Capítulo 42: Lazos entre rivales
Las tinieblas se asomaban cubriendo perturbadoramente los llanos páramos del bosque de las aflicciones. Un día normal como cualquier otro en el que los animales se mataban devastadoramente entre ellos, los cuervos se alimentaban de los cadáveres como roedores hambrientos, y las plantas se centraban en embaucar a aquellos animales lo suficientemente ingenuos como para caer en sus trampas. A través de aromas muy similares a los de su misma especia los atraían hacia una enorme boca con espinas como dientes. Una vez caían dentro su destino estaba sentenciado.
Pero mientras la naturaleza avanzaba Marco cabalgaba por los cielos a lomos de su fiel compañero Nachos. El paisaje desde arriba era algo que no tenía precio, pero poco pudieron admirar mientras esquivaban bolas de fuego provenientes del suelo. Efectivamente los dos estaban siendo perseguidos por la dama de cabellos carmesí.
Algunos meses habían pasado y al parecer Hekapoo decidió aumentar más el nivel, los clones ya no solo venían con armas, sino que lanzaban fuego también. La primera vez fue cuando Marco la había acorralado al borde de un acantilado. Ella intentó alejarlo lanzando estocadas con su lanza, pero en uno de esos ataques el chico atrapó el arma e inmediatamente se la arrebató de sus manos usando su espada, y arrojó el trozo de hierro lejos de allí sin darle importancia. Viendo que no tendría vía de escape, Hekapoo juntó sus palmas y de estas comenzaron a salir pequeños destellos llameantes. Llevó sus manos hacia un costado y trazó un arco hacia adelante con ellas. Un arco de llamas salió disparado de la figura trazada por la mujer. Marco no se había esperado aquel movimiento, por lo cual hubo de retroceder rápidamente dando varios saltos había atrás hasta que las llamas se esfumaron en el aire. Esto le había dado tiempo y espacio a Hekapoo para huir, pero el chico no se lo permitiría. Comenzó a correr tras ella, era más rápida que él, pero eso no lo detendría. Dio un poderoso salto que lo elevó varios metros sobre el suelo y desde arriba lanzó su espada hacia el clon. El filo atravesó su pecho sin ningún tipo de contemplación, haciendo que se esfumase en el ambiente. Ciertamente aquel ataque con llamas lo tomó por sorpresa, más no le extrañaba que ella pudiese hacer eso, después de todo así fue como llamó su atención aquella vez que volaba con Nachos en dirección al portal de acceso a la academia Ledge. Desde ese momento tendría en cuenta las capacidades de la forjadora.
Cinco eran los clones que perseguían al chico mientras persistían en su continuo bombardeo. Sería el tiempo o sería que Nachos era el mejor dragón motocicleta del mundo, que por lo que sabía era el único, pero conseguían esquivar las bolas sin muchos problemas. Sus alas le permitían bailar entre esas bolas incendiarias. Marco hasta se dio el lujo de reírse por el riesgo de la situación. Los movimientos a los costados y las continuas bajadas y subidas hacían que se sintiera como en una montaña rusa, irónicamente le fue a ocurrir algo muy común entre aquellos que se montan en una, el arco de madera que Krun le había hecho se desprendió de él. El hombre rápidamente se dio cuenta y avisó a Nachos para intentar recogerlo. Sus ojos buscaron desesperados su preciado objeto, lo avistó unos pocos metros más abajo de él. El dragón hizo amague de bajar para ir a buscar el preciado arma de su compañero, pero algo ocurrió antes de que pudieran llegar. Una bola de fuego alcanzó el arco haciendo que estallase en llamas y que cayese mientras dejaba un rastro de humo en su camino al suelo. Marco se quedó atónito cuando vio la escena, pero se dijo a sí mismo que todo eso no se quedaría así.
De forma temeraria el aventurero hizo a Nachos dar una pirueta en el aire, haciendo que una bola los rozase muy de cerca. Ambos estaban apuntando hacia sus enemigos. Lleno de enojo, Marco hizo rugir el motor del dragón motocicleta y fueron directos hacia ellas. Durante su camino las bolas de fuego seguían apareciendo, amenazantes. Varias fueron las acrobacias realizadas por este para evitarlas. Por la derecha, por la izquierda, desde arriba y también por abajo. Todas y cada una de ellas eran esquivadas. En ese punto las Hekapoos juntaron sus manos en un círculo y formaron una bola de fuego enorme, pronto lanzaron está directamente hacia sus enemigos, los cuales se vieron en un aprieto al ver aproximándose esa bola de grandes dimensiones.
- Nachos, táctica de evasión número cinco. - indicó este a su compañero.
Nachos plegó sus alas y recogió sus extremidades, cesando su vuelo. Marco se paró en el lomo de su compañero y calculó la distancia que había entre ellos y la gran bola de fuego. Cuando consideró que estaban a la distancia correcta este flexionó sus piernas y dio un poderoso salto. Esto impulso al hombre por encima de la bola de fuego y también lo hizo con Nachos, solo que su impulso fue hacia abajo. Gracias a un solo movimiento los dos tomaron largas distancias de forma rápida. Cuando el dragón motocicleta se vio a sí mismo rebasando la bola de fuego desplegó sus alas y tomó vuelo hacia donde caería su compañero.
Marco echó la vista hacia abajo y solo vio una enorme masa de fuego incesante. Y más adelante de esta vio a su compañero emergiendo desde abajo. Cayó sentado justo en el asiento del conductor. Inmediatamente volvió a tomar los cuernos de Nachos e hizo rugir su motor. De nuevo se pusieron a toda marcha para eliminar a aquellos clones. Ya se encontraban a pocos metros de estas.
- Ahora Nachos. - indicó este.
Nachos abrió sus fauces y de estas surgió un manto de llamas que cubrió por completo a los clones. Todas se cubrieron, más ya sabían que las llamas no las dañarían. Cuál fue su sorpresa cuando de entre las llamas cayó el joven con su espada desenvainada. Cayó justo sobre una de ellas, cortándola a la mitad inmediatamente. Todas se prepararon para alejarse, pero una de ellas también fue eliminada de un corte aprovechando la confusión generada.
Los tres clones sacaron de la llama de sus cabezas una de las armas que poseían, un florete. Tan pronto las llamas y el polvo levantados por el tipo desaparecieron, se prepararon para arremeter contra él. Su inconfundible figura se asomaba donde había acabado con dos de ellas. Todas corrieron hacia él con sus espadas listas. La más cercana de todas lo embistió con una estocada. Fácilmente el hombre desvío la hoja hacia arriba y giró sobre sí mismo para atacar al clon. Pero el filo de su espada se encontró con el de otro de los clones. Marco dirigió su mirada hacia la portadora de aquel florete, en sus ojos se podía percibir el enojo por la pérdida de su arco. La tercera de ellas saltó desde atrás lista para caer sobre este con una sonrisa en el rostro. Pero antes de hacer nada siquiera el dragón motocicleta le dio un golpe con su cola, haciéndola desaparecer en el aire.
- Eso, Nachos! - vitoreó este al reptil.
Aun manteniendo su katana contra el florete de aquel clon, Marco giró en torno al brazo de Hekapoo, acercándose a ella. La tomó por su otro brazo y la lanzó contra el suelo, haciéndola desaparecer rápidamente. Quedaron cara a cara el último clon y el muchacho. Esta puso su espada firme y se preparó para pelear. Pero un rugido tras ella que la hizo voltearse. El dragón estaba justo a su espalda con intención de atacarla. Ella se puso en guardia para bloquear, pero un rápido corte en el cuello desde su espalada la hizo desaparecer.
- Con eso hemos acabado por hoy. Vámonos chico.
Ambos se fueron caminando rumbo a ninguna parte.
Ya era de noche y Nachos se encontraba dormido. Marco estaba sentado en un tronco mirando las llamas que brotaban de la fogata. La noche era hermosa, las estrellas parecían bailar en todo el firmamento. Pero su mirada estaba fijada en las llamas. Solo una cosa le hizo quitar la mirada de allí, un aroma familiar que estaba próximo a él. Su brazo salió disparado a tomar su espada, solo la sacó un centímetro fuera de su funda.
- Wow, tranquilo, no vengo a luchar. Solo vine a pasar un rato. - dijo una voz familiar.
Un resoplido fue lo único que recibió por respuesta, y la espada volvió a reposar en su funda. Ella tomó eso como una señal de aceptación a sus palabras. Caminó para situarse a su lado y recogió su vestido para tomar asiento junto a él en el tronco. Notó que estaba muy callado. Así que quiso averiguar el motivo de su silencio.
- En qué estás pensando? - preguntó Hekapoo.
- En mi arco.
- Oh, sí. Supe que otros clones lo quemaron, lamento eso. Era muy importante para ti?
- Me lo regaló un tipo llamado Krun. Lo hizo personalmente para mí cuando estuve viviendo y aprendiendo con él. Fueron tres años, así que llegue a tomarle estima.
Las palabras del joven solamente hicieron a Hekapoo darse cuenta el importante objeto que el chico había perdido.
- Realmente lo siento, no tenía idea de que fuese algo tan importante, tampoco buscaba destruirlo, simplemente pasó, esas bolas de fuego era para ti no para tus objetos.
Esas últimas palabras ayudaron, aunque a su parecer el hecho de remarcar que esas masas de fuego eran para él, fue un detalle que no había falta mencionar.
- No te preocupes, fue un arco diseñado para cazar, es natural que en algún momento fuese a romperse, solo era cuestión de tiempo. - dijo para calmarla. La miró un momento de reojo, no le veía muy contenta - Igualmente, aún tengo a mi fiel espada keepsake. - dijo un tanto más animado desenvainando su espada de golpe y haciéndola chocar contra uno de los troncos de la fogata.
Hekapoo se hecho a reír un poco. Confundido Marco intentó preguntar.
- Que? - preguntó a media sonrisa.
- Es que eso último estuvo bastante bien, tu espada hizo un sonido como "chop".
- Chop?
- Si, el sonido que hizo tu espada. Hey, podrías llamarla "choppo".
- Tú sí que eres un choppo.
- Oye... - le reprochó ella amigablemente.
Ambos se echaron a por la situación.
- Hey, nadie me dice choppo y queda impune. - amenazó ella sin seriedad.
- Acaso quieres pelea? - preguntó el con una sonrisa.
Hekapoo se puso de pie y se preparó para atacar al chico. Marco también se puso de pie y realizó una provocación a la forjadora, indicándole que fuera por él. Ella dio un salto hacia el muchacho haciendo que este se tropezara con el tronco y cayese, ella también cayó encima de él. Aprovechando que Marco estaba en el suelo comenzó a hacerle cosquillas.
- Para!!! - decía este mientras se reía por las cosquillas.
- Nunca, es lo que merece un humano por tratarme así.
El hombre consiguió tomarla de los hombros y cambiar posiciones con ella, siendo esta la que estaba en el suelo está vez. Este la miró directo a sus ojos y sonrió malévolamente.
- Ahora me toca a mí.
Inmediatamente este comenzó a hacerle cosquillas al clon. Esta comenzó a reírse y a retorcerse para liberarse del muchacho. Esta le pedía que parase a la vez que con sus manos intentaba alejarlo de ella. Marco hizo caso omiso a sus demandas, y continuó torturando a la pobre mujer.
Entre el revuelto que ellos tenían en la noche, Nachos se despertó y abrió un ojo para ver lo que sucedía. Cuando vio la escena que protagonizaba su amigo y Hekapoo decidió volver a cerrar su ojo y proceder con su descanso.
Ambos rodaron en el suelo hasta separarse y quedar acostados con los brazos abiertos, mirando las estrellas. Aún se reían un poco por la peculiar situación de antes. Ambos intentaban respirar a la vez que se calmaban y retomaban la compostura.
- Eso fue divertido.
- Por una vez coincido contigo, humano.
Una sonrisa se marcaba con fuerza en el rostro de los rivales. Marco ladeó la cabeza y miró a Hekapoo directamente.
- Oye Heka.
- Que quieres?
- Te gustaría quedarte a dormir esta noche?
Hekapoo apoyó sus manos en la tierra y se levantó hasta quedar sentada. Miró al chico desde arriba y este también se levantó para quedar sentado delante de ella.
- Sabes acaso lo que me estás diciendo.
- Oh sí. Me preguntó qué dirán las otras clones si se enteran. - aclamaba sarcástico.
- Probablemente se quejarían por envidia.
El joven sonrió cómplice ante aquella afirmación por parte de la mujer.
- Entonces, que me dices?
- Una noche no hará daño.
Marco se puso de pie y se quitó el exceso de polvo. Le ofreció su mano a Hekapoo para levantarse, esta aceptó con gusto. También le ayudó a esta a quitarse el exceso de polvo de su vestido, un poco por la parte de su espalda y otro poco por la parte de su cintura y su trasero, sin llegar a tocarla directamente. Esta le dio una mirada de reproche, ante la cual él solo se encogió de hombros. Juntos se dirigieron donde se encontraba Nachos. Marco se recostó sobre él y apoyó su cabeza en el vientre de su compañero, poniendose cómodo. Hekapoo hizo lo mismo pero apoyándose en el hombro del muchacho y posando sus manos en su pecho. Este la rodeó con su brazo libre. La llama de ella quedó peligrosamente cerca del rostro de él.
- Oye, te importaría...
Hekapoo redujo el tamaño de su llama para que ésta no tuviese oportunidad de quemarlo.
- Mejor?
- Si, gracias.
Ambos cerraron los ojos y se dispusieron a dormir.
- Buenas noches H-poo.
- No me llames así... buenas noches.
El sueño los invadió y ambos descansaron acurrucados unos con otros.
Anteriormente Marco y Hekapoo no tenían este tipo de confianza entre ellos. Pero al igual que el nivel de los clones a la hora de pelear fue aumentando, también lo hizo la relación entre ella y nuestro aventurero.
Todo comenzó un día cuando ellos mantenían una lucha. Un cuervo apareció del cielo, lo cual no era de extrañar, pero este en concreto estuvo sobrevolando a ambos durante un buen rato. Incluso se atrevió a pasar entre ellos e interrumpirlos.
- Maldito cuervo, esos cinco ojos que tiene no le sirven para ver por dónde va. - señaló Marco irritado por el ave.
- Ya me estoy cansando de él. - apuntó Hekapoo - Oye, quieres competir por ver quien lo atrapa antes?
Marco miró al cuervo, quien ahora se posaba en la rama de un árbol, luego miró a Hekapoo y asintió ante su proposición. Este comenzó a correr con su espada desenvainada hacia donde se encontraba el dichoso animal. Justo a su lado pasó la dama quien nunca se limitaba en enseñarle a su rival su velocidad superior. Esta, al igual que el muchacho, portaba una espada para atrapar al bicho. Tan pronto el cuervo avistó a sus depredadores comenzó a huir. Así fue como una loca persecución comenzó, en la cual varías veces el cuervo hizo alguna pirueta o maniobra para esquivar a sus enemigos y a sus amenazantes armas. Al cabo de un rato se cansó de la situación y decidió tomar altura para deshacerse de ellos.
- Se escapa! - gritó Hekapoo.
Marco rápidamente corrió en dirección a dónde se encontraba un árbol y utilizó su tronco para tomar altura sobre este y luego saltar. Cuando se halló a la máxima altura posible a la que podría llegar, lanzó su espada a modo de lanza, esta dio justo en el blanco.
- Ja, gané - anunció triunfal.
Este corrió a buscar su espada y ver al maldito cuervo acabado. Hekapoo lo acompaño también para ver el resultado. Cuando llegaron encontraron la espada clavada en un tronco y al cuervo atravesado por esta, ya no mostraba signo alguno de vida.
- Parece que ya tengo cena. - anunció el tipo.
- Acaso piensas comértelo? - preguntó ella arrugando un poco su rostro.
- Si, son nutritivos, quieres probar?
Esa fue la pregunta que comenzó a unirlos más y a sentirse más libres el uno con la otra.
Todas las experiencias cercanas que ellos habían tenido en el pasado habían hecho posible que pudiese compartir una noche de diversión y charla juntos. Pero sus momentos de disfrute no se limitaron a encontrarse una noche para charlar. En otra ocasión durante una pelea ellos comenzaron a bailar tango, simulando que sus golpes y patadas eran pasos de baile. O en otra ocasión en la que Nachos se había extraviado y Hekapoo lo llevó hasta él. Varias fueron las peculiares situaciones que vivieron y varias la ocasiones en las que se dieron. Así fue como estos rivales se llevaron hasta el día de hoy durante el reto.
El sol ya había salido y los rayos en su rostro hicieron que abriese el primero de sus ojos. Miró a su izquierda solo para ver qué Hekapoo se había ido. No se mostró extrañado, pues esa era la situación más común para él. Se puso de pie y se estiró un poco para acabar de despertarse. Los recuerdos que tenía de anoche anterior hicieron que en su rostro apareciese una sonrisa. Le resultaba curioso la facilidad con la que ella consiguió hacer que se despreocuparse de su arco incinerado. Pero todo aquello no hacía más que alimentar una pregunta en su mente, que sentía por la forjadora? Y por coincidente, que sentía la forjadora por él?
Desde los primeros acercamientos se denotaba algo peculiar entre ellos. Había pasado poco más de año y medio desde que Marco llegó al bosque de las aflicciones. Sentía que no debía de quedar mucho para encontrar a la verdadera Hekapoo y recuperar las tijeras. Pero curiosamente no era lo que más le preocupaba, sino el saber que pasaría cuando se encontrase con Heka. La última vez que la había visto había sido en Flendar, cuando ella abrió un portal que lo envío a la zona prohibida. Todo aquello lo distraía, creyó que sería mejor no pensar en ello, pues no sabía cuándo volvería a verla, ni tampoco si quedaban muchos clones. Por ello decidió no darle más vueltas al tema y proseguir con su búsqueda.
Nachos y Marco acabaron de despertarse y cazaron roedores escurridizos, o al menos así les llamaba él. Pero para no darles un nombre tan largo les decía quids. Roedores de un tamaño considerable para ser considerados roedores como tal, pero ágiles a pesar de su tamaño. Estos salían de sus madrigueras para asomar la cabeza y ver si había algo comestible que atrapar. En concreto había una senda de hormigas que marchaban con trozos de hojas y plantas en sus bocas. Los roedores salían disparados para intentar atrapar alguna con sus bocas y entrar rápidamente a la madriguera más cercana. Marco estaba a la espera para lanzarse cuando uno intentase atrapar alguna hormiga. Uno salió por la izquierda, no fue a buscarlo enseguida, esperó que estuviese por la mitad de su recorrido, y fue entonces cuando se lanzó directo hacia él. La hoja de su espada atravesó la carne del animal sin esfuerzo alguno. El muchacho recogió el desayuno y volvió junto a su amigo para prepararlo.
En un momento ambos se encontraban a punto de darle un bocado a su comida, cuando alguien los hizo voltearse. Era Hekapoo, aun así Marco le dio un mordisco a su trozo de quid, tenía hambre. Entre mordisco y mordisco el chico intentó preguntar.
- Qufhe quiedfes FHekafoo?
- Vengo a luchar.
- A lufdshar? - terminó de tragar - No puede ser después del desayuno?
- No. - dijo cortante.
Inmediatamente después de hablarle al muchacho esta saltó hacia él. Se lanzó para asestarle una patada, pero Marco reaccionó rápido y se cubrió. Un primer pie chocó en su bloqueo y luego ella utilizó su segundo pie para impulsarse y saltar hacia atrás dando un giro de espaldas en el aire. De la llama de su cabeza tomó un mandoble. Con ambas manos se aferró a él y corrió hacia el chico arrastrando su filo en el suelo. Rápidamente Marco tuvo que desenvainar su espada para defenderse. Tan pronto ella llegó hacia el aprovechó la fuerza de la carrera para lanzar un corte en arco vertical desde el suelo. Este interpuso a keepsake para evitar el golpe, pero el impacto lo obligó a echarse hacia atrás. Ambos se miraron fijamente, desafiante, las llamas de la fogata del desayuno crepitaban aún. Ambos comenzaron a correr juntos sin desviar la mirada el uno del otro. Comenzaron a acercarse poco a poco a medida que avanzaban hasta que súbitamente se vieron obligados a hacer chocar sus filos. Rápido y fuerte fue el impacto de los metales al encontrarse, hubieron de detenerse y echarse hacia atrás. Pero rápidamente volvieron a arremeter el uno contra el otro. Las hojas se encontraron en medio de un forcejeo. Las miradas de los rivales no poseían vacilación alguna. Ninguno quiso ceder, pero el hombre deseaba acabar rápido con ello. Hizo acoplo de una gran fuerza y rompió la guardia de su rival. Aplicándole un corte en el pecho y haciéndola desaparecer.
- Por fin, ya puedo volver a comer tranquilo. - dijo sacando el trozo de quid que estaba comiendo antes. Le dio un gran mordisco.
Nachos volvió junto a su amigo para ver cómo se encontraba este. Se posó justo al lado de Marco, quien le frotó la cabeza como siempre. Pero el dragón motocicleta quería decirle algo al muchacho.
- Que pasa chico? - preguntó extrañado.
Percibió que Nachos apuntaba con su hocico a un mensaje que estaba grabado en el suelo, grabado por llamas. Enseguida Marco se dio cuenta de que ese clon había dejado un mensaje, sin perder tiempo se dispuso a leerlo. Su texto decía:
A quinientos metros al este encontrarás un saliente, si bajas por allí encontraras una guarida, habrá dos guardias esperando, si los vences te encontrarás con la verdadera Hekapoo. Has llegado al final de tu recorrido.
Tan pronto Marco acabó de leer el mensaje, este se quedó atónito. Realmente ese sería el día en el que todo acabase? Quiso poder creer que todo aquello era real, pero una parte en el interior no quiso creer fuera tan pronto su encuentro final. Aun así, no pudo evitar sacar una sonrisa, pues la tarea que le llevó dieciséis años realizar estaba a punto de ser cumplida.
- Nachos, creo que el día ha llegado, hoy todo acabará.
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Bueno, bueno gente. No falta mucho para el momento clave, pronto todos podremos ver aquello que tanto hemos esperado por leer y convertir en realidad... o al menos en esta historia.
Hoy hemos visto un acercamiento entre nuestro humano favorito y la miembro de la alta comision mágica. En que acabarán todas estas dudas que rondan por la mente del joven? pronto lo sabremos.
Hasta la semana que viene.
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