que había ahí fuera.
- Mmmm, creo que esto no funcionará.
Recordó que Star tenía unas tijeras dimensionales que, a lo mejor, podrían ayudarle a resolver su problema. Este subió las escaleras y entró a la habitación de la chica.
- Hey, Star, puedo tomar tus tijeras dimensionales para sacar a pasear a los perritos? – preguntó esperando la respuesta de la joven.
Sin prestarle mucha atención al chico, debido a qué estaba ocupada con cosas más importantes, como darle disparos de rayos lásers a una pelota, Star respondió.
- Claro, como quieras. – respondió sin más.
Extendió su mano acercándole las tijeras a Marco y este las tomó con gusto. Ya en su habitación, abrió un portal hacia el parque para sacar a los perritos sin salir de casa.
- Bueno, problema resuelto. – se dijo a sí mismo. De inmediato miró las tijeras pensando lo útiles que eran – Mmm. – exclamó como si en su mente estuviera tramando algo.
Al cabo de un rato Marco estaba tirado encima de su cama con un montón de portales abiertos hacia muchos sitios, como la nevera, un restaurante de comida rápida, la playa y otros más.
- Ah, esto es vida. – dijo mientras mordía una hamburguesa con queso para luego darle un sorbo a su malteada.
Miró hacia el cesto de basura para tirar la malteada que se le había acabado. El cesto estaba a una distancia en la cual era necesario levantarse para llegar hasta él.
- Ahhh, muy lejos. – dijo con pereza.
Tomó las tijeras para abrir un portal hacia el cesto, pero el portal que se abrió era muy distinto a los que había abierto antes, este era de color rojo.
- Pero qué...?
Todo había pasado demasiado rápido, tan pronto Marco se sintió desconcertado por el portal, una mano apareció para arrastrarlo a su interior. Apareció de pronto en un terreno en el que solo había tierra y árboles.
- Arggh. – se quejó al caer de cara al suelo. Mientras se levantaba, escuchó una voz a su espalda.
- Dónde las conseguiste? – pronunció una mujer de piel completamente blanca, ojos rojos al igual que su largo cabello, cuernos y una llama posada encima de la tiara que llevaba puesta.
De qué estaba hablando esa mujer, pensó Marco. Pero tan pronto vio las tijeras de Star en las manos de ella pudo comprender a que se refería.
- Vamos, habla bobo. – exigió la extraña, impacientada.
- Bueno, las tomé prestadas de una amiga. Star Butterfly. – respondió aun confundido por la situación.
- Errnn, respuesta incorrecta, estas no son sus tijeras. Son mías. Las tijeras dimensionales están hechas específicamente para todo aquel ser que las merezca, y tu amiga no es una de esas personas. – se acercó las tijeras a la llama que salía de su cabeza y en estas aparecieron unas inscripciones. Le acercó las tijeras al joven para que pudiera leer las inscripciones.
- Perdón, pero no puedo leer lo que dice ahí. – dijo confuso.
- Ese es mi nombre, He-ka-poo. La forjadora de tijeras dimensionales.
- Eso no me importa, esas tijeras son de Star, y pienso devolvérselas.
- Y cómo piensas hacer eso? – preguntó burlona.
Con una expresión de duda marco respondió.
- Bueno, puedo ganármelas.
Tan pronto escuchó esto Hekapoo se echó a reír. Tal fue la gracia que le hizo aquel comentario, que tuvo que tirarse al suelo.
- Jaja, que gracioso.
- Lo digo enserio. – dijo Marco un tanto enfadado – No me subestimes.
Hekapoo miró a Marco de forma más seria.
- De acuerdo, acepto tu desafío. Para ganarte estas tijeras, solo debes apagar la llama que tengo en mi cabeza.
- En serio, solo eso? Muy bien.
Tan pronto se acercó a ella para soplar la llama de su cabeza esta se esfumó.
- Pero qué???
Hekapoo estaba a unos cinco metros más adelante. Se había movido tan rápido que Marco no la había visto. Corrió hacia ella para intentar soplar la llama otra vez, pero esta volvió a hacer lo mismo.
- Jaja, a ver si me atrapas. – le gritó burlona.
Hekapoo se giró y comenzó a correr alejándose del chico. Marco fue tras ella sin pensarlo dos veces. Sin embargo, veía que era inútil. Hekapoo corría tan rápido que no solo se perdió en el horizonte, sino que apareció por la espalda del chico y le dio un golpe con su mano en la nuca.
- Jaja, una. – dijo mientras volvía a correr a gran velocidad desapareciendo de nuevo, solo para volver a golpear a Marco en su nuca sin parar de correr – Dos, jaja.
Ya enojado, Marco se dio la vuela y comenzó a correr en dirección contraria para encontrarse de frente a Hekapoo. Ambos se estaban acercando cada vez más, pero antes de que él la alcanzase ella abrió un portal en su cara.
- Ahh. – gritó él antes de entrar al portal.
Este apareció justo delante de un precipicio. Casi se cae de no ser porque se agarró a la raíz de un árbol que crecía cerca. Pero no había conseguido aferrarse lo suficientemente fuerte. Hekapoo se acercó para ver cómo el chico se sostenía para no caer.
- Jaja, adiós. – se despidió del chico adivinando lo que ocurriría.
Tan pronto dijo esto, Marco no resistió más y se soltó de la raíz. Habiendo ganado el desafío, Hekapoo se asomó al precipicio para ver la desgracia de su contrincante. Cuál fue su sorpresa cuando al acercarse a ver, Marco apareció de golpe y sopló la llama de su cabeza.
- Jaja, gané. – gritó triunfante.
Pero la risa de triunfo del muchacho se desvaneció cuando vio que Hekapoo desapareció como si fuese una nube de humo. Desconcertado, salió del precipicio y luego se puso de pie para ver qué había pasado. Tan pronto miró hacia adelante vio a un ejército de Hekapoos.
- Esa no tenía las tijeras. – dijo la voz de Hekapoo proveniente de aquella multitud – Además, aun te falta apagar todas estas llamas. – le dijo su rival.
Marco visualizó a la Hekapoo que tenía las tijeras. Enojado caminó entre la multitud de clones para dar con la que tenía las tijeras. Al llegar a ella, esta abrió varios portales por los cuales todos sus clones se metieron incluyendo la original. Marco comenzó a escuchar la voz de Hekapoo.
- Jaja, te tomará días, meses, incluso años conseguirlo.
Detrás del chico se abrió un portal el cual advertía llevarlo a casa para nunca más volver.
- Mejor ríndete y vuelve a casa niño.
- No me importa cuánto tiempo me tome, recuperaré esas tijeras, me oíste?
Tras decir estas palabras, el portal que lo llevaría a casa se cerró. Supo en ese momento que tendría un largo camino por recorrer antes de recuperar las tijeras de Star. Decidido, caminó hacia el primer portal que vio, a sabiendas de que ahí empezaría su gran aventura.
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