Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo cuarenta y cinco

El viaje solo dura unos minutos, pero Luz se duerme sobre mi hombro en el vehículo. Veo a Rubí frente de mi quien me da una rápida mirada, luce triste. Karen y Daniela son las primeras en bajar. Le doy un vistazo a Luz, estoy a punto de despertarla, pero bloqueo su nariz con mis poderes. Ella se despierta de golpe tosiendo muy fuerte mientras yo me hecho a reír.

— ¿Cómo le puedes hacer esto a tu novia? —se queja Luz con la voz muy alta para que todos escuchen. Intento responderle, pero Rubí baja del coche de forma muy brusca.

—Mi rival en el amor —deja salir asombrada mirando a Rubí. Le doy un vistazo con expresión de aburrido antes de darle la mano para ayudarla a levantarse.

—Has estado muy callado —deja salir Luz, yo le doy una pequeña sonrisa. He estado pensando en lo que me ha dicho Karen, pero, aun así, no puedo pensar como ella.

—No me gustaría matar inocentes, personas que realmente no quieren pelear —digo con voz baja.

—Cualquier persona que luche con los humanos, no son inocentes, son nuestros enemigos, pueden morir con su ideal o luchar a nuestro lado —dice Luz. Escucharlo de su voz me da un mal sabor de boca.— Además, ¿Qué esperas? ¿Pedirles amablemente que se rindan? Estamos en guerra, Joe. Si ven que muestras debilidad, la utilizaran en tu contra.

Bajamos del vehículo. Frente de nosotros se encuentra un edificio que a simple vista parece abandonado, pero se encuentra cercado con una malla muy alta que esta custodiada por soldados y artillería pesada. A lo lejos puedo ver el puesto de control rebelde en el que estábamos. Me acerco a la Legión mientras las puertas se abren y nos permiten el acceso. Entonces los escucho reír y gritar con alegría. Paso a través de Rubí y Daniela. Frente de mí, cientos de niños corren y juegan alrededor del edificio. Sus caras de felicidad hacen que mi corazón se llene de alegría, mis ojos no pueden creer lo que ve. Los niños Hollow jugando felices con algunos niños humanos.

Escucho la respiración de Daniela liberarse mientras que veo como sus lágrimas caen antes de que ella se arrodille.

—No es cierto —es lo único que dice. Yo tampoco lo podría creer sino lo estuviera viendo.

Por el rabillo del ojo veo a Karen acercarse a los niños y comienza a jugar con ellos junto con Luz. Rubí nos da un vistazo antes de acercarse hacia los adultos quienes se encuentran más cerca del edificio.

—Ellied quería esto, un mundo donde fuéramos libres y pudiéramos vivir como los humanos —dice Daniela entre lágrimas.— Hubiera deseado que al menos pudiera haber visto esto.

—Tenemos que luchar para que estos niños no sufran al igual que Victoria —su nombre hace que mi garganta se sienta pesada,— para que puedan tener una vida.

Veo a Karen divertirse con los niños y ellos con ella. Sonrió.

—Luchar no implica matar —dejo salir,— solo hacer lo que es correcto para ellos.

Un niño se acerca a nosotros. El sostiene una rosa que le entrega a Daniela. Ella le sonríe mientras contiene las lágrimas.

—Qué bonita —dice Daniela débilmente antes de acariciar al niño en la mejilla. Él nos mira con sus ojos escarlata.

—Vamos, sonríe. Ahora nosotros también seremos humanos —dice el niño con una sonrisa antes de alejarse dando saltitos.

La imagen de la escuela siendo destruida regresa a mi cabeza. Intento retener los gritos de sufrimiento.

—Yo al igual que Karen crecimos rodeados de humanos, que a pesar del engaño eran nuestros amigos, quizás nunca lo hubieran sido de saber la verdad, pero en ese momento lo eran, no puedo verlos como todos los ven, para mí son personas al igual que los Hollows, si me piden que los asesine, es como si matara a los Hollows también —dice en voz baja, hay cierto temor en su voz.— Puedes decirle al comandante o a Albert, pero esa es la verdad, me uní a la legión para evitar que los Hollows murieran, pero no para participar en una guerra en la que solo nos destruimos los unos a los otros sin ninguna justificación.

—Quizás ellos no tienen una justificación para matarnos, pero nosotros si tenemos una para luchar —le comento sentándome al lado de ella. Daniela me mira antes de mirar hacia donde apunto. Los niños. —Así que, cuando mañana vaya al atlántico, tendré una razón para luchar.

⤧⤩⤧⤩⤧⤩⤧⤩⤧⤩

Los soldados han disminuido cuando hemos regresado, ya es completamente de noche y las luces de las torres nos iluminan cada cierto tiempo. Caminamos en silencio, nadie tiene algo que decir luego de ese rayo real de esperanza. Luz camina a mi lado, se ve cansada o quizás confundida, es difícil descifrar su expresión. Un soldado se acerca. dejo de mirar a Luz para observar a Rubí. Ella se detiene frente del joven. Los veo tener una conversación rápida, en la que ella expresa una mirada sombría. Busco algo de ayuda en la dirección de Karen, pero ella se ha perdido entre los soldados, estoy a punto de buscar a Daniela, pero la veo acercándose a Camila a lo lejos.

Rubí se aleja del soldado en dirección contraria de las carpas donde descansamos. No puedo quitarle la mirada de encima y Luz lo nota.

—Ve con ella —me pide. La vuelvo a mirar, para mi sorpresa su mirada es compresiva y sincera, realmente quiere que lo haga. Le doy una pequeña sonrisa antes de alejarme en la dirección a la de Rubí.

¿Acabo de pedirle indirectamente un permiso para hacer algo?

La sigo a través de los soldados, ellos me mantienen la mirada o me murmuran cosas a las cuales les doy una débil sonrisa. Mi cabeza intenta centrarse en otra cosa. Salimos de la base y pronto no hay nadie a mi alrededor. La veo alejarse unos cuantos metros más antes de caer al suelo arrodillada. Me detengo muy cerca de ella.

— ¿Por qué? —la escucho murmurar. Su voz se siente frágil.

Escucho un gruñido de furia antes de verla rasgarse el cuello con las uñas con mucha fuerza.

— ¡Carol! —grita ella furiosa mientras rastros de sangre empiezan a salir. Justo ahí es donde tiene nuestra marca de nacimiento; la marca de muerte, pero luce diferente, hasta allá llego esa mujer, mi resentimiento por Carol se vuelve más fuerte. Rubí continúa gritando su nombre mientras todo su cuello se llena de sangre. Tomo su brazo antes de permitirle seguir haciéndose daño. Ella se gira un poco para verme parado detrás de ella sosteniendo su brazo.

—Joe... —dice ella en un murmullo. Sus ojos se llenan de lágrimas antes de soltarse de mi agarre. La veo temblar unos segundos.

— ¿Qué es lo que quieres? –inquiera ella, su tono parece molesto.— Tú no sabes nada, eso a ti no te importa, solo te interesa ser un símbolo.

No respondo. Yo tampoco sé cómo lidiarlo, incluso siento que soy arrastrado a hacer todo un alentador rebelde, me gusta saber que puedo motivar a las personas a luchar por lo que es justo, pero no quiero que las personas crean que es lo que me importa, renunciaría a todo si con eso puedo lograr que esta guerra termine. Una parte de mí no quiero que la gente me admire, solo me gustaría desaparecer lejos.

—No sabes nada acerca de él, nunca te importo, pero para mí fue diferente, él fue la única persona que dejo de verme como si estuviera rota, como si mi vida fuera miserable; le dio calor a mi vida y esa psicópata... pero que vas a saber tú —dice con un tono bajo, puedo escuchar sus lágrimas.

—Es verdad, no sé nada acerca de Edward —le respondo. Ella toma un montón de arena y me la arroja.

—Esto no te incumbe, vete de aquí —me grita. No respondo de nuevo. La escucho llorar.

— ¿No te dije que te fueras? —inquiere molesta.

—Sí, lo hiciste —contesto en voz baja. Ella toma más arena con la mano y me la tira todavía dándome la espalda.

—Lárgate —me grita sin parar.— Lárgate.

Me quedo de pie escuchando como pierde su voz con cada grito hasta que solo hay llanto.

—Me acaban de informar que ese monstruo tiene a Edward en esa fortaleza en el atlántico —deja salir de repente mientras se cubre su boca con la mano para evitar que el llanto salga.

Las probabilidades de que esto sea una trampa son cada vez más altas.

—Por favor, Joe, ayúdame a rescatarlo —me pide en medio de las lágrimas mientras se gira para verme. Su cara se ve destruida por las lágrimas y su cuerpo comienza a contener el llanto, pero sale de repente arrojándose hacia. La tomo en mis brazos y la sostengo.

—Lo hare, lo prometo —le respondo con toda la honestidad que puedo. Ella se aferra a mi pecho.

—No me queda nadie en esta vida, solo él, por favor, Joe, te lo suplico —me murmura con la voz rota, sus lágrimas bajan por sus mejillas con más fuerza.

⤧⤩⤧⤩⤧⤩⤧⤩⤧⤩

No he dejado de mirar la armadura desde que me desperté esta mañana, solo Luz está sentada a mi lado. cuando me vio traer a una Rubí dormida en mis brazos, no dijo nada, pero me ayudo a dejarla en la cama, en ese momento hizo una expresión de tristeza, no por ella, sino por Rubí, realmente ha queda físicamente devastada, pero emocionalmente no esta tan lejos, me gustaría poder hacerla feliz, desearía que todo lo que le han hecho me lo hubieran hecho a mí, sería mucho más justo, yo fui quien incito a una guerra y he sido yo quien ha continuado alimentado esta rebelión, él único que debería ser castigado y torturado, debería ser yo.

Daniela entra a la carpa haciendo que la miremos, al ver la armadura hace un bufido.

Esa idiota.

— ¡Daniela! —la llamo enojado al ver que no tiene su uniforme— Oye ¿Qué rayos estás haciendo?

Ella me ignora. Siento la colera subir por mi garganta al recordar lo de Rubí.

— ¡Deja de hacer estupideces en un momento tan crítico como este! —le grito tomándola de la camisa para que me vea.

Ella evita mirarme.

—Mientras tu estas aquí haciéndote creer que los niños estarán bien, Edward fue capturado por esa misma oscuridad —le hablo con más fuerza. Mis ojos se llenan de lágrimas.

—Para protegerlos ese día, Edward decidió entregarse —las palabras pesan en mi garganta— se sacrificó por ti para que no les hicieran daño, con eso gano tiempo para que pudieran sacarlos de la base, incluso sabiendo que si se lo llevaban lo matarían.

Ella se libera de mi agarre y sale de la carpa.

Maldición

Luz se acerca por mi espalda para intentar consolarme, pero me separo de ella y vuelvo a sentarme cerca de la armadura.

—Es maravillosa —es lo único que ella dice luego de un largo silencio.

Alrededor de la marca de muerte un diseño de escamas negras decora la armadura.

Cubro los ojos de luz con mi camisa y le advierto que como los intente abrir se los sacaré en ese mismo instante. Es mejor desnudarse frente de Luz que delante de toda esa gente en el baño.

Me coloco una tela de cuero azul oscuro que cubre mi dorso y mis brazos antes de ponerme el pecho, el cual pesa menos de lo que esperaba. Un pantalón ajustado del mismo material es lo siguiente que me pongo, rogando de que nadie pase cerca de la carpa y se dé cuenta que llevo puesta ropa interior de mujer adornada con pequeños unicornios.

Las hombreras son ovaladas y al igual que lo demás no me genera casi ningún peso.

—Te vez increíble, Joe —me dice Luz asombrada con mi camisa en la mano.

—Siempre he sido así —le respondo con picardía y ella se ríe.

—Eres un completo iluso —contesta entre risas las cuales no demoro en unirme.

—Joe eres un Hollow, se un Hollow —me repite las palabras que me dijo una vez por llamada.

—Lo haré —le contesto decidido.

Soy un Hollow.

Ella me brinda un abrazo que acepto porque necesito recordar esto en caso de que no pueda regresar.

—Andando inútil —me dice Rubí desde la entrada de la carpa. Ella tiene unos protectores en el pecho y hombros. Detrás de ella se encuentra Karen que también lleva puesto lo mismo que Rubí.

Una vez pongo un pie afuera sé que Daniela ni Camila se unirán a la batalla. Mi mirada con Daniela se cruza unos minutos antes de que ella se pierda con la multitud.

Rubí y Karen empiezan a caminar hacia un camión que espera por nosotros mientras que Luz estira el dedo meñique hacia mí y yo lo entrelazo con el mío antes de partir.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro