Capítulo 15
Marcela
Después de un día de dolor y otro que no sabia si era para celebrar decidí ir a la heladería y pedir helado de coco con algunas pasas encima.
—No hay nada de lo me arrepienta.
Tomo la goma de mi muñeca y me hago una cola alta en el cabello.
Sentía como el dolor en mi pecho se aliviaba mientras probaba el helado de coco, quería llegar a casa y conseguir un lápiz para escribir en mi libro de respuestas.
"El lugar que tanto despreciaba y me ahogaba, hoy me ha dado un regalo, descubrí que ningún lugar es tan malo como creemos, si nos esforzamos y peleamos contra el miedo sin importar qué, podemos obtener grandes sorpresas, aún cuando estás sola o no te sientas segura"
Esa noche me quede leyendo la traducción del libro de francés, no podía dormir sabiendo que al otro día seria el entierro de Víctor. Cuando mi alarma sonó mis ojos estaba más que abiertos, casi había terminado la traducción del libro.
Me aliste y salí.
Al llegar al lugar ya presentía que la familia de Víctor era gente de dinero, y veo que en el lugar no hay más de unas diez personas. Desde lejos vi a la señora peli roja y supongo que los de su alrededor son su familia.
Desde atrás sin acercarme a ellos vi como bajaban el ataúd y echaban tierra encima.
Después de haberlos visto irse me acerqué dejando una rosa sobre la tierra.
Aquí descansa un amado hijo, hermano y amigo, Víctor Gardner.
—Adiós chico de los libros.
—sólo espérame unas cuantas horas más.
Escuché una voz a mi espalda decir y desaparecer junto a las voces de las personas que caminaban alrededor del cementerio.
6 meses después
Regrese a mi escritorio y veo una pequeña nota pegada a la pantalla del computador con un sticker de mariposa.
—Gracias por esperar.
—Margo, ¿lo has dejado tu?
—¿El qué?
—Esto—me levanto y se lo muestro.
—No.
—Entonces viste quien se acerco a mi computador.
—No, nadie, todos están trabajando en lo suyo, sabes que hay mucho trabajo atrasado y con el corte de personal es peor, apenas me salve porque hablaste por mi si no también hubiera sido despedida.
—Ya ha pasado tiempo, no pienses en eso. Pero entonces, ¿quién pudo dejar esto?
—No tengo idea.
Al ya estar ocupada y con tantas cosas en la cabeza pensé que seria una broma de alguno de los chicos del piso por haber rechazado su ayuda con el proyecto.
Tras acabar el día, camine hasta la tienda por unos dulces y algo de comida para despensa.
Entrando al pasillo de los dulces me detuve por algunas galletas de chocolate cuando sentí a alguien tomar el libro de respuestas de mi mano.
Me di la vuelta rápidamente y ahí lo vi, parado frente a mis ojos con una enorme sonrisa en su rostro.
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