Capítulo veinticinco
En promedio pasamos 6 años de nuestra vida soñando, para la ciencia los sueños es un terreno poco conocido. La ciencia siempre intentará dar una justificación a lo que no puede explicar, ya que la humanidad le teme a lo que no puede controlar. Al final, todos quieren gobernar el mundo.
—Te odio, Joe —se despide Luz desde la otra línea.
—Cuando le dices a alguien que lo odias se supone que no debe sonar dulce —me burlo.
—Cállate y adiós —contesta molesta.
Pasan varios segundos mientras intento contener la risa.
—Joe, cuélgame —se queja, por lo que dejo de contener la risa. Escucho como la llamada es cortada. Al mandarle un mensaje de despedida me doy cuenta de que Luz me acaba de bloquear.
—Es bueno tener amistades fuera de este lugar —escucho la voz de un chico y me volteo.
La noche ha cubierto la zona, por lo que tengo que hacer un esfuerzo para identificar al individuo entre las sombras.
—Eres tú —contesto.
—Me dijeron que te entregará esto —me dice luego de lanzarme unas llaves.
—Antes de que preguntes es una motocicleta que está detrás del complejo, es tuya ahora —responde de inmediato y se sienta a mi lado.
—Gracias —respondo y a él se le escapa una sonrisa.
— ¿No te gustaría cambiar el mundo? —pregunta mirando las estrellas.
Lo hare.
—Todos queremos cambiar el mundo a nuestros deseos —respondo.
—Es como si hablara con Karen —se queja— que fastidio.
¿Quién se cree que es?
Observo su apariencia. Lleva puesto una chaqueta tipo vaquero con una camisa blanca y unos pantalones negros. Es Paul.
—No pareces para nada intelectual —le contesto en ataque a su afirmación.
—Eso es lo que muchos creen, pero un verdadero estratega no revela sus hilos —me mira directamente a los ojos.
—El lobo caza mejor cuando se disfraza de oveja —continuo el hilo al que quiere llegar.
—Así es, Hollow —contesta con una sonrisa antes de levantarse.
—Nos volveremos a ver —dice al entrar al complejo.
Miro las llaves varios minutos mientras las palabras de Luz se repiten en mi mente.
Eres un Hollow, se un Hollow.
—Soy un Hollow —respondo al levantarme.
Rodeo el complejo científico hasta llegar a un pequeño campo despejado. Una motocicleta está estacionada cerca de la pared del complejo y en el suelo se encuentra un casco.
Veo el líquido azul en el pequeño frasco y las llaves de Paul.
—Las cosas siempre pasan por una razón —murmuro. Sé que debería descansar, desde que me uní a la legión no he podido hacerlo, pero nadie dijo que ser un Hollow sería fácil.
Escucho pasos que se acercan hacia mi dirección, me giro para encontrarme con David. Él me observa con la mirada caída.
—Sé lo que quieres hacer —deja salir mirando hacia sus zapatos. Trago saliva antes de poder pronunciar algo en mi defensa.— Todos se encuentran un poco alterados por lo que sucedió, pero nadie más se atrevería a ir hacia allá.
Se acerca más hacia mí, pero sus pasos se detienen cuando utilizo mis poderes para mantenerlo a raya. Él se asombra, pero mantiene la distancia. Parece cansado.
—No pienso detenerte, solo quería saber la razón que te impulsa a hacerlo —dice un poco nervioso.— ¿Venganza?
Se me dificulta responder esta pregunta, pero el sentimiento que hay en mi pecho ha dejado de ser similar a la venganza, es todo lo contrario, es un sentimiento semejante a la esperanza.
—No —es lo único que puedo decir. No lo miro a los ojos, yo también me siento confundido.
—Kenya me salvo de ser asesinado cuando era niño —me responde. Puedo sentir la tensión en su voz. Lo miro; no luce mayor, parece un adolescente— Mis padres fueron masacrados delante de mis ojos sin poder hacer nada.
Siento como me falta el aire, la escena de mi madre muriendo frente de mi me abruma. Había tratado de no recordarlo, pero al escucharlo siento como una vieja herida es abierta.
—Mi cuerpo se sentía pesado, mis manos temblaban. Ya me había aferrado a morir al ver a los soldados acercarse a mí. De verdad quería morir en ese momento, pero solo podía escuchar sus risas mientras los perros destrozaban los cuerpos sin vida de mis padres. Era inútil gritar que se detuvieran. Ellos me habían anestesiado, mi boca solo podía pronunciar murmullos, cuando quería gritar con todas mis fuerzas —su voz se rompe al terminar la oración, no tengo las palabras exactas, mis propios sentimientos me abruman.
—Lo lamento —le contesto de lo más profundo de mi corazón. Él niega con la cabeza.
—Kenya llego segundos después junto con Rubí, ellas escucharon las voces de mi corazón y me salvaron —dice con una sonrisa dulce con la que intenta ocultar las lágrimas.— Tengo una vida gracias a ella y nunca voy a poder pagársela, todas las personas que han hecho algo por mí solo han muerto frente de mí y yo he sido tan inútil como para quedarme sentado sin poder ayudarlas, incluso ahora, no soy capaz de ir contigo, no puedo lastimar a nadie.
No soy capaz de animarlo, no puedo invitarlo a una muerte segura, ni siquiera yo estoy seguro de lo que estoy haciendo. Me siento igual de inútil que él.
—Es tarde para intentar cambiar los errores que cometimos en el pasado, pero no es tarde para intentar cambiar las decisiones que tomamos en el futuro. Kenya te ha dado esta oportunidad, solo tienes que tomarla y luchar, pero luchar no implica matar personas, luchar implica vivir y hacer lo correcto. Solo vive David. —dejo salir.
Él me mira estupefacto con las lágrimas bajando por sus mejillas, intento darle una sonrisa, pero mis emociones son un torrente en mí pecho.
Me subo a la motocicleta y coloco el casco sobre mi cabeza. Ya he tomado una decisión con un único objetivo. Salvar a los Hollows y así evitar que esas sonrisas inocentes como las de Victoria sean arrebatadas de sus rostros. Es un sueño sin sentido querer actuar de forma correcta cuando no todas las personas persiguen los mismos ideales, pero sino lo intento, no podre cambiar nada.
Voy a hacerlo, voy a liberarlos sin importar el costo.
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El viaje es relativamente tranquilo entre un estado a otro. Las horas van marchando y el sol comienza a salir. He tomado distintos descansos ligeros para comer y llenar de gasolina la motocicleta, los cuales he pagado con el dinero conseguido de unas apuestas de vencidas en una de las estaciones de gasolina. Los tipos muy musculosos no contaban con que usará mi mente para ganar.
La mente humana derrotara la fuerza bruta eventualmente. La mejor arma que puedes tener es la inteligencia.
Para cuando he llegado al estado de Illinois no he dormido nada durante toda la noche. Reservo la habitación de un hotel en la capital de Illinois, Springfield. La ciudad de Abraham Lincoln, el padre de la libertad y uno de los presidentes de Estados Unidos.
Demoro más haciendo la reservación que en quedarme dormido.
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Estoy rodeado de una luz blanca así que tengo que cubrir mi rostro con mi mano a medida que avanzo hacia ningún destino.
—Joe —una dulce Kenya aparece en medio de este brillante lugar.
—Kenya —es lo único que puedo decir
—Estoy muerta, pero está bien —me dice mirando sus traslúcidas manos.
— ¿Qué dices? —inquiero mientras me intento acerca a ella.
—Solo murió mi cuerpo, pero ahora me siento muy bien —me sonríe.
—Lo siento, Eny —comienzo a decir tratando de controlar mis lágrimas— deje que murieras en las manos de ese idiota.
—No debes atormentarte más por eso —me dice con una sonrisa.
—Si el gobernante de nuestro mundo es un líder benevolente, quizás no tengamos que asesinarnos entre nosotros nunca más —dice mientras comienza a desaparecer.
—Tienes razón —le digo con determinación. Recuerdo lo que quiero convertirme desde hace unas horas— si gano esta lucha, ese será el tipo de salvador que me convertiré.
—Sé que lo harás Joe —es lo último que escucho decir.
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El celular comienza a sonar. Lo tomo de la mesa que está cerca a la cama después de varios intentos. Muevo mi dedo para contestar la llamada sin abrir mis ojos, realmente quiero seguir durmiendo.
Escucho la risa descontrolada de Luz desde el teléfono.
—Joe —sigue riéndose mientras me llama. Comienzo a abrir ojos mientras la imagen de luz riendo está en la pantalla de mi teléfono, ella al verme a los ojos se comienza a cubrir la boca.
—Te extraño tanto, Joe —es lo que dice.
—Hablamos ayer —le reprocho colocando los ojos en blanco y los cierro.
—No, idiota. Quisiera verte —me habla con ese tono en su voz en el quehay varias emociones por lo que vuelvo a verla.
—Estoy muy lejos ahora —respondo mientras ella hace una mueca y me mira fijamente.
—Joe, no deberías cubrir tus ojos —murmura.
Yo tampoco quiero hacerlo.
—No tengo muchas opciones —contesto en un tono bajo.
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Hablamos durante varias horas y en ocasiones ella se prueba ropa delante de mí.
—Joe, déjame verte orinar —me grita por el teléfono mientras estoy en el baño.
—Sabes que no es justo que esa mujer te haya visto y yo no —se queja al volver a verme cuando tomo el celular. La luz del atardecer comienza a entrar por la gran ventaja que cubre la habitación. Me siento sobre la cama y ella me mira molesta.
—Me tengo que ir —le digo triste mirando hacia la ciudad.
—Sigo esperando por ti, Joe —murmura más triste.
—Puedes continuar tu vida normal, ¿por qué arriesgarte conmigo? —le pregunto volviendo a mirarla.
—No necesito una vida normal, te necesito a ti —me responde.
— ¿Necesita que la salve princesa? —le vuelvo a preguntar con gracia.
—Solo si escapas conmigo después —me responde con una sonrisa.
—Sí —me despido.
Luego de bañarme pago la habitación y vuelvo a subir en la motocicleta.
Nuevamente el camino es tranquilo, solo hago algunas paradas para alimentarme.
—Soy su salvador —escucho decir a Jesús en la pantalla de una estación. Las personas a mi alrededor comienzan a hacer bufidos mientras alzan sus manos en señal de protesta.
Me voy de la estación de gasolina antes de que la comida comience a lanzarse de un lado a otro.
Ya ha amanecido cuando llego al estado de Colorado y tengo hacer una reservación en un hotel. En esta ocasión no tengo sueños raros o llamadas acosadoras de Luz al despertar.
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Ya son alrededor de la media noche cuando llego a San Francisco y puedo ver la isla de alcatraz cuando cruzo el Golden Gate.
En la bahía de San Francisco me informan que no estará en funcionamiento un barco para ir a la isla hasta nuevo aviso por estudios alrededor de la isla. El estudio lleva muchos meses y nadie sin autorización ha podido llegar a la isla.
Las brisas fuertes revuelven mi cabello mientras veo mi objetivo en la penumbra. Estaciono la motocicleta en la bahía y llamo a la policía.
—La isla de alcatraz será atacada por la legión —le digo al oficial al otro lado de la línea.
Cuelgo la llamada y camino por el muelle. Al llegar a la orilla me lanzo al agua, pero en vez sumergirme, mis pies se paran sobre el agua.
—Es más difícil de lo que pensé —me quejo mientras intento llegar a un equilibrio sin sumergirme. Cuando por fin puedo dar unos pasos sobre el agua, me siento listo para correr hacia la isla. Mis pies empujan el agua con cada paso haciéndome sentir que camino sobre un charco de agua en movimiento. No puedo evitar sonreír con cada paso.
Un par de minutos después he podido llegar a la playa de la isla con la prisión imponente en la cima.
La información era cierta, la prisión continúa en funcionamiento. Las grandes torres de vigilancia lo demuestran con sus grandes bombillos vigilando toda la zona.
Salvare a los Hollows.
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