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Capítulo 81: Planes de guerra

Tras la puesta en jaque por parte de Eclipsa después de haber destruido la enorme barrera que rodeaba el reino de Mewni, todos los habitantes, incluidos los reyes y los miembros de la alta comisión mágica, tuvieron que reponerse de aquel golpe.

La reina Moon quedó inconsciente debido al golpe que sufrió al estar conectada con la barrera cuando esta fue súbitamente destruida. Como su cuerpo ya había estado cargando con el agotamiento, tanto físico como mental de la mantención de la barrera, no recobraría el conocimiento por un tiempo. Esto no suponía un peligro para su vida, pues podían mantener su cuerpo nutrido y estable, para que así pudiera recuperarse con normalidad, más su ausencia en este tiempo de crisis, afectaba gravemente a sus compañeros de la alta comisión.

En la sala de reuniones, Rhombulus y Omnitraxus dialogaban acerca de qué medidas tomar para enfrentarse a Eclipsa. Ya no contaban con la protección de la barrera y, por si fuera poco, ahora su enemigo tenía a su disposición un ejército de guerreros sin vida. Guerreros que no sienten el miedo ni el dolor y que solo obedecen las ordenes de su invocador. Al no contar con la presencia de Moon, sus ideas eran limitadas, además de que la presión recaía sobre ellos y el rey River, que también estaba en la sala, pero su presencia era prácticamente inexistente, pues sus aportaciones eran pocas o, en su defecto, nulas. Star habría de estar presente también, sustituyendo a su madre como miembro temporal. Pero ella no se encontraba en un buen estado anímico, por lo que no podían contar con su ayuda.

Encerrada en su cuarto, Star yacía en su cama sujetando su almohada, la cual le envolvía la cabeza. Quería que todo termine ya, que no haya guerra, que no haya conflictos ni odio o resentimiento. Se sentía culpable por todo lo que estaba ocurriendo, y no solo eso, sino que sentía que, sin importar lo que hiciera, las cosas no se solucionaban, más bien, iban a peor. Conectaba cada una de las acciones que había tomado como un paso más hacia la perdición que estaban por vivir. Por su culpa se había hecho una fiesta en el templo abandonado, y por eso su madre discutió con ella. Por la forma en la que discutieron, Moon decidió levantar una barrera más grande. Por culpa de la barrera y la actitud de su madre, Buff Frog y sus compañeros monstruos huyeron de Mewni para evitar algún problema con el reino. Por eso Eclipsa intentó ayudarla y por culpa de haberle prestado la varita, ella había matado a Hekapoo y se había hecho con su cuerpo como un esclavo. Además de luego destruir la barrera y dejar inconsciente a su madre, a pesar de intentar ayudarla a detener a la reina oscura. Sin mencionar que esta luego revivió a todos aquellos monstruos. Todo aquello era producto de ella, eso era lo que pensaba, y por eso creía que lo mejor sería quedarse en su habitación y no hacer nada, así no empeoraría las cosas, así ya no le haría más daño a nadie.

- Necesitamos prepararnos para la batalla inminente, ahora más sabiendo que Eclipsa tiene a su disposición un ejército compuesto por los monstruos que fueron derrotados aquí antaño. – explicaba Rhombulus.

- Lo sé, pero gracias a la repentina aparición de Eclipsa, ahora el pueblo sabe que algo está pasando en el reino. – comenzó Omnitraxus – La gente ya no se siente segura, no tras ver la barrera desmoronarse como si nada y contemplar como un ejército de no-muertos se levantaba de su sueño eterno. Si no hacemos algo, el caos reinará y eso solo nos supondrá un problema para intentar solucionar esta situación.

- Son demasiadas cosas, necesitamos tomar acción inmediata, ahora que Eclipsa tiene un ejército, no sabemos cuándo atacará. Creo que es más importante ocuparnos de la guerra y preocuparnos luego del pueblo.

- Rhombulus, si no hacemos algo con el pueblo, puede haber ciudadanos heridos en un ataque sorpresa, aunque estemos preparados, no seremos capaces de evitar que se cobren la vida de alguien.

- Y si les ofrecemos maíz para que nos perdonen y olviden el tema de la guerra? – sugirió River algo aludido.

Los dos tipos lo miraron de forma inquisitiva, provocando que este se encogiera un poco al ver sus miradas.

- Lo siento, es solo que esto me está poniendo nervioso a mí también. La última vez que ocurrió algo así, fue cuando Toffee se apoderó del reino, y en aquella ocasión no pude hacer absolutamente nada. Solo me gustaría poder hacer algo para ayudarlos, aunque sé que si Moon estuviese aquí sabría qué hacer.

Ambos tipos suspiraron, algo exhaustos por la situación, y también al saber que River tenía razón.

- Si, a quién queremos engañar? Necesitamos a Moon. Necesitamos a alguien que nos guíe en el camino correcto para resolver este conflicto. – confesó Omnitraxus, algo resignado.

- Tal vez pueda ayudarles con eso. – dijo una voz desde la puerta de entrada de la sala de reuniones.

Todos se giraron para ver de quien se trataba, al hacerlo, vieron que no era nada más ni nada menos que Marco. Este se veía diferente, tenía el pelo un poco más largo, y su ropa era distinta de la habitual. Portaba un traje totalmente negro hecho de cuero, con botas y varios cintos, los cuales portaban dagas en varios amarres. Tenía una espada katana en la parte izquierda de su cintura, y un arco y flechas en su espalda. También llevaba puesto un collar, el mismo que tenía puesto cuando era un adulto; el Njönder.

- Marco! – dijeron todos al unísono.

- Qué haces aquí? - añadió Omnitraxus – Pensé que estabas indispuesto debido a... bueno, lo de Hekapoo.

- Sí, estuve llorando por lo ocurrido. Pero ya he llorado suficiente, ahora es tiempo de que haga algo para salvar Mewni, y a mi mujer. Dónde está Star?

- Está en su habitación, está deprimida y devastada, no quiere ver ni hablar con nadie. – le respondió River.

- De acuerdo. Gracias. – dijo dando la media vuelta y preparándose para ir a la habitación de su amiga.

- Marco. – lo llamó el rey – Qué planeas hacer?

El muchacho simplemente sonrió antes de responder.

- Voy a prepararnos a todos para lo que se viene.

Sin decir nada más, cerró la puerta y luego se marchó. Fue directo a la habitación de Star. Cuando se encontró delante de esta, dio un par de golpes y esperó algún tipo de respuesta. Pero nadie dijo nada. Este respetaba la intimidad de su amiga, pero imaginaba que ella sabía tanto como él que la situación no era precisamente una en la que podía darse el lujo de darle tiempo a la gente para que se lamentara. Giró el pestillo y abrió la puerta con normalidad. Allí vio a Star, quien estaba en posición fetal en su cama, con una almohada cubriéndole la cabeza y de espaldas a él.

- Sea quien seas, vete, no quiero hablar con nadie. – dijo esta, denotando un tono agrio y amargo en su voz.

- Star, soy yo. – respondió este de golpe.

La chica al oír aquella voz dio un brinco que hizo que su almohada se cayera y ella se girase para confirmar que lo que sus oídos habían escuchado era verdad.

- Marco? – dijo casi incrédula al verlo, y aún más incrédula se sintió cuando lo vio vestido de aquella forma, pero eso no evitó que saliese de su cama y corriese para darle un abrazo.

Esta saltó hacia él y se aferró a este con fuerza, necesitaba aquel abrazo, necesitaba llorar, necesitaba liberar todos esos sentimientos negativos que la estaban atormentando, ni siquiera hizo un esfuerzo por contenerse, en el mismo momento que ella apoyó su mentón en el hombro de él, se quebró. Su amigo comprendió que ella estaba pasando por un momento muy difícil, así que la dejó desahogarse. Le acarició la cabeza para intentar calmarla un poco. Al cabo de un rato, la chica consiguió calmarse, se secó las lágrimas y miró a su amigo, con mayor detenimiento.

- Qué haces aquí, Marco? O más bien, cómo te encuentras, la última vez que te vi... - mencionaba recordando el rostro del chico cuando le dio sus tijeras.

- Estoy bien si es por lo de Hakapoo por lo que estás preguntando, ya tuve mi momento para llorar por ella, ahora es momento de hacer algo para salvar Mewni y también recuperarla. Estoy aquí para que resolvamos esto, juntos.

Star tragó algo de saliva y retrocedió un poco, lo cual provocó que el chico lo mirase extrañado.

- Lo siento, Marco, pero creo que es mejor que yo no haga nada. Desde que todas estas cosas han ido ocurriendo, me fui dando cuenta de que todo esto es mi culpa. – confeso ella denotando en su tono la culpabilidad con la que decía cargar – Por la fiesta mi madre hizo la barrera, luego Buff Frog y los demás se fueron, después Eclipsa se llevó la varita y a Hekapoo consigo, destruyó la barrera, dejó inconsciente a mi madre, y levantó un ejército enorme con el cual se hará con el control de Mewni. En todas esas cosas yo tuve algo que ver, y si no fuese por mí, seguro que nada de esto habría pasado. Creo que es mejor que yo no haga nada.

- Star, sabes que eso no es así. – comenzó él.

- No, Marco, sí que es así. Por mi culpa es que todo esto está ocurriendo y estoy cansada, cansada de ver sufrir a los demás por culpa de mis acciones. Yo quise ayudar, de verdad que quise hacerlo, pero cada vez que lo intento, algo pasa. No quiero que ocurra nada más, solo quiero que esto acabe. – soltó resignada y volvió a tirarse en la cama.

Aquella situación le resultó extrañamente familiar al muchacho, por lo que sabía qué era lo que tenía que hacer en un momento como ese. Se aproximó a la cama de estar y se sentó en uno de los bordes.

- Sabes, cuando tenía diecisiete años y estaba en la dimensión de Hekapoo, ocurrió algo similar a lo que está ocurriendo aquí ahora. – comenzó el con su relato, lo cual le llamó la atención a la joven – Estaba en una ciudad llamada Rotchville. Yo había sido herido en el brazo y en la pierna. Un grupo de asesinos nos había declarado la guerra. Estos se presentarían en cualquier momento para aniquilar a toda la gente del pueblo. Por lo que el alcalde no sabía qué hacer ante una situación como esa. Para serte sincero, yo tampoco sabía qué hacer. Solo me la pasaba acostado en la camilla de un hospital, atormentándome una y otra vez con mis pensamientos, pensando que moriría allí y que no había nada que hacer. Me había rendido a mis pensamientos, y me había resignado a intentar hacer algo. Fue entonces que una persona vino a visitarme, me animó a enfrentarme a mis miedos y hacer algo. – continuaba explicando – Sé por lo que estás pasando, probablemente no al cien por cien, pero sí que puedo decirte que he vivido una experiencia similar. Hoy quiero hacer por ti lo mismo que aquella persona hizo por mí, y así poder salvarla.

No tuvo respuesta alguna por parte de la chica, esta se mostraba pensativa.

- Si te sirve de algo, al final todo el pueblo se unió para luchar contra el gremio de asesinos. Y, al final, conseguimos derrotarlos y salvar al pueblo.

Aquello la hizo recapacitar un poco más, pero las dudas aún seguían en su corazón.

- Ay, no sé, Marco. Tengo miedo de cometer algún error y que algo salga mal.

- Bueno, seremos atacados por un enorme ejercito compuesto por no-muertos, Globgor, Eclipsa y Hekapoo. Si no hacemos nada, morimos, así que no creo que tu ayuda nos perjudique. Además, no soy el único que piensa que deberías tomar cartas en el asunto. – le explicó golpeando una de las patas de la cama de una forma concreta.

Un anillo de fuego se abrió en el suelo y de este surgió poco a poco el joven Lucitor.

- Tom. – reaccionó sorprendida.

- Ey, Star. – saludó este – Oye lamento no haberme dado cuenta de lo que pasaba por aquí. Marco me lo explicó todo y me dijo que les vendría bien mi ayuda. Se que ahora mismo no es tu mejor momento, pero también sé que saldrás de esta, como siempre lo has hecho, como siempre me has demostrado que eres la chica fuerte de la que me enamoré y que es capaz de levantar la cabeza para salvar al reino. – dijo sonriente.

Marco se colocó junto a Tom y le extendió la mano en señal amistosa a su amiga.

- Y bien. Qué me dices?

Si ella tuviese que serles sincera, les confesaría que aún se sentía aterrada por no saber qué es lo que haría, pero al verlos a ambos intentando apoyarla, le recordó a la vez en la que la ayudaron con sus transformaciones nocturnas. Eso le dio ánimos y le ayudó a volver a ponerse de pie. Tomó la mano de su amigo y le sonrió con sinceridad.

- Hagámoslo. – dijo ella.

El tiempo que ellos tenían era limitado e incierto, por lo que tendrían que actuar rápido, buscar una forma de solucionar las cosas y prepararse para la batalla. Para su conveniencia, Marco ya había pensado en eso, por lo que ya sabía exactamente qué era lo que tendrían que hacer. Este les explicó que era lo que harían, también le explicó a Star el motivo de su ausencia durante esa semana.

Cuando Marco había recuperado sus tijeras, se las llevó a casa consigo. Buscó en el cajón de su habitación el collar que Hekapoo había arreglado para él, el Njönder. Esta lo había reparado y se lo había dado a Marco para que se lo pusiese cuando quisiera, por si algún día quería volver a la dimensión de ella, para que así no se convirtiese en polvo por el envejecimiento acelerado que sufriría al poner un solo pie allí.

Una vez se colocó el collar, usó las tijeras y se dirigió a la dimensión de Hekapoo, a su antiguo hogar. Este estaba vacío, tal y como era de esperarse, a pesar de eso, la lava que iluminaba la entrada seguía fluyendo por sus conductos, tal y como siempre lo ha hecho. Bajó las escaleras para ver un momento las habitaciones en las que había habitado alguna vez, años atrás. Un ligero sentimiento de añoranza se coló en su corazón, pero no se dio el lujo de saborearlo, pues estaba allí por unos motivos específicos. Se fue a la herrería de su mujer para buscar armas y prepararse. Allí fue donde encontró algo que le llamó la atención. Sobre la mesa en la que dejaba las partes de armaduras y armas terminadas, había una hoja, una que decía dónde encontrar un objeto similar al Njönder, o más bien, de la misma familia. Eran impresiones de un libro para encontrar artefactos místicos, justo como lo había hecho para encontrar su collar, el cual era un cinturón en su momento. El artefacto en cuestión se trataba de una pulsera; Daora'kah. Una pulsera capaz de amplificar las capacidades mágicas de su portador a cambio de energía vital. Dotaba a su portador de un gran poder mágico, pero a cambio, este se agotaba mucho más rápido de lo que lo haría alguien desprovisto de su uso.

Aquello le hizo pensar al muchacho que la batalla que tendrían con su enemigo sería una realmente difícil, eso solo lo hizo centrarse más en lo que iba a hacer. Marco tomó un par de armas, de las cuales él era capaz de manejar con su cuerpo actual, y se fue al exterior. Juntó sus dedos índice y pulgar y se los metió en la boca para silbar. De su espalda salió su compañero, Nachos, quien lo había acompañado.

- Vamos, chico, es hora de entrenar.

Este se subió al lomo de su compañero y ambos partieron en busca de lugares en los cuales Marco pudiese luchar contra criaturas peligrosas y así acostumbrarse antes al uso de su cuerpo de adolescente, porque sabía que no habría forma de recuperar su cuerpo adulto y luchar en condiciones. Por lo que pasó allí tres años luchando y fortaleciendo sus facultades. Hasta que adaptó sus habilidades al cuerpo en el que se encontraba. También consiguió aumentar el aguante del mismo, así podría ser de mayor utilidad en el campo de batalla. Se vistió con un traje de cuero que preparó el mismo y se armó con dagas y un arco, además de su espada, Keepsake.

Cuando volvió a Mewni lo siguiente que hizo fue ir a visitar a sus padres en la tierra. Marco Jr. ya había nacido, por lo que también se pudo dar el lujo de conocerlo y de cargarlo en brazos. Les explicó a sus padres la situación, la posible guerra y el control que el enemigo había tomado sobre Hekapoo. Puede que aquella fuese una batalla muy complicada, por lo que quería pasar un tiempo con ellos antes de partir, por si nunca más pudiese volver a saludarlos. Ellos lo entendieron, también se sintieron tristes al oír que posiblemente él no regresara, pero también lo apoyaron para recuperar al amor de su vida, le dijeron que lo querían y que estaban orgullosos del hombre en el que se había convertido, siempre estuvieron orgullosos de su pequeño "don seguridad", siempre preocupándose por los demás.

Cuando volvió a Mewni, lo siguiente que supo fue que Eclipsa había destruido la barrera y que había levantado un ejército. Por ello sabía que no había llegado a tiempo para ayudar. Pero ahora sí estaba presente, y es ahí cuando comenzarían los preparativos. El trabajo de Star y Tom sería pedir ayuda a los aliados que ellos tenían, es decir, solicitar refuerzos de otros ejércitos. Por lo que tuvieron que ir a varios de los reinos aliados con Mewni. Marco, por su parte, se fue a ver a los caballeros de la orden armada.

- Esto es una vergüenza para la orden. - se quejaba Talux, el líder de los caballeros - Vigilamos cada parte de la barrera y cubrimos todos los flancos para evitar ser sorprendidos, y un ataque desde el cielo burla nuestra vigilancia y para cuándo nos enteramos el daño ya está hecho? - gritó y dio un golpe con la mano en la mesa de su sala de reuniones - No merecemos siquiera el título de caballeros.

Sus compañeros, los cuales escuchaban atentamente cada una de las palabras de su líder, agachaban la cabeza resignados por su error. Un portal se abrió tras ellos, al instante apuntaron sus armas hacia él. Lo primero que vieron fue el rostro de un muchacho al cual conocían.

- Marco. - dijo Talux, sorprendido. Este ordenó a sus compañeros que bajasen las armas - Qué haces aquí?

- Vine porque quiero que vengan conmigo, los necesito para prepararnos para la guerra que se avecina.

De entre los presentes se oyó una carcajada, era Ronnin, quien pensó que aquello era algún tipo de broma.

- Hablas en serio? - preguntó, intentando contener las lágrimas - Te das cuenta de que solo eres un niño, verdad?

- Tal vez tenga el cuerpo de un chico de quince, pero sabes tan bien como yo que soy un adulto. Además, también conoces la forma que tengo de pensar, y es por eso que sabes que no es un momento para hacer bromas.

Ronnin detuvo su burla y su expresión se cambió por una de seriedad. Era evidente que la situación no ameritaba esa clase de comportamiento, pero aquella era una costumbre que tenía el lancero cuando estaba nervioso. Talux dio un golpe a la mesa y pidió silencio.

- Marco, todos sabemos que la situación es delicada, y es por eso que deberíamos pasar por alto tu estado actual, pero, además de que no fuimos capaces de evitar la caída de la barrera y la derrota de nuestra reina, hay un ejército, al parecer, enorme esperando las órdenes de Eclipsa para venir a masacrarnos, ¿cuál es tu plan?

- Prepararnos para luchar contra grandes cantidades de enemigos, entrenando.

- Entrenar!? - exclamó Ronnin en señal de protesta.

Talux levantó la mano mandándolo a callar, acompañando su seña con una mirada fulminante.

- Marco, eres consciente de que podríamos ser atacados en una semana o menos, no? - comenzó el líder - No tenemos tiempo para entrenar.

- Ya he cubierto ese detalle, solo necesito que me acompañen. - les dijo a todos - Confía en mí. – pronunció mirando a Talux.

Este no estaba muy seguro si creer o no en las palabras del muchacho, y menos si se trataba de un disparate como aquél. Sin embargo, sabía que ese muchacho seguía siendo el mismo hombre que se unió a los caballeros y luchó codo con codo en la guerra de Mewni. También se cuenta que el derrotó a Toffee junto con la princesa Star.

- Tal vez no es el mejor momento, pero así es como hacemos las cosas en la orden. Deberás luchar, si ganas, te seguiremos, si no, volverás por dónde has venido.

- Lo entiendo. Quien será mi oponente?

- Yo. - dijo el líder.

Todos fueron directos al círculo de combate, este tenía diez metros a la redonda. Las reglas eran simples, quien salía del círculo, perdía. Para el combate se les permitió a los contrincantes el uso de un solo arma. Talux usó su mandoble, mientras que Marco utilizó a Keepsake. Uno de los arqueros dio la señal y dio comienzo la batalla.

El líder de los caballeros fue el primero en atacar, lanzándose hacia Marco con una estocada con ambas manos sosteniendo el mango del mandoble. Con un simple movimiento de cadera, el muchacho eludió aquel ataque y se aprovechó del mismo movimiento para atacar a su oponente, el cual no podía recoger el mandoble a tiempo para bloquear el ataque del chico, pero fue capaz de bloquearlo usando el dorso de la armadura de su antebrazo. Con la mano que sujetaba el mango, levantó el mandoble haciendo uso de su fuerza y volvió a atacar al chico con un corte lateral. Este se echó hacia atrás para evitarlo. En ese momento Talux comenzó a hostigarlo con una sucesión de cortes, uno tras otro, provocando que Marco retrocediera, hasta llevarlo al borde del círculo. Cuando fue a aplicar el último golpe, Marco se agachó, evitando el acero de su enemigo, y atacando a sus piernas mediante el uso de una patada. Esto hizo caer al líder de los caballeros. En ese mismo momento, Marco colocó la punta de su espada en el cuello de Talux. Por un momento el tiempo se detuvo, no reinó nada más que el silencio y la tensión en la mirada de ambos. Luego Talux sonrió y le extendió la mano a Marco para que lo ayudase a levantarse, y así lo hizo el chico. Se había ganado el apoyo de los caballeros.

De vuelta en el reino, se reunieron los caballeros junto a los miembros de la alta comisión mágica en la sala de reuniones, River también estaba presente. El rey, los dos miembros de la alta comisión, Talux y Marco tomaron asiento y estuvieron a la espera de que Tom y Star se uniesen a la reunión.

- Marco, podrías comentarnos cual es tu plan? – preguntó Omnitraxus, quien se estaba sintiendo algo impaciente ante la aparente calma que mostraba el humano.

- Aun no, esperaremos a que Star y Tom estén con nosotros, así lo sabrán todos.

- Eclipsa ya tiene un ejército y no hay barrera que la contenga, tal vez deberíamos tomarnos esto con mayor...

- Eclipsa estaba exhausta cuando se la llevaron del reino, por lo que las posibilidades de que tome acción ofensiva hoy mismo son prácticamente nulas. Además, saber el plan antes o después no cambiará el hecho de que necesito de la presencia de todos para que este se lleve a cabo, por lo que esperaremos. Se que la situación es complicada, pero necesito que conserves la calma, Omnitraxus.

El señor del tiempo inspiró profundo y luego tomó asiento. Estar allí sin hacer nada lo estaba exasperando un poco, el no solía ser así, pero la situación lo ameritaba. Solo deseaba que no se estuviese equivocando al escuchar la idea del joven humano. Miró un momento a su compañero para ver si este también estaba nervioso, pero lo único que vio fue a Rhombulus jugando con un trozo de cuerda brillante que tenía entre sus serpientes. Eso solo lo hizo ponerse más nervioso, además de todos los caballeros de la orden que estaban dispersados por toda la sala, como si fuesen guardias. Tuvieron que sacar a todos los guardias de la habitación para no revelar la existencia de los caballeros, o al menos no esparcirla más.

Transcurrieron varios minutos en los que los presentes se notaron impacientes, sobre todo Omnitraxus y los caballeros. Talux permanecía impasible, cruzado de brazos y golpeándose levemente el bíceps con su dedo índice. Entonces, las puestas de la sala se abrieron. Los dos integrantes faltantes habían llegado y, junto con ellos, Kelly.

- Tomen asiento. – dijo el humano llevando el curso de la reunión – Veo que te nos has unido Kelly. – se fijó mirando a la chica, la cual sonrió y asintió – Bien. Star, Tom, que tal les fue?

- Todos nuestros aliados nos ayudarán en la batalla. Nos ha costado convencer a algunos, pero al final accedieron. – explicó Star tomando la palabra.

- Bien. – concluyó. El muchacho se puso de pie y los miró a todos y cada uno de los presentes, detrás suyo había una pizarra móvil y un trozo de tiza. Hizo uso de ambos para ayudarse en la explicación que estaría a punto de dar – Los he reunido a todos aquí para explicarles el plan para enfrentarnos a Eclipsa. Primero, vamos a dejar en claro los recursos en posesión de nuestro enemigo. Ella tiene a su disposición a Hekapoo, la forjadora de tijeras dimensionales, por lo que también está en poder de un ejército de clones capaces de blandir armas y de usar habilidades ígneas. Además de eso, también posee un ejército de criaturas no muertas, no solo de monstruos de nuestra categoría, sino que también hay monstruos de grandes proporciones. También tiene a su marido a su lado, por lo que me he enterado. Globgor, el rey de los trolls, o al menos, antiguo rey. Y, por último, la varita. O al menos eso es lo que los aquí presentes llegarían a creer. No?

- Qué quieres insinuar con eso último? – dijo Omnitraxus aportando su pregunta.

- Hay algo que no saben. Resulta que la antigua reina oscura está en posesión de un objeto mágico que le proporciona un aumento en el poder de sus habilidades. Ella utilizó a mi mujer para conseguirlo. Esta es la información sobre el objeto. – lanzó unas hojas impresas con la información sobre el objeto en el centro de la mesa – El Daora'kah, una pulsera que amplifica sus habilidades mágicas a cambio de la energía vital de su cuerpo. Esto significa que Eclipsa está en la posesión de un objeto de inmenso poder, pero que a su vez la puede dejar expuesta. – aquella revelación alegró un poco a los presentes – Pero no creo que la batalla dure lo suficiente como para que ella se agote y alguno de nosotros pueda atacarla mientras esté expuesta. – eso los devolvió de nuevo a la realidad – Vale la pena tener en cuenta ese detalle, pues antes de luchar contra el enemigo, es bueno saber que nos puede hacer. Bueno, dejando claro esos puntos, voy a pasar a explicarles nuestra toma en acción. Primero que nada, debo decirles que ahora mismo no tenemos nada que hacer contra esa mujer y su ejército. Nos superan en número y en poder.

Algunos de los caballeros de la orden apretaron sus puños resignados. Les daba rabia oír eso de la persona que se supone los ayudaría a detener a su enemigo, pero lo que más les dolía, era que este tenía razón.

- Es por eso que nos entrenaremos arduamente para enfrentarnos a ese ejército y a las habilidades de Eclipsa.

Como era de esperarse, todo el mundo quiso preguntarle como planeaba conseguir preparar a todos los presentes para una batalla enorme en tan poco tiempo. Pero el tipo de cristal se les adelantó. Rhombulus levantó la mano como si estuviese en el colegio para poder preguntar, el humano le cedió la palabra.

- Y cómo piensas entrenarnos en tan poco tiempo?

- Me alegra que lo preguntes, Rhombulus. Verán, una cosa que aprendí siendo el marido de la forjadora, es que en algunas dimensiones el tiempo no corre de la misma forma en la que lo hace en Mewni. Es por eso que mi plan es llevarlos a la dimensión en la que yo solía vivir con Hekapoo, allí podremos entrenar tanto como queramos. Para que se hagan una idea, ocho minutos aquí, son dieciséis años allí, por lo que es poco probable que en nuestra ausencia ocurra alguna clase de improvisto. – explicaba este – También deben saber que cuando volvamos aquí, volverán a tener los mismos cuerpos que cuando nos fuimos de esta dimensión, con esto quiero decir que, si alguno de nosotros crece o se hace más grande, o algo, cuando vuelva aquí, perderá ese cambio físico. Por lo que, aquellos con edades en etapa de crecimiento, al volver aquí, tendrán que volver a entrenar cuanto puedan para que el cuerpo que poseen aquí se acostumbre a realizar las cosas que hayan aprendido allí. Por lo pronto, esa es la idea.

Omnitraxus también levanto la mano al igual que lo hizo Rhombulus, para preguntar.

- Pero, qué haremos con la gente del pueblo. Están exaltados por lo ocurrido. Necesitamos calmarlos. También necesitamos tomar alguna medida para salvarlos en caso de que nos ataquen, si la batalla se libra aquí sufriremos graves destrozos.

- Soy consciente de ello. Pero creo que lo primero es estar preparados para luchar, lo que haremos luego podemos pensarlo en la dimensión de Hekapoo, tendremos mucho tiempo para pensar cuidadosamente que hacer, como defendernos, como atacar, todo. Lo único que necesito por el momento, es saber cuál será su respuesta ante esta propuesta.

Por un momento hubo un silencio profundo en la sala. Todos pensaron cuidadosamente acerca de todo lo que acababa de explicarles el chico. Pero hubo dos presentes que no se lo pensaron ni siquiera un poco. Tom y Star se levantaron y se fueron junto a él.

- Ya sabes que siempre puedes contar con nosotros, Marco. – dijo Tom.

- Así es, Marco, eres nuestro mejor amigo, siempre estaremos contigo. – concordó Star.

- Va, yo también me uno, después de todo para eso es que vine aquí. – se unió Kelly al grupo.

Talux solo sonrió y miró directo al humano.

- Como se nota que nunca dejaste de ser el hombre que nosotros conocimos. – mencionó este diciéndole aquello a su compañero como un cumplido – Te seguiré, Diaz.

- Supongo que nosotros también lo haremos. – dijo Omnitraxus para referirse a él y a Rhombulus.

- Bueno, supongo que solo quedo yo. – mencionó River – Si, me uniré a ustedes. A este viejo cuerpo no le vendrá mal algo de ejercicio.

La aceptación de todos llenó de orgullo al humano. Quien sonrió alegre por conseguir convencerlos a todos.

- Perfecto, en ese caso, partiremos inmediatamente. Si tienen algo que hacer o alguna cosa que buscar antes de partir, este es el momento. Una vez que partamos, no volveremos hasta que hayamos acabado el entrenamiento. Los estaré esperando aquí mismo. En el momento en el que todos estemos presentes, partiremos.

- Yo me quedaré aquí a esperar también. – dijo Talux – Ya tengo mi armadura y mi mandoble conmigo. Ustedes pueden hacer lo que quieran, muchachos. – se dirigió a sus compañeros, los cuales se encontraban en una situación similar a la de él, por lo que también se quedaron allí a esperar.

Omnitraxus se quedó allí con ellos, Tom hizo lo mismo. Kelly mencionó tener que buscar algo antes de partir, Rhombulus se fue a hacer una cosa, River dijo que irá al baño, y Star que tenía que despedirse de su madre.

Rhombulus se dirigió a su habitación para ver la foto de Lekmet por última vez antes de partir. Le dedicó unos pensamientos y unos minutos de silencio, luego dejó la habitación y se reunió con el resto.

En la habitación en donde reposaba Moon reinaba una paz absoluta, al igual que ella, ajena a todo lo que ocurriría. Su hija se acercó a ella para hablarle, a pesar de saber que no podría oírla.

- Mamá, papá y yo nos iremos junto con Tom, Marco y otras personas más a la dimensión de Hekapoo, allí nos entrenaremos y volveremos con más fuerza para poder luchar contra el ejército de Eclipsa. Salvaremos el reino, ya lo verás mamá.

Le dio un pequeño beso en la frente antes de salir de la habitación y reunirse con el resto.

Kelly ya había vuelto, y esta había traído a Jorby consigo, al parecer, este también quiso ayudar. Solo faltaba River, el cual entró por la puerta silbando y ajustándose los pantalones.

- De acuerdo, si todo el mundo está listo. Es hora de partir. – anunció el joven humano.

Abrió un portal en el medio de la sala y les indicó a todos que lo atravesaran. Uno por uno, fueron pasando los presentes a través del portal, hasta que solo quedó el muchacho. Este miró sus tijeras con decisión y luego atravesó el portal, el cual se cerró, dejando aquella sala vacía y silenciosa.

En la dimensión de Hekapoo, Marco instruiría en el manejo de armas a aquellos nunca hubiesen manejado una, o simplemente no estuviesen habituados al uso de estas, como Tom, River y Star. Con la ayuda de los caballeros, estos pudieron aprender el uso de un arma de forma rápida, y así centrarse en su perfeccionamiento. Con el debido tiempo, comenzaron a hacer expediciones a lugares hostiles, donde se enfrentarían a criaturas enormes y agresivas, con ello se acostumbrarían a las batallas contra enemigos colosales y también a la conglomeración de grandes cantidades de oponentes.

Todos llevaban un arma con la propiedad de defensa ígnea, puesto que pelearían contra Hekapoo y sus clones, debían de habituarse a luchar contra el fuego y hacer uso de este a su favor. A la par que mejoraban sus habilidades de lucha, Star practicaba el uso de la magia sin varita. Esta llego a disparar diversos rayos de magia, a imbuir su arma en magia y a sanar sus heridas, además de también crear escudos mágicos, cosas simples, pero que creyó convenientes para la batalla contra Eclipsa, ya que se dieron cuenta de que quien enfrentaría a esa mujer sería Star. Nadie la obligó, sino que fue ella misma quien dijo que la enfrentaría. Aun así, el resto tenía que prepararse para poder encarar ataques mágicos, por lo que varios de los entrenamientos se centraron en esquivar los ataques de Star, lo cual le ayudó a su vez a la chica para mejorar su puntería y el uso de su energía mágica.

Rhombulus y Omnitraxus también ayudaron en ese campo, el de la magia. Estos, a diferencia del resto, no tenían un arma como tal. Rhombulus no podía cargar con un arma en sus manos, puesto que sus manos de serpiente no se lo permitían. Omnitraxus, en cambio, sí podía, pero él estaba más familiarizado al uso de los puños. Por lo que consiguió un par de guanteletes con los que atacar a sus enemigos, los cuales tenían la propiedad de la defensa ígnea. Al tipo de cristal le dieron una capa con esta propiedad, para que al menos pudiese defenderse de las llamas. Estos dos se centraron en mejorar sus reflejos y capacidades de combate con el uso de habilidades mágicas.

Tom, con el uso de sus habilidades ígneas y, junto con Nachos, ayudó al resto de sus compañeros para que estos continuasen mejorando la confrontación al fuego. Fue un camino arduo y duro, más de uno quiso abandonar en un determinado momento del entrenamiento, pero todos apoyaban a quien lo necesitase para continuar. Lo que siempre los mantenía en pie, era la idea de proteger su reino y a la gente que quería. Así fueron las cosas por el periodo de tres largos años.

En la sala de reuniones, el silencio que se había hecho hace tan solo un momento fue roto por la intromisión de aquellos que abandonaron ese mismo sitio en primer lugar. De un portal en el medio de la sala de reuniones salieron los mismos que entraron antes. Todos ellos volvieron con el mismo cuerpo, pero con una apariencia diferente en sus vestimentas y en sus miradas. Cada uno llevaba puesta una armadura personalizada y una o más armas consigo. Su semblante era suave, pero seguro. Salieron todos. El último fue Marco, quien cerró el portal tras de sí.

- Bien, ya saben que es lo que tienen que hacer, pongámonos en marcha. – ordenó el joven humano.

Todos los presentes asintieron ante las palabras del muchacho y todos abandonaron la sala para dirigirse al lugar que les correspondía. Cada uno con una idea clara de lo que tendría que hacer hasta que el día de la batalla llegase. Así es como la sala de reuniones presenció el regreso de aquellos que liderarían la defensa de su reino, solo para volver a quedarse vacía y en silencio.

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Bueno, una semana más, un capítulo menos. Queridos lectores, ya casi es el final. Ya casi estamos metidos en el fondo de la guerra. ¿Alguien más piensa que River hará algo útil? Yo tampoco XD.

Espero que esten disfrutando del momentum y de la espectación. Como siempre, es un placer traerles estos minutos de entretenimiento.

Sin más que añadir, hasta la semana que viene.

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