Capítulo 65: Acusando a una Butterfly
La reina Moon se hallaba en el comedor tomándose una taza de té. Sostenía la taza usando todos sus dedos menos el meñique, el cual dejaba levantado de forma refinada. Dio un pequeño sorbo y luego dejó la taza en un pequeño platillo que tenía justo delante de ella. En esos momentos se hallaba sola en el comedor.
River estaba fuera contándole a los viajeros la historia de cómo había liderado a su pueblo para vencer al monstruo gigante que se acercaba con rapidez hacia el reino.
Normalmente, Moon disfrutaba de la compañía de las personas a su alrededor. Pero, en secreto, atesoraba los momentos de paz y tranquilidad en los que estaba sola. Cómo eran pocos y efímeros, intentaba sacarles el máximo provecho. Volvió a levantar la taza para darle otro sorbo a su té, el cual estaba realmente bueno aquel día. Se trataba de una infusión de hierbas y maíz dulce. Esta, tenía una dieta en la que no podía consumir muchos azúcares, pero se dio el lujo de desviarse un poco de ella aquel día.
- Reina Moon. - gritó Rhombulus, entrando de repente por la puerta, casi azotándola. Y de esa forma, Moon tuvo que decirle adiós a la tranquilidad, pero al menos terminaría el poco té que le quedaba en su taza - Eclipsa ha escapado de su prisión de cristal.
De la sorpresa, se tragó todo el té que tenía en la boca de golpe, provocándole una repentina y violenta tos.
- Que acabas de decir, Rhombulus? - preguntó ella, aún sin querer creerlo.
- Eclipsa escapó.
Aquel anuncio retumbó en su mente como el eco dentro de una cueva. El hecho de que Eclipsa estuviese libre significaba dos cosas. Que Toffee había muerto, lo cual era motivo de alegría, y que el trato entre ellas se había cumplido, por eso ella era libre. Por desgracia, la contraparte por haberse deshecho de Toffee no le acaba de gustar. Dejó su taza de té en el plato pequeño y luego se puso de pie. Volteó hacia Rhombulus, a sabiendas de que estaba a punto de abandonar el que sería su último momento de paz en un largo tiempo.
- Dime dónde está.
El tipo de cristal condujo a Moon a donde habían hallado a la antigua reina oscura. Esta, estaba sentada en un banco del jardín, cerca de unos rosales. Junto a ella estaban Hekapoo y Omnitraxus Prime. La forjadora se sintió aliviada al ver que Rhombulus había sido capaz de encontrar a la reina y traerla, puesto que no había depositado muchas esperanzas en la capacidad de este.
- Compañeros. - saludó la reina con una sencilla inclinación. Sus compañeros correspondieron en saludo de la misma forma. Luego, esta volteó hacia Eclipsa - Eclipsa. - saludó, más por formalidad que por gusto.
Moon podía verlo en su mirada, esos ojos morados los cuales representaban la oscuridad en todo su esplendor. Seguía recordándola debido a los cuadros de las antiguas reinas estaban dibujados a la perfección, que tuvo que aprenderse de memoria, producto de la educación que le habían impartido. Pero ella recordaba su rostro por aquella ocasión en la que se habían visto cara a cara por primera vez, por primera vez fuera de su prisión. Lo que más le extrañaba de la situación, era la sonrisa calmada que la reina oscura mantenía.
- Hola, Moon. Ha pasado mucho tiempo desde la última vez que nos vimos, según veo. Has crecido mucho. Cómo has estado? - preguntó está en tono amable.
- Qué haces aquí? - preguntó secamente, ignorando por completo todo intento de amabilidad de su antepasada.
De forma insignificante, la sonrisa de Eclipsa de acrecentó. Era un gesto sutil y sofisticado, pero este arrimaba un pequeño aire de satisfacción, algo que Moon no había pasado por alto.
- Bueno, hicimos un trato. Supongo que ya habrás eliminado a Toffee, sino no estaríamos aquí disfrutando de este reencuentro.
Las miradas de los miembros de la alta comisión fueron dirigidas hacia Moon en el momento en el que oyeron la palabra "trato". Esta las sentía sobre si, y fue Hekapoo la primera en decir algo, buscando respuestas.
- Que es ese trato del que ella está hablando, Moon? - inquirió la forjadora en tono interrogatorio.
Moon se sentía acorralada en esa situación. Poco o nada podía hacer para evadir las cuestiones que sus compañeros estaban deseosos de preguntarle. Sabía que algún día tendría que dar explicaciones acerca de ello, aunque nunca había perdido la esperanza de no tener que volver a cruzarse con Toffee para así evitar la liberación de Eclipsa, al menos hasta el día en el que se enfrentó a él cara a cara mientras poseía el cuerpo de Ludo. Ahora, lo único que podía hacer para que continuasen con el asunto de Eclipsa, era contarles lo que había ocurrido. Apretó los puños con un poco de resignación, tomó aire y luego lo soltó aligerando la presión que hacía con sus manos.
- Muy bien, les contaré lo ocurrido.
Comenzó a contarles la historia de la misma forma que se lo había contado a su hija. Les explicó los motivos por los que recurrió a ella, el trato que realizaron, y lo ocurrido después de ello.
- Eso es todo lo que tengo que decir.
- Y porque no nos dijiste nada hasta ahora? - volvió a inquirir Hekapoo.
- El reino estaba a salvo, y eso era lo único que me importaba. Hice lo que tenía que hacer por mi gente. Aunque siendo sincera, pensé que Rhombulus lo sabía, al fin y al cabo, él estuvo ahí, sino no podría haber hablado con Eclipsa debido a la cristalización.
Tras oír eso, Hekapoo y Omnitraxus se giraron para mirar fijamente al Rhombulus, esperando una explicación. Este último se sintió intimidado bajo las miradas de sus compañeros.
- Yo solo descristalice a Eclipsa y luego me oculte porque tenía miedo. Solo volví cuando parecía que habían terminado de hablar, para volver a cristalizarla. Así que no escuché nada.
- Rhombulus, eres un miedoso. - dijo la forjadora.
Entristecido por las duras palabras de su compañera, Rhombulus se puso la capucha de su capa para ocultar su rostro, avergonzado por su cobardía.
- Bueno, no entraremos en detalles ahora. El caso es que Eclipsa está libre. - comentaba Hekapoo, acercándose más a la reina oscura con gesto agresivo - Entonces, dinos que es lo que planeas ahora que eres libre.
La mujer miró de forma calma al ojo de Hekapoo que no era tapado por su flequillo.
- No sé de qué me hablas.
- No intentes hacerte la inocente. Eres culpable de cometer de alta traición al abandonar el reino. Al dejar al rey de lado y huir para tener un romance con un monstruo. Y además! - estuvo a punto de gritar.
- Hekapoo! - dijo en seco la reina Moon para que ella se calmara.
No se había dado cuenta, pero, involuntariamente, había aumentado su temperatura corporal y varias llamas habían comenzado a extenderse por su cuerpo. Comprendió que no estaba en la mejor posición para intentar ser la portavoz de los integrantes. Le dio la espalda a Eclipsa y se alejó un poco para dejarle el sitio a Moon. Cuando paso a su lado, esta le puso la mano en el hombro, en señal de comprensión. Hekapoo solo le ofreció una mirada severa y hostil, de la cual, tanto ella como Moon sabían que no estaba dirigida hacia la reina, sino que se trataba de su odio hacia Eclipsa, el cual no le permitía suavizar las facciones de su rostro.
- Eclipsa. - comenzó su alteza - Tendrás que venir con nosotros. Te encerrarnos en un calabozo hasta que decidamos que hacer contigo.
- Tengo opción?
- No. - respondió, carente de emoción.
La acusada simplemente se encogió de hombros, a sabiendas de que no tenía mucho por hacer ante aquella situación. Se levantó del banco y acompañó a los miembros de la alta comisión. Estos la escoltaron. Rhombulus y Omnitraxus se pusieron a los lados de la mujer. Moon por delante, guiando el camino. Y Hekapoo avanzaba desde atrás, lista para actuar al menor signo de residencia. Esta no se había envuelto en llamas ni tampoco había aumentado la temperatura de su cuerpo, pero Eclipsa podía jurar que sentir la mirada de Hekapoo fulminándole por la espalda.
Llevaron a la reina oscura hasta uno de los calabozos similares en donde River había sido apresado. Allí, le pusieron grilletes en las muñecas y la dejaron pegada a la pared. Cerraron la celda y uno a uno dejaron el lugar. Moon esperó a que todos se fueran para ser la última en mirar a Eclipsa. Para su curiosidad, esta no parecía enojada o resentida. Su expresión seguía siendo la misma suave y calmada que antes.
- Volveremos. - dijo esta antes de desaparecer por el borde de la celda.
En vista de los acontecimientos, la alta comisión mágica se vio obligada a realizar una reunión de emergencia. Donde discutirían acerca del destino que le depararía a la reina oscura.
- En mi opinión, creo que lo mejor es volver a cristalizarla. En su día dije que lo más conveniente era sentenciarla a muerte, pero ya habían decidido que la cristalización sería su castigo. - dijo Hekapoo en tono de queja.
- Hekapoo, ya sabes porque elegimos la cristalización. Todos estuvimos de acuerdo con... - comenzó Omnitraxus
- Lo sé, Omni, lo sé. - interrumpió ella - No quiero hablar del tema. Enserio.
- De acuerdo. - entendió este - Realmente creo que Hekapoo tiene razón. Cristalización puede ser la mejor elección, así simplemente todo volverá a estar como antes. Que opinan?
El señor del tiempo miró a su alrededor, esperando las respuestas de sus compañeros. Estos asintieron sin meditarlo mucho.
- Creo que desde el principio sabíamos que esto sería lo mejor. Bueno. - dijo Moon levantándose de su sitio - Acabemos con esto.
El resto de miembros también se levantaron y se dispusieron a abandonar sus respectivos sitios. De nuevo, Moon guio a todos hasta la celda, dispuesta a terminar con aquella situación. En su mente, tenía la esperanza de acabar con esto rápido y así recuperar sus momentos de paz. Cual fue la sorpresa de todos cuando, al llegar al calabozo, se encontraron a Star Butterfly intentando liberar a Eclipsa de sus grilletes. Tras un par de intentos con su varita, lo consiguió.
- Gracias, Star. Aunque no creo que a tu madre le haga mucha gracia.
- Bah, ya me encargaré de ello en su momento.
Eclipsa arrugó un poco la cara dirigiendo su mirada detrás de la chica.
- Que pasa? - preguntó extrañada.
- Star! - dijo Moon alzando la voz - Se puede saber que estás haciendo?
En ese momento, la pequeña entendió el porqué de la expresión de Eclipsa. Hubiese preferido no tener que confrontar a su madre, pero era inevitable que aquello sucediese en algún momento. Se giró decidida a plantarle cara a su madre.
- No voy a permitir que le hagan daño a esta pobre mujer.
- No vamos a lastimarla, solo la cristalizaremos por el resto de la eternidad. - dijo Hekapoo.
Con un chasquido de dedos, esta última llamó a Rhombulus para que cristalizara a la mujer. El tipo levantó ambas manos y de estas comenzó a brillar una luz blanca. Apuntó a Eclipsa, listo para devolverla a su confinamiento eterno. Pero antes de que pudiese hacer nada, Star se colocó enfrente, cubriendo a la mujer. Rhombulus se vio obligado a detener su canalización. Hekapoo apretó el puño enrabietada por lo que estaba viendo.
- Star. - dijo con tono hostil y avanzando lentamente hacia ella - Quítate de en medio... - se detuvo al sentir la mano de Omnitraxus en su hombro.
- Hekapoo. - interrumpió este, se forma calmada y un tanto apagada.
La mujer reaccionó ante intervención de su compañero. Respiró profundamente y relajó los puños. Se calmó un poco y retrocedió.
- Lo siento. - dijo por lo bajo.
Buscando evitar más conflictos, fue Moon quien hablaría con su hija para intentar convencerla de que desistiera en su intento por defender a Eclipsa.
- Star. - comenzó su madre - Porque quieres proteger a Eclipsa? Y como es que la conoces?
- Que porque quiero protegerla? - inquirió ella - Más bien debería preguntarles yo a ustedes porque quieren castigarla.
- Ella es malvada, y ha cometido crímenes contra el reino.
- Ella no es malvada. He pasado tiempo junto a ella, y no me ha hecho nada.
Todos suspiraron sorprendidos al oír que ya había tenido contacto antes con ella. La princesa comenzó a contarles como había conocido a Eclipsa. Aquel día cuando se estaba celebrando el funeral del Canciller. Allí en los rosales es donde se habían visto por primera vez. Desde aquel día, Star se cruzaba con ella cuando paseaba por el patio del castillo. A veces se paraba y hablaba con ella un rato, le traía dulces porque sabía que le encantaban, y otras simplemente pasaba y saludaba. Aquella mañana en particular, había decidido pasar un rato con ella.
Eclipsa se hallaba cerca de los rosales, sentada en un banco y viendo merodear a algunos de los animalitos del jardín. Algunos se le acercaban llenos de curiosidad. Hasta se habían atrevido a dejarse tocar por ella, no sentían ningún tipo de hostilidad por parte de esta. De pronto, estos comenzaron a huir del lugar. Los rosales comenzaron a moverse un poco, y detrás de estos salió Star Butterfly, luchando por deshacerse de las zarzas.
- Hey, Eclipsa. - saludó esta mientras liberaba su pie de una última zarza. Escupió un par de pétalos que tenía en la boca y se arregló el pelo, el cual estaba echo una maraña - Que tal?
- Star, siempre apareces de forma peculiar.
- Así nunca esperan mi llegada, y cada vez que aparezco es una sorpresa.
- Me gusta tu actitud. - señaló esta mientras se reía ligeramente.
La reina oscura se movió a un lado del banco y le hizo sitio a la princesa.
- Siéntate, hace un día precioso. - invitó está señalando el sitio vacío que le había dejado la chica.
Con gusto aceptó su invitación y de un salto se situó al lado de la mujer. Star estaba bastante emocionada. Movía las piernas de arriba abajo y en ningún momento las dejaba quietas.
- Que quieres contarme hoy?
- Es sobre un chico. – dijo esta, emocionada.
- Acaso es tu novio? – preguntó, algo atrevida.
Star se rio y le dio un pequeño empujón a Eclipsa, esta se rio junto con ella. Normalmente Star no se comportaba de esta forma, al menos no con su madre ni tampoco con Marco, ahora que tenía esposa. Lo cual no era un motivo en si para no hablar de temas amorosos con él, pero no se sentía del todo cómoda con ello. Pero con Eclipsa, la historia cambiaba. En poco tiempo esta había conseguido ganarse su confianza. Se sentía cómoda hablando con ella del tema que fuese, y también solía reírse mucho junto a esta, a pesar de las diferencias de edades.
- Y entonces el decidió hacerse un demonicismo para dejar de ser un demonio malvado y furioso. – contaba esta la historia acerca de Tom – Afortunadamente, Marco y yo llegamos para detenerlo, aunque resultó ser que el ritual no mataba a Tom ni lo dejaba en un estado grave.
- Oh, Marco. No es ese niño bonito que te buscaba el día del funeral del Canciller?
- Si, es él.
- Lo recuerdo. Una pena que no sean pareja. Aunque todavía me resulta peculiar que estó casado con Hekapoo. Enserio, es muy joven para estar casado.
- Jeje, es una larga historia. – decía ella, evadiendo un poco el tema – Oye, quieres que traiga algunos dulces? De esos que a ti te gustan.
- No tienes por qué.
- No me importa. – dijo levantándose de su sitio y volviendo a los rosales desde los que había venido – Ahora vuelvo.
Eclipsa simplemente sonrió, recordando viejos tiempos en los cuales ella era joven también. Pero no tan llena de energía como aquella niña. Se levantó de su sitio y se estiro un poco. Eso provocó que un par de sus huesos crujieran.
- Uy, pero que ruidosos que están estos huesos de más de trescientos años.
En tanto acababa de estirarse, oyó algo acercándose desde los arbustos, pensó que sería Star. Pero ni siquiera la pequeña princesa rebelde era tan rápida como para volver en tan poco tiempo. Sin previo aviso, Omnitraxus Prime salió de los arbustos y tomo a Eclipsa de los brazos para luego pegarla a la pared. Detrás de este apareció la mujer de cabello carmesí. Esta se posó encima de uno de los brazos de Omnitraxus. Luego sacó una de las mitades de sus tijeras y se la colocó muy cerca del cuello a la mujer.
- Oh, hola. Veo que aún estás enojada conmigo, Hekapoo. - mencionó esta al ver de repente a la forjadora.
- No me provoques. - respondió esta simplemente
Por último, Rhombulus salía de los rosales casi luchando por conseguirlo. Creyó haberlo hecho, pero al intentar salir se tropezó y cayó de bruces al suelo. Tenía enganchada una zarza al pie.
- Rhombulus, debes ir a avisar a Moon. Hemos confirmado que la reina oscura está libre de su confinamiento. - ordenó Hekapoo.
Este se inclinó un poco hacia un lado para ver a Eclipsa y confirmar lo que su compañero le decía. La vio allí, apresada contra la pared, esta le devolvió la mirada al tipo, provocando que volviese a su posición original.
- De acuerdo, ahora mismo iré a traerla.
Mientras los miembros hablaban entre ellos, Eclipsa desvió un momento la mirada a su izquierda y, detrás de unos árboles de jardín pequeños y frondosos, vio a Star, quien se asomaba por el borde de uno de estos. La mujer, negó con la cabeza, indicándole a la chica que no se metiera en el asunto y así evitase meterse en problemas. Star hizo caso, pero invocó a su compañero Nubi y se ocultó en las alturas para ver lo que ocurría.
- Así fue como los seguí hasta aquí. - terminó de explicar, la joven princesa.
- Es verdad. - comentaba Eclipsa - Estás casada con un adolescente, Hekapoo? - preguntó curiosa.
- Eso no es asunto tuyo. - respondió agresiva.
El resto de compañeros la miro un momento de forma acusadora, sabían que Marco no era realmente un adolescente, pero debían de admitir que la situación no le favorecía en lo absoluto.
- Que? - preguntó esta, sintiéndose presionada - Dejen de mirarme así, ustedes ya conocen la situación, él no es un niño realmente. - pero ninguno respondió a ello - Podemos, por favor, volver a centrarnos en Eclipsa?
Prefirieron hacer caso omiso a la interrupción y, como Hekapoo había dicho, centrarse en Eclipsa.
- Lo siento Star, Eclipsa será cristalizada. - sentenció su madre.
- Porque? - preguntó enfadada.
- Ya te lo he dicho, ella es malvada. Y ha cometido crímenes en contra del reino.
- No es malvada. Y en cuanto a esos crímenes, ella ya cumplió con su sentencia. Tu decidiste liberarla haciendo un trato con ella. - acusó a esta.
- Tuve que tomar medidas drásticas en vistas de la situación en la que estaba el reino. Aun así, ella sigue siendo un peligro, debemos sellarla.
- Al menos podrían hacerle un juicio. Sería lo justo después de haberla tenido confinada más de trescientos años en una prisión de cristal.
Moon se quejó para sus adentros a sabiendas de que su hija no iba a desistir de su intento por defender a Eclipsa hasta que le demostraste que ella era un peligro. Sus pequeños periodos de paz, habían terminado.
- Muy bien! - dijo finalmente. Accediendo a la petición de su hija.
Los otros tres miembros se quejaron en señal de protesta ante lo que Moon había declarado.
- Lo sé, lo sé. A mí tampoco me apetece tener que hacer esto. Pero conozco a mi hija, y cuando se pone así por algo, no se detiene hasta conseguirlo.
Rhombulus bajo los puños de forma definitiva al saber que no cristalizara a nadie. El resto se resignó a proceder para con el juicio. Se aproximaron a la salida de la celda para dejar aquel sitio.
- Esperen. - dijo Star, provocando que el resto se parase - A dónde van?
- Tenemos que buscar pruebas y testimonios para presentarlos en el juicio.
- Y que pasará con ella? - preguntó apuntando a Eclipsa - No puede quedarse aquí hasta que ustedes decidan hacer el juicio.
- De hecho. - comenzó Eclipsa - Creo que hay una torre abandonada en la cual no podría hacerle daño a nadie.
No pasaron por alto la sugerencia de la mujer. La torre de la que esta hablaba, estaba algo derruida y alejada del resto de construcciones. La alta comisión estuvo más que dispuesta a enviarla a aquel lugar. De ese modo, la tendrían localizada. Después de que está se trasladase, Star fue a visitar a la mujer. Había un par de guardias en la entrada para evitar que la prisionera huyera. Ambos saludaron a la chica de forma amable. Esta les correspondió el saludo, sin mucho esmero, y entró rápido a la habitación de la torre. Allí vio a Eclipsa sentada en una silla algo vieja pero firme a pesar de los años en su madera, sonreía como siempre solía hacerlo.
- Star. - dijo esta al verla tras oír como entraba por la puerta - Has venido a visitarme.
- Si, quería ver qué tal es tu nuevo hogar. - esta miró a sus lados. Las paredes estaban agrietadas y tenían enredaderas creciendo por dentro. Había arañas en el techo y alguna que otra cucaracha correteando por el suelo. También, juraría haber visto a una rata esconderse en un rincón - Es... rústico y lleno de inquilinos. – apuntó, refiriéndose a las alimañas del lugar.
- Bueno, tengo una cama ahora, también un baño. Aunque te aconsejo que no entres allí. Tengo que hacerle una limpieza antes de que se pueda usar. Pero lo más importante de este lugar, está aquí. - dijo invitándola con su mano a que se acercase.
Se acercó a la mujer, curiosa por ver a lo que se refería. Se arrimo a la ventana que daba al jardín. Cuando se asomó, se percató de lo hermoso que se veía desde ahí arriba. Abrió los ojos para deleitarse con aquel espectáculo floral junto a Eclipsa.
- A qué es bonito. - señaló la mujer.
- Es precioso. - concordó Star.
Contemplaron el paisaje en silencio por un rato más. El tiempo pasaba rápido cuando uno se perdía en las rosas. Pero Star rompió el momento para hablar con Eclipsa.
- Eclipsa.
- Dime, cariño.
- Yo no creo que seas malvada. Creo que solamente eres una reina distinta del resto. Pero eso no te hace malvada.
- Gracias, Star. Me alegra saber que puedo contar con una amiga en esta situación. - dijo la mujer sonriéndole a la chica y apoyándole su mano en el hombro.
Star le devolvió la sonrisa y también tomó el hombro de la mujer, acercándose a ella. Juntas, volvieron a contemplar en hermoso jardín, dejándose llevar por la belleza de este.
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Otro viernes, otro capitulo. Ya es la tradicion en este lugar, segun parece.
Como siempre, es un placer traerles estas historias, y como siempre, espero que las hayan disfrutado.
Hasta la proxima.
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