Capítulo 57: Una unión para toda la vida
Eran las diez de la mañana en Mewni y el pueblo ya se encontraba despierto y a punto en sus puestos de trabajo. Desde mercaderes y vendedores ambulantes hasta barberos y panaderos, todos se encontraban atendiendo a sus clientes en lo que era un día más de trabajo en sus vidas.
La mujer de cabello carmesí se hablaba en una tienda inmobiliaria esperando su turno para ser atendida.
- Siguiente - dijo el hombre tras el mostrador indicándole al próximo cliente que ya era su turno. Vio como la siguiente en la cola se acercaba - Buenos días, en qué puedo ayudarle... - quiso decir, pero se sorprendió al darse cuenta que quien estaba delante de él era nada más ni nada menos que Hekapoo - Señorita Hekapoo, a qué debo el honor?
- Deja a un lado de formalidades, Otis, vine a comprar una casa, no hace falta que me hables así.
- Aquí hay algunos que deseamos mantener unos estándares.
- Si, si. Cuando me lleves a ver las casas hablarás de forma menos refinada.
- Esa es la opinión que usted guarda. Dígame que es lo que le interesa, de forma concreta.
- Quiero una casa lo suficientemente grande para dos personas, que tenga varias habitaciones para guardar cosas y, a ser posible, una herrería o una forja, sino una habitación enorme en donde pueda hacer una. Ah sí, esto por encima de todo lo anterior dicho, que sea una casa que esté fuera de la ciudad.
- Mmm, veo que me solicita algo peculiar a la vez que extravagante. No sé si podremos encontrar algo así. - expresó casi diciéndole a la forjadora que no encontrarían aquello que estaba buscando. Esta asintió y simplemente abrió un pequeño portal en el cual metió la mano y de este sacó una bolsa del tamaño de su cabeza. Al apoyarla sobre el mostrador se abrió un poco, mostrando en su interior una gran cantidad de monedas de oro y de piedras preciosas - Pero ya sabes que al cliente hay que contentarlo como sea. - Hekapoo simplemente dibujó una media sonrisa en su rostro al oír eso.
Otis se llevó a la forjadora para mostrarle las casas que cumplían con los requisitos de esta, poniendo como requisito primordial que está estuviese a las afueras de la ciudad. La primera de ellas le pareció pequeña, tenía una habitación, un baño y una cocina y un comedor, se ubicaba cerca de los campos de maíz, lo cual no le molestaba. Esta se veía sencilla y acogedora, pero pequeña, a fin de cuentas.
La segunda era más grande, con más habitaciones y mayor espacio, tenía un jardín en la parte de atrás con un camino adosado por mármol, un par de figuras de setos, un par de bancos y varias enredaderas. Se veía preciosa, el único problema era que estaba cerca del bosque con altas probabilidades de la picazón. Y cuando los vientos del suroeste soplaban, traían consigo el aire de este, el cual llegaba hasta los hogares y los lugareños. Solo le hizo falta ver a algunos de ellos que caminaban rascándose continuamente, era como si ya se hubiesen acostumbrado a la picazón y a su continua presencia. Sus pieles estaban enrojecidas de tanto rascarse, pero parecía no importarles. Finalmente declinó esa oferta, por razones más que evidentes.
Así fueron viendo casa por casa, todas ellas peculiares en su estilo y forma. Hekapoo ya había preseleccionado un par de las siete que habían visto, hasta que llegaron a la última. Tan solo fue necesario abrir la puerta para ver qué algo no estaba bien.
- Otis, esta casa está un poco derruida. - comentó al ver las paredes agrietadas en varias partes, algunas con huecos, la pintura se salía por todas partes, estaba llena de polvo y en algunos sitios, de arañas.
- Necesita una pequeña reforma y una mano de pintura, pero la estructura está intacta, por lo que el edificio, a pesar de verse cómo se ve, es seguro, sino no lo venderíamos.
Hekapoo golpeó un poco una de las paredes para comprobar su firmeza, tal y como el vendedor había dicho, la estructura era consistente. Fue a ver el resto de habitaciones para tener una idea más clara de que había allí. A la derecha de la entrada, pasando por el recibidor, estaba la cocina. La cual tenía un horno de madera, y sobre este, una plancha. También había una mesa de madera maciza, algo añeja, pero resistente a pesar de los años. Más allá de la sala del living, había otra habitación, una vacía que daba al patio, el cual tenía cinco árboles creciendo a sus lados y hierba a la altura de su cintura. Delante de la puerta de la entrada, había unas escaleras que llevaban al piso de arriba, en donde había tres habitaciones vacías con nada más que algún cuadro sin imágenes o muebles destruidos. Al lado de las escaleras había una puerta que llevaba al sótano, al verlo, Hekapoo sonrió levemente visualizando en su mente una forja allí abajo.
El recorrido por la casa había terminado.
- Bueno, esa fue nuestra última vivienda a las afueras de la ciudad. Querrás adquirir alguna de todas las que has visto?
- Cuánto pides por esta? - dijo señalando con su pulgar a la casa que acaban de ver.
- Mmmm, tal vez la mitad de tu bolsa de oro...
- Ni hablar. Te compro la casa junto con todos los muebles y elementos que necesitaré, más todo lo necesario para la reforma a cambio de la bolsa entera. - dijo sacando la bolsa por un portal y dejando entrever el oro dentro de ella.
Otis abrió los ojos de par en par tras oír estas palabras, sabía que lo que ella pedía era mucho, pero mirase por donde mirase, estaba claro que en esa oferta él salía ganando. Aunque la presencia del oro nublaba su juicio y pensamiento. Rápidamente aceptó de palabra y estiró el brazo desesperado por tomar la bolsa, pero Hekapoo echo el brazo hacia atrás, evitando que este la tomara.
- Tranquilo. - advirtió - Hasta que no tenga un contrato escrito en donde figure todo lo solicitado, no hay bolsa. - cerró la bolsa y volvió a guardarla en el portal.
- Me parece justo. - dijo este de forma elegante, recobrando la compostura ahora que no estaba bajo la influencia del oro.
Para el mediodía, Hekapoo ya tenía en sus manos el contrato de la compra. Sin perder el tiempo, creó un grupo de clones que se encargaría de tomar todo lo necesario para la reforma, en caso de necesitar más, volverían luego. La original fue al castillo para hablar con Moon y decirle cuál sería la fecha y el lugar de su boda. Ella estuvo de acuerdo con estos y dijo que no habría problema alguno en la realización de la boda.
Mientras todo aquello se llevaba a cabo, Marco se encontraba en el Quest Buy comprando las cosas necesarias para la boda. Llevaba un carro tamaño troll, y dentro de este había una montaña de cosas que doblaba la altura del muchacho. Tenía una lista a en mano donde marcaba todo lo que compraba y lo que le faltaba por comprar.
- Muy bien, eso acaba con los decorativos y la ropa, solo falta pedir un servicio de catering para el día de la boda y creo que ya debería estar todo.
Volvió a repasar la lista. Tenía muchas cosas marcadas, la lista le llegaba de sus hombros hasta sus tobillos. Tras verla dos veces sentenció que ya tenía todo lo me necesario.
- Bueno, hora de pasar por caja.
Estuvo a punto de dirigirse a la caja para poder pagar, pero una señora con un perrito paso delante de él, el pequeño dio un pequeño ladrido que hizo que el muchacho recordará algo, dando un fuerte respiro de golpe.
- La comida de Nachos. - dijo, recordando que no había apuntado eso en la lista.
Rápidamente se fue a la sección correspondiente para adquirir aquello que le faltaba y luego salir del mercado.
Por la tarde, la pareja se reunió en la sala de reuniones para poner en común sus tareas.
- Ya he conseguido la casa. Lo malo es que hay que reformarla, pero ya me estoy ocupando de ello, en dos o tres días deberíamos tenerla terminada. Lo bueno es que está alejada de la ciudad, como queríamos, el vecino más cercano está a dos kilómetros, pero es de las viviendas más cercanas al bosque de la muerte segura, aunque dudo que eso te preocupe. - explicó ella.
- La verdad es que no me preocupa en lo más mínimo. - afirmó este a sabiendas de que cualquier cosa que se acerque a su casa con intenciones agresivas, terminaría recibiendo una lección muy valiosa - Yo por mi parte ya he comprado todo lo necesario. Lo he dejado en la habitación de mi casa, mis padres dijeron que no les importaba tener las cosas allí hasta que nosotros tengamos la casa lista.
- Muy bien, podemos ir a ver lo que compraste?
El muchacho simplemente abrió un portal e invitó a la muchacha a atravesarlo. Hekapoo confirmó que estaban todos los productos de su lista. Tras comprobar que nada faltaba, volvieron a la sala a continuar con los preparativos.
- Bien, aun nos falta repasar la lista de invitados para ver que no se nos olvide nadie. En cuanto confirmemos que el sitio y la fecha para la boda están disponibles, realizaremos las tarjetas y las repartiremos entre los invitados.
Así el resto de la tarde revisando a todos los invitados. La mayoría eran familiares y amigos de Marco, este había invitado incluso a la señora Calavera. Hekapoo solo había pensado en los miembros de la alta comisión y alguna que otra persona de peso en Mewni, como los reyes de algunos reinos, pero no estaba segura de que estos asistiesen, y el hecho en sí de haberles invitado le resultaba un tanto atrevido, pero por opinión de Marco ella decidió intentarlo, por lo menos. Después de un par de horas, acabaron. Ambos se estiraron, haciendo que algún que otro hueso les crujiese.
- Creo que con eso hemos terminado por hoy. – decía Hekapoo echándose hacia atrás en la silla donde se sentaba. Notó que Marco se mostraba pensativo – Pasa algo? – este se giró para verla un momento.
- Puedo ir a ver la casa que compraste? Tengo curiosidad.
- Claro que podemos.
La mujer llevó al muchacho a ver a ver la casa en reformas. Al llegar, este vio a un monton de Hekapoos trabajando en la vivienda, tapando grietas, pintando paredes, limpiando escombros, parecían concentradas en lo que estaban haciendo. Algunas saludaron cordialmente al tipo cuando lo vieron, pero de inmediato volvieron a con sus asuntos. Se dispuso a investigar por su cuenta, intentando no molestar a las trabajadoras. Pasó directamente a la parte de atrás, en donde había varias pilas de césped cortado, muchos árboles cerca, pero, aun así, alejados en gran parte del bosque de la muerte segura, debían de estar a más de cinco kilómetros de aquel sitio, aun así, parecía ser la vivienda más próxima al bosque. El vago pensamiento de que, si algún día algo salía de allí, lo primero que se encontraría seria aquella casa, paso por su cabeza. Eso lo emocionó un poco. Continúo inspeccionando la casa por dentro, había polvo por todas partes, estaban sacando los muebles viejos y limpiando los restos de estos. La tierra y el polvo acumulado se estaban quitando también, junto con los escombros viejos y aquellos producidos por alguna pared destruida recientemente. No pudo acceder a la habitación de arriba porque los clones dijeron que estaban trabajando allí y no querían dejar pasar a nadie. La original se acercó por su espalda y lo tomó del hombro.
- Por el momento esto es lo que tenemos. Para mañana probablemente tengan las paredes reparadas y reforzadas, junto con la pintura, tanto la de dentro como la de fuera. Lo que nos faltara después de eso es amueblar la casa. Así que, como te dije, yo creo que en dos o tres días estará lista.
Marco se quedó mirando atentamente la casa mientras su mente volaba.
- En que piensas?
- Oye Hekapoo, necesitas que te ayude con el alquiler del local para la boda?
- No. Porque lo preguntas?
- Me gustaría ayudar a tus clones a reformar la casa. Cuando acabemos, tu y yo podemos ir juntos a seleccionar los muebles.
- Sabes que no es necesario, pero si quieres hacerlo, adelante. Yo continuaré con lo demás. - acababa de decir mientras abría un portal para volver, pero añadió una cosa antes de irse - Oye, al menos vuelve a para la hora de dormir.
- Claro. - le aseguró este, he inmediatamente se fue con los clones para ayudar en lo que fuera necesario.
El muchacho se encargó de mover las cosas pesadas y de lanzarlas a un portal que daba a una pila de escombros en un basurero lejano a aquel sitio. Había una clon líder, la cual se encargaba de supervisar los trabajos del resto. Esta mandó al tipo a ayudar en el sótano, espacio que estaba siendo reformado a conciencia, allí se estaba haciendo una nueva forja, un espacio que sería enteramente para Hekapoo. Pasó la mayor parte del tiempo ayudando en esta habitación, pues el resto solo necesitaba, en gran parte, ser limpiadas de todo polvo y pasarles un par de manos de pintura. Solo era en la forja donde necesitaban el material pesado, pues la cocina y el lavabo ya estaban construidos. No tuvo problema en ayudar allí, pero en ese espacio en concreto había un enorme cúmulo de calor, este estaba bañado en sudor. El clon líder se acercó a él y le ofreció una botella de agua. Este dio un buen trago y luego se quitó la camisa para echarse el agua encima y refrescarse un poco. Varios de los clones presentes no pudieron evitar lanzarle una mirada indiscreta. La líder las atrapó distraídas y les dio una reprimenda.
- He, vuelvan a trabajar, hay que acabar este sitio cuanto antes. - todas intentaron ignorar al tipo y continuar con lo que estaban haciendo, pero fue la líder misma quien luego se sorprendió mirando demasiado al muchacho, y se obligó a continuar con la supervisión de la casa - Nos lo estás poniendo difícil, Marco. - susurró para sí.
Al cabo de un par de horas más el tipo tuvo que volver con Hekapoo. Se dio una ducha, comió algo, y luego se fue a la cama, solo para continuar con el trabajo al día siguiente. La dama, por su parte, había conseguido reservar el sitio en la fecha que necesitaban. Antes del mediodía la casa estuvo lista, por lo que Marco y la original se fueron a buscar los muebles necesarios para amueblarla. Con ayuda de los clones armaron todos los muebles y los colocaron en sus respectivas habitaciones. Por la tarde ya habían acabado con todo, los clones se esfumaron, y la pareja, luego de darse una ducha en su nuevo baño, se echaron en el sofá a descansar un rato.
- Buff, por fin terminamos. - decía Hekapoo, quien estaba recostada en el sofá con su cabeza apoyada en el regazo de Marco.
- Ha quedado genial, en mi opinión.
El joven dijo esto a conciencia. La casa había sido pulida hasta en el último rincón. En el primer piso habían colocado en enorme sofá en el que estaban apoyados, delante de este había una alfombra y un espejo rectangular enorme, en el cual proyectar llamadas o ver algún programa. Nachos dormía en una cama al lado del sofá, esta era enorme, pues nachos tenía un tamaño similar al de un caballo. La cocina había sido cambiada por una de mármol, habían aprovechado la antigua mesa y se había hecho una nueva con esta. La tercera habitación del primer piso se había convertido en un gimnasio, lleno de pesas, cintas, muñecos de prueba y dianas, una versión pequeña del sitio de entrenamiento que había en la dimensión de Hekapoo. El sótano había sido cambiado totalmente para convertirse en una forja, allí Hekapoo tenía todo lo necesario para realizar sus trabajos, incluso había conectado la fragua con la chimenea que había en el living para que el humo saliera por allí y no se quedase abajo. Las habitaciones de arriba eran cuatro, el baño, la habitación de ellos, una de invitados, y otra en donde guardaba el oro, los tesoros y las armas de Marco, allí habían guardado el material de la boda que Marco dejo en casa de sus padres.
- Si, ahora solo queda una cosa por la que preocuparnos... - comentaba ella.
- La boda.
Ambos suspiraron a la vez, a sabiendas de que aún había mucho por hacer. Marco finalmente se levantó y se fue a la cocina para preparar la cena.
- Oye, estaba muy cómoda. - protestó ella cuando el muchacho la dejo sola en el sofá.
- Y yo tengo hambre. - se defendió el. El dragón a su lado, al escucharlo, lo miró con un rostro de súplica - Y por lo que veo, Nachos también.
Cenaron todos juntos en celebración por su nuevo hogar. Cuando la luna estaba en su punto más alto, la pareja se subió al tejado para ver las estrellas, tal y como solían hacerlo en la dimensión de Hekapoo. Solo bastó el primer bostezo de Marco para que ella se apiadara de él y fuesen a la cama. A partición de Hekapoo, esa fue la primera noche en la que la estrenaron.
Los días siguientes fueron dedicados casi en su totalidad a la preparación de la boda. Todas las cartas de invitación fueron enviadas a las personas de su lista, la mayoría confirmaron su asistencia, aquellos que no lo hicieron, fueron algún que otro compañero de clase de Marco y algún que otro rey y reina de Mewni. Terminado eso, los próximos días se dedicarían a preparar el lugar para la boda, contar las sillas, controlar el servicio de catering, aprender el baile que tomarías después de consumar el matrimonio. También tuvieron en cuenta la música, la decoración, el cura que los casaría, los anillos y, sobre todo, la temática. Así continuaron las cosas hasta el día de la boda.
En un castillo pequeño en comparación con el resto, situados en el patio donde el suelo estaba adornado por adoquines, se paseaban los invitados de la boda, todos ellos llevaban una vestimenta formal. La mayoría de hombres adultos portaban el típico traje negro con corbata y zapatos, las mujeres traían un vestido del cual su color variaba totalmente en función de quien lo llevase, algunas llevaban vestidos turquesa, otras de color beige, y muchos más de colores chillones que le se asemejaban al pastel de bodas que estaba en lo alto de una mesa, esperando por los que los novios tomasen el cuchillo para repartir este después de la cena. Los jóvenes por otro lado, vestían de manera informal, algunos sí que tenían trajes, pero la mayoría de estos llevaba algún jean junto con una camisa, las chicas sí que llevaban vestidos similares a los de las mujeres adultas, pero los de ellas eran más cómodos y sencillos. Pero lo más característico de toda la fiesta, era que todos los invitados llevaban puesta una máscara o llevaban su cara pintada al estilo calavera. Había tres maquilladores en la fiesta que se encargaban de pintarles una calavera en la cara a los invitados, pero no todas eran las típicas calaveras blancas con fondo negro en la piel para simular la ausencia de carne, sino que varias eran calaveras pintorescas de colores vivos, algunas eran rosas, otras celestes, azul marino, azul eléctrico, verde fluorescente, entre muchos otros. Quien no quería pintarse podía llevar una máscara, la cual podía ser una máscara de esqueleto, mascaras negras y blancas simples, y otras un poco más pintorescas pero similares a la temática que se llevaba en esa fiesta. Además de todo lo anterior, también se les deba sombreros mexicanos y collares a todos, creando una temática muy similar a la del día de los muertos.
- Debo decir que es una boda bastante peculiar. - comentaba el padre de Marco a su mujer. Este portaba un traje negro con bordes plateados, un sombrero blanco y el maquillaje de una calavera blanca y negra.
- Es singular sin duda, pero este estilo le da cierto toque de alegría a la fiesta. - añadía Ángela, quien portaba un vestido carmesí apagado, maquillaje similar al de su marido y un sombrero negro.
Ambos disfrutaban de una pequeña copa de champagne. El resto de invitados dialogaban entre ellos. Todos se hallaban expectantes al comienzo de la ceremonia oficial. Fue en ese momento, cuando menos se lo esperaban, que una coordinadora le indicó a todo el mundo que tomase asiento, pues la ceremonia de bodas estaba a punto de comenzar. Les tomó un pequeño rato conseguir que todo el mundo se ubicará en las sillas, pero lo consiguieron. Entonces las coordinadoras se comunicaron mediante radio e hicieron pasar al novio. Las luces disminuyeron su tonalidad y se centraron en la entrada, donde aparecería el susodicho. Los mariachis que estaban en la boda comenzaron a tocar una música más pausada y célebre. Se abrieron las puertas del castillo que daban al patio y por allí salió Marco. Iluminado por las luces mientras caminaba hacia el altar, mostraba su traje negro con hombreras doradas y bordes dorados en el cuello y mangas. Estaba maquillado con la imagen de una calavera común en su cara, solo que esta tenía un lunar y una cicatriz en el ojo, pero nadie lo podía ver, porque también portaba una máscara que le cubría hasta el labio superior. Y, por último, un sombrero negro con bordes rojos y lentejuelas colgantes. Su vestimenta en general era muy similar a la que llevo en el baile de la luna sangrienta, Star lo había notado.
Todas las miradas se posaron sobre el novio, quien finalmente llegó al altar, allí lo esperaba el Canciller, quien les haría de cura. Se dieron un saludo cordial y luego voltearon a mirar a la puerta, en espera de que la novia apareciera. Tan solo pasaron unos segundos hasta que esta entrase por la puerta, la cual se abrió de par en par al pasar. Las luces la enfocaron rápidamente, mostrando su vestimenta. Llevaba un vestido negro con bordes rojos, este se ajustaba a su figura perfectamente, al tener la cara blanca le pintaron una calavera de negro la cual era muy llamativa. No portaba velo, pues no le gustaba, pero su propio pelo ya le cubría la mitad del rostro, como siempre lo hacía. Caminó hacia el altar mostrando una sonrisa incomparable, hasta que finalmente llegó y saludo cordialmente al Canciller. Acto seguido, la pareja miro hacia adelante y el cura comenzó a hablar.
- Te ves muy preciosa. - le susurró al muchacho a su compañera.
- Gracias, tú te ves de muerte. - bromeó ella.
- Hasta en tu propia boda estarás dispuesta a contar esos chistes tuyos.
- Así soy yo.
- Y así quiero que sigas siendo.
Guardaron silencio para escuchar las palabras del Canciller, las cuales eran completamente esotéricas para los presentes, excepto Rhombulus. Los invitados se miraban entre ellos, algo confundidos por el lenguaje empleado por el cura, algunos se pensaron que a lo mejor era alguna costumbre en Mewni, pero los que eran habitantes de allí ya sabían que aquello no era algo habitual, sino que habían elegido al Canciller como cura por esta ocasión y que no se entendía nada de lo que decía. En un momento dado este calló de repente, como si hubiese terminado de hablar. Todos aguardaron en silencio para ver qué pasaba, pues aún seguían confundidos. De entre los presentes, se levantó Rhombulus, quien pasó a traducir para ellos.
- Di acepto. – gritó este usando sus manos de serpiente para que se le oyera mejor. Pero aun traduciendo al Canciller, los novios seguían confundidos – El novio.
- Ah, voy primero. – soltó Marco, comprendiendo finalmente – Acepto.
El Canciller volvió a decir unas pocas palabras y volvió a callarse.
- Ahora dilo tú. – volvió a gritar este.
- Acepto. – dijo Hekapoo.
Nuevamente, el canciller dijo otras palabras.
- Alguien se opone? – preguntó Rhombulus mirando a los invitados.
Parecía que nadie iba a decir nada, pero de entre todos, una voz salió del tumulto y se hizo escuchar.
- Yo me opongo.
Todos se giraron a ver a aquella persona que quisiese oponerse a la unión de Marco y Hekapoo. Parada sobre la silla se encontraba Janna, quien tenía sus manos apoyadas en su cadera y miraba al frente con una expresión de orgullo.
- Nah, es broma. Solo quería decir esta frase, aunque sea una vez en la vida. – inmediatamente volvió a sentarse en su sitio y sacó una lista de tareas, de la cual tachó una de ellas, en esta decía "crear discordia en una boda".
Pasado ese pequeño momento de tensión, Nachos se acercó a los novios con los anillos encima de un cojín que llevaba en su cabeza. Marco fue el primero en colocarle el anillo a su amada, era el mismo anillo con el que le habría propuesto matrimonio. Luego fue Hekapoo quien le puso el suyo a Marco, era un anillo negro con destellos dorados, los cuales tenían escrito lo mismo que en el anillo de ella. La cabra continuó con su discurso una los novios se pusieron los anillos.
- Ya puedes besar a la novia. – continuó el hombre de cristal.
Los novios se giraron y se miraron a la cara.
- Este será un nuevo comienzo en nuestra vida. – le susurro el tipo a la mujer.
- Contigo tendría todos los comienzos que hiciesen falta con tal de seguir viviendo nuestra aventura juntos.
- Que así sea entonces.
Marco le apartó el flequillo del rostro a Hekapoo, como siempre solía hacerlo cuando quería ver su cara. Aquella noche en particular estaba especialmente hermosa, no por la boda, ni tampoco por su vestimenta, sino porque la felicidad que se reflejaba en el rostro de la chica, le hacía sentir al muchacho que era afortunado de poder amar a una persona como ella. Este acercó sus labios a los de ella mientras cerraba sus ojos hasta que ambos se conectaron en un cálido beso que hizo que todos los presentes se levantaran y aplaudieran en celebración por su unión. Hekapoo, de la emoción, le quitó el sombrero a Marco y lo lanzó al aire mientras aún se besaban.
- Meeehhh! – dijo el Canciller.
- A comer. – tradujo Rhombulus, y en ese momento, le cayó en la cabeza el sombrero de Marco.
Los invitados finalmente disfrutaron de la cena. Había una cantidad de platos exquisitos, muchos de ellos, hechos con maíz, otros eran las carnes de criaturas extrañas del bosque. Mientras nadie miraba, Marco le pasó un trozo enorme de filete a Nachos, quien se escondía debajo de la mesa, lo cual no era del todo efectivo, pues su cola sobresalía por el mantel, pero este se sentía feliz de esa forma. Tan pronto terminaron la cena, bajaron el pastel encima de una mesa redonda. El primer trozo fue cortado entre Marco y Hekapoo, ella sosteniendo el cuchillo y el apoyando su mano encima de la de ella. Una vez cortada la primera rebanada, la dama le cedió el lugar al muchacho y este realizó una serie de rápidos cortes en el pastel. En un visto y no visto el pastel fue cortado en trozos iguales. Su destreza fue motivo de deleite, pero más lo fue el sabor del pastel, el cual se redujo a menos de la mitad en un momento.
La noche fue transcurriendo de forma fluida, los invitados charlaban y se reían entre ellos, muchos se acercaban a la feliz pareja para darle sus bendiciones. De entre ellos, Tom fue uno de los que se acercó a Marco para felicitarlo, aunque se mostró extrañado de que este fuera un adulto. Le explicaron que era una historia muy larga como para contarla por completo esa noche, así que le hizo un pequeño resumen que explico de una forma un poco vaga porque él era un adulto ahora. Varios de los amigos que tuvo en su época de colegio también lo felicitaron, Alfonzo y Ferguson en particular, lo cuales también le pidieron permiso para montarse en el dragón motocicleta que se escondía bajo la mesa, este dijo que no habría problemas, siempre y cuando Nachos les permitía que se subiesen a su lomo. Luego vinieron los familiares, todos y cada uno de ellos se acercaron a el muchacho, ahora un adulto ante sus ojos. Mientras que a la dama de cabello carmesí se acercaban a felicitarla varias eminencias en Mewni, como los reyes de otros reinos, algunos soldados de alto rango que no se encontraban en servicio aquel día, y otras personas de la realeza.
Pero las felicitaciones no duraron demasiado, pues había comenzado la hora del baile, y la primera pieza estaba reservada para los enamorados, quienes deleitaron a todos con baile ensayado para esa noche en específico, cortesía de las coreógrafas encargadas de la boda. Luego el novio y la novia bailaron por separado con personas cercanas. Marco bailó con su madre durante un rato.
- Estoy muy orgullosa de ti hijo mío, hoy has compartido tú felicidad con el resto de tu familia y con muchas otras personas presentes en esta ceremonia.
- Gracias mamá. Significa mucho para mi poder tenerlos a todos aquí con nosotros esta noche.
Hekapoo por su parte bailaba con los miembros de la alta comisión.
- Te felicito por tu boda, Hekapoo. – decía Rhombulus mientras era guiado en el baile.
- Gracias, pero será mejor que tengas cuidado con esas manos de serpiente, o esta pieza terminará más rápido de lo que crees. – advirtió ella al hombre de cristal.
Star fue la siguiente en acercarse a Marco para bailar con él. Esta portaba un vestido rosa con decorados blancos y maquillaje de calavera rosada con toques fucsia.
- Gracias por venir a la fiesta Star.
- Para eso están los amigos. Me alegro mucho por ti Marco, espero que seas feliz junto a Hekapoo.
- Lo seré, eso te lo puedo asegurar.
Star se alegró por el de verdad, a pesar de que sus sentimientos hacia el seguían presentes, verlo feliz la hacía sentirse bien por dentro.
Una vez los novios acabaron de bailar con algunos de los invitados, volvieron a juntarse para danzar otra canción, esta vez, a su propio estilo.
Marco y ella comenzaron a girar mientras se tomaban de una mano, la otra del chico apoyada en la cintura de ella, y la otra de la dama apoyada en el hombro de él. Giraban sin parar moviéndose por la pista de baile hasta acabar en el medio y separarse sin soltarse de las manos. En ese momento las luces se apagaron y dejaron la pista en la semioscuridad, pues la luz de la luna los iluminaba aquella noche. Pero fue en la semioscuridad que se revelo algo que ninguno de los presentes sabia, el maquillaje que todos llevaban era fluorescente. De pronto, la multitud comenzó a mirar a todos los presentes, descubriendo un nuevo aspecto en cada uno, gracias a ese efecto luminoso.
Marco se quitó la máscara y el sombrero, dejando que su maquillaje brillase. La pareja volvió a juntarse para continuar su pieza de baile, la cual comenzaba a ser frenética, vivaz y atrevida. Movimientos agresivos movían a Hekapoo quien comenzaba a soltar chispas ígneas. De pronto, el muchacho hizo girar a la dama, empujándola y haciendo que esta arrastrara sus pies hacia atrás tras deslizarse a tres metros de este. Un rastro de llamas se marcó en el suelo tras ese movimiento. Fue el quien se arrimó presurosamente hacia ella tomándola entre brazos otra vez y haciéndola girar a su alrededor. A medida que se movía dejaba la huella de su paso, llamas formando círculos e iluminando la pista con un tono naranja. El público se abrió para dejarles espacio, todos ellos asombrados por el nuevo baile que les estaban mostrando, su baile. Después de girar a unas cinco veces, Marco tomó a la mujer de la cintura y la lanzo hacia adelante en un salto grácil mientras ella giraba en el aire y dejaba rastros de llamas como si fuese una estela. De un salto, el muchacho fue hacia ella, atrapándola en el aire, dejando un pequeño estallido de llamas en la locación en donde esta fue arrebatada, llegando los con al suelo y deslizándose hasta detenerse. Terminaron, el sosteniéndola a ella, y esta, aferrándose a su cuello con una mano y mirándole a los ojos. Hekapoo hizo un pequeño chasquido con su mano libre, y en ese momento, las llamas se extinguieron, no habían quemado nada al parecer. El público se volvió loco, comenzaron a aplaudir y a gritar llenos de euforia.
- Parece que tantos años de entrenamiento nos han servido para algo más que simplemente luchar en sincronía. – apuntó el muchacho.
- Haremos mucho más que bailar, tenemos una vida entera. – le respondió mirándole a los ojos con una sonrisa pura y sincera – Por nosotros.
- Por nosotros.
Se acercaron y uno al otro y se besaron, haciendo que el sonido de la multitud desapareciese a oídos propios, y solo quedase el amor y el cariño de otro.
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Bien, primero que nada, en principio, no iba a ser un capitulo muy largo, pero pasaron cosas, y me llevo un poco mas de tiempo del que esperaba, pero creo poder afirmar que asi es como debe estar.
Saludos a todos y cuiden a sus niños.
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