¿Qué es el amor? ¿El amor viene igual para hombres y mujeres? ¿Está mal que dos hombres se amen?

Preguntas tan sencillas de contestar hoy día ¿Verdad? Pero no estamos hablando del hoy, sino del ayer. Estás preguntas eran tan peligrosas por aquel entonces.

Un amor prohibido entre un nazi y un soviético durante la segunda guerra mundial.

Diciembre de 1941, Operación Barbarroja.

Rudolph Müller es un general, un alemán. Enemigo de todo el mundo en esos sanguinarios momentos de la humanidad, ario, testarudo, osado y de corazón iracundo, tras una traición sufrida que le cuesta una derrota busca preservar su vida adentrándose en las entrañas del crudo invierno a través de una inhóspita Rusia atacada por los azotes de la guerra, escudriñando en las entrañas de Moscú, ha huido, ha traicionado a su propio ejército con tal de sobrevivir, y no puede llorar sus desgracias más de lo que ya lo hace. Sin saber que al supuestamente matar a un cabo soviético su vida quedaría entrelazada junto a un desconocido soldado ruso.

Orrel Sergéevich Smirnov es uno de los espías y militares más crueles y sanguinarios que ha existido entre las filas del ejército rojo, frío, caído en desgracia y negando su verdadero ser, es un hombre que lo único que ha visto y conocido de la vida es el dolor, la miseria, la muerte y ha vivido toda su vida derramando sangre ajena para sobrevivir dentro de los muros rojos. Dolido por la muerte de un antiguo amante; buscará en los confines de Moscú para atrapar al maldito alemán fugitivo, sin saber que él mismo se quedaría atrapado en su red de venganza.

Rudolph y Orrel son polos opuestos totales, uno es homosexual, el otro homofóbico a morir, uno es moralista, el otro vende sus convicciones al bando ganador. Uno es un "nazi", el otro un soviético comunista. Y a la vez, se complementan perfectamente en la serie de desventuras que tergiversaran su vida durante toda la guerra.

Aún siendo enemigos, se comprende y se conocen mejor que nadie, aún siendo enemigos, no pueden evitar desearse, quererse, amarse, conociendo que su amor, terminará en una tragedia.

En una nación cruda y cruel como lo fue La Unión Soviética bajo el manto comunista, que puso en duda aquello que creían era malo. El demonio que se disponía a darle muerte al nazi se quedó de piedra al ver la hermosura del ario, surgiendo así un amor y odio como ninguno. ¿Pero era amor entonces?

Amores crueles pero verdaderos. Que florecerán en la tempestad, por más horribles que vengan los tiempos, por más despiadadas sean las tormentas de balas, por cuantas almas se fueron al cielo por pelear por aquello que demostraron alguna vez amar.

¿Dicho amor triunfará al final de esta interminable y sangrienta guerra?