Capítulo treinta y siete
Si pudieras gobernar el mundo ¿Qué clase de rey serias?
Daniela se tambalea en el aire mientras intenta mantener la división del océano que se ha tragado la mayoría de los barcos enemigos, la veo escupir sangre, pero un barco dirigiéndose hacia mi hace que deje de mirarla.
Poco a poco el barco se detiene a unos pocos metros de distancia y luego lentamente comienza a salir del agua por la proa, siento como la sangre sale de mi nariz al arrojar el barco hacia un portaaviones. Veo a ambos explotar.
El dolor en mi cabeza comienza a sentirse más fuerte. Soy incapaz de moverme de donde me encuentro.
Cuando vuelvo a abrir los ojos a lo lejos parada sobre la proa de un barco Carol Rocket mira hacia el frente, ella está de brazos cruzados hasta que abre la mano. El océano sobre mis pies se estremece, mientras veo como la división se termina e intenta ser uno solo de nuevo. Un grito de dolor hace que mis sentidos se pongan alerta, al girar a mi derecha veo como Daniela sale dentro de una nube de humo negro hacia el agua. Un solo avión blanco rodea ese humo, no tengo que ser adivino para saber que Paul Rocket pilotea el avión.
Me impulso difícilmente en el agua hacia donde Daniela va cayendo antes de comenzar a correr sobre el agua. Corro cada vez más rápido, aunque las balas vuelven a penetrar mi defensa, pero no me detengo ni pierdo el equilibrio.
El cuerpo de Daniela cae al agua y a su alrededor comienza a llenarse de sangre. Mi corazón se descontrola mientras me arrodillo cerca de ella y levanto su cabeza.
—Tienes que ganar, Joe —es lo que me dice entre bocanadas de sangre que salen de su boca.
—Todo estará bien —le digo, pero al ver su cuerpo hubiera preferido no hacerlo. Sus piernas ya no existen.
—Sé que serás un gobernante benevolente, vas a construir un mundo diferente a la mierda que siempre ha existido —me dice con esfuerzo mientras levanta una mano hacia mí. La sostengo fuerte mientras mis ojos no pueden evitar las lágrimas.— Aunque me marchite sabre que fui un pilar en el puente que llevara a nuestras razas a ese jardín lleno de flores donde los niños juegan.
—Lo voy a hacer —le respondo cerrando los ojos con la sensación de hundimiento en mi pecho.— Lo hare, lo prometo.
—Gracias, Joe —murmura débilmente.
Cuando los vuelvo a abrir ella me mira con una sonrisa en su rostro, pero sus ojos color escarlata ya no tienen vida.
Karen y Rubí están paradas encima de mí, sus cuerpos están cubierto de sangre y sé que ellos están desviando las balas de los enemigos. Todos tienen en su rostro esa expresión de dolor. Por el rabillo del ojo observo como nuevamente Carol Rocket está parada en medio de muchos más barcos, sin embargo, la densidad de los botes ha disminuido drásticamente, Daniela ha creado ese puente hacia Europa.
Veo a Rubí mirarla fijamente, vuelvo a mirar en la dirección de Carol; a sus pies se encuentra Edward, quien está encadenado de las manos y el cuello, al verlo más fijamente puedo distinguir las nuevas heridas de látigo en han aparecido en su cuerpo. Un grito de furia de Rubí llama mi atención y por el rabillo del ojo la veo lanzarse hacia la dirección de Carol, pero la intercepto en medio vuelo.
—Suéltame Joe, te dije que esa zorra es mía —me grita mientras intenta soltarse.
— ¿Qué clase de venganza sería si dejo que otro la asesine? —me comienza a gritar.
Mis poderes comienzan a fallar por lo que no puedo responderle y poco a poco caemos hacia el agua.
—Mis poderes se están debilitando —dice Rubí más agotada.
Somos sostenidos en el aire por Karen quien también ha comenzado a desviar las balas que vienen en nuestra dirección.
Luego de que nos ha alejado de ella mis fuerzas regresan. Rubí se separa de mí y ambos nos volvemos a poner en pie para contemplar el ejército enemigo.
La única que llama mi atención es Carol quien mantiene su mano abierta hacia nosotros. Un soldado toma las cadenas y arrastra a Edward hacia un portaaviones que se ha detenido al lado del que se encuentra Carol. Él intenta luchar para liberarse mientras siento como Rubí pierde la respiración.
Me separo de ellas en el aire, Rubí me mira, sus ojos se encuentran a punto de llorar por la frustración. Le sonrió.
—Joe —escucho mi nombre en sus labios, tiene miedo, pero sigo sonriéndole. Me impulso en el aire hacia el portaviones mientras el grito de Rubí que me detenga se pierde por la velocidad a la que empiezo a ser empujado por el aire. En un punto mis poderes vuelven a desaparecer y sé que me acerco a Carol.
Golpeo el metal del barco con fuerza, siento como me falta el aire mientras mis huesos crujen por el dolor del impacto. Intento levantarme, pero mi cuerpo no reacciona como debería. Escupo sangre y levanto la mirada. El soldado que protege a Edward esta frente de mi junto con él. Tengo la necesidad de usar mis poderes, pero no funcionan. Me obligo a poner de pie y poco a poco lo consigo.
El soldado empieza burlarse. Lo observo, está a unos cuantos metros. Por el rabillo del ojo veo a Carol alejarse en su barco, ella solo me da una mirada rápida antes de concentrarse en Karen y Rubí.
—Sin sus poderes solo son fenómenos —me grita empujando a Edward con una risa. Mi mirada es seria. Compruebo mis extremidades, aparte del dolor por el golpe, parece que funcionan bien.
— ¿Qué vas a hacer salvador? —inquiere con desprecio y burla mientras saca una pistola.— Veamos qué tan salvador eres sin tus poderes.
Corro tan rápido que él no puede reaccionar y alcanzo a golpearle la cara con un puño. Él se tambalea antes de caer noqueado. Escucho la pistola caer me giro en esa dirección para tomarla, pero unos disparos hacen que me incline de rodillas. Las balas golpean el metal antes de ver a un avión pasar por encima de nosotros. Es Paul.
El avión rodea el portaviones antes de dirigirse nuevamente hacia nosotros. Escucho el gruñido de Edward al intentar liberarse de las cadenas. Miro la nave dirigirse hacia nosotros antes escuchar las balas golpear el metal, para luego impactar en mi brazo izquierdo y rozar mis piernas, las cuales están al rojo vivo con mi sangre saliendo por las heridas.
—Joe —me llama Edward intentando mover mi cuerpo con el suyo, pero las heridas por las balas todavía se sienten calientes y el dolor en mi espalda por la bala que me acaba de golpear ahí arde como si la bala hubiera penetrado mi piel. Respiro aceleradamente mientras me levanto de encima de él.
—Estoy bien —murmuro por la falta de aliento. Escucho un avión aterrizar, sé que es él. Me pongo en pie, pero inmediatamente vuelvo a caer por las heridas de mis piernas. Mi mano derecha se llena de sangre cuando intento cubrir la herida. Arranco un pedazo de tela de mi brazo izquierdo inservible por la bala. Como puedo hago un nudo en mi pierna para cubrir la primera herida. Ver mi propia sangre envía un impulso de miedo que me hace sudar hasta que he cubierto las otras tres.
—Joseph Dunkelheit —escucho la voz de Paul. La sangre que corre por mis venas se siente caliente de nuevo.
—Joe, libérame, puedo ayudarte —me empieza a decir Edward detrás de mí. Lo ignoro, él es mío.
—Oye, salvador de este mundo y de los Hollows —deja salir con cierto desdén.— Estaba pensando, en que solo intentas salvar cierta parte de la población, mientras que anhelas que la otra desaparezca y eso realmente, no era la imagen que tenia de un mesías.
—Los humanos que luchan con los Hollows y no en contra, solo los que persiguen una noble causa, tú, incluso siendo un Hollow, decidiste seguir un camino de humillación y explotación, los humanos que solo luchan por ellos mismos demuestran en lo que se ha convertido su propia humanidad —dejo salir mirándolo a los ojos, él se hecha a reír.
— ¿De verdad crees que los humanos que te siguen lo hacen porque te veneren? —inquiere acercándose a mi— lo hacen porque te temen, cuando te asesine y te reúnas con tu asquerosa gente, se darán cuenta del error que cometieron al dejarse convencer por un fracasado como tú con ideales de héroe. La verdadera paz que anhelaba esa que hice volar en mil pedazos no existe, la igualdad entre nuestras razas no existe. La gente que confía en ti es porque tienen lastima de su propia existencia, incluso los niños como Victoria que viven de la ilusión de falsas promesas en vez de conocer su lugar en este mundo.
Escuchar el nombre de Victoria me hace querer arrancarle la cabeza, pero mis poderes no han regresado, aunque Carol no se encuentra tan cerca de nosotros.
El Paul que conocía no existe, o quizás siempre fue así, y nunca lo quise ver, tal vez nunca llegamos a conocer a las personas, solo creemos que las conocemos y cuando nos damos cuenta lo que son, ya es demasiado tarde.
No respondo, no tengo nada que decir al respecto. Como dijo Daniela, ellos ahora son la oscuridad, y con la ausencia de luz no se puede discutir.
Él es el primero en avanzar y enviarme un puñetazo que logro esquivar retrocediendo un poco, mi cuerpo duele, pero nuevamente esquivo otro y cargo hacia él, ambos caemos al suelo y comienzo a golpearlo con mi único brazo funcional hasta que me hace un lado y comienza a golpearme el rostro. Siento mi cara inflamarse antes de que mi nariz se rompa y la sangre salga. Le doy un cabezazo que lo hace caerse de espaldas mientras que yo me reincorporo.
Me limpio un poco la cara y él se incorpora. Nuevamente se abalanza sobre mí, pero esta vez detengo su puño con mi mano antes de darle una patada al estómago. Él se inclina para cubrir su estómago, pero empuño mi mano para darle un golpe en la cabeza que lo hace golpear el suelo. Lo veo sujetar con su mano mi pie, estoy a punto de soltarlo de una patada cuando clava los dedos en una de mis heridas. Aprieto la mandíbula por el dolor mientras caigo al suelo de espaldas, siento la sangre salir mientras intento liberarme de su agarre.
Me sorprendo al escuchar mis aullidos de dolor, pero de repente se detienen y veo a Paul flotar encima de mí. Siento mis poderes regresar también.
—Daniela, Kenya, Victoria, Ellied, Sam, David y Zayda... —escucho la voz de Edward.— Su deseo no desaparecerá. Yo también confió en Joe. Él será el nuevo puente hacia nuestra verdadera vida, destruyendo ese camino falso de paz que la humanidad ha creado para aniquilar a los Hollows. Comparado con eso, tu solo eres un ser insignificante que se ha dejado engañar por el padre que lo abandono por ser un fenómeno para él. Te dimos la oportunidad de vivir en el mundo que queríamos crear, pero nos traicionaste, así que puedes morir con ese mundo podrido al que te aferras.
Veo su cuerpo ser lanzado hacia el avión, este hace un sonido que indica de haberse roto los huesos antes de caer al suelo. Edward se acerca a mí y me ayuda a levantarme del suelo. Escupo sangre mientras siento todo mi cuerpo pesado, el líquido azul casi ha abandonado mi cuerpo y mi cabeza ha empezado a doler más de lo usual.
—Tengo que sacar la bala y cerrar las heridas —empieza a decir, pero antes de que pueda responder siento la bala salir de mi cuerpo. Espero que la sangre salga, pero algo la ha detenido y pronto siento como los tejidos de mi piel son halados como pequeñas cuerdas antes de ser trenzados.
Respiro profundo mirando hacia el cielo donde todavía puedo identificar a Rubí y Karen peleando al guardar distancia de Carol Rocket quien las persigue en el barco.
— ¡Volvamos todos juntos! —le grito a las dos— ¡Rubí!
Ella se voltea en mi dirección y yo levanto el brazo. No pude salvar a Kenya, pero si a Edward. Rubí empieza sonreír mientras cubre su boca, a pesar de la distancia, sé que está llorando. Le doy una gran sonrisa.
—He rescatado a Edward—le grito con una sonrisa.
—Eres un imbécil Jhosep Dunkelheit —me responde también gritando.
Edward me ayuda a levantar y ambos volamos hacia donde se encuentra la legión rodeando a Carol y bloqueando las balas que nuevamente han vuelto a ser enviadas en nuestra dirección.
Rubí deja de destruir aviones y se lanza hacia nosotros, yo suelto a Edward antes de que ambos se den un abrazo. Veo a Rubí aferrarse a él con todas sus fuerzas.
— Mira lo que te hicieron —murmura él tocando su cuerpo. Su voz se escucha rota.
— ¿Por qué hiciste eso? —pregunta Rubí.— Fue muy estúpido Edward.
—No podía permitir que ellos te volvieran a lastimar —se defiende él tomando de las mejillas— Tú eres lo único que tengo, Rubí, volvería a dar mi vida por ti.
El sonido de un arma siendo disparada me regresa a la realidad. Me giro en su dirección para ver a Carol apuntando hacia nosotros, intento desviar la bala, pero mis poderes no funcionan y sin pensarlo me lazo entre la ellos y la bala, la cual vuelve a golpearme en la armadura y me deja sin aliento por el golpe.
— ¡Marchaos! —les digo a todos y ellos comienzan a correr en el aire en la dirección opuesta a la de Carol.
Miro una última vez a Carol; ella sonríe apuntando su arma en mi dirección. Una mirada de odio con temor se postra en mi rostro antes de comenzar a correr en la dirección de la legión.
El avión blanco empieza a dispararme balas que difícilmente pueden penetrar mi barrera. Cuando escucho el sonido de los misiles me detengo en el aire para cubrir mi cuerpo con la armadura. El impacto solo me hace retroceder mientras algunas llamas comienzan a chamuscar el pecho que lleva mi armadura. Por el rabillo del ojo veo al avión pasar por encima de mí hacia la izquierda, pero me impulso en el aire y salgo de entre las llamas para caer encima del avión. En un pequeño domo de cristal puedo ver a Paul piloteando el avión.
Todavía sigue con vida.
Él presiona un botón que hace que su silla salga con él lejos del avión, pero lo sostengo en el aire y lo tomo de la garganta mientras comienzo a correr nuevamente con él lejos de aquí.
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No sé cuánto tiempo llevo corriendo en línea recta. Perdí de vista a la legión, pero hace unos minutos pase por encima de nuestro ejército naval, quienes se mueven hacia la brecha que Daniela ha creado, lo que me indico que voy en buen camino.
Me toma varias horas llegar a las orillas de Carolina del Norte, el sol está a punto de ocultarse cuando desciendo al interior de un bosque alejado de la población
Dejo su cuerpo en el suelo y me siento sobre una piedra para descansar. Las consecuencias del líquido comienzan a hacerme efecto, pero intento controlarlos hasta que siento que él despierta y sin darle ninguna oportunidad lo levanto del suelo con mis poderes y lo impacto contra el árbol.
Él me escupe, pero la saliva no alcanza a llegarme.
—Eres un ser inferior, eso es lo que eres —me dice.
Lo miró fijamente con odio en mi mirada.
—Nos traicionaste y asesinaste a Victoria —le digo con furia y él sonríe de placer.
—Aún puedo recordar los gritos de Victoria cuando la sangre manchaba... —comienza a decir con placer. Su brazo izquierdo es arrancando de golpe, pero la sangre no sale. La detengo en su interior. Lo único que me complace es su grito de dolor.
— ¿Crees que ganaste? —le pregunto.
—Ella está muerta y mi padre te matará a ti también —me amenaza con una sonrisa.
—Soy un Hollows, nuestra vida está destinada a la muerte, entonces porque debería ¿temerle a una muerte violenta? —le digo al levantarme de la roca para mirarlo— debiste sentirte poderoso al traicionarnos y matar a Victoria de esa forma.
Miro su pierna derecha antes de quitarla y nuevamente la sangre no baja, pero sus gritos si complacen mis oídos.
—Dime, ¿Te sientes poderoso ahora? —le pregunto, pero sigue sonriendo.
—Viniendo de ti esperaba una muerte más lenta, pero ya he vuelto a ganar —me responde.
—La sangre no saldrán por esas heridas —le aseguro mientras mentalmente llevo el encendedor hacia sus heridas para quemarlas hasta que dejan de sacar sangre.
Su sonrisa va desapareciendo mientras con mi mente comienzo a sacar tierra delante de él.
—Mate a mi exnovia por traicionarme, nunca en mi vida había disfrutado matar a alguien, cierro los ojos y todavía puedo imaginarme su expresión de dolor y la angustia por morir por una infección sin poder decir ni una sola palabra. Solo podía ver como el cuerpo de sus padres se descomponía delante de sus ojos y su nariz respiraba ese nauseabundo olor a carne muerta —le digo tratando de recordar esa gloriosa sensación.— Al final solo contempló el final que le esperaba.
—Eres un... —la frase se ahoga en su voz y luego solo hay silencio.
Escucho los golpes frustrados de su cabeza contra el árbol por haber perdido las cuerdas vocales.
—Lo siento, no puedo entenderte, sin tus cuerdas vocales es difícil comprender lo que me quieres decir. Te gustaba hablar, así que, esto debe ser difícil para ti —le digo con placer. Miro su brazo y su pierna restantes, las cuales arranco de un tirón, pero al igual que el resto la sangre no sale de las heridas, pero en esta ocasión permito que su cuerpo se retuerce de dolor y la expresión de su cara es la que complace mis adentros.
—Desde que vi esa imagen de Victoria, no había podido imaginar la mejor forma de aniquilarte —le confieso cuando he terminado el agujero.
Coloco su cuerpo sin extremidades dentro del agujero y luego nuevamente lo lleno con la tierra que saque.
—Viendo el hermoso escenario que nos rodea, se me ocurrió una gloriosa idea —le digo con una sonrisa al terminar de llenar el agujero con solo su cabeza en la superficie.
—Morirás aquí, pero va a pasar mucho tiempo para que el hambre y la sed acaben con tu vida —le digo sintiéndome victorioso como él lo hizo. Tener que soportar un día sin comer o beber es demasiado agobiante, cuando pasen semanas ningún dolor que pueda infringirle será comparable. Va a desear que lo haya asesinado en ese momento.
—Nadie podrá escucharte —continuo mientras muevo los arbustos alrededor de su cabeza— ni verte.
—Morirás en la completa soledad, deseando que tu vida se acabe con cada segundo que pasa mientras contemplas las decisiones que tomaste —me despido con una satisfacción en mi voz y mi alma.
El mundo ha conocido la justicia, diría Carol.
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