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Capítulo 44: El nuevo comienzo, Hekapoo y Marco

Desde los últimos acontecimientos Marco había decidido permanecer en la dimensión de Hekapoo junto a ella. Despedirse de su mejor amiga fue una experiencia muy dura para él. Pero gracias a la compañía de la mujer a la que quería consiguió no pensar en ello.

La presencia del muchacho en la vida de Hekapoo hizo que ella tuviese que tomar ciertas medidas. Medidas que quería llevar a cabo lo antes posible para que el periodo de normalización pudiese empezar cuanto antes.

La primera noche que cenaron juntos, Marco le demostró sus cualidades como chef, le preparó unos buenos cuervos a la brasa. Improvisó utilizando la lava como fuego para cocinar las aves que había cazado. Clavó cada una en un palo para dejarlas hacer. Cuando estuvieron listos le entrego uno de los palos a Hekapoo. Su simple mirada evidenciaba la poca fe que tenía en ese platillo. Sus ojos estaban posados en aquel cuervo rostizado. Aún conservaba la cabeza. Levantó la vista para ver a Marco, este devoraba su comida sin ningún tipo de reparo. Se percató de que lo estaba observando y se fijó en ella. Notó que aún no había dado bocado alguno a su comida.

- No te gusta? - preguntó después de tragar un trozo que estaba masticando.

- No, no, es solo que se ve... peculiar. - dijo evidenciando su completa duda hacia aquella comida.

- Solo pruébalo. - soltó volviendo a comer del suyo.

Ella volvió a ver a su cuervo y simplemente se encogió de hombros. Se llevó este a la boca, dándole un generoso bocado, confiando en el criterio del hombre. Pera su sorpresa, no estaba tan mal como se veía. Tan pronto acabado con el trozo que tenía en la boca volvió a dar otro bocado. Marco la miró con rostro triunfante. Ella notó a este.

- Que? - preguntó sin más.

- Te lo dije. - soltó el con aires de triunfo.

- Es comestible. - soltó ella para no darle la satisfacción de tener la razón.

- Si quieres más solo pídelo, eh. - añadió finalmente.

No pudo evitar soltar una pequeña risa entre dientes. Acto seguido le dio un golpe en el hombro de forma amistosa al joven. Ambos acabaron disfrutando de una agradable cena juntos. Nachos se veía contento de ver a esos dos unidos, y de apoderarse de las sobras de los cuervos rostizados. Hekapoo se fijó un momento en la vestimenta de Marco y se percató de que esta estaba hecha trizas.

- Oye. Quieres lavar tu ropa y darte un baño? - le preguntó a él.

Este se vio un momento, la verdad es que no se había dado un baño en días, desde que había recargado su cantimplora no había vuelto a buscar agua, la cual por cierto están casi vacía. Consideró que darse un baño no sería mala idea.

- La verdad es que no me vendría mal un buen baño.

- Ven, sígueme, te mostraré donde está el baño. Hay agua caliente, muy caliente, de hecho intenta no quemarte.

Antes de moverse, el muchacho tomó la mochila que llevaba en el lomo de Nachos. La dama de cabellos carmesí lo condujo por unas escaleras en espiral que bajaban hacia donde sería su hogar. Cuando llegaron abajo unas antorchas iluminaban su camino. Ante sus ojos se extendía un pasillo adosado completamente por adoquines. A lo largo de este había varias puertas. Al lado de cada puerta había dos antorchas. Por el centro había escrito en cada una de las ellas una palabra en el idioma de Hekapoo. Esta lo llevó hasta la puerta que decía baño. Cordialmente se la abrió y mostró a este un baño lleno de múltiples comodidades. La bañera era considerablemente extensa. Era cuadrada y medía dos metros por dos metros. Su agua ya mostraba signos de estar a una temperatura tibia, de esta salía vapor. El lavabo estaba hecho de mármol y en su interior había lava, supuso que sería para eliminar los desechos, prefirió no preguntar por ello. Cerca de este había un mueble con varias toallas, jabones y cestas para dejar la ropa sucia. Un lavamanos de mármol junto con un enorme espejo enmarcado en metal el cual tenía decoraciones hechas por ella misma.

- Adelante, utilízalo cuanto quieras.

- Gracias.

Marco entró aceptando las cordialidades de su anfitriona. Esa habitación se veía más grande desde dentro que desde la puerta. Tomó una cesta y comenzó a quitarse la ropa sucia, empezando por su sudadera y continuando con su chaqueta, ya estaba por ir por su pantalón pero se percató de que su compañera aún seguía en la puerta. Cuando se giró a verla notó en ella una sonrisa traviesa.

- Emmm, puedo tener algo de privacidad?. - preguntó tranquilamente - O es que también quieres darte un baño?

Su pregunta no hizo más que marcar la expresión de la mujer. Esta se acercó hacia el muchacho, apoyo su mano con delicadeza en su pecho, su tacto se sentía caliente. Estrecho un poco más la distancia entre ambos, haciendo que Marco también sonriera cómplice.

- Suena tentador, pero por hoy rechazaré tu oferta. Aun así me la guardaré para otro momento.

Esta alejó su mano solo un poquito y luego empujó suavemente con la punta de su dedo al muchacho.

- Ahora ve a ducharte, que hueles mal. - añadió con tono burlón.

Abandonó la habitación dejándole al hombre la libertad de bañarse en privacidad. Cuando ella cerró la puerta Marco levantó su brazo y olfateó un momento su axila para ver si notaba el mal aroma. No notó nada fuera de lo corriente, pero igualmente fue a bañarse. Termino de quitarse su vestimenta y de inmediato se metió en la enorme bañera. El agua estaba realmente agradable, ayudaba a sus músculos a relajarse. En su mente se quedó pensado que podría haber pasado si Hekapoo hubiese aceptado tomar un baño con él. Por algún motivo ese pensamiento le resultaba familiar, como si hubiese soñado algo similar hace muchos años. No le dio demasiada importancia a aquel pensamiento, por lo cual continuó con su baño en calma.

Hekapoo se encontraba fuera de su guarida, justo en el borde de la entrada. Se había apoyado a un costado mirando a las estrellas. En su mente se preguntaba hasta qué punto sentía apego por ese chico. Esta era la cuarta vez que se veían en persona. Pero todas las experiencias que sus clones tuvieron con él también las tuvo ella, después de todo ella sabía lo que sus clones sabían. Aun así nunca se había imaginado a sí misma relacionándose estrechamente con un humano. "Pero él no es un humano cualquiera, es Marco" pensó. Se sorprendió a sí misma pensado de esa manera por él. Le resultaba extraño, pero no le desagradaba. Sentía curiosidad por ver cómo actuaría ahora que el estaría a su lado. Todo estaba avanzando muy rápido, pero a pesar de saber eso no le importaba. Hacía tiempo que sus sentimientos no se dirigían hacia alguien. Se rio un poco por todo en lo que ese muchacho la había hecho pensar. Decidió no darle más vueltas al tema por el momento y perderse un poco más en las estrellas.

Marco ya había salido del baño, este había subido en búsqueda de su anfitriona. La vio apoyada en el marco de la entrada. Se le acercó y apoyó su mano en su hombro. Esta se giró para verlo. Se había puesto el pijama que le regalaron cuando se graduó en la academia Ledge. Su cabello caía por su rostro por la humedad, cubriéndole parcialmente sus ojos. El corazón de Hekapoo latió un poco más deprisa al verlo así, pensaba que estaba realmente lindo.

- Jaja, tu pelo, aún está húmedo.

Esta pasó su mano por su rostro apartándole un poco el pelo al humano. Sus mechones se entrelazaron en los dedos de ella. Pudo ver mejor sus ojos color café. Se perdía fácilmente en ellos, le gustaba esa sensación, perderse en alguien. El muchacho acercó su mano y la apoyó encima de la de ella. Ambos sonrieron suavemente.

- Que hacías? - pregunto él.

- Miraba las estrellas.

- Puedo hacerte compañía? – preguntaba mientras descendía su manos con suavidad por su cara.

- Adelante.

Marco rodeó a Hekapoo con sus brazos y se apoyó en el marco de la entrada. Ella se dejó llevar por la situación y apoyó su cabeza en hombro del muchacho, quien estaba un poco inclinado por apoyarse en el marco. El precioso cielo estrellado se mostraba para ambos. La dama de fuego disfrutaba más de las vistas ahora que el muchacho estaba junto a ella. Mientras tanto el intentaba disfrutar de las estrellas, pero la llama de Hekapoo estaba cercana al centro de su campo de vision, por lo cual no veía del todo bien las estrellas. De pronto abrió su boca para soltar un enorme bostezo el cual hizo que la llama de Hekapoo se apagase. Esta pudo notar perfectamente lo que había hecho. Se separó de él para poder verlo al rostro.

- Tienes sueño ya? - preguntó ella burlona.

- Un poco, ha sido un día lleno de emociones para mí.

- Jeje, vamos, te llevaré a la cama.

Ella lo tomó de la mano para guiarlo a la que sería su cama. Este se percató de que ella no lo soltaba. Sonrió graciosamente.

- Sabes, no voy a perderme por el camino. - mencionó por el hecho de ir de la mano.

- Te tardaste dieciséis años en encontrarme, si no te vigilo podrías acabar en Flendar otra vez. - expuso ella mostrando que había entendido la referencia.

- Eso es porque había clones. - se defendió él.

Justo en ese momento dos clones que venían en sentido contrario al que iban ellos, se los cruzaron.

- Qué onda? - saludó una.

- Hey. - la otra también.

El muchacho saludó a ambas con gusto. Hekapoo entonces le dirigió una mirada burlona a este.

- Estabas mirando a otras? - preguntó, imitando el papel de una mujer celosa.

- Solo porque me recordaban a ti. - de defendió el siguiéndole el juego.

- Pfh. - soltó ella, sin poder evitar reírse.

Ambos comenzaron a carcajear juntos. Se generaban situaciones bastante peculiares entre ambos. Mientras ellos se reían los clones que los habían cruzado chocaron los cinco en señal de complicidad. Finalmente llegaron a la habitación. Otra vez Hekapoo mostró su cordialidad abriéndole la puerta. La habitación mostraba una arquitectura un tanto peculiar. Una enorme alfombra cuadrada estaba por debajo de la cama extendiéndose hasta casi llegar a la entrada. La misma cama se tenía una medida de tres metros de ancho y dos de alto. Unas tijeras enormes adornaban la pared detrás de la cama. Al lado de esta había dos mesitas, una a cada lado. Cuatro antorchas enormes puestas a cada esquina de la habitación la iluminaban por completo.

- Adelante. - dijo ella invitándolo a entrar con sus brazos apuntando hacia el interior.

Este realizó su gesto de gratitud y entró. Era una habitación peculiar, pero no le dio mucha importancia.

- Tú dónde duer... - estuvo a punto de preguntar. Pero cuando se giró para verla se dio cuenta de que esta se había ido.

Si encogió de hombros suponiendo que esta también tendría sueño y se habría ido directamente a su habitación. Se echó a la cama de un salto, hacía tiempo que no dormía en una. Su compañero cargaba en su espalda una bolsa de dormir, pero no podía comparar eso a la comodidad de dormir en un colchón. Apoyó su cabeza en la almohada. Las llamas de las antorchas se apagaron. "Serán automáticas" pensó él graciosamente. Pero la oscuridad recién conseguida murió por un momento cuando una única llama iluminó todo desde la entrada. Este se giró para ver qué lo provocaba. Era Hekapoo, llevaba puesto un pijama de lana. Era de color naranja con dibujos de tijeras rojas en ambas partes de la pieza. Las mangas de la parte de arriba eran un tanto largas, por lo que estás acababan por cubrirle las manos. Se había quitado la tiara y su pelo estaba suelto. Él pensó que se veía hermosa con el cabello suelto. Ella se acercó por el lado contrario de la cama en el que se encontraba Marco y se dejó caer en el colchón de cara.

- Entonces, dormidos juntos? - preguntó este.

- No, las otras camas están en remojo y está era la única que queda. Así que...

Pensando que el sarcasmo no hacía falta el muchacho decidió castigar cruelmente a su compañera. Mientras ella tenía los ojos cerrados se le acercó e hizo bailar sus dedos por su torso. Esta comenzó a retorcerse en rápidas convulsiones por las cosquillas.

- No, jaja. Para... - intentó decir, pero el muchacho hizo caso omiso a sus peticiones.

- Esto es por el sarcasmo, H-poo.

- No me... jaja. - quiso expresarse pero no podía.

Ella llamó a sus clones para que la ayudasen. Al llegar estas se asomaron para ver qué pasaba, cuando se deleitaron con la escena se miraron la una a la otra y decidieron regresar a sus puestos de trabajo.

- Traidoras! - consiguió gritar.

A pesar de haberse alejado de la habitación habían conseguido oír eso último, simplemente se sonrieron la una a la otra.

Hekapoo tuvo que hacer un esfuerzo considerable para atacar a su torturador. Sus manos llegaron hasta el, estás impartieron sobre su torso el mismo tormento que ella estaba recibiendo. Estuvieron así por un rato hasta que ambos tuvieron que parar para descansar.

- Es la primera vez que estamos juntos en una cama y ya me has dejado exhausto. - dijo el entre jadeos.

- Que puedo decir. Así soy. - respondió ella, también jadeando.

Ambos estaban contentos de poder compartir esos momentos tan estúpidos pero a la vez tan divertidos en compañía del otro. Cuando recuperaron el aliento de dispusieron a dormir, pero antes se acercaron el uno al otro, hasta terminar abrazados. Marco sopló suavemente la llama de su cabeza, apagándola y dejándolos a ambos a oscuras. Permitieron que la fatiga de apoderase de ellos hasta que el sueño los abordase.

Así había sido la primera noche entre el muchacho y la dama de cabellos carmesí. Un nuevo día había comenzado ya. Marco, al abrir los ojos, se dio cuenta de que a su lado no se encontraba la mujer con la que había dormido. No le dio importancia, aquello le recordó a la otra noche que había dormido con un clon, este también se fue por la mañana sin decir nada. Subió para ver el momento del día. Por la luz que se filtraba por la escalera a medida que subía supo al menos que el sol ya había salido. Fue hasta la entrada donde había dos guardias.

- Buen día Hekapoos. - saludó el joven.

- Hola - dijeron al unísono.

- Donde está la original? - preguntó con normalidad.

- Dijo que tenía que hacer ciertos planes, así que se fue.

Hekapoo se encontraba caminando por el recibidor de la academia Ledge. Aquellos que la vieron pasar por este no tuvieron reparo en asomarse a mirarla, su presencia allí llamó a la curiosidad de todos. Se dirigió con paso firme a la oficina de la directora. Al quedar delante de la puerta procedió a llamar golpeando dos veces.

- Adelante. - dijo una voz femenina desde dentro.

Ella giró el pestillo y entró con calma. Frente a ella se hallaba Meadlay sentada en su silla y otorgándole toda su atención a unos papeles que estaba revisando. Cuando escuchó la puerta cerrarse levantó la mirada para identificar a su invitado.

- Disculpe, estaba ocupada con unos pape... - no pudo acabar porque calló un segundo al ver a la forjadora frente a ella. - Hekapoo. - continuó aún un poco sorprendida por su presencia - A que debo esta visita? - preguntó curiosa pero manteniendo su semblante serio.

- Hola Meadlay, necesito información sobre el Njönder. - ella también mostraba un semblante serio.

- Ah, el Njönder. Si necesitas información de él habrás de ir a las bibliotecas de todo el saber. Debes preguntar por el libro "Kramanjard" allí encontraras cuánta información necesites acerca del Njönder.

- Aún me sigue impresionando tu amplio conocimiento acerca de prácticamente todo y tú alto control de las cosas. - añadió con una sonrisa.

- Debo tener esas cualidades si quiero mantener mi posición como reconocida directora de la academia Ledge. - dijo quitándose unas gafas que utilizaba para la lectura - Por cierto, a que se debe tu interés por ese objeto? Si no es mucha intromisión.

- Digamos que es un regalo para alguien.

Tras decir estas palabras Hekapoo no tuvo más motivos para permanecer allí. Tomó sus tijeras desde su bolsillo y procedió a abrir un portal que la llevaría a la biblioteca de todo el saber. Ya estaba a punto de entrar al portal, pero la voz de Meadlay la interrumpió un momento.

- Espera, quiero preguntarte algo más. - Hekapoo, con medio cuerpo en el portal giró la cabeza para ver a la directora esperando su pregunta - Acaso un joven llamado Marco te encontró durante este tiempo?

Ella se limitó a sonreír y a volver su mirada hacia el portal, avanzó con calma y solo dijo.

- Ya no es un joven, ahora es un adulto. - con estas últimas palabras ella desapareció en el portal, este se cerró tras su paso.

Meadlay volvió a quedarse sola con sus papeles. Como si nada hubiese pasado volvió a centrarse en los papeles que estaba leyendo antes de ser interrumpida. Pero unas últimas palabras brotaron de su boca para sí.

- Parece que Marco no dejó de avanzar en su camino. Me preguntó qué estará haciendo ahora.

En ese momento Marco se encontraba forcejeando con una especie de cuervo varias veces más grande que un cuervo común. Medía unos cuatro metros de alto, su cuerpo había cambiado, sus patas se habían vuelto más gruesas y poderosas. La estructura ósea se sus alas había pasado a dotar a la criatura de patas delanteras, lo cual lo convertía en un cuadrúpedo, pero este conservaba las extensas plumas en sus nuevas patas delanteras, por lo que aún conservaba su capacidad de vuelo. Este empujaba ferozmente con su pico abierto para devorar al tipo. Este se protegía interponiendo su katana en el camino. Las nuevas patas delanteras de la criatura también empujaban a este.

- No dijeron que las criaturas no solían acercarse a este sitio? - le gritó Marco a una de las guardias que estaba en la entrada de la guardia.

- Por miedo no lo hacen, pero supongo que este se habrá envalentonado por conseguir más poder e intentó atacar. - dijo con calma.

- Ya veo.

El cuervo monstruoso erizó sus plumas y comenzó a empujar más al joven soltando su katana y ayudándose con estas para para añadir fuerza. Este estaba arrastrando al hombre, pero él no cedía ante la presión. Pero entonces las alas de la criatura comenzaron a agitarse. Marco las miró deduciendo que lo que pasaría ahora no le haría mucha gracia. Fuertes ráfagas de aire generadas por sus alas levantaban grandes nubes de tierra. En un momento dado la criatura levantó vuelo, llevándose al tipo con él. Este enroscó sus piernas en el cuello de la bestia para no caerse.

- Me preguntó en qué estará tardando tanto H-poo.

En la biblioteca de todo el saber se encontraba Hekapoo quien estornudó en ese momento. Alguien delante de ella le chitó para que no hiciera ruido. Estaba en una cola para utilizar la impresora. Esta había encontrado el libro que necesitaba y quería imprimir las hojas específicas que requería. Desafortunadamente para ella había habido un pequeño fallo en las impresoras, por lo cual solo quedaba una en funcionamiento, y por delante de ella había un número considerable de personas. Simplemente suspiró por el tiempo que tendría que esperar allí y se armó de paciencia.

Marco seguía luchando contra el cuervo. Seguían en el aire, la criatura no soltaba la espada del tipo, y este tampoco. Soltó el filo que sostenía con su mano izquierda y con esta le dio un golpe en el ojo. Esto la hizo chillar y soltar al joven, el cual se quedó colgando de su cuello al liberarse de su pico. Aprovechó para asfixiarlo presionando con sus piernas. El ave comenzó a retorcerse desesperadamente para quitarse al tipo de encima. Comenzó a atacarlo con sus garras para echarlo, pero este detuvo una de ellas con su mano izquierda y luchaba con su katana contra la otra. Entre el frenesí y el gasto de energía provocados por el continuó zarandeo y el forcejeo de sus patas el oxígeno que tenia de acabó mucho más rápido. Perdió el conocimiento y comenzó a caer en el aire. Marco se aferró a su pico con una mano y con sus pies se apoyó en esta para impulsarse y alejarse de ave. Juntó sus dedos y los llevó a su boca para dar un fuerte silbido. El rugido de un motor se escuchó dentro de la guarida. Raudo salió nachos disparado levantando vuelo. Fue tal la fuerza con la que salió que casi apagó las llamas de las dos guardias de la entrada.

- Ten más cuidado maldito vehículo reptil volador. - gritó una de ellas agitando el puño.

Nachos surcaba los cielos en busca de su compañero. Pudo avistarlo en un momento. Con un giro y un movimiento de alas se dirigió directo hacia este. Marco al verlo se lanzó de clavado hacia este. El dragón también hizo lo mismo hasta que ambos quedaron paralelos el uno con el otro. Cómo pudo, el muchacho se agarró de los cuernos de su compañero tomando asiento en su lomo. Restablecieron el vuelo y persiguieron al cuervo que continúa a cayendo sin control y sin ningún tipo de resistencia. Pronto este y el suelo se encontraron, creando un fuerte impacto que levantó una pequeña nube de tierra. El ave se encontraba maltrecha, prácticamente muerta, pero aún conservaba la conciencia y respiraba, apenas pudo soltar un débil e inaudible graznido, pero en ese momento de los cielos cayó Marco con su espada lista para atravesarlo. El metal perforó el cuello de la criatura como si nada. Un débil forcejeo se pudo percibir por parte de la bestia, solo para perecer a los pocos segundos.

- Buff, ya tenemos cena para esta noche. Y para las siguientes tres noches tambien, incluidos desayunos y almuerzos. - dijo Marco victorioso.

Su compañero se posó a su lado tras descender. El muchacho lo acarició un poco, agradeciéndole por su ayuda. Quitando la espada y limpiándola un poco Marco pasó a cargar la criatura en la espalda de su compañero. No se encontraban demasiado lejos de la guarida de Hekapoo, por lo cual llegaron a la entrada en pocos minutos.

- Oh, al final lo atrapaste. - Dijo una de las guardias.

- Acaso dudabas de que así sería? - preguntó elocuentemente.

- Para nada.

La otra guardia se le acercó a esta y le susurró algo al oído.

- Me debes veinte dólares. - dijo complacida.

Esta simplemente guardó silencio y le dio un empujón para que volviera a su sitio. La ganadora no pudo evitar sonreír ante el disgusto que mostró su compañera. Todos estaban riendo, excepto la perdedora de la apuesta, cuando en el centro de donde estaban parados estos tres se abrió un portal rojo. Hekapoo salió de este con unas hojas en la mano y con un rostro cansado, el portal se cerró tras salir.

- No vuelvo a ir a la biblioteca de todo el saber jamás. - suspiro exhausta.

- H-poo, has vuelto. - puntualizó el chico con alegría.

- Errr, no me llames así. - dijo pasándose la mano por el rostro.

- Que has estado haciendo? - preguntó intrigado al no haberla visto en todo el día.

- He estado haciendo planes. Necesito descansar un poco. - dijo con voz cansada - Por cierto, prepárate, luego de descansar tendremos una aventura. Iremos a buscar el Njönder. - añadió mientras se dirigía a su guarida.

- El Njönder? Que es eso?

- Luego te explico. Ah, y limpia eso que dejaste en la entrada. - apuntó refiriéndose al cuervo muerto, y volvió a continuar su trayecto hasta desaparecer en el interior de su hogar, dejando solo al muchacho.

- Bueno, parece que hoy tendremos nuestra primera aventura. - dijo para sí apoyando sus puños en su cintura - Será mejor que vaya a preparar un poco de cuervo para comer juntos cuando acabe de descansar.

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Me extrañaron??? He vuelto, para aquellos que pensaron que a lo mejor esta semana no subía nada. Que puedo decir, me apetecía.

Aquí comienza el inicio del tomo dos. Vimos un primer acercamiento a una pequeña parte de lo que será la nueva vida entre Marco y Hekapoo. Aun hay cosas por mostrar, asi que no se lo pierdan. Hasta la semana que viene.

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