Capítulo cuarenta
La humanidad ha vivido dos grandes guerras y el único resultado de ambas es solo muertes, lo que provoca que haya odio y rencor entre nuestra misma especie. La violencia es lo que mueve las personas tanto buenas como malvadas. No obstante, los buenos serán tus aliados de guerra y los malos tus enemigos, porque realmente en una guerra, no existe un bando que haga lo correcto, solo los ideales de un grupo de personas.
—Albert quería controlar esta rebelión desde lo interno, sin embargo, era necesario una imagen que llamara la atención, para que la legión pudiera actuar desde las sombras —nos explica.
—Así que siempre los dos grupos de Hollows estuvieron unidos —concluyo y el asiente con la cabeza.
La puerta se abre de golpe y la luz entra fuerte a la casa.
—Es verdad que sigues vivo —escucho la voz de Rubí.
—¡Te dije que te quedarás en el auto! —habla Jesús con fuerza.
—¡Cállate! —le contesta Rubí. Lleva una manta que le cubre la mayoría de su cuerpo, su piel tiene heridas y su cabello está cortado en algunas partes dejando ver su cráneo.
Ella comienza a caminar débilmente y luego corre hacia mí.
—Creí que habías muerto, idiota —se pega a mi pecho y luego comienza a golpearlo levemente con una de sus manos.
Mis manos comienzan a temblar y pronto las lágrimas se alojan en mis ojos cuando siento como uno de sus brazos falta.
— ¿Quién hizo esto? —inquiero fuerte mientras mi mano toca el vendaje detrás de la manta. No encuentro un brazo.
—Fuimos atacados, Joe —su voz se parte y ambos comenzamos a caer al suelo.
Su llanto se escucha fuerte y por primera vez la veo llorar. Rubí que siempre mostraba ese carácter fuerte e inquebrantable está completamente destruida, no sólo emocionalmente, sino que físicamente también.
—Paul —intenta decir su nombre. Sé que fue él quien nos traicionó. Acaricio su cabeza mientras intento no tocar las partes que ya no tiene cabello. Una flor escarlata destruida.
—Rubí, por favor, dime ¿Quién te hizo esto? —le suplico al intentar controlar mis lágrimas.
—Carol Rocket —murmura y luego hay un silencio entre nosotros.
—Ella asesinó a Sam frente a mis ojos, los torturó primero —su cuerpo comienza a temblar. La he visto asesinar a todos mis amigos, sé el monstruo en que se convierte.
—Es una perra loca por la justicia y seré yo quien la asesine —dice mirándome a los ojos. Sus ojos color escarlata hinchados por las lágrimas me miran decididos. Conozco esa mirada, es la misma mirada en las que me veo reflejado en los ojos de mis enemigos. Una mirada que busca asesinar y acabar con esa sed de venganza.
—Kaho Rocket es mío —la miro decidido en respuesta.
Somos humanos, tenemos la libertad de actuar como mejor creamos, aunque el camino que escogemos recorrer este cubierto de maldad, pero ¿Qué es la maldad? Por mucho tiempo me hecho esa pregunta, pero la verdad es que aún no he llegado a una respuesta clara, supongo que esa respuesta depende del lado en que mires esa acción, por lo que la justicia intenta ser cegada.
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—Estábamos todos reunidos anoche viendo el reporte, preguntándonos si de verdad los habían asesinado a los tres y de ser así, donde estaría Victoria —habla Rubí.
Ella está sentada en el sofá junto con Luz, quien le está limpiando las heridas mientras intenta arreglar su cabello. Jesús está sentado en una silla del comedor y yo estoy parado porque no puedo relajar la tensión.
—Nos afectó mucho saber que todos ustedes habían muerto —continua, sé refiere a Zayda y Ellied también.
—Ese patético video fue lo que abrió la esperanza de que seguías con vida —deja escapar una risa.
—Decidimos ir a Nueva York al otro día... —mira el vaso de agua en silencio.
—El temblor del ataque fue lo que nos despertó esta mañana, Paul nos avisó que estábamos bajo ataque y todos nos preparamos para salir a enfrentar las pocas tropas que había informado Paul —luego de un rato ella continúa. Escuchar el nombre de Paul me produce náuseas.
—Un ejército liderado por Carol nos esperaba, luchamos, pero eventualmente fuimos superados y capturados, luego Paul salió del complejo con Sam que estaban en el interior lejos de la batalla —dice Rubí.
—Llegamos minutos después, el ejército que aún quedaba en pie con Carol tuvo que retroceder y escapar —ahora es Jesús quien habla,— ya habían asesinado a Sam. Llegamos muy tarde.
—Estoy viva gracias a ustedes —Rubí le contesta.
A pesar de que sé que los demás están a salvo, necesito confirmarlo.
— ¿Dónde están los demás? —pregunto.
—En una base de operaciones cerca de aquí —responde Jesús.
—Necesitaba verte —habla Rubí.— Comprobar con mis propios ojos que el salvador de este mundo seguía con vida.
Eso me hace reír.
—Pensé que nadie en su sano juicio podría creer semejante estupidez —intento repetir las palabras que usó hace un tiempo.
—Viéndote con ese atuendo, me hace confirmar más la idea —se burla. Intento mirar hacia otro lado avergonzado.
—Es la ropa de su novia —habla Jesús. Lo miro directamente muy sorprendido.
—Oye, él aún no lo sabía —contesta Luz fuerte.
Me comienzo a reír descontroladamente mientras me muevo por la habitación. Segundos después, me estoy ahogando con mis carcajadas.
—Joe —Rubí me habla fuerte y dejo de reírme de inmediato. Sigue produciendo esa sensación de terror en mí.
—Tenemos que irnos —dice. Luz y yo nos miramos.
—Ella viene conmigo —le digo.
— ¿Te has vuelto loco? —contesta.
—No pienso dejarla —respondo.
—Estamos en una guerra, Joe —me muestra su vendaje y el brazo que ya no está.
—Por esa razón tiene que ir conmigo —le digo más decidido.
—La chica debe ir, luego de ese video probablemente su cabeza entrará a la lista —Jesús habla antes de ponerse de pie.
—Rubí vamos al coche —ella me mira fijamente a mi antes de ponerse de pie. Deja que Jesús la ayude a caminar fuera de la casa.
— ¿Estás segura de esto? —le pregunto a Luz y ella evita mirarme.
—Nada hará que cambie de parecer, Joe —me responde.
Al alzar el rostro, su dulce mirada se topa con la mía. Le brindo la mano a pesar de la distancia. Ella se levanta y corre hacia mí, en vez de tomar mi mano entrelaza su dedo meñique con el mío.
— ¿Tienes pensado salir así? —pregunta Luz cuando soltamos nuestros dedos.
—No, estaba esperando que me dieras mi ropa —digo con un bufido. Entro al baño sin ver su reacción de cólera.
Reviso mi celular mientras espero la ropa, solo tengo mensajes de Carol y todos son imágenes.
Cada foto es el cadáver de mis amigos. Kenya, David, Zayda, Ellied, Miguel y Sam.
"La justicia ha ganado" . No respondo, porque sé que pueden intentar algo, entonces me envía un video de Rubí siendo lastimada y deshonrada.
—La justicia es impecable, ojo por ojo y diente por diente —se escucha la voz de Carol antes de arrancarle el brazo.
Esto es mi culpa, yo ocasione esa grave herida en Rubí, lo hizo solo para castigarme, por haberle cortado el brazo a su padre la noche que asesinó a mi madre.
La última imagen que llega me congela el alma y en silencio comienzo a llorar. La frustración.
La imagen muestra una niña maltratada y muerta, a su lado se encuentra el cuerpo de un hombre, la reconozco enseguida, ella es Victoria y Paul es quien está a su lado sonriendo.
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