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Capítulo 4

Viernes, 16 de julio

Madison

Tras cuatro largos días de un exhaustivo entrenamiento a tiempo completo, llegó el gran día. Hoy comienzo a trabajar en el pub Sunshine Lights y estoy hecha un manojo de nervios. Según Caitlin, la secretaria y ayudante del señor Phillips, me ha visto muy desenvuelta durante los ensayos. La verdad es que creía que se me daría penosamente mal el famoso 'baile en barra', pero para mi sorpresa, no ha sido así. Al menos tendré la certeza de que no haré el ridículo y que sacaré el espectáculo adelante, pero eso no quita que deambule de un lado a otro de la habitación donde me encuentro. Sí, hablo del backstage. Y Caitlin, la pobre ya no sabe qué decirme para calmar el temblor de mis manos producido por unos nervios que no dejan de corroerme por dentro, haciendo que mis venas se prendan ardientes.

De pronto, una voz aguda al otro lado de la puerta me da la señal para salir. Respiro profundamente, mentalizándome tras sus sutiles palabras.

—Madison, quedan cinco minutos para tu actuación, ¿estás lista?

—No —claudico nerviosa.

—Sí —suelta Caitlin.

Nuestras miradas se encuentran y comienzo a reír. Quizás no sea tan irritante como sospechaba el día de la entrevista.

—Sí está lista, ahora mismo sale —añade con seriedad mientras me retoca el cabello y el maquillaje.

—Caitlin, ¿y si... me resbalo de la barra? —pregunto a trompicones.

—Lo dudo, en los ensayos lo estabas haciendo genial, Madison. Confía un poquito en ti misma —aconseja.

Escucho el sonido de los altavoces donde anuncian mi actuación y me dispongo a salir antes de que me arrepienta. He decidido ponerme un mote para que nadie conozca mi verdadera identidad, además de ponerme una máscara a juego con la ropa interior. Esto último pactado con Phillips, que a pesar de estar reacio a ceder ante mi propuesta, al final me permitió hacerlo soltando un simple: "mientras llame a la clientela, no me opondré".

Salgo al escenario y los focos de colores me deslumbran al enfocarme directamente. Respiro profundamente con los ojos cerrados, y cuando la música comienza a sonar, me acerco a la barra dispuesta a realizar el baile que tanto he ensayado estos últimos días. No han sido muchos, pero los suficientes, como ya dije anteriormente, para no hacer el ridículo. Los apabullantes silbidos de la multitud, claramente masculina, bañan mis oídos y sonrío sensualmente para darle un toque más pícaro a la actuación.

♡♡

Ethan

Entro en el pub y me apoyo en la columna observando el espectáculo. El cuerpo de una mujer de cabello rojo asciende y desciende por la barra de metal sin dejar ni un solo segundo de moverse, y me quedo realmente anonadado. Me acerco considerablemente para observarla desde un mejor campo visual y termino colocándome en primera fila. Rodea la barra con sus piernas y cae hacia atrás quedando con la espalda pegada al metal y la cabeza observando el público, mientras que, con las manos, realiza movimientos que muestran firmemente su sensualidad.

Sus ojos se encuentran con los míos y se muerde el labio. La conexión es realmente visible y coloco 100 dólares en su brasier cuando se contonea sutilmente ante mí. La música finaliza y el duelo de miradas concluye cuando desciende de la barra y realiza una reverencia.

—Un fortísimo aplauso a nuestra nueva incorporación, Thirsty tigress (Tigresa sedienta).

Los estrepitosos aplausos ahogan el local y la mujer enmascarada, de la cual conozco su identidad, comienza a marcharse. Me fijo en su ropa interior mientras camina, tratándose de un conjunto compuesto por un brasier de encaje rojo pasión y unas bragas oscuras como la noche. Muerdo mi labio inconscientemente y decido acercarme al camerino para conversar con ella.

—¿Podría hablar con la joven que acaba de actuar? —pregunto al segurata haciéndome el loco, como si no le conociera. Todo está perfectamente pactado para que Madison no me involucre con este local.

—No puede pasar, no es un personal autorizado —masculla borde.

—¿Qué ocurre, Harrison? —pregunta ella a sus espaldas aún con la máscara puesta.

—Este joven dice que desea hablar con usted —dice él. Me mira fijamente de arriba a abajo y sonríe con picardía.

—Déjale pasar —asiente, se aparta a un lado permitiéndome el paso y entro en su camerino—. Gracias por los 100 dólares.

—No es necesario darlas, su sensualidad calienta a cualquiera.

—¿Eso quiere decir que vendrá a verme actuar todos los fines de semana? —asiento acercándome a ella.

—Todos —susurro casi sobre sus labios.

Coloca su dedo índice en medio de los dos y lo pega a mis labios sutilmente. Se acerca a mi oído y muerde el lóbulo de mi oreja. Joder.

—Mañana nos vemos —susurra apartándose.

Asiento mordiéndome el labio inferior y me marcho maldiciendo, ya que mi estrategia ha fallado considerablemente. ¿Por qué demonios me calienta tanto esta chica? Joder. Cualquiera diría que me enloqueció con dos polvos tontos. Aunque siendo honesto, de polvos tontos tiene muy poco. Qué cojones, fueron dos polvazos. Los mejores que he echado en toda mi vida. Madison es una diosa del sexo y con lo poco que he podido disfrutar de ella, puedo decir que le echaría mil polvos con tal de escuchar cómo grita mi nombre mientras clava sus delicadas uñas en mi cuerpo, pero sobre todo cómo suplica que le dé más duro, que me hunda más en ella para hacerla gemir de placer.

Regreso a casa tras dirigirme al coche y montarme en él. Estaciono el vehículo y entro sin hacer ruido. Avanzo hacia la cocina y de repente, la luz cobra vida, encendiéndose rápidamente.

—¿Dónde estaba el fornicador impulsivo?

—¿Te importa? —cuestiono con dureza.

—No mucho, pero por la cara que traes, creo que no has triunfado —añade con sorna.

—Hoy he sido un mero espectador.

Me acerco a la nevera, ignorando sus ahogadas carcajadas, y me sirvo un poco de agua fresca para lidiar con el resquemor de garganta.

—¿Tú observando? No es creíble. ¿Dónde has dejado a mi hermano el lanzado?

—Lo lancé hacia el asfalto con el coche en marcha cuando venía hacia aquí —respondo con un sarcasmo que desconocía. Bueno, lo conocía, pero suelo usarlo muy de vez en cuando.

—Qué gracioso. Entonces creo intuir qué es lo que te ocurre. Fuiste a verla actuar y te dejó con un dolor de huevos insufrible, ¿me equivoco?

Gruño observándole y lanzo el vaso que sostengo en su dirección. Lo esquiva como puede mientras el débil cristal se rompe en pedazos al tocar la pared. Silba al ver mi reacción y aplaude.

—Señores, el impulsivo ha vuelto. No me equivoqué por lo que veo.

—Cállate ya, Jake.

—Está bien, pero permíteme que te dé un consejo de hermano romántico a hermano impulsivo.

—¿Cerrarás el pico según sueltes ese dichoso y absurdo consejo? —cuestiono mirándole de reojo. Me percato de que asiente con la cabeza y sonríe triunfal.

—Yo que tú pensaba más con la cabeza que con la polla. No siempre va a querer acostarse contigo, plantéate seriamente hacerle llegar algún detalle. No sé, ¿un ramo de flores tal vez? A una mujer hay que ganársela a diario, con un simple polvo no la tienes a tus pies. Bueno, ni la tendrás si sigues en ese plan de "me las follo a todas sin compromiso". Si presumes de que es una mujer distinta al resto, hazla sentir como tal. No es ningún juguete, y mucho menos un trapo sucio que usas por placer y ya, que luego desechas a la basura como un condón usado. Las cosas no funcionan así, Ethan.

—¿Has terminado ya o vas a continuar con tu discurso? Si es así, te dejaré hablando con la pared.

Entorna los ojos cansado de mi estupidez, como es lógico, pero no tengo cabeza para sermones románticos, y mucho menos para que me dé lecciones sobre cómo conquistar a una mujer. Seré un impulsivo, un lanzado y un empotrador nato, no lo niego, pero no soy ningún imbécil.

—Consúltalo con la almohada.

Me guiña el ojo y se marcha dejándome con la palabra en la boca. Algo muy común en él. Muerdo mi labio inferior y tras meditar en silencio sus palabras, decido limpiar el estropicio que he armado al lanzarle el vaso lleno de agua. Cuando lo dejo todo en orden, subo a mi habitación para darme una ducha ligera. Según me coloco bajo el influjo del agua, el vapor se apodera del ambiente, y el rostro de Madison reaparece en mis pensamientos.

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