7 (En proceso)
A ver... se me ocurre algo divertido...
¿Sirius Black, vampiro o Remus Lupin, agente secreto?
...
El voto estuvo muy dividido. Y varios querían ambas opciones, así que...
Supongo que puedo escribir ambas.
...
Sangre Eterna
Apenas caía la noche, todas las puertas del pueblo de Hogsmeade se cerraban. El silencio reinaba y el miedo llenaba todo, mientras todos los pueblerinos se escondían en sus casas, acostaban a los niños, se metían bajo las sábanas de sus camas y cerraban los ojos con fuerza, esperando dormir y que nada perturbara sus sueños. Más que las pesadillas, le temían a él.
Sirius Black había tomado Hogsmeade como su despensa particular y no era extraño encontrar a animales y personas muertas a la mañana siguiente, con sendas marcas en el cuello. Sin gritos, sin escándalo, sin testigos. Black bebía la sangre de cualquiera que se confiara aunque fuera un segundo.
Black, todo un experto en la vida de un vampiro, aunque no lo fuera desde hace mucho. Apenas sonaban las doce, era momento de despertar y desayunar.
Pero antes, debía buscar a su inseparable compañero de aventuras. Ahora vivían en una mansión muy por fuera del pueblo, rodeados de rejas altisimas y muros de piedra.
- Remus- tocó a la puerta del cuarto de su compañero, que gruñó desde dentro. - Es hora de levantarse.
Por supuesto que Remus no quería despertar. No quería acompañarle en sus perrerías por Hogsmeade; menos matar a alguien para poder alimentarse. Su moralismo era más fuerte que su propio instinto. El saber que Sirius no podía controlarse le estaba lastimando mucho.
- Vete.- Eso no hizo más que motivar a Black a abrir la puerta y entrar sin más. Se lanzó sobre el chico y lo sacudió con fuerza.
- Tengo mucha hambre, Remus, de verdad que necesito ir a Hogsmeade.
- Bebe de la despensa- musitó Remus, tratando de soltarse.
- No quiero sangre de la despensa, quiero sangre fresca. Preferentemente, de una chica. Tú deberías entenderlo. ¡Eres un hombre lobo!
- Yo no uso mi condición para divertirme como lo haces tú...
- ¡Porque eres un aburrido, Remus!- volvió a empujarle. - Arriba. Levántate.
Remus resopló, como cada vez que Sirius hacía mención en voz alta de su condición lobuna. Desde siempre, los merodeadores habían visto aquello como algo divertido, mientras él agonizaba de culpa cada vez que lastimaba a alguien por seguir su instinto.
- Remus...- Sirius lanzó su tono de ultimátum.
Remus se incorporó de su cama con expresión lánguida. Sirius lo empujó casi hacia el baño para que se duchara. Nada peor que un lobo maloliente, pensó.
Apenas estuvieron listos, salieron de su oscura mansión, recorriendo con rapidez el camino hacia Hogsmeade.
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