Cuarenta y nueve
En ocasiones solo quieres escapar de todas las balas que te envía la vida, correr muy lejos y dejar todo atrás. Las personas más valientes son las que pueden lograr ese deseo, pero no quiere decir que las que no lo lograron sean cobardes, si no que tuvieron más fortaleza para afrontar la realidad que consume su vida.
Veo a Camila tomar la bomba y segundos después una gran luz ciega mis ojos. Un estruendo sigue inmediatamente me aferro a Rubí mientras levanto el cuerpo de Luz para protegerlas a ambas con mi cuerpo. Mis poderes no funcionan. Mi frustración hace que mi mente se acerque al borde del final.
Voy a morir aquí.
Una gran corriente de aire hace que salga disparado por los aires hasta golpear con un edificio. Tomo más fuerte a Luz y a Rubí mientras mi espalda arde de dolor. Pronto la pared se destruye y nuevamente somos despedidos por los aires hasta volver a golpear con otro edificio. Una fuerte onda de calor golpea mi piel. El cuerpo de Luz, Rubí y el mío se vuelven un pedazo de tela llena de agua que se seca rápidamente.
En mi cerebro siento un caos que se esparce por toda mi cabeza mientras mis músculos empiezan a perder fuerzas, pero no dejo de sostener a Luz o a Rubí. Veo como lo que queda de mi armadura es consumida por la explosión hasta que mi piel comienza a irritarse. Me giro para protegerlas de la onda de calor y ahora siento como toda mi espalda es cubierta por un ardor tan tremendo que debo cerrar los ojos para no gritar.
Un largo periodo de tiempo ha pasado hasta que la gravedad comienza a hacer su efecto y caemos al suelo. Mi espalda vuelve a recibir más daño cuando impacta contra el suelo con el cuerpo de Luz encima del mío.
Abro los ojos, los grandes edificios aún se mantienen en pie y los vidrios rotos es la única prueba de que hubo destrucción. Por encima de los edificios una gran nube gris se extiende por todo el cielo. Mis oídos vuelven a funcionar mientras mi cabeza sigue dando vueltas tratando de organizar todo lo que mis sentidos procesan. El sonido fuerte de las alarmas de los coches es lo primero que mis oídos perciben con constante sonido estruendoso.
Cuando mi sentido de la vista se enfoca puedo notar como los edificios y estructuras tienen unas manchas negras como prueba de que una onda de calor golpeó con ellas.
Mis músculos no reaccionan por lo que no puedo moverme.
— ¡Aquí está! —escucho el sonido fuerte de un hombre a través de todo el caos.
Intento pronunciar alguna palabra, pero mi boca está demasiado seca y mi garganta tan caliente que no me sale ningún sonido.
—Joe estamos aquí, te llevaremos a la base —me dice un oficial al agacharse frente de mi cabeza.
El peso de Luz es movido de mi cuerpo antes de verla en brazos de un soldado, ella todavía está inconsciente con su piel totalmente hinchada. El peso del cuerpo de Rubí todavía sigue conmigo luego de que el vehículo desaparezca, pero mis ojos se cierran. Mi conciencia regresa brevemente para sentir como unos brazos me levantan del suelo, pero vuelvo a caer en la oscuridad. Después de todo lo que he vivido por esa bomba atómica la sensación de caer dormido se siente muy bien.
⤧⤩⤧⤩⤧⤩⤧⤩⤧⤩
Estoy nuevamente rodeado de una luz blanca. Zayda está frente de mí con los brazos cruzados, ella hace una sonrisa con sus labios. Detrás de ella está Edward, David, Kenya, Sam, Camila, Victoria, Daniela y Ellied.
Todos ellos están juntos y me sonríen.
Me fijo en los lindos ojos de Kenya y ella solo sonríe cuando nuestros ojos hacen contacto. Los brazos de Camila rodean a Kenya mientras el cabello de Camila se junta al de Kenya y por primera vez veo sonreír a Camila. Sam sigue comiendo frituras como cuando lo conocí. Daniela está agarrada de la mano con David antes de que Ellied se coloque en medio de ellos dos para sonreírme.
"Sabemos lo que eres" pronuncia con sus labios. Zayda camina hacia donde está Edward antes de soltar a Victoria, quien comienza a correr hacia mí.
Sus dulces ojos miran los míos y luego me sonríe.
—Se un rey benevolente, Joe —me pide con dulzura en su voz.
⤧⤩⤧⤩⤧⤩⤧⤩⤧⤩
Cuando despierto intento aferrarme a las sábanas deseando que fuera real porque no me gusta la realidad que estoy viviendo. Cuando mi mente sabe que no podré regresar a ese sueño, abro mis ojos y estoy en una de las carpas de la base, mi traje ha sido cambiado por una bata de hospital y estoy rodeado de vendas. Mover mi cabeza me cuesta muchísimo por lo que cuando lo logro no deseo regresar a mi posición original.
Rubí duerme en la cama de al lado, ella también está rodeada de vendas, pero al menos respira.
—Joe salvo esa ciudad —escucho cerca de mí, pero guardo silencio.
—La bomba que lanzaron fue la misma que usaron en Hiroshima, una bomba atómica de uranio —explica otra voz, pero esta vez es la voz de un hombre.
—Joe nos salvó, gracias a él no tenemos ningún muerto o radiación y con su ayuda podemos reconstruir la ciudad —nuevamente habla la chica.
No fui yo.
Miro melancólicamente a Rubí mientras recuerdo cómo Camila copio mi peinado y robo mi armadura.
Camila y Daniela no querían luchar, sin embargo, fueron al campo de batalla por mi culpa.
—Acaban de bombardear Corea —dice una nueva voz muy alterado.— No hay sobrevivientes, ambos países fueron arrasados del mapa.
Hasta ahora ninguna bomba nuclear había sido capaz de realizar algo así, pero parece que las cosas cambiaron. No me sorprende escuchar quien fue el que lo hizo, aprovecho la revuelta interna por los Hollows en Corea del norte, Corea del sur y China. Tomar Japón fue la mejor decisión que pudimos tomar, su posición nos ayudó a una rápida conquista de Asia, sin embargo, estos países actuaron como el nuestro y no quisieron rendirse como los países europeos, supongo que no querían manchar más el territorio con más sangre de lo que lo han hecho históricamente.
—Estados Unidos es el único país en todo el mundo que no ha sido gobernado por Hollows —anuncia alegre uno de ellos.
—¡Ya ganamos esta guerra! —se emociona otra persona.
Vuelvo a caer dormido y cuando despierto Karen me está hablando. Al abrir los ojos ella está agachada frente de mí y la oscuridad es aún más densa.
—Me informaron de lo que sucedió —murmura. No digo absolutamente nada, no sé si mentir o decir la verdad.
—Los salvaste —me dice aún más despacio. Saco mi mano de las sábanas y la coloco sobre su cabeza.
—Salgamos un rato, Joe —me anima y luego se pone de pie.
Lentamente me siento sobre la camilla, pero mi cuerpo está demasiado adolorido. Me cuesta más trabajo ponerme en pie. Mis piernas se sienten débiles al contacto con el suelo y tengo que agarrarme de la cama para no caerme. Karen coloca uno de mis brazos sobre su hombro y me ayuda a caminar.
—¿Dónde está Luz? —le pregunto al ver solo a Rubí en las camillas.
—No la he visto, supongo que debe estar en alguna de las carpas —me responde Karen. Escuchar eso me hace sentir un poco aliviado, sé que está bien.
Al salir la mayoría de las carpas están oscuras, algunos oficiales hacen guardia, pero ninguno parece mirar hacia nuestro lado. Al caminar más de cerca nos damos cuenta de que también están dormidos, parece que la victoria por parte de los Hollows les ha liberado la tensión, sin embargo, aún queda este país por liberar.
Karen me lleva hasta un despejado campo abierto cerca de las carpas.
Ambos nos sentamos uno cerca del otro mientras las estrellas hacen un espectáculo en el cielo.
—Joe, no hay nada que pueda hacer para agradecerte todo lo que has hecho por mí —murmura.
—No hagas esto —le pido cerrando los ojos unos segundos— solo he causado que esta guerra se torne sangrienta.
—Todos los que luchamos en esta guerra lo hacemos porque creemos en lo que Eny creía. Los Hollows quieren luchar a nuestro lado porque creen en nosotros —me dice— sin embargo, ese sueño que queremos no sé cómo conseguirlo, de qué forma podemos asegurarnos que una vez que la tiranía, el miedo y el odio hayan sido eliminados, de verdad hayan quedado erradicados de raíz.
Recuerdo la conversación con Carol.
—Con igualdad de condiciones para todos —dejo salir. Sí no hay diferencia económica, racial o de condiciones, no habrá necesidad de que las personas compitan entre ellas como si fuera una batalla naval en que el más listo o fuerte se aprovecha de los que no pueden serlo.
—Un sistema económico individual y diferente, aplicado a las condiciones y demandas en cada país, simplemente es imposible de sostenerlo —respondo con voz baja.
—No necesitamos un sistema económico así si somos una sola nación —agrego de repente.
Ella parece meditarlo. Al parecer no es una locura.
—Sera difícil adaptar a los humanos que queden a este nuevo mundo que queremos crear —dice Karen mirando hacia el horizonte— supongo que, al estar apoyando nuestra causa, apoyaran las formas en que lograremos sus intereses personales también.
—Ellos deben someterse a nuestras condiciones, después de todo, ellos ocasionaron toda esta guerra —digo de forma abrupta. Me preparo para un reproche, pero agrego rápidamente,,— y serán los pilares principales para una próxima guerra.
—Tenemos que evitar que esto se repita —me responde y yo asiento con la cabeza. He tenido suficiente de esta guerra como para evitar a toda costa que algo así suceda de nuevo.
—Pero la gente nos sigue por voluntad, ni siquiera por miedo, porque creen en nosotros, con eso es suficiente para vivir bien —digo con una sonrisa. Ella me mira juntando las cejas antes de sonreír también.
—No sólo yo lo pienso así, tú lo has visto, todas las personas y Hollows en este mundo quieren que la legión los gobierne —agrego con una sonrisa.
—Los humanos y los Hollows podremos vivir en paz, lucharemos para eso —me contesta.
Hay un gran silencio entre nosotros. La calmada brisa es lo único que mis oídos pueden escuchar. Pienso en Luz en lo que haría en esta situación.
⤧⤩⤧⤩⤧⤩⤧⤩⤧⤩
—Cuando está guerra termine me iré contigo —dice emocionada mirándome a los ojos.
—Eso es una completa estupidez —contesto con una sonrisa.
—Lo sé —me responde con una sonrisa— soy un idiota ¿Recuerdas?
Asiento con la cabeza y coloco mi cabeza sobre su hombro mientras contemplo las estrellas hasta que ella habla.
—Sigues usando mi ropa interior —se burla. No tengo las energías suficientes como para doblar sus dedos así que solo suspiro antes de cerrar mis ojos.
⤧⤩⤧⤩⤧⤩⤧⤩⤧⤩
Despierto en mi camilla de nuevo. Rubí no está en la suya. Me levanto de repente, pero esta vez mi cuerpo reacciona de mejor forma. Los soldados me saludan.
— ¿Dónde está? —pregunto, pero mi voz suena tosca. Ellos saben a quién me refiero, se miran nerviosos antes de señalarme un edificio a lo lejos con las luces encendidas.
Camino hacia allá, cuando llego a las puertas los guardias no me detienen. Avanzo por el único pasillo con luces encendidas. En varios de ellos puedo ver a algunos comandantes organizando los planes de ataque para mañana, los ignoro al comprobar que Rubí no está en ninguna de esas habitaciones.
—Fue capturada por el enemigo, tenemos que actuar con cuidado —escucho su voz al acercarme a una habitación un poco alejada.
—Él no debe saberlo, querrá ir al frente, es mejor que se quede aquí, no quedan muchos de la legión que puedan controlarlo —es la voz del jefe.
—Nuestra raza peligra con él, es demasiado impulsivo, no es capaz de ver las consecuencias de sus acciones y tiene tendencias de un psicópata, la guerra ya lo ha afectado demasiado —responde el general.
Escucho la mesa ser golpeada.
—Imbéciles, dejen de tratarlo como si fuera un juguete para utilizar en la guerra —les grita Rubí— él se ha esforzado día a día para ser más fuerte y ser una mejor persona, pero no solo eso, sino para garantizar que cada uno de nosotros tenga una vida plena.
— ¿Cómo te atreves a golpear a un general? —inquiere el coronel.
— ¿Y quién te crees que eres? —le responde Rubí con un tono más alto.
— ¡Basta! —mi voz suena incluso más alto que la de Rubí. Ella se gira para verme, pero rápidamente aparta su mirada. Luce avergonzada.
—Debería estar descansando —inquiere el coronel con un tono dudoso.
—Estoy bien, ¿Dónde está Luz? —pregunto al entrar en la habitación.
—Fue capturada por el enemigo cuando el cuerpo médico los buscaba entre los heridos —responde todavía con miedo.
—Está en Washington —agrega el jefe inclinándose de hombros.
—Solo tiene que quedarse aquí, la traeremos sana y salva señor Dunkelheit —dice el general. Lo volteo a mirar.
—Usted no me da ordenes —le respondo manteniéndole la mirada.— voy a ir a Washington.
—Te lo prohíbo —contesta de inmediato el general. Sin pensarlo uso mis poderes para golpearlo contra la pared.
—Prepare el vehículo, me iré mañana —le ordeno antes de dejarlo caer al suelo. Lo veo intentar recuperarse del ataque mientras asiente con la cabeza con dificultad.
—Iremos contigo —me murmura Rubí acercándose a mí. Asiento tomando su mano. Sé que lo hace porque ya debe saber que Carol Rocket está viva y es el último lugar en el que puede estar, sin embargo, no le digo nada, no es necesario.
⤧⤩⤧⤩⤧⤩⤧⤩⤧⤩
—Joe —me llama Karen antes de despertar.
Al parece debí haberme quedado dormido y Rubí me trajo hasta la camilla otra vez.
—Karen —murmuro en respuesta.
—Las tropas se están dirigiendo a la casa blanca en Washington —escucho a un soldado detrás de mí.
—Iremos a terminar esta guerra, Joe —me dice y me levanto lentamente.
Es cierto, tienen a Luz secuestrada.
—Tu quédate aquí y descansa —me habla después de colocar una mano sobre mi pecho para que me detenga.
—No voy a permitir que vayas sola, además Luz la tienen secuestrada en Washington, tengo que ir a salvarla y tú lo sabes —le respondo con una mirada firme a sus ojos.
—Todos han muerto y Camila está desaparecida —me dice melancólica.
—Camila murió —le respondo mirando hacia otro lado.
—Somos los últimos que quedamos, Joe —concluye.
—No hables tan rápido agente de la paz —dice Rubí en la camilla de al lado.
—Pensé que habías muerto —dice Karen con orgullo.
—Te has vuelto una estúpida —le dice Rubí levantándose sobre la cama, hasta este momento no había notado el sarcasmo de Karen.
—¿Puedes seguir luchando? —le pregunta Karen con un tono más amable. Rubí hace un bufido antes de empujarla en forma de desafío.
—Tomare esto como un sí —dice acercándose a mí nuevamente.
—¿Cuál es el plan? —le pregunto estirando mis músculos. Es un alivio tener el control de ellos nuevamente.
—La ciudad está rodeada, sin embargo, lo que sucedió en Tokio es inminente en Washington. El gobierno se ha negado a rendirse, a pesar de que todos los países ya han caído, solo vamos a ayudar a la masacre —me responde Karen antes de tomar aire.
—Yo tengo un mejor plan —dice Rubí haciendo que nos giremos en su dirección— vayamos por la obsesiva novia de Joe.
Pongo los ojos en blanco, pero ella me detiene de responder.
—Para eso tendremos que matar a la loca obsesionada con la justicia y al cerdo de su padre, por lo que todo estaremos felices y contentos —le dice a Karen, ella asiente con dificultad. A pesar de estar en contra de esta violencia, sabe que esos dos deben desaparecer.
—No suena tan mal —agrega Karen con una expresión de aceptación.
—Pero... —la voz de Rubí suena fuerte dirigiéndose a Karen— si algo sale mal, quiero que mates primero a esa perra psicópata de la justicia, luego al mocho vulgar de su padre, después al presidente narcisista que ha prologado esta lucha, y al resto los puedes matar en el orden que queráis.
—Prefiero seguir el plan principal —le responde Karen con una sonrisa forzada.
—Es por lo que no los puedo dejar ir solos —dice Rubí al levantarme de la camilla. En esta ocasión puedo mantenerme de pie. Ella se levanta también y rápidamente se quita la ropa delante de nosotros para ponerse el uniforme que descansa a un lado. Evito mirarla mientras que Karen se acerca a la puerta.
—Díganle al coronel que Joe despertó y que envíe la armadura —le habla a un sargento en la puerta.
—De alguna u otra forma esta guerra terminará —me dice cuando el sargento se ha ido.
—Ganaremos —le asegura Rubí.
A los pocos minutos una nueva armadura como la que use en la batalla en el Atlántico está delante de mí. Karen y Rubí salen un momento mientras me la coloco y luego regresan.
—Nos vamos ahora —les digo al salir de la carpa. El general nos observa con mal humor, todavía debe tener presente lo que sucedió anoche.
—Tengan cuidado, los Hollows no han podido acercarse a la casa blanca, sus poderes se debilitan —me dice el General cuando caminamos hacia un camión.
—Están usando a Carol Rocket para contrarrestar la materia oscura que nos brinda nuestros poderes, envíen a Hollows con humanos para poder avanzar y de esa forma los humanos puedan destruir a la segadora —le propongo al general.
—Cómo usted ordene, majestad —me responde de mala gana, pero no le prestó atención porque entremos en el camión.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro