Capítulo 11
Marcela
—¿Qué ha pasado con la persona que habías dicho vendría? ¿es acaso algún amigo o familiar?
—¿Por qué no te has ido cuando te pedí que lo hicieras?
—¿Dónde esta tú familia?
Guarda silencio.
—¿Por qué no dices nada? deberías llamarlos y contarles de tu situación, sin tu familia seguro vendrán ayudarte.
—No tengo familia.
—No te creo, ni siquiera en el estado que estás dejas esa arrogancia, hace unas horas ni te podías mover y querías que me vaya, ¿qué habría pasado contigo si me dejara afectar por esas palabras egoístas? ¿y sabes qué? sea camino largo o camino corto lo llevaré de tu mano, no te voy a soltar sin importar cuales sean tus tormentas, ahora me tienes. —comento tomando su mano.
"Si necesitas ayuda para levantarte yo te cargaré, si tienes miedo sentirás mi mano apretar la tuya hasta más fuerzas no tener y justo en el último instante cuando creas que te soltaré, aquí tengo mi mano izquierda inquieta por también sentir tu calor. No te dejaré.
Lo veo mirarme aliviado como si alguien hubiese removido un gran peso que se encontraba sobre sus hombros.
—En mi teléfono está el teléfono del Doctor Williams, ¿podrías por favor?
—Claro—me apuro en alcanzarlo—Este es ¿no?—se lo muestro.
—Si.
Marco el número.
—Hola Víctor, me alegra que llames, ¿qué has decido, harás la operación? supongo que ya los episodios son cada vez más difíciles de manejar, pronto no podrás ni moverte. —escucho la voz de un señor al otro lado del teléfono.
—Ah hola, hace unas horas Víctor tuvo un episodio, y ya está consciente pero no se puede mantener de pies y me pidió que lo llamara.
—¿Sabes dónde queda el hospital central? necesito que me lo traigas de inmediato, lo más rápido posible, ¿crees que puedas?
—Si claro, ahora mismo nos dirigimos hacia allá.
Mientras vamos de camino Víctor me pide mantenerme distanciada y no hacer preguntas sobre él al llegar al hospital.
No entiendo porque sigue queriendo mantenerme al margen, cuáles son los secretos que guarda, que le ocurre y por qué a pesar de estar tan cerca siento que sigue intentado apartarme.
Desde que llegamos al hospital una enfermera se acercó a nosotros ayudando a Víctor.
—¿Otra vez? —pregunta la chica vestida de azul.
A lo el peli negro le contesta con una pequeña sonrisa.
—Desde de aquí yo me encargo.— replica la enfermera, mientras dejo a Víctor bajo su cuidado liberando mi mano de la suya.
Mi espera cada vez se hacía más desesperante, no sabía que ocurría con él chico de ojos cafés y quienes eran las personas que lo atendían con tanta cercanía.
Quería saber que sucedía allá adentro.
Caminé por todo el lugar intentando relajarme, recordé las cicatrices sobre su cuerpo, al inicio me parecían algo sexys pero ahora me asustan.
Apretaba mi manos mientras las voces de los desconocidos preocupados por sus parientes o amigos hacían eco por los pasillos y retumbaban en mi cabeza haciendo que empezara a perderme en ellas.
De niña pensaba que me gustaría ser una doctora o enfermera pero por situaciones de la vida empecé a odiar los hospitales.
Mis manos ensangrentadas con la hemorragia de su cuerpo, mi voz gritándole que dijera algo, el saber que no volvería hablar con ella nunca más, todas esas escenas regresaron a mi mente.
Definitivamente no me hace nada de bien estar de regreso en un hospital.
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