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capitulo 1: extrañas espadas. una perdida de tiempo.

Marco meditando lo que vivió el día lunes, lo que vio en sus ojos siendo chica, su mente intacta como hombre que se respeta, no con fuerzas para volver a pasar por lo mismo, desea con todos sus fuerzas, decir que en realidad en un hombre, pero su madre se esforzó para que él pueda estudiar al menos un poco más que las peleas que ha tenido, se levanta lentamente para sujetar otra vez su mochila, con la tarea ya listo sus cosas preparados, suspirando, aprieta el puño, saliendo de su casa, pisa con fuerza el suelo, haciendo un gran agujero sin que se diese cuenta continua su camino.

Sin abrir los ojos, paso por el bosque, dando un paso en falso, al abrir sus ojos cae desde un gran barranco, una caída mortal, cerrando los ojos, para no ver su muerte a tan pronto, pegando un grito de dolor al caer, chocándose con cada roca en la cabeza, abre los ojos en grande, alza las manos, en este le aparece 2 par de espadas, las espadas del exilio los pega contra la pared rocosa, parando su caída de inmediato.

Marco: ¡¿de dónde carambas saque estas geniales espadas?¡ -grito sorprendido-

Sube usando estas impresionante par de armas, encendidas en llamas, sube rápidamente hasta ponerse a salvo, llegando a la cima del acantilado, las espadas se colocaron en forma de x en la espalda del castaño, se va corriendo hacia la escuela de puras chicas, parando se echa al lago del bosque, pasando a ser mujer para confundir a las demás.

Marcia: bien. Segundo día de tortura a mi mente, aquí voy.

Corriendo otro par de minutos llego antes del sonido de la campana que anuncia la primera hora de clases, pasando por el portón, hasta la señorita de la limpieza es atractiva, cuando está barriendo el polvo usando la escoba, pudo ver como sus grandes atributos se mueven de un lado al otro.

Señorita de limpieza: que espera para entrar.

Marcia: yo...e-esto. Ya voy.

Se fue levemente sonrojado, solo para que empeorase más las cosas, al abrir la puerta, se chocó con la nueva enfermera, cayendo ambos fuertemente contra el duro suelo.

Marcia: que golpazo... ¿uh?, ¿Qué? Suaves –abriendo los ojos confundido.

Al abrir los ojos, su mente queda en blanco al igual que su mirada, gotas de sudor recorren su frente, sus manos le están tocándole a la enfermera, justo en sus suaves y esponjosos pechugas, como una gelatina, sin intenciones en su corazón, pudo sentir sus latidos de la mujer sumados a un gemido que sale de sus sedosos labios, en ese instante la soltó, la cara roja, pudo sentirlas, eso no lo quería.

Marcia: lo lamento profesora –agachando la cabeza, en señal de perdón-

Shizuka Marikawa: -se levanta del suelo- no soy la profesora. Pero no te preocupes, era una hermosa chica como todas, no es como si fueses un hombre, yo soy la enfermera.

Marcia: -alza la cara- si no lo soy. Jejeje –se ríe un poco nerviosa-

Se fue a sentarse en su asiento, sin notar que todas le están mirando fijamente, no solo por lo que ha pasado hace un minuto, sino que su cara había cambiado de color, ahora blanca, una línea roja cruzando por su ojo.

Star: me gusta tu estilo Marcia.

Marcia: -confundida- ¿pero si he venido con la misma ropa del día de ayer?

Al irse para su lugar, en las limpias ventanas nota lo que todas notaron, el nuevo color de su piel, y esas líneas rojas, pasa su mano por las marcas rojizas, pensando que podría ser parte de ser femenina, no lo tomara para tener pánico, esto comparado con lo que está en la escuela de chicas, es pasable, al cabo de unos minutos no vino la profesora, eso solo significaba algo, lo que todo adolecente hace cuando esta aburrido y sin supervisión de su profesora.

yukana yame: guerras de bolas de papel – menciono alzando los brazos-

todas las demás agarraron sus cuadernos, arrancando algunas hojas, formando una pelota, algunos sacan sus comidas, panes, se miran fijamente antes de comenzar con la guerra, lanzándolos, muchas hojas y panes voladores, golpean en la cara a las otras chicas, star y muchas de ellas, Marcia se sentó en el suelo, alzando la mano agarra un pan volador, saca de su mochila el jugo de naranja para por fin tomar el desayuno, aunque está rodeado de una guerra, al abrir uno de sus ojos, escupido al aire lo que está tomando por la impresión, ve como se mueven esas cosas de arriba y abajo, como las pequeñas faldas se elevan un poco al aire.

Marcia: -ps: ¿Qué hice para merecer este castigo?-

Se da media vuelta viendo a otra parte, solo la pizarra vacía, vuelve a morder el pan y tomar el jugo, terminando rápidamente como todo un varón, aunque es una chica tiene el mismo apetito, cerrando los ojos para dormir mientras medita, en eso alguien le arrojo 10 panes voladores en la cabeza, abriendo los ojos, cayéndole una botella de agua, cayéndole en su cabello y su polo, gracias a que se quitó antes su casaca, aprieta el puño, golpea el suelo, rompiéndose las losas de lujo en solo pedazos, dejando una agujero, eso asusto a muchas.

Marcia: ¿Quién fue la chistosa? – Pregunto dándose media vuelta-

Las demás se hacen a un lado, dejando ver a la chica molesta, la persona que le lanzo esas cosas en su cabeza, seguía de pie aunque ella tenga su orgullo, sentido el miedo al ver el agujero que se abrió al ser golpeado por la chica castaña.

Kanako: y-yo –nerviosa, no pudo evitar temblar un poco-

Marcia se acerca de forma intimidante, eso funciono, puede ver como Kanako gotas de sudor salen de su frente, sonriendo sigue acercándose, no quiere golpearla, aunque es una chica, tiene que respetar a una chica, solo lo está haciendo para darle un buen susto.

Marcia: boom –lanza un pequeño golpe-

El golpe pasa cerca de la mejilla izquierda de Kanako, su bonito cabello se movió a un lado, con ojos blancos abiertos, un agujero en la pared se abrió, Marcia se dio cuenta de esto, no sabía de la impresionante fuerza que lleva ahora en su ser.

Kanako: b-bueno ahora yo...

Cae la chica desmayada, Marcia se da vuelta confundida, sabiendo que su broma se pasó de largo, ahora pensarían que abusiva y mala con los demás, sujeta una botella de agua del suelo, echándoselo en la cara a su mala compañera en la cara, despertando al sentirse que se ahoga, pasando la hora de la primera profesora, pasando a la tercera profesora, el sonido del silvato es la señal, todas salieron del salón.

Hekapoo: bienvenidos muchachas, soy la profesora de educación física. Hekapoo.

La educación física, misión entrenar el cuerpo, Marcia eso no quería ella, era otro momentos incomodos que tendrá que verlas a ellas, ver como se mueven su gloriosos cuerpos de infarto, para solo ser adolecentes, se sentó para no hacer nada, y fingir una falsa lesión a su pierna.

Star: vamos marciatina. Levántate, yo he visto que estas en buenas condiciones.

Marcia: -suspira, levantándose- muy bien. Solo no me llames así.

Star: ¿marciatina, de done sacaste esas espadas de juguetes?

Marcia: dices juguetes.

Conversando, la rubia le comenzaba a caer bien, aunque en parte, esto era bueno para ignorar los rebotes de esas partes de sus compañeras, pasando lo minutos, la hora, sus cuerpos al límite, Marcia a un sin cansarse, continua los ejercicios al pie de la letra, al voltear eso si hace que se detenga, ve como el sudor pasa por debajo de los polos de sus compañera, manaka sus piernas seguían siendo tentadoras, su partes de la retaguardia jugosas, como para que el suertudo vaya a comerlas vivas, sacudiendo su mente volviendo en sí.

Manaka: ¿Marcia eres lesbiana?

Marcia: claro que no lo soy- dijo tratando de sonarse ofendida por la pregunta-

Shizuka Marikawa: sigan, sonriendo y moviéndose –sonriendo alegre, se mueve, moviéndoselas sus chicas-

Al estar haciendo ejercicio en el patio, donde está el jardín, sale la regadora automática, comenzando a regar el pasto con chorros de agua, no solo mojando el pasto también a las chicas, que dan un pequeño grito por su ropa mojada, aunque aliviadas por el refrescante agua en día tan soleado y caluroso, marcia las vio quedándose un grato viéndolas, la ropa mojada se apega a los sostenes dejando ver los diferentes colores, algunas solo se les vio a lo natural al no tener sus seguros.

yukana yame: gracias al cielo. No hay ni un solo hombre cerca –dijo aliviada sonriendo-

Marcia: -le sale un poco de sangre de su nariz-

Cayendo de espalda, noqueado por unos segundos, despertándose de inmediato, la clase había terminado, para probar el filo de estas espadas, las sujeta acercándose al árbol más cercano, los lanza en forma de x, cortando el árbol entero en dos, voltea para atrás, asegurándose de que nadie vio esa acción suya, sonriendo, regresa topándose con la compañera yame.

Marcia: ven yame, te prestare mi casaca –le ofreció amigablemente a su compañera-

yukana yame: ¿tú no te resfriaras con el agua?

Marcia: yo para nada. Estoy bien –dijo asegurándose de sí misma esas palabras-

Van al salon, muchas habían traído polos extras, menos yame por feliz de ella su compañera castaña blanca le esta prestado un cálido y calientita casaca roja, sacándola de su mochila se lo entrega a ella, yame se lo coloco, sintiéndose mejor, era muy cómodo, hasta llego a pensar en quedárselo ella y no regresarlo para nada, pero eso no podía hablarle con esa chica tan fuerte.

yukana yame: gracias –menciono agradecida- sabes esto huele aroma un poco a hombre.

Marcia: O-o n-no te está pareciendo. Eso es un error.

Salvándose por ahora, ve el cielo, las nubes forman imágenes hermosas, unas 2 le pareció desagradable, pechos y labios de la mujer de abajo, sonrojándose regresa su vista al pizarrón, pasando las horas, parecía ser un día más aburrido, solo faltaba una hora y se acaba el segundo dia de clases, y ninguna profesora había venido.

Directora: -entra por la puerta- alumnas, pueden irse nadie va a venir por hoy.

Marcia: y lo dice recién. Un día perdido.

Como una avalancha, los salones llenas de chicas salen corriendo, solo se logra ver sus cabezas y brazos rodeados del polvo, corriendo como animales, Marcia sonríe riéndose de eso, les hace compañía para no llamar la atención, yéndose a la casa para un baño refrescante, siendo sujetado de los brazos entra a un salón.

yukana yame: gracias por prestármelo –sacándose la casaca, moviéndoselas ligeramente-

Marcia: d-de nada –sobándose la nuca-

yukana yame: vámonos, ya es tarde, puedes ser una muy buena amiga.

Marcia: si claro, que podemos serlo.

Ambas se van, saliendo por el portón, el aire mueve la falda de ella, menos la de la castaña, ya que ella usa pantalón y no una dichosa falda, yéndose al ponerse el sol, terminado otro día duro para marco Díaz.


ESPERO QUE OS GUSTE AUNQUE ESTA CORTO, ME PUEDAN DAR UN VOTO PARA CONTINUAR ESTO. Y COMENTAR SI GUSTAN PZ.    

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