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Capítulo cuarenta y tres

Los rayos ocurren por la acumulación de cargas eléctricas en el interior de la nube, cuando estas cargas superan a la resistencia del aire se descargan sobre la tierra. Si esta resistencia no existiera posiblemente nuestro mundo viviría en un completo caos. Los seres humanos somos adictos a las cosas que nos destruyen, nos encanta generar caos y en ocasiones gozamos de la humillación de los demás. Los rayos pueden ser la perfecta ilustración de la ira deshecha, pero después de la tormenta siempre viene la calma.

El viaje es considerablemente largo, hasta hemos hecho algunas paradas para comer y estirar los músculos, sin embargo, ninguno de esos sitios me confirma hacia dónde vamos.

—Se suponía que la base estaba cerca —le digo luego de varios minutos desde la última parada.

—Una de ellas, pero Rubí y tu necesitan estar en la principal —responde.

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El viaje continúa hasta que el auto se detiene y Jesús nos ordena bajar.

—Esto es tonto —le digo cuando me quito el vendaje.

—Eventualmente sabremos dónde estamos —le contesto al ver que me ignora.

—Carolina del Norte, cerca del océano atlántico —responde lo que me deja impactado. 

Entonces ¿Para qué eran las cintas?

—Quería confirmar algo contigo —mira hacia el frente.

A través del cristal veo la luminosidad proveniente del exterior.

Una zona llena de torres de vigilancia se alza y en su interior hay muchas tiendas de campañas. Las más grandes deduzco son la de los enfermos y de operaciones. El lugar es tan grande que tiene una pista donde aterrizan y salen aviones, a su vez, veo carros llenos de soldados que también entran y salen a la base.

Salgo del vehículo cuando Rubí lo hace, porque no estaba seguro si salir o no.

Luz se aferra a mi brazo mientras caminamos detrás de Rubí, a nuestro alrededor muchos soldados se movilizan de un lado a otro.

—Joe —escucho la voz de Karen y luego la veo salir de una de las carpas para abrazarme.

—También te extrañe, Karen —le digo cuando ella me suelta y levemente cruza miradas con Luz.

— ¿Ella es tu novia? —pregunta.

—No —respondo de inmediato.

—Si —Luz contesta al mismo tiempo que yo.

Ella solo sonríe y nos lleva hacia dentro de la carpa, sin embargo, Rubí sigue su camino con Jesús.

A diferencia de Rubí, Karen solo tiene algunas heridas en el cuerpo.

Una chica morena que también pertenece a la legión, pero que poco hemos hablado está sentada sin ninguna herida, ella me mira con deseo, pero no le prestó atención, sin embargo, por el rabillo del ojo la veo sonreír por mis mejillas sonrojadas.

En una esquina al fondo de la carpa se encuentra Camila, ella no alza la cabeza cuando entramos.

— ¿Quién es ella? —pregunta Luz mirando a Camila. Su instinto de ayudar a los demás se activó. Si no fuera por involucrarse en todo esto hubiera sido una gran psicóloga, un sueño más que le arruine.

—Se llama Camila, siempre está sola y tiene esa actitud antisocial —le murmuro al oído.

Ella solo la mira mientras nos sentamos junto a Karen.

—Puedes ir, si quieres —le digo al ver que no deja de mirarla.

Ella se levanta, se dirige hacia ella y por el rabillo del ojo las veo hablar.

—Rubí debió haberte informado de todo —dice Karen mientras ambos miramos en otra dirección.

—Sí —dejo salir.

—Nunca pensé que Paul nos traicionara —habla Karen. Al escuchar su nombre solo me recuerda al cuerpo bañado en sangre de Victoria.

—Es un honor poder hablar con el salvador de este mundo —me dice esa chica morena de hace un rato que recuerdo que se llama Daniela, ella se sienta junto a nosotros— deberías firmar mi pecho o algo así.

Todos comenzamos a reírnos.

—Luego podrías venderlo por mucho dinero —le sugiero entre risas.

—Ellied nunca mencionó que eres gracioso —me dice Daniela.

La miro unos segundos, ella debió ser amiga de Ellied antes de que muriera en manos de Carol.

—Ella murió por protegerme a mí y a Victoria, lo lamento —le digo porque siento que es lo mínimo que pueda hacer.

—Ella es de las que haría esa clase de cosas —dice Daniela muy bajo.— Ella estaba feliz cuando te conoció.

Mi mente se traslada aquella mañana lluviosa y fría cuando Ellied me observo caminar por la cera. Ella me siguió hasta la estación donde abordó el mismo metro para decirme la frase que estaba a punto de volverme loco.

"Sabemos lo que eres".

—Llamaste su atención desde el primer día, tenías una vida normal, como si fueras un ser humano —continúa Daniela luego de un pequeño silencio.

Al verla hablar acerca de los acontecimientos que Ellied presenciaba de mí, me hace saber lo importante que Ellied era para esta chica.

—Lo que realmente me tiene intrigada es ¿Cómo un niño mimado como tú se ha convertido en un salvador para las personas? —dice curiosa.

—Tampoco tengo una respuesta —admito en derrota. Es cierto que el Joe de hace unos meses es muy diferente al Joe de la actualidad. Ha sido un largo camino, lleno de sangre y sufrimiento.

—Aunque joder mírate eres los tres deseos de Aladino en una sola pieza —su afirmación me toma por sorpresa.

—Guapo, inteligente y líder de una organización rebelde —dice maravillada mientras Karen y yo sonreímos.

—No me imagino a una chica deseando a un hombre buscado por la ley —respondo entre risas.

Karen se levanta para ir al baño y yo miro a Luz hablando con Camila como si fueran amigas. Sonrió hacia ella.

—Ella es hermosa —dice Daniela despertándome de mis pensamientos.

—Lo es —respondo con una risa.

—Pensé que era tu novia —contesta.

Parece que es lista.

—Solo si se lo preguntas a ella —le digo en medio de risas.

—No eres capaz de ser tú mismo cuando estás luchando —me dice más sería y melancólica.

Tiene razón pareciera que fuera dos personas cuando estoy asesinando a alguien y cuando no lo hago. Una vez que el deseo de sobrevivir y de venganza me dominan, es como si me nublara la razón.

— ¿No te gustaría parar de luchar? —me pregunta.

—Sí —murmuro en respuesta.

—Hay cosas más importantes por las cuales luchar y nosotros nos matamos unos a otros por el control de una especie —continúa.

—Te equivocas, esta guerra no se trata de quién es el más fuerte, ¿has visto lo que esos seres hacen con nosotros por el simple hecho de ser diferente? —protesto. Mi voz se siente un poco rota al recordar a esa niña abusada, no obstante, la mantengo firme.

—No, nunca hice una misión –me contesta. Eso explica porque no tiene ninguna herida, se ha mantenido neutral en la guerra.

—Cuando has contemplado lo que ellos hacen o lo han vivido, solo tienes un deseo en mente, la venganza, el odio y el rencor —le digo mirando hacia el suelo.— Eso es lo que produce la guerra, pero sin haberla provocado, esto no pasaría y seguiríamos siendo marginados y asesinados.

—Es por lo que creo en lo que me dijo Kenya una vez —mi rostro sonríe antes de continuar.— "Si el gobernante de nuestro mundo es un líder bondadoso la masacre acabara".

—No puedes unificar tantos países bajo un mismo régimen —contesta.

—Yo no soy quien lo está haciendo, los Hollows que están luchando, lo están consiguiendo —le contesto con más determinación.

—Si no te quieres unir a esta guerra, está bien, puedes esconderte aquí como una cobarde —continuo, pero luego me arrepiento por lo frío que fui.

—Para ti es tan fácil animar a las personas a luchar, pero hay personas que tenemos miedo de ir al campo a morir —contesta con mi mismo tono.

—Morirás de igual forma si te quedas aquí sin intentarlo —dejo salir.

Ella me mira. Se levanta molesta. Dejo escapar un suspiro y coloco mi cabeza sobre mis rodillas.

—Joe —es la voz de Karen.

Levanto mi cabeza para verla con un plato de comida que extiende hacia mí.

—Gracias —le contesto al tomar el plato. Pensaba compartirla con Luz, pero la veo comer del plato de Camila.

— ¿Sigues pensando en convertirte en el gobernante de este mundo? —me pregunta Karen al sentarse.

—No sé si pueda hacerlo, pero si los Hollows ponen su confianza en mí, lo intentaré hacer lo mejor que pueda —le respondo. Realmente me había estado preparando para responder esa pregunta desde hace varios días.

—Se que lo harás Joe —contesta con una sonrisa.

—Tu podrías gobernar también, eres inteligente y noble, además que eras amiga de Kenya, harías un mejor mundo por ella —le digo con mis más sinceras palabras.

—Solo porque uso gafas y tengo ese acento, no me hace estar lista para gobernar —intenta sacar objeciones, pero yo no estoy escuchando lo que dice, me estoy imaginando un mundo donde todos podamos vivir con igualdad sin importar si eres un Hollow o no, incluso tu origen o el color de tu piel.

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