Se sentía afortunado. Panda aún no lo sabía, pero ese sería el día. Nada iba a impedírselo.

Su plan comenzó desde la mañana. Se arregló mejor que de costumbre (y eso es mucho decir) usando su nueva gabardina café y una camisa beige.

Pasaron horas juntos. Últimamente no era algo que frecuentaran.

¿Por qué Polar estuvo con ellos? La moral. No estaría fuera de casa con Panda todo el día dejando a su hermano menor preguntándose qué ha sido de ellos.

Hermano menor.

¿No se supone que tiene autoridad sobre él? ¿Qué si quiere puede pedirle que se aleje de Panda?

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Pardo no lo sabe. Tampoco Panda.

Es una verdad que Polar se guarda solo para él.

Nada fue casualidad o accidental. Por supuesto que la rosa significaba algo, sobra mencionar que no era su intensión que se hiciera pedazos con un estornudo.

Pero nadie lo notó. Se pregunta cuando cruzará esa línea invisible que Panda trazó entre el amor de amigos "casi hermanos" y el amor que Polar siente por él.

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Está hecho, no hay nada que se interponga. Solos. Panda está frente a él, hablando de quién sabe qué cosa. Lo único que tiene que hacer es esperar a que deje de hacerlo, tomar su mano y pedírselo.

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Es una tienda llena de cosas japonesas. A Panda le encantará, seguro.

Pero está con Pardo.

Quizá Polar deba ir solo. Luego volverá por él.

Pasa a su lado, se detiene.

Es injusto, de hecho. El castaño ha estado pegado a él toda la mañana y parte de la tarde.

Planea algo, eso es obvio. Y ahora Polar va a fingir que no lo sabe.

Su voz se la llevó el viento. Entonces Polar dio media vuelta, lo tomó de la muñeca y lo alejó de Pardo.

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Es increíble, ¡Ni siquiera notó que le había quitado a Panda de las manos, literalmente!

Y ahora está solo, de pie como un tonto mirándolos alejarse.

¿Cuándo empezó esta locura? ¿Hace cuánto no le hubiera importado lo que Polar hizo?

No importa. Le molesta, nada más.

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Panda elegía algunas cosas mientras Polar hacia el cálculo mental de cuanto pagaría. No le requería mucho esfuerzo. Se alegraba de estar ahí con él.

Pardo no volvió a aparecer, tampoco lo buscaron.

Al llegar a la cueva Panda fue directo a su habitación, estaba agotado.

Sacó una bolsa de hielo de la nevera, caminó hasta la puerta del cuarto de baño. Ésta se abrió antes de que la tocara.

---- Hermano, tengo que decirte algo

No respondió, mantuvo la mirada seria, como siempre. Pardo tomó sus hombros y lo llevó al centro de la habitación.

Ya no llevaba la gabardina, su cabello estaba revuelto.

---- Necesito un tiempo a solas con Panda.

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Sabía que no respondería, así que seguiría hablando y dando sus razones hasta que aceptase.

---- Solo necesito un día, luego todo volverá a ser normal...

Algo lo obligaba a no soltar sus hombros

---- Bien, no será totalmente normal, pero no notarás la diferencia ---- Sentía que hablaba solo. Suspiró ---- Hermano, tengo que pedirle que sea mi novio

Polar abrió los ojos más de lo normal.

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---- Sé que es una locura, pero...

Seguía hablando cuando Polar dejó de ponerle atención, ansiaba interrumpirlo.

Está consciente de que amar y creer amar son cosas por completo distintas, aun así, está seguro de lo que siente. También de que Pardo cree amar a Panda.

---- Polar lo ama

La frase detuvo el tiempo, cuando volvió a su curso, Polar lo soltó al fin, los hielos comenzaron a derretirse, dejando su rastro en la mano de Polar y el piso.

El castaño lo miraba como si hubiera cometido un pecado.