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Capítulo 55: Hay que arreglar las cosas


Recostada en la cama y enterrando su cara en la almohada, Star intentaba no pensar en su amigo y en que este se iba a casar. Desde su habitación podía escuchar las risas de la familia mientras celebraban el casamiento que tendrían más adelante. Hekapoo no tardó en ganarse la simpatía de los padres.

- Y entonces Marco quedó enredado entre las lianas del árbol, y cuanto más intentaba salirse más se enredaba. Al final tuve que sacarlo quemando las lianas, y luego le dije: ten más cuidado cuando salgas solo por el bosque, he sido clara?

Todo el mundo se echó a reír.

- Oye, esas lianas aparecieron de la nada, y tenía mi espada en el suelo. - explicaba este, a modo de defensa.

- A sí? Entonces donde estaba tu dragón motocicleta?

- Se había ido a perseguir ratones.

Las risas no hicieron más que aumentar.

- Es verdad. - dijo Marco cayendo en cuenta de algo - Ven papá, hay alguien a quien quiero presentarte.

El tipo llevó a Raphael, también conocido como su padre, al patio de atrás, en donde se hallaba Nachos, este estaba recostado en el suelo, los cachorritos también se habían acostado, estaban acurrucados los unos con los otros sobre el dragón. Marco dio un silbido para despertar a los cachorritos, los cuales, al oírlo, corrieron directamente hacia él. Este les mostró un hueso y lo lanzó hacia un lado, los cachorros se perdieron yendo a buscarlo. Seguidamente llamó a su compañero, el cual se acercó a él al instante tras levantarse.

- Eh, Nachos. - dijo mientras comenzaba a acariciarlo con alegría. - Papá, este es Nachos, mi compañero.

- Es muy... interesante. - expresó algo dudoso.

- Quieres subirte?

- Ah, que? Yo, no estoy seguro de si él quiere.

- Que me dices, chico? - preguntó al dragón, y este asintió sin problema - Ves, no le importa. - notó a su padre un poco nervioso - Y no te preocupes, él no te dejará caer, solo agárrate con fuerza.

- De acuerdo, si tú lo dices, Marco.

Emocionado, pero nervioso, el señor Díaz se montó a lomos del dragón motocicleta. Cuando Marco le dio una palmada a la criatura, esta comenzó a hacer rugir el motor y echó a andar a una velocidad moderada. Se introdujo en la calle y progresivamente fue aumentando la velocidad.

- Bueno, esto no está tan mal. - dijo el señor Díaz.

Fue entonces que el dragón desplegó sus alas y comenzó a alzar el vuelo. Antes de poder darse cuenta, el tipo se hallaba varios metros en el aire, volaba. Se aferró con fuerza a los cuernos de la criatura, no iba a soltarse por nada del mundo. El pánico lo invadió por un momento, lo cual hizo que cerrase los ojos, pero un rugido lo animó a abrirlos y mirar hacia adelante. De repente, el miedo se disipó, y fue reemplazado con asombro.

Mientras tanto, Hekapoo y Angela, también conocida como la señora Díaz, mantenían una charla entre mujeres. La madre había decidido enseñarle a esta un álbum de fotos de cuando Marco era un niño.

- Y cuando era pequeño, le gustaba mirar películas de artes marciales, como las de Mackie Hand, desde entonces ha querido aprender, así que lo apuntamos a un club de karate que está en el barrio. Recuerdo que practicaba lo que aprendía utilizando como muñeco de pruebas a un peluche enorme que tenía desde pequeño, acabó por romperlo y entonces se puso a llorar. - decía Angela mientras le mostraba a Hekapoo una foto de Marco con el rostro triste y abrazando a un enorme oso de peluche con la cabeza colgando.

- Jaja, pobrecito. Qué lindo se veía de pequeño.

- Si, aunque antes de que te des cuenta ya han crecido. - frase que fue dicha con más razón que nunca - Y dime Hekapoo, alguna vez han pensado en tener hijos? - esa pregunta provocó una sombra de melancolía en el rostro de la forjadora, cosa que la madre no tardó en notar. Supo en ese momento que había hecho una pregunta inadecuada. Quiso rectificarse, pero Hekapoo comenzó a hablar antes de que ella pudiese abrir la boca siquiera.

- No - quiso decir - no es algo que esté en nuestros planes. Aunque me encantaría que algún día fuese posible.

- Tranquila cariño, solo lo preguntaba por curiosidad, no estamos esperando ansiosamente tener nietos, ustedes solo preocúpense el uno por el otro y por vivir felices.

- Se lo agradezco. - expresó de corazón, sonriendo suavemente para intentar diluir la preocupación que le había generado a la señora Díaz al mostrar su reacción ante aquella pregunta.

Unos gritos provenientes de fuera llamaron la atención de las mujeres, estás salieron por la puerta de entrada para ver qué estaba pasando. El sonido venía de arriba, por lo que levantaron la vista al momento. Vieron Raphael surcando los cielos encima del dragón motocicleta. Al principio pensaron que este estaría aterrado, pero luego se dieron cuenta de que aquellos gritos no eran de terror, sino de euforia. Raphael descendió de las alturas hasta aterrizar en el patio de la entrada, Marco se hallaba abajo, esperándolo.

- Wooo, eso fue realmente emocionante. - gritaba este lleno de alegría.

- Te lo dije, no había nada que temer.

- Ángela, tiene que probar esto.

- No lo sé, se peligroso. – respondió ella.

- No, no, no. Este pequeño no te dejará caer, yo pensaba lo mismo que tú, pero no, no te caerás.

Las palabras de su marido la estaban convenciendo, pero no se mostraba del todo segura por subir.

- No sé preocupe, yo le ayudaré. - dijo Hekapoo sacando sus tijeras, esta abrió un portal hacia la parte superior de su cabeza, metió la mano dentro de este y como su propia tiara, acto seguido, el portal se cerró. - En caso de que se caiga, puedo crear un portal que le hará aparecer aquí, así no le pasará nada.

Aquel aporte acabó por otorgarle la seguridad que necesitaba, así que subió a lomos del dragón motocicleta y se aferró bien a los cuernos de este.

Entre tanto su madre aprendía a montar a su compañero, Marco fue a ver a Star, quien se encontraba encerrada en su habitación. Este golpeó la puerta dos. Pasaron los segundos, pero no hubo respuesta alguna. Decidió abrir un poco la puerta para asomar la cabeza y ver si todo iba bien. Se halló con una Star tirada sobre su cama con la cabeza enterrada en la almohada. Pidiendo permiso entró en la habitación hasta terminar junto a la cama.

- Star, estás bien? - ella giró la cabeza, mostrando la mitad de su rostro.

- Si. - dijo totalmente desganada. Por su respuesta era evidente que no se encontraba bien, por lo que Marco dio un suspiro.

- Puedo sentarme? - preguntó este. Star, sin decir nada, asintió levemente con la cabeza - Star, sé que llevo ciento dieciséis años sin estar en la tierra, y mi memoria no es tan grande como para recordar a la perfección como eran las cosas aquí, pero si puedo recordar perfectamente cuando me mientes acerca de si estás bien o no, y no tienes porqué de decírmelo si no quieres, pero no me digas que no te ocurre nada, cuando es evidente que no te encuentras bien. Soy tu amigo, aún lo sigo siendo, y si puedo ayudarte en algo, eso es lo que haré.

Star estaba dolida, justamente era el tipo quien le producía ese dolor, aun así, él, sin siquiera saberlo, buscaba ayudarla. A pesar de haber pasado tantos años lejos de ella, y a pesar de haber encontrado al amor de su vida, aún se seguía preocupando por su amiga. Se sentía incapaz de engañar al muchacho. Hizo un esfuerzo por levantarse y sentarse al lado de él, así podría hablar con más calma.

- Sabes, es difícil asimilar todo lo que está pasando, al menos para mí. No sé cómo tus padres se han hecho a la idea tan rápido, tal vez porque son adultos, talvez. Pero para mí no es tan fácil. Hemos sido mejores amigos desde hace un año, casi, pero te has convertido en una persona muy importante para mí, y pensar que ya no viviremos juntos en la misma casa, que ya no iremos juntos al colegio, y que ya no estarás aquí para hacerme tus famosos nachos y ver películas los jueves por la noche, es... no es fácil para mí hacerme a la idea. - quiso ser fuerte, pero el momento pudo con ella, haciendo que un par de lágrimas resbalasen por sus mejillas.

- Star. - dijo Marco. Se sentía triste por ella - Mira - apoyó su mano en el hombro de ella - sé que ya no viviremos juntos, y también sé que hay un montón de otras cosas que ya no haremos juntos, pero hay otras que sí. - ella se volteó a verlo, sus lágrimas pararon de caer, pero aún tenía los ojos humedecidos - Puedo prepararte nachos cuando quieras, pronto tendré una casa en Mewni junto con Hekapoo, eres bienvenida, así que aún podemos comer nachos juntos y ver películas, solo espero que no te moleste la presencia de Hekapoo. - ella se rio ligeramente al oírlo.

- Para nada. - él también sonrió.

- Mira, sé que todo esto no es fácil para ti, y tampoco quiero obligarte a que te diviertas con nosotros si no estás de humor. Pero quiero que sepas aún sigo aquí para cualquier cosa que necesites.

Star se sintió en necesidad de abrazar a su amigo, por lo que se acercó a él y enterró la cara en su hombro, Marco le correspondió y le acarició la cabeza para que se sintiera más tranquila. Ella disfrutó de aquel abrazo, la hacía sentirse reconfortada ahora que su amigo estaba allí para apoyarla tanto como pudiera. Fue este quien lentamente se separó de ella, y la miró a los ojos, ya tenía mejor aspecto.

- Gracias, Marco.

- Para eso están los amigos. Volveré a fuera con el resto, su quieres venir a dar un paseo en un dragón motocicleta, ya sabes dónde estamos.

La chica vio como este se alejaba, volviendo a dejarla a solas con sus pensamientos. Miró hacia el suelo un momento y se quedó pensando. Pasados unos segundos se levantó y salió de su habitación. Rápidamente bajó por las escaleras y se encontró con el resto de la familia. La señora Díaz parecía bajar del dragón de Marco, se le veía alegre, o más bien, extasiada.

- Eso fue increíble. - decía Ángela.

- Lo se cariño, es una experiencia única.

Todos callaron un momento cuando vieron a Star en la puerta de la entrada.

- Tú también quieres subirte Star? - le preguntó Raphael.

- No. - contesto, muy segura de su respuesta - Marco. - levantó su varita y con ella invocó a la nube rosa sobre la cual solía volar - Quieres echar una carrera? - retó esta al muchacho con una sonrisa en el rostro.

Marco sonrió también, desafiante, volteó un momento hacia su compañero, este hizo rugir su motor, respondiendo a la pregunta muda que le hizo el muchacho. Al instante, se subió a lomos de Nachos y se preparó para correr.

- Cuando quieras.

Ambos se colocaron en posición de salida. Hekapoo se ofreció a dar el pistoletazo de salida. Formó una pequeña bola de fuego en su dedo índice y la lanzó a los cielos, cuando esta explotó, los dos amigos salieron disparados de sus posiciones. Ambos iban a la par, ninguno quería dejarse ganar por el otro, se miraron entre ellos con una sonrisa en sus rostros, se estaban divirtiendo. Cómo solían hacerlo tiempo atrás, pensó él tipo. Y así continuaron corriendo juntos hasta perderse en el horizonte.

Al día siguiente, Star se levantó temprano para ir al colegio. Marco y Hekapoo se habían quedado a dormir en la habitación del muchacho, al menos por esa noche. Habían dicho que al día siguiente irían a Mewni para poder informar a todos que se casarían, y también para comenzar a buscar una casa donde vivir. Por el momento descansarían en la habitación del tipo hasta la hora que ellos considerasen conveniente.

De camino al colegio, Star seguía pensado en todo lo que pasaba, su corazón estaba dolido, la persona a quién secretamente amaba no le correspondía. Sería complicado para ella adaptarse a la nueva situación, pero el hecho de saber que aun así podía contar con su amigo cuando quisiera, la reconfortaba en demasía.

Mientras caminaba por el pasillo en busca de su taquilla, vio a Alfonzo y Ferguson a lo lejos, esto le recordó que ya no verían más a Marco. Se preguntó a sí misma como les explicaría lo ocurrido. Pensaría en ello más tarde. La clase estaba a punto de comenzar y Star ya se encontraba sentada en su sitio. El resto de alumnos que aún no habían entrado a clase lo estaban haciendo ahora. Uno de estos fue Jackie, quien, al pasar delante de Star, la saludó.

- Hey, Star.

- Hola Jackie... - en ese momento cayó en cuenta de un detalle importante.

Probablemente Marco lo hubiese olvidado después de pasar tanto tiempo fuera de la tierra, pero antes del incidente de las tijeras, él era el novio de Jackie. Cómo le explicaría que ahora amaba a otra mujer y que se casaría con ella. Se levantó decidida para contarle la situación, por difícil que resultase de creer, más tuvo que volver a sentarse de inmediato. La maestra troll había entrado ya a la clase y ella no se había dado cuenta, le habían dejado una hora de examen encima del pupitre. "Rayos, lo olvidé", pensó Star. "Supongo que se lo tendré que decir a la hora del almuerzo".

Cuando acabó el examen, todo el mundo salió disparado a la cafetería. Mientras Star estaba en la cola para recoger su almuerzo, buscaba a Jackie con la vista, pero no la encontraba. Sin embargo, pudo visualizar a Alfonzo y Ferguson. Fue a sentarse junto a ellos en la mesa.

- Alfonzo, Ferguson.

- Hola, Star. - saludo Alfonso.

- Qué tal? - dijo Ferguson.

- Chicos, tengo que contarles algo muuuy importante. Es sobre Marco.

- Es cierto, no lo he visto en todo el día, le ocurrió algo? - preguntó el pelirrojo.

La princesa comenzó a contarles la historia lo mejor que pudo. A medida que avanzaba en esta, la cara de los chicos iba cambiando también. Hasta que finalmente acabó de contarla. Un pequeño silencio se apoderó del aura que los envolvía. Pero la expresión de felicidad en los rostros de los dos chicos decía que estos no se habían tomado a malas la noticia.

- Es decir que Marco tiene novia y se va a casar con ella? - preguntó Ferguson.

- Eso mismo quiero decir.

- Es genial. Él pudo conseguir lo que yo no pude con aquella pixi.

- Me alegro realmente por él. - dijo Alfonzo.

- Hey, crees que nos deje montar en su dragón motocicleta? - preguntó el pelirrojo.

- No lo sé, habrá que preguntárselo cuando lo veamos.

Star rodeó sus ojos por lo poco que parecía afectarles la noticia.

- Bueno, supongo que tendré que decírselo a Janna también.

- Eso no hará falta. - dijo una voz debajo de la mesa. Star asomó la cabeza para ver de quién se trataba.

- Janna! - dijo esta al ver allí a su amiga, la cual la saludó con la mano - Que hacías ahí?

- El espionaje matutino. - salió de debajo para sentarse junto a Star - Cómo te decía, ya no es necesario que me cuentes la historia acerca de Marco y esa tal Hekapoo. Ya decía yo que no me resultaba familiar el hombre y la mujer que vi ayer en casa de Marco.

- Jaja, siempre estás al tanto de todo lo que pasa a tu alrededor, y más allá. Bueno, solo me falta decírselo a Jackie, espero encontrarla cuanto antes.

Lamentablemente para Star, la suerte no estaría de su lado, Jackie tenía una clase diferente en ese momento, por lo que Star tendría que esperar hasta el final de clase para buscarla. Aunque de nuevo, la suerte no estaba a su favor.

- No nos iremos de clase hasta que esta ecuación esté resuelta. - anunció la profesora.

Toda la clase rechisto ante las palabras de la maestra, más ninguno se atrevió a oponerse a ella ni a contradecirla, que, además de su mal humor, pocos se atreverían a discutir con un troll.

Cómo su clase ya había terminado, Jackie pensaba dirigirse a casa en su skateboard. Al salir por la puesta de entrada, vio a un tipo reposado en una moto muy extraña al otro lado de la acera. Vestía con pantalones jeans, camiseta blanca, y una sudadera roja con dibujos de llamas en sus mangas y en el torso, también portaba una mochila. Este la estaba saludando. Se sintió confundida, pues no parecía alguien a quien conociese, aun así, había algo en él que le resultaba familiar. Para su sorpresa, este cruzó la calle y se le acercó, se veía amigable.

- Hola Jackie.

- Hola... - si hasta sabía su nombre. De cerca se veía mejor, era atractivo - Te conozco?

- Me lo imaginaba. Sé que esto te resultará complicado creer, pero soy yo, Marco.

La chica no respondió al momento, sino que se quedó mirándolo, dudosa. Pero más pronto que tarde, se percató de que era verdad. Resultó difícil al principio, pero su rostro era exactamente igual al de Marco.

- Marco? Que te ha ocurrió?

- Bueno, es una historia un poco larga. Te parece bien si vamos a sentarnos a un banco?

Jackie asintió. El tipo dijo que la acompañase. Se subió al dragón motocicleta y le ofreció la mano para que está subiera también, dudó un poco.

- No te preocupes, no dejare que te caigas. - dijo este con voz suave. Jackie se sintió un poco más confiada al escuchar eso y acepto subirse a esa criatura - Ponte el castillo y sujétate. Deja tu skate amarrado a la parte de atrás, hay unas cuerdas que podrás usar para ello.

Esta siguió las indicaciones del tipo y amarró su skate. Luego se sujetó del torso de este. Estaba duro, notó ella, pensó que además de volverse mayor, Marco también había tonificado su cuerpo, o al menos sus abdominales.

El muchacho apretó los cuernos del dragón, y este comenzó a hacer rugir su motor.

- Sujétate fuerte. - advirtió a la chica, y está obedeció.

Raudamente, el dragón levantó vuelo y se llevó a ambos consigo. Jackie abrió los ojos sorprendida por lo que veía. La impresión que le dio las vistas desde aquellas alturas, instintivamente, la hizo aferrarse más al tipo. En un momento habían llegado a un parque, donde encontraron un banco en donde hablar. Casualmente, ese banco era el mismo en el que se sentaron la noche del baile, cuando ellos tuvieron su primera cita, y su primer beso.

Tras recoger su skate, Marco y Jackie se sentaron en el banco, y después de un poco de balbuceo acerca de lo genial que era ese dragón, el tipo comenzó a contarle la historia. Intentó no desviarse en detalles muy innecesarios y centrarse en los puntos clave de la historia. Jackie escuchó atentamente sin decir nada, Marco se lo había pedido así para que le resultase más simple explicarle todo. Al terminar, se hizo el silencio, y este esperó alguna respuesta por parte de la chica.

- Ciento dieciséis años. - dijo tras un momento - Parece mucho tiempo fuera de casa.

- Lo es.

- Y esa tal Hekapoo, qué tal es?

- Es una persona maravillosa, al menos a mí me lo parece.

De nuevo se hizo el silencio tras escuchar eso. Resultaba incómodo, Marco lo sabía, y sabía que esto pasaría, pero era algo que tenía que hacer.

- Jackie, quiero disculparme por lo que te he hecho. Debería habértelo dicho y romper contigo antes de comenzar una relación con alguien más. Diría que me fue imposible por el hecho de estar en otra dimensión, pero no quiero hacer que suene como una excusa. La verdad es lo que pasó, y quería decírtelo porque eres alguien que no le ha hecho daño a nadie, y que merece ser feliz. Lamento no haber hecho bien las cosas.

La chica se quedó mirando en suelo fijamente, estaba reflexionando, Marco no dijo nada, sabía que necesitaba tiempo.

- Marco. - este se giró hacia ella al oír su nombre - Cuanto quieres a esa mujer?

- Daría mi vida por ella si se diese el caso. - expresó seguro de sus palabras. Jackie lo miró, los ojos del muchacho no mentían.

- Entonces no tienes porqué lamentarte. - hizo una pausa - Quiero decir, me hubiese gustado poder luchar por nosotros, aunque sea intentarlo, pero... ni siquiera tenemos la misma edad ahora. Simplemente, te he perdido de un día para el otro. No me siento enojada contigo. Solo me siento triste, y también impotente.

La entendía, era normal sentirse así después de perder a tu pareja, y peor aún, sin poder hacer nada para intentar defender ese sentimiento que había entre ellos.

- Sé que esto no arreglará las cosas, pero quería darte esto.

Marco rebuscó en su mochila y sacó un skate nuevo. Este era negro con llamas en el extremo delantero. Se veía firme. Sus ruedas estaban hechas de alguna especie de cristal, parecía bonito, era celeste y brillaba con la luz del sol.

- Lo hice para ti. - dijo al extenderlo hacia ella.

Tomó el skateboard con ambas manos, y luego miro al tipo a los ojos con una sonrisa forzada.

- Gracias, Marco.

Ya había hecho lo que tenía que hacer, ya había zanjado el tema y aclarado toda duda de la chica, ahora sentía que él sobraba allí.

- Quieres que te lleve a casa?

- No, estoy bien así, caminaré.

- De acuerdo, yo me iré ya.

- De acuerdo.

Nachos esperó paciente a que su compañero subiese a lomos de él para encender su motor.

- Jackie. Si algún día necesitas ayuda, no dudes en llamarme.

Ella asintió y vio como el chico se alejaba por los cielos hasta desaparecer en el horizonte. A lo lejos se hallaba Star, quien vio la escena, el muchacho marchándose y la chica sola.

La skater volvió a casa caminando con sus dos skates en los brazos. Al llegar, cerró la puerta y dejó su skate en el suelo, este se fue rodando hasta chocar con la pata de la mesa del comedor. Tomó con ambas manos el que Marco le había regalado y lo observó. Un par de lágrimas cayeron por su rostro, chocando contra la madera del patín. Jackie se recostó contra la puerta y se deslizó hasta terminar sentada en el suelo, recogió sus piernas, abrazó el regalo del chico y comenzó llorar en silencio.

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Buenas. No se ustedes, pero al menos yo sentí lástima por Jackie, y eso que soy quien escribió esto. La verdad es que disfruto metiendome en mi propia historia, sintiendo pena por mis propios personajes y alegría tambien. Y para dejarlo claro yo antiguamente era un jarco, y no me avergûenzo de ello.

Ahora enserio, espero que en este grupo de lectores no haya nadie reacio a otra persona solo por tener gustos distintos a otros, que ahora mismo me llama mas la antecion el marcopoo y el starco, pero respeto a los que alguna vez creyeron en el jarco y que aun lo siguen idolatrando.

Bueno, no les doy mas la lata por hoy. Hasta la semana que viene, queridos lectores.

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