Capítulo 80: Primera acción
El sonido del viento fue lo que lo despertó, a pesar de no ser un ruido molesto, ni fuerte, a pesar de que ya habían pasado horas desde que el sol había salido y el día había comenzado, pues parecía ser que el más simple de los sonidos podría haberlo despertado, pero fue el viento. Como un susurro espectral este se coló en el oído de Marco y lo obligó a abrir los ojos. Se puso recto, sentado en la cama y se limpió los ojos. Miró hacia su izquierda para comprobar que su mujer no estaba ahí, a pesar de ser algo que sabía con seguridad. Extendió la mano hacia la almohada de esta, y la apoyó suavemente palpando la tela que solía notar la piel de Hekapoo. Cerró sus párpados un momento y se dejó llevar por la sensación de añoranza hacia ella. Respiró profundo y despejó su mente de todo pensamiento, se giró de golpe hacia el frente y luego habría los ojos de golpe, estos se mostraban rígidos en una expresión seria y decidida.
- Suficiente. – se dijo a sí mismo, quitando la mano de la almohada de Hekapoo y levantándose de la cama.
Moon ya se había recuperado del colapso de emociones que había tenido. Pero desde su charla con Star comenzó evitarla en varias ocasiones. No se sentía con la fuerza para mirarla a la cara después de las palabras que le había dicho, pues, tras despertarse la reina había meditado sobre aquellas palabras, solo para darse cuenta de que estas eran ciertas, su hija tenía razón, la estaba alejando, y quería arreglarlo de alguna forma, pero en su estado actual no se consideraba capaz de conseguirlo, y sentía que si se encontraba con su hija solo empeoraría la situación.
Decidió centrarse en la situación actual, pues está era de mayor importancia. Sus compañeros la pusieron al corriente acerca de las posibles intenciones de Eclipsa y de la liberación de Globgor. Confió en que la barrera fuese capaz de contener a cualquier batallón o pequeño grupo que Eclipsa consiguiese construir en el poco tiempo transcurrido. Pero confiarse era un error en la guerra, un error que no cometería ni estando en el peor momento de cordura posible. Fue por ello que informó a los caballeros de la orden armada acerca de la situación y les ordenó prepararse para una batalla inminente, la cual podría llegar en cualquier momento.
Ella por su parte alistó su armadura y vestimenta de batalla para tenerla lista en cualquier momento, incluso meditaba la posibilidad de utilizarla en todo momento, pero declinó esa idea debido al agotamiento que ya estaba sufriendo por culpa de la barrera.
El resto de miembros de la alta comisión se comenzó a preparar para una batalla que decidiría el destino de Mewni. Sabían que Globgor y Eclipsa irían con todo y no tendrían piedad con ellos, y con Hekapoo de su lado, era probable que la situación no haría más que empeorar, a pesar de ser la más pequeña en tamaño, Hekapoo era de los miembros más experimentados en la batalla, tenía años y años de experiencia, además de sus clones y sus capacidades ígneas, sin duda alguna, esta podría ser la batalla más dura en sus vidas.
Por otra parte, Star se entrenaba en el uso de la magia sin varita. Sabía que su madre ya no le dirigía la palabra, no estaba seguro del motivo, pero eso ya no le importaba, solo quería evitar que suceda una catástrofe. Ya había visto con sus propios ojos la forma en la que su madre se había mostrado capaz de generar ataques mágicos sin el uso de un catalizador, aunque tuvo en cuenta la cantidad de años que ella llevaba siendo reina y de los conocimientos que ella tendría a su disposición. Así que esperó que el uso de la magia sin varita no fuese algo realmente complicado de dominar. Por el momento había intentado con algo sencillo, disparar pequeños rayos de energía con sus manos. Para su sorpresa, esto no le resultó muy complicado, solo pensó en su mano como si fuese la varita y emitió energía a través de esta. Además de eso, intentó realizar otras cosas, como invocar algún pony o lanzar su disparo narval, pero ninguno de los dos funcionaba. No sé desilusionó por ello, pues seguiría intentando.
Decidió tomar un pequeño descanso, ella reposaba en la cama de Eclipsa, la cual ahora estaba abandonada. Miraba las dos varillas de tejer que había allí, además de la bola de estambre. Siguió preguntándose si realmente merecía la pena enfrentarse a todo el reino para conseguir su propósito. Suspiró desganada. Eran muchas las cosas que estaban ocurriendo. Primero lo de los monstruos, lo de la barrera y ahora lo de Eclipsa. Por si no fuera poco, no sabía nada de Marco, habían pasado dos días desde la última vez que lo vio. Solo le había abierto la puerta para de su casa para recuperar las tijeras. Tenía el rostro muy serio. Después de eso no supo nada de él, pensó que a lo mejor necesitaba tiempo para recuperarse, pero esperó que aquella mirada no resultara ser nada preocupante, como cobrarse venganza el solo. Negó con la cabeza pensando que Marco no haría algo como eso, o al menos esperaba que no lo hiciese.
Así fue como pasó una semana desde que Eclipsa se había hecho con el control de la varita. Para mantener la paz en el reino se decidió no mencionar nada acerca de la posible guerra, consideraban que, si se producía un ataque, la barrera les daría a todos el tiempo suficiente para evacuar a las personas por medio de los conductos secretos de los caballeros de la orden armada. Al final de esos pasadizos había portales que llevarían a las personas a un lugar seguro. Por el momento se mantendrían alerta ante cualquier cambio.
- Ya es hora. - exclamó Eclipsa, quien estaba sentada en un sillón con su sombrilla en ambas manos.
- Estás segura? - le preguntó su marido, no porque pensase que ella quisiera o no hacerlo, sino porque quería saber si consideraba que ya era el momento indicado.
Eclipsa solo levantó su mano izquierda, enseñándole su guante y que en la muñeca de esta había una pulsera con una piedra preciosa incrustada en el medio. Esta era de color azul. Brillaba con gran intensidad.
- Entiendo. - respondió este, dándole un beso y luego mirándola feliz - Que te vaya bien, estaré esperándote.
- Oh, tranquilo. Volveré pronto, mi rey.
La mujer se levantó del sillón y caminó hacia Hekapoo, la cual estaba parada junto a la pared, como si fuese una lámpara.
- Hekapoo, es hora de irnos. - ordenó.
De inmediato la forjadora rompió su quietud y obedeció la voluntad de su señora. Sacó las tijeras de su vestido y abrió un portal. Eclipsa invocó su nube y se subió a ella, le indicó a la mujer que también se subiera, y así lo hizo. Atravesaron el portal y este se cerró ante los ojos de Globgor.
Justo encima de la barrera es donde aparecieron Eclipsa y Hekapoo. La reina oscura miró un momento hacia abajo y vislumbró ante sus ojos todo el reino de Mewni. Respiró profundo para concentrarse y cerró los ojos.
- Es hora. - se dijo a sí misma.
Extendió su sombrilla hacia adelante y adoptó su forma Butterfly. Dos pares de brazos extra les salieron a ambos lados de su tórax, estos eran completamente púrpuras. Su piel cambió a un tono más violáceo y le salieron antenas en la cabeza, a partir de la mitad de casa antena estas se comenzaban a enrollar, dejando la forma de un espiral. Y, por último, sus alas, le salieron de la espalda unas alas de mariposa con diseños negros y violetas. Todo esto envuelto en un vestido enorme y púrpura. Se veía hermosa y delicada, algo que su esbirro no apreciaría. Tomó la sombrilla con todas sus manos y luego recitó un hechizo.
- Mariposas negras que bailan en la oscuridad, escuchen mi llamado y bríndenme su poder, consuman lo que no me pertenece y eliminen aquello que por mi palabra yo les indico. - pronunció mientras sus mejillas tomaban brillo y su sombrilla era cubierta por un aura oscura.
La sombrilla comenzó a cambiar de forma, el mango permaneció igual, pero el resto se convirtió en algo similar a un látigo de energía, pero era diferente, era más grueso que un látigo, y más largo, era como el tentáculo de una criatura monstruosa. La piedra de su muñeca brillaba con intensidad mientras portaba aquella extremidad extraña. Se aferró al mango color con los brazos a su derecha y dio un fuerte azote a la barrera con aquella extremidad. Cuando aquel látigo monstruoso retumbó sobre la barrera, varias mariposas negras y diminutas comenzaron a salir de los bordes que estaban en contacto con la barrera, como si las mariposas fuesen una especie de humo.
Ajena a lo que estaba sucediendo, Moon daba un paseo por el castillo junto a su marido, cuando de pronto, sintió un fuerte mareo. Casi se desmaya y cae al suelo, de no ser por River, que la tomó en brazos cuando está casi desfallece.
- Pichoncita, que te ha ocurrido? - preguntó el hombre, preocupado.
- Es la barrera, la están atacando, puedo sentir como la magia fluctuante de esta repercute en mi cuerpo, la barrera y yo estamos conectados. - decía esta, intentamos reponerse - Debo encontrar la causa de esto y detenerla rápido.
- Podrás tu sola? - inquirió aún más preocupado al saber de lo que se trataba.
- No tengo opción, llama al resto de miembros. Yo... - se inclinó un momento al sentir otro mareo, este era más débil que el anterior - Yo debo actuar.
No dijo nada más, se fue a su habitación para colocarse la armadura y luego salió de allí corriendo en dirección al jardín. Una vez ahí, se centró en buscar a aquel que atacaba la barrera, ella estaba conectada con esta, por lo que tendría que ser capaz de notar de donde provenían los ataques. En el primer momento en el que intentó centrarse en las fluctuaciones de energía mágica, otro repentino mareo la golpeó. Se vio forzada a arrodillarse y cerrar los ojos. Una gota de sudor resbaló por su frente, luego trago saliva y respiro profundo. Los mareos eran cada vez menos intensos, se estaba acostumbrando a ellos. Eso le ayudó a presentir de donde provenían. Cuando se percató de su procedencia, levantó la mirada. Pequeños destellos brillantes caían de la barrera, eran restos de magia carcomida, y encima de la barrera, se hallaban Eclipsa y Hekapoo.
- Oh, no. – dijo ella al ver la escena.
Sin pensárselo, cambió a su forma Butterffly y salió despedida hacia las alturas. Otro golpe en la barrera la hizo tambalearse. Por un momento pareció que fuese a caer, pues había perdido el equilibrio, pero se recuperó realizando una maniobra de giro en él aire y tomando impulso para volver a ascender. Cada vez se encontraba más cerca de sus dos objetivos.
- Ahí viene. – pronunció Eclipsa con una sonrisa en el rostro – Detenla. – ordenó a su esbirro.
Hekapoo sacó sus tijeras y saltó de la nube en la que estaba parada. Apuntó en picado con ambas cuchillas a donde se encontraba Moon. Inyectó llamas en ambas y estas se propagaron alrededor de su cuerpo, como si esta fuese un cometa de llamas purpuras. La reina veía claramente como el peligro se aproximaba hacia ella a gran velocidad. Detener un golpe como aquel resultaría fatal. Por lo que optó por evadirlo. La forjadora pasó un par de metros a lado de la reina. Esta última pensó que la había eludido, pero un portal violeta se abrió a su derecha. No tuvo tiempo a reaccionar adecuadamente, solo consiguió interponer sus brazos y crear un escudo mágico tan rápido como le fue posible. Antes de que el escudo pudiese terminar de formarse, Hekapoo había salido disparada del portal a gran velocidad, debido a la velocidad de caída que había aprovechado, e impactó contra Moon. Llamas salieron disparadas en varias direcciones. Los brazos derechos de la reina habían sufrido quemaduras de primer grado. Se agarro a estos debido al dolor de las quemaduras. Al momento comenzó a buscar a Hekapoo con la mirada. Miró arriba, abajo y a los lados, más no la veía.
- Dónde estás, Hekapoo? – se preguntó a sí misma.
Lo único que obtuvo por respuesta fue un ataque por la espalda, Hekapoo había salido de otro portal. Esto hizo caer a la reina, pero intentó reponerse. Su enemigo caía después de haberla atacado, pero tal y como lo imaginaba, no se detendría allí. Otro portal fue abierto durante la caída, este apareció delante de Moon. Levanto los brazos y apuntó al portal. En el momento en el que su adversario salió de este, le disparó un rayo de energía mágica, devolviéndolo por donde había venido. Cuando Hekapoo salió disparada por el portal de abajo, le lanzó una bola de fuego a la reina. Esta creo rápidamente una espada de energía y la usó para destruir la bola de fuego antes de que la alcanzase. Esto creó una cortina de humo que le impidió ver, pero no se dejaría distraer tan fácilmente. Del mismo portal volvió a salir Hekapoo, solo para encontrarse con el filo mágico de la espada de Moon, ya se había esperado un movimiento como ese. La forjadora colgaba en el aire con la espada atravesándole el medio del pecho.
- Lo siento, Hekapoo, pero esto es por el bien del reino. – dijo seria.
Creyó haber derrotado a una de sus enemigas, pero, entonces, la mujer que había atravesado se convirtió en humo. Desde uno de sus puntos ciego se abrió otro portal. La mujer de cabellos carmesí, ahora negros, salió de este y le propinó una patada en el rostro a la mujer. Esto provocó que la espada de magia de la reina se desvaneciera en pequeñas motas mágicas. Varios portales se abrieron en el aire, una a una varias Hekapoos comenzaron a salir de estos y atacaron a la reina con golpes, cortes y disparos de fuego. Gracias a su armadura, pudo evitar sufrir golpes mortales. Pero había sido vencida. Comenzó a caer sin control alguno. Hekapoo hizo desaparecer los clones y sus portales, luego abrió un portal más y apareció encima de la nube junto a Eclipsa.
- Bien hecho. – pronunció ella.
Moon caía sin control, su cuerpo estaba entumecido por todos los golpes que había recibido. Quiso intentar moverse, reaccionar de alguna forma, pero era inútil, su cuerpo no obedecía lo que su cerebro le ordenaba. Por un momento se dio por vencida y cerró los ojos esperando su inminente final. Pero, para su sorpresa, un portal se abrió justo delante de ella mientras caía. Cuando lo atravesó, salió disparada hacia arriba debido al impulso de su caída. Al acabarse el impulso, notó como unos brazos la tomaban de los suyos para evitar que cayese. Confundida, se giró un momento para ver a su salvador. Vestida de amarillo y batiendo sus hermosas alas, Star Butterfly se mostró iluminada por el sol ante su madre.
- Star, como es que...? – quiso preguntar.
- Vi que fuego en el cielo, y pensé que algo estaría ocurriendo, así que vine tan rápido como pude. Qué es lo que pasa?
Tras pasar varios días sin decirse nada la una a la otra, le resultaba extraño a la reina tener una charla tan natural con su hija, de ser por ella, la conversación sería evitada, pero no era el momento para dejarse llevar por cosas infantiles.
- Es Eclipsa, está intentando destruir la barrera, y parece que va a conseguirlo.
- Cómo la detenemos? – pregunto ella, para sorpresa de su madre.
Después de saber que ella misma había intentado destruir la barrera y que ahora quería evitar que Eclipsa la destruyese, solo confundía más a Moon.
- No podemos luchar, si lo intentamos, Hekapoo vendrá por nosotras. No, para detenerla tenemos que mantener la barrera. – explicó su madre – Llévame a la fuente en la que expandí la barrera.
Star no hizo pregunta alguna sobre cuál era su plan exactamente, solo obedeció a la petición de su madre. Una vez depositada en la fuente, esta se sostuvo en pie como pudo, a pesar de eso, mantenía su forma Buttefly estable.
- Voy a detener la ruptura de la barrera, pero necesito que me ayudes. Apoya tus manos en mi espalda y préstame tu magia. Sabrás hacerlo?
- No estoy segura.
- Solo apoya tus manos en mi espalda y luego haz la inmersión profunda, luego notarás que podrás prestarme tu magia, es como crear un puente por el cual tu magia podrá pasar y llegar hasta mí. Crees poder hacerlo?
- Lo intentaré.
- No lo intentes, consíguelo.
Dichas las palabras, Moon se puso en posición. Star tragó algo de saliva y luego apoyó sus manos en la espalda de su madre.
- Inmersión profunda. – pronunció esta.
Sus ojos se iluminaron y sus alas comenzaron a brillar. Inmediatamente sintió como si su cuerpo fueran las ramas de un árbol, uno que se expandía y se adentraba en el cuerpo de su madre. Notó como por sus ramas corría la magia, la dejó seguir su camino, la dejó correr libre por el cuerpo de su madre. Esto llenó a Moon de energía. Sus ojos también comenzaron a brillar. Luego, sus seis brazos apuntaron en distintas direcciones, pero todos ellos apuntaban a la barrera.
- Repara. – dijo Moon – Inmersión profunda.
Rayos de energía mágica salieron de cada una de sus palmas y conectaron con la barrera, crearon ondas similares a las que producen las gotas en el agua y, al llegar hasta donde estaba Eclipsa, cerraron las grietas que tenía la barrera.
- Oh, veo que no te rendirás, así como así, Moon. – comentaba Eclipsa para sí.
Se percató de que, a su izquierda, la mujer de cabellos carmesí se preparaba para bajar y atacar a las dos.
- Oh, no hace falta cariño, yo me encargo de esto.
Después de oír estas palabras, Hekapoo volvió a su posición de vigilante y permaneció impasible. Mientras tanto, la antigua reina oscura, tomó con firmeza su sombrilla y luego hizo brillar la gema del brazalete. Aquel tentáculo monstruoso en su sombrilla se tornó más consistente y duro. Alzó esta con firmeza y golpeó la barrera con fuerza, haciendo temblar su estructura. Varias mariposas negras volvieron a salir después de aquel golpe, esta vez, muchas más que en los golpes anteriores. Ahora que Moon estaba conectada a la barrera, el mareo producido por los golpes que impactaban contra esta, se convirtió en una fuerte presión, la cual se traspasó a Star, quien estaba conectada con su madre por el vínculo mágico. Ambas tambalearon un poco, pero se mantuvieron en pie.
- Star, estás bien? – le preguntó a su hija mirando hacia atrás de reojo.
- Sí. – respondió con una expresión de esfuerzo en el rostro, había cerrado uno de sus ojos debido al impacto – Qué fue eso?
- Eclipsa está usando algún tipo de magia contundente para quebrar la barrera. Es como romper un trozo de cristal con un martillo.
Eso le recordó a la chica lo mismo que Eclipsa le enseñó en el bosque.
- Tenemos que proporcionarle más magia a la barrera.
- Funcionará? – preguntó dudosa a su madre.
- Tiene que hacerlo, si no, nada lo hará. – pronunció no queriendo pensar en la posibilidad de que la barrera se rompiese – Dame fuerzas, hija.
Star se sintió inspirada por las palabras de su madre. Tenía que luchar junto a ella y evitar que Eclipsa destruyese la barrera. Cerró sus ojos y se empeñó en otorgarle más magia a su madre. La propia Moon también intentó sacar toda la magia posible de su cuerpo y lanzarla a la barrera.
- Repara, refuerza y mejora. – decía denotando esfuerzo en su voz – Inmersión profunda.
Un gran torrente de magia salió disparado continuando el hilo que conectaba a la reina con la barrera. Los golpes de Eclipsa no cesaban, podía sentir la presión, pero confiaba en que su magia pronto evitaría eso. La energía se volvió a esparcir por la barrera, esta vez, era más consistente y pura. Se extendió por toda la barrera como un manto de agua hasta cerrar por completo toda la barrera. Esta comenzó a brillar y a endurecerse. Los golpes, que Eclipsa estaba dando, comenzaban a perder efecto, las mariposas negras ya no salían.
- Star, creo que lo conseguimos. – pronunció cansada – Eclipsa ha detenido sus ataques.
- Mamá, mira hacia arriba. – le dijo un poco asustada por lo que estaba viendo.
Hizo caso a su hija y alzó la mirada. Como si se tratase de una broma de mal gusto, el tentáculo en la sombrilla de Eclipsa había crecido de forma colosal, era como una torre del castillo. La mujer se estaba preparando para atacar otra vez, esta vez, con todo.
- Mamá, podremos lograr contener eso? – preguntó algo aterrada, pero su madre no respondió – Mamá?
Aquella escena había congelado a Moon por completo. No sentía que fuesen capaces de detener aquello. Y, por lo que sabía, si unos simples golpes ya podían aplicarles presión mientras sostenían la barrera con su magia, un golpe de aquella cosa podría causarles un fuerte shock. No tenía tiempo para pensar, el golpe ya estaba cerca y había que actuar.
- Mamá, qué hacemos? – inquirió apurada al ver el inminente impacto.
Moon solo se giró un momento para ver a su hija de reojo. Utilizó uno de los brazos con los que mantenía la barrera y lo puso en el estómago de Star, luego provocó un impacto en este y mandó a su hija a volar varios metros atrás.
- Lo siento, Star, pero no quiero que nada malo te pase.
Volvió a poner su brazo apuntando a la barrera y intentó con todas sus fuerzas canalizar la cantidad de magia suficiente para que la barrera no desistiera.
El impacto se produjo, la barrera parecería que estaba por aguantar el impacto, pero de un pequeño momento de resistencia, la barrera se quebró como un trozo de cristal, y se destruyó el centro, dejando varias mariposas destruyendo los restos de magia que se desprendían de esta. Justo como lo había predicho, Moon notó aquel fuerte impacto en la barrera el cual se le transmitió de forma brusca por todo su cuerpo y provocó que este colapsara. Su forma Butterfly fue destruida en un instante, volviendo a su forma normal, y cayendo al agua de la fuente. Star, quien se estaba reponiendo del impacto, se levantó rápido y corrió hacia donde estaba su madre.
- Mamá! – gritó preocupada.
Se metió en la fuente y apoyó a su madre en su regazo, luego comenzó a moverla para despertarla.
- Vamos, levántate, mamá!
Esta tosió leve y recobró el sentido.
- Star?
- Mamá, estás bien. – dijo alegre.
- No, Star, la barrera ha sido destruida, está cayendo, y yo también lo hago junto con ella. – pronunció con expresión de dolor – Tenías razón, he estado alejándote de mí tras poner esa barrera en el reino. Solo quise hacerlo para protegerte, pero esta no era la forma. Ahora me doy cuenta de ello.
- No, mamá, está bien, solo querías protegernos.
- De nada me vela protegerte si al estar aquí pierdes una parte de ti. – le dijo tomándola de la mano – Star, lo siento. Siento haber actuado como actué y no preocuparme más por ti que por tu seguridad. Ya me has demostrado que eres una chica fuerte, y eso me hace sentir orgullosa. – las fuerzas la abandonaban – Star, de verdad, lo siento.
Tras decir aquellas palabras, Moon cerró los ojos y se dejó llevar por el cansancio, cayendo en un profundo sueño. Su hija la tomó en brazos y la abrazó con fuerza. Eclipsa, por su parte, permanecía en el aire.
- Parece que ya no habrá más barrera. – denotaba esta – Es momento de realizar el segundo paso.
El tentáculo se esfumo en un solo instante. Luego tomó su sombrilla y la apuntó hacia abajo. Su respiración era un poco más pesada, se notaba su cansancio. La piedra en su brazalete volvió a brillar con gran fuerza.
- De las alturas yo los llamo, seres que yacen bajo tierra, su tiempo aquí vuelve a correr, escuchen mi voz y sigan mi guía, álcense una vez más para servirme. – pronunció un nuevo hechizo.
Sus mejillas brillaron y esta se lanzó de cabeza al suelo, con su sombrilla apuntando hacia abajo, como si fuese una lanza. Pequeñas motas brillantes quedaban tras su descenso. Cayó al suelo golpeando su sombrilla en este. En ese punto se produjo una grieta que se extendió en muchas otras. De estas grietas se produjo una luz de color purpura, como si fuese lava del centro de la tierra. Luego, Eclipsa levanto su sombrilla y apuntó al cielo.
- Cementerio andante. – dijo, acabando su hechizo.
La sombrilla se abrió y las luces de aquellas grietas se volvieron más fuertes. Destellaban con fuerza. Un temblor se produjo después de eso. Todos los ciudadanos se ocultaron en los edificios más próximos a ellos. Los caballeros de la orden armada notaron aquello también. Los cuales se ocultaban bajo tierra. El resto de miembros de la alta comisión también lo notaron cuando iban de camino hacia donde River les había indicado. Star abrazó con mayor fuerza a su madre y vio lo que Eclipsa estaba haciendo, quien se encontraba a varios metros lejos de ella, pero lo suficientemente cerca como para verla.
De la tierra comenzaron a surgir cadáveres enormes, cadáveres de antiguos guerreros que habían muerto en tierras enemigas y había sido enterrado en el propio campo de batalla, cadáveres de monstruos. Salieron una cantidad inmensa, de todos los tamaños. Algunos tenían alas, otros; cola, otros; cuernos, y otros; todas esas juntas. Algunos no eran más que esqueletos envueltos en armaduras, y otros eran cadáveres semi descompuestos. Todos ellos comenzaron a salir uno tras otro. Eclipsa sonreía, y a la vez que lo hacía, cerraba sus ojos y se dejaba caer. Hekapoo, quien había salido de un portal de detrás de ella, la atrapó. Por un momento, Star pensó que se tendrían que enfrentar ahí mismo a aquel ejército de muertos vivientes, pero, para su sorpresa, aquello no fue así. Hekapoo dio una señal a los monstruos resurgidos y todos comenzaron a huir del reino. Una de las criaturas llevó a las mujeres cargadas sobre su lomo. Era una especie de pájaro con rasgos de reptil, alas de membranas, una cola larga, y desprovisto de extremidades, más que las garras que tenía en la conexión ósea de sus alas. Rhombulus y Omnitraxus llegaron junto a Star justo para ver aquella escena y auxiliar a la reina y a su hija, la cual no dijo nada, solo veía como todo aquel caos se alejaba del castillo.
Globgor se encontraba sentado en una roca, esperando el regreso de su mujer. Un portal purpura se abrió delante de él y de este salió Hekapoo con Eclipsa en brazos. De inmediato, Globgor se levantó y se aproximó a cargar a su mujer. Esta estaba durmiendo con una sonrisa en su rostro. Miró a Hekapoo un momento, casi como si esperara una explicación, a pesar de que este ya sabía lo que ocurría, pero la mujer solo apuntó hacia la entrada de la cueva. El troll aún no se sentía del todo cómodo confiando en la mujer de cabellos carmesí, ahora negros, pero, aun así, siguió su guía. Cuando salió de la cueva, vio ante el a un centenar de monstruos, guerreros y criaturas no muertas, listas para seguir el comando de su líder.
- Lo hiciste, mi reina. – le decía a Eclipsa aun dormida – Nos conseguiste un ejército.
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Buenas, lamento la demora, es que esta semana he tenido examenes finales, y ya saben como funciona esto. Pero como buen samaritano, he cumplido. Aqui les dejo el capitulo de esta semana. Qué decir? Que la cosa se pone turbia, eso digo.
No tengo mucho más que agregar. Además de que ha sido un placer, y que nos vemos la proxima semana.
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