Encuentros que Unen Destinos
Malli
Hoy no tenemos clases, bueno, lo que es mi grupo. Porque los demás si, y yo que quería ver a mi amiga.
Estaba muy aburrida y no tenía nada que hacer, no tenía ganas de dibujar, ni de leer, así que me levanté de mi cama, me vestí y agarré mi cámara para ver que podía fotografiar, en estos momentos le doy gracias a Tae por enseñarme fotografía. Hacía frío, así que me puse mi abrigo para no morirme congelada.
Me acerco con la traviesa que tengo en mi casa. —Hola hermosa, ¿quieres dar un paseo? —empieza a ladrar de emoción.
Si, tengo un perrita, me la regaló Jin, su grupo fue a una excursión a Escocia, —y aquí yo quería ir—, cuando regresó, me trajo de regalo una perrita, es de raza Collie. Se llama Naya, pero de cariño le digo Nini.
Me dirijo al parque con ella, y a pesar de que hace mucho frío, hay mucha gente, niños jugando, parejas abrazándose, bueno de todo.
Empiezo a tomar fotos de los paisajes del parque, y mi cámara se enfoca en un chico que está jugando con su perrito, pestañeo varias veces para ver si no estaba mal, y efectivamente ese chico es Yoongi.
De todas las veces que lo he visto, es la primera vez que no lo veo con una expresión de "favor de no molestar", en la escuela siempre está con una expresión neutra.
Pero a veces no todo es lo que parece, y aún me sigo preguntando, ¿es el mismo chico de mi salón?
Naya ve al perrito castaño y va directamente a él, ella siempre se ha caracterizado por ser muy juguetona con otras mascotas, sin importar si son aves, gatos y otros animalitos; mientras pueda jugar con ellos, todo bien.
Yoongi la empieza a acariciar, de pronto levanta su vista y me ve, yo solo sonrío por inercia y me empiezo a acercar a él.
—Hola Yoongi.
—Hola Malli, ¿qué haces por aquí? —sigue acariciando a Naya.
—Vine a matar mi aburrimiento, eso de estar todo el día en mi casa a veces aburre —respondo mientras me acuerdo como mi mamá me obligó a salir a pesar de que quería seguir en mi cama.
—¿Es tu mascota? —Naya encantada de que la sigan mimando.
—Si —me siento a un lado de él, pero manteniendo la distancia.
—¿Cómo se llama?
—Se llama Naya.
—Es muy linda.
—Gracias —veo al perrito castaño que lo acompaña—. ¿Y este amiguito? —acaricio al perrito.
—El es Holly —mira a su pequeño compañero.
—Hola Holly —le empiezo a dar mimos y se alegra.
Aunque veo que una señorita se queda quieta en el regazo de Yoongi, viendo como le doy mimos a Holly.
—Le agradas —confiesa.
—Lo mismo puedo decir de ella —refiriéndome a Naya—. Ella jamás es de acercarse a las personas que no conoce. O si se acerca, pero tarda en darte su confianza, no se deja acariciar fácilmente. Sino pregúntale a los chicos que tardaron dos semanas para que Nini se dejara acariciar por ellos.
—Vaya, entonces debo de sentirme halagado porque conmigo si se dejó —se ríe.
—Que suerte tienen los guapos —me tapo la boca al darme cuenta de lo que dije—. Olvida lo que dije.
—¿Entonces soy guapo? —me ve con curiosidad.
Al carajo, ya lo dije para que lo niego.
—La verdad sí, y creo que no es novedad para ti.
Yo venía en plan de tomar fotos, y terminamos jugando con Holly y Naya. Fue divertido, tenía tiempo que no jugaba así con mi perrita. Naya se fue con Yoongi, y aproveché para tomarles unas fotos.
Y los grabé porque ambos se veían muy tiernos.
Holly estaba sobre mis piernas, ya que estaba sentado tomando fotos y vídeos. Él se parecía a mi cuando mi batería social se baja, quiere estar quieto y en tranquilidad.
—Se ven tan tiernos —acaricio a Holly—. Y tu también pequeño —lo abrazo—. Hey —Yoongi levanta su mirada—. Digan whisky.
Unos minutos después fuimos a caminar por el parque.
—¿Te gustan los perros?
—Me encantan —miro como Naya y Holly se persiguen.
—¿Y los gatos?
Hago una leve mueca. —Se puede decir que los gatos y yo no tenemos una buena relación.
—¿Por qué lo dices? —me ve con curiosidad.
—Pues, cada vez que me acerco a un gato, me quiere arañar o huyen de mí, por eso no me acerco a ellos —finjo tristeza.
Se ríe por mi reacción. —¿Pero no los odias?
—¡No! —lo miro fingiendo estar ofendida—. Solo que no me acerco a ellos, que es diferente.
—En pocas palabras, les tienes miedo —se burla.
—¡Claro que no! —lo medito un momento—. Bueno, tal vez un poco —se ríe—. ¡No te rías que esto es serio!
Yoongi
—Perdón, pero tu expresión dice otra cosa.
—Ya deja de reírte. Tu tienes características de gato malhumorado —aguanta su risa.
Dejo de reír por lo que dijo. —No es cierto.
—Que si.
—Que no.
—Que si y a callar. Te daré pocas pruebas de que eres un gato —la miro esperando su explicación—. Uno, tu mirada es parecida a la de uno; dos, eres tranquilo y tres, te enojas cuando te hacen algo.
Iba a hablar, pero me detuve al analizar su argumento, no podía decir nada ante eso, pues era verdad.
—Ves, te dije, eres un gato —sonrió victoriosa—. Diría más puntos, pero esos fueron los únicos que se me vinieron a la mente.
Cuando sonrió, pude ver que era una sonrisa sincera, ella no decía las cosas para hacerte sentir mal, sino para alegrarte el día.
—¿Sabes? —capto su atención—. Es curioso que solo tengas por amigos a dos chicas y a los chicos —refiriéndome a Tae, Jungkook, Namjoon, Jin, Jimin y Hoseok.
—¿Será porque son los únicos que soportan y aman mi forma de ser? —se ríe ante su propio comentario—. Verás, no todos pueden hacer eso, he tenido "amigos" que vienen y van —hizo comillas en la palabra amigos—. Sin mencionar que desde que iba al kinder me juntaba más con los niños que con las niñas.
—Vaya, ¿y cómo eres, según tú?
—¿Y por qué de repente quieres saber?
—Para conocerte mejor, ¿no te puedo conocer?
—No... —hizo una breve pausa—. No sé digo —me saca una risa con eso.
En eso suena un teléfono, era el de ella.
—¿Si?... ¿En serio lo vas a hacer?... Bueno, ¿quieres que le avise a Tae, Kook, Hobi y a Sofi?... Está bien, ah, oye, ¿puedo llevar a alguien más?... Ok, nos vemos en un momento —cuelga.
—¿Quién era? —acaricio a Holly y a Naya.
—Mi mamá, quiere que regrese a la casa y con un pastel —hace una mueca, dando a entender que no quería ir por el pastel.
—¿Y los chicos que tienen que ver?
—Es que hay veces en que nos juntamos todos para ayudar a mi mamá, ya que tienen una buena relación con ella. A parte, Tae, Hobi, Kookie y Sofía parecen niños cuando mi mamá va a hacer pastel o va a comprar el pastel, y pues quieren ayudarla —me explica mientras manda un mensaje.
—Bueno, entonces nos vemos —me levanto con la intención de irme.
—Espera, espera amiguito —me agarra de la mano y en ese momento pude sentir como mis mejillas se calentaban, espero que no se haya dado cuenta—. Quiero invitarte a mi casa —suelta.
—¿No se enojará tu mamá?
—No, ella sabe de ti, los chicos le hablan maravillas de ti —me aclara.
Inclino la cabeza, fingiendo pensarlo.
—¿Qué dices? ¿Un paseo con pastel incluido? Suena bien —bromeó y pude ver cómo sus ojos se iluminaron.
—Mmmmmm...
No esperó mi respuesta. —Ay, vamos —me toma la mano y me empieza a jalar—. Vamos pequeños —los perritos nos siguen.
Con Naya y Holly caminando a nuestro lado, partimos hacia la pastelería, conversando y riendo, como si el universo hubiera conspirado para regalarnos esa tarde perfecta.
Narrador
La caminata hacia la pastelería fue acompañada por el sonido de las hojas crujientes bajo sus pies y los juegos de Naya y Holly, que parecían disfrutar tanto de la compañía como ellos. Malli miraba a Yoongi de reojo mientras él hablaba sobre cómo había adoptado a Holly en un refugio local. La pasión y ternura en su voz al contar la historia hicieron que Malli sintiera una calidez inesperada en su pecho.
—¿Y qué tipo de pastel le gusta a tu mamá? —preguntó Yoongi, rompiendo el silencio.
Lo pensó por un momento. —A ella le encanta el de tres leches, pero creo que sería mejor algo que a todos les guste... tal vez chocolate —respondió Malli, pensativa.
—Chocolate es un clásico —dijo Yoongi con una sonrisa aprobatoria—. Aunque, si me preguntas, el pastel de zanahoria tiene su encanto.
—¿De zanahoria? ¿En serio? —Malli levantó una ceja, divertida—. Eso explica mucho sobre ti.
—¿Y qué se supone que significa eso? —replicó Yoongi, fingiendo estar ofendido mientras ambos reían.
—No lo sé, tú dime —ella se ríe.
Llegaron a la pastelería, un pequeño lugar cálido y acogedor, con vitrinas llenas de pasteles perfectamente decorados. Malli pegó su nariz al cristal, examinando las opciones, mientras Yoongi se inclinaba a su lado.
—¿Qué tal este? —dijo, señalando un pastel de chocolate cubierto con fresas.
—Es perfecto —respondió Malli, emocionada.
Pidieron el pastel y Yoongi se ofreció a cargarlo. Al salir, decidieron tomar un breve descanso, así que se sentaron en un banco cercano, mientras los perros descansaban a sus pies.
—Gracias por venir conmigo, Yoongi. No sé si habría podido cargar el pastel yo sola con Naya jalándome —lo mira, mientras muestra una sonrisa.
—No hay problema. Además, Holly parece encantado con la compañía —respondió Yoongi, mirando cómo los dos perros se acurrucaban juntos.
Con el pastel en mano, comenzaron el camino de regreso a casa de Malli. La conversación giró en torno a cosas triviales, pero también a sueños y recuerdos de su infancia.
Al llegar a la casa de la pelinegra. Malli y Yoongi cruzaron el umbral de la casa, el aroma a comida recién hecha los recibió, envolviéndolos como un cálido abrazo. Naya y Holly entraron detrás, moviendo sus colas con entusiasmo mientras el perrito castaño exploraba el lugar. Malli guió a Yoongi hacia el jardín, donde ya estaban reunidos sus amigos: Jungkook, Taehyung, Jimin, Jin, Namjoon, Hoseok y Sofía, todos charlando y riendo despreocupados.
—¡Malli! —exclamó Hoseok al verla entrar—. ¿Ese es el pastel?
—Sí, y creo que será suficiente para todos, considerando que algunos aquí tienen un apetito... impresionante —dijo Malli, echándole una mirada juguetona a Jungkook, quien alzó las manos en un gesto de inocencia fingida.
—Ya te atraparon Jeon —se burla Sofi.
—Mira quién lo dice —la mira juguetonamente.
—Oh, y miren quién está aquí —dijo Taehyung, señalando a Yoongi con una sonrisa pícara—. ¡El gato gruñón!
—Que no soy gruñón y menos un gato Kim —le da una mirada seria, pero mostrando una sonrisa traviesa.
Antes de que pudiera unirse más a la charla con los chicos, su mamá apareció desde la cocina, limpiándose las manos en el delantal.
—Malli, cariño, ¿este es tu amigo que te ayudó con el pastel? —preguntó, con una sonrisa que irradiaba hospitalidad.
—Sí, mamá. Él es Yoongi, mi compañero de escuela —dijo Malli, mientras un leve rubor se apoderaba de sus mejillas—. Yoongi, estos son mis papás.
Yoongi hizo una ligera inclinación con la cabeza y sonrió.
—Es un placer conocerlos. Su hija tiene una habilidad especial para convencer a la gente de acompañarla en aventuras inesperadas —bromeó, haciendo que todos rieran, incluidos los padres de Malli.
—Es de familia —admite la chica, dándose aires de grandeza. Lo que provoca más risas.
—Bueno, si te ayudó a traer el pastel, eso lo hace un invitado de honor —dijo el papá de Malli, dándole una palmada en la espalda antes de regresar a la cocina.
—Estábamos a punto de servir la comida. Yoongi, quédate con nosotros, hay suficiente para todos —dijo la mamá de Malli mientras regresaba con platos en las manos.
Yoongi miró a Malli, buscando confirmación, y ella asintió con entusiasmo.
—Claro, me encantaría —respondió, sintiéndose sorprendentemente cómodo entre la calidez de esa casa.
Mientras todos se sentaban a la mesa, la conversación fluía con naturalidad. Los amigos de Malli hacían bromas, compartían historias de la escuela y competían por las mejores porciones de comida, mientras Naya y Holly descansaban tranquilamente bajo la mesa.
Malli observó como Yoongi parecía encajar perfectamente entre su familia. Sus padres también parecían impresionados por su educación y su sentido del humor seco, pero encantador.
Cuando la comida terminó, los amigos se ofrecieron a ayudar a recoger los platos, mientras Yoongi se acercaba a Malli.
—Gracias por invitarme. La comida estuvo increíble... y la compañía también —dijo en voz baja, sus ojos brillaban con sinceridad.
—Gracias a ti por venir —respondió Malli, sintiendo que ese día, de alguna forma, había marcado un antes y un después.
La tarde continuó entre risas, juegos y anécdotas, y Malli no podía evitar pensar que aquel encuentro casual en el parque había sido una de las mejores cosas que le habían pasado en mucho tiempo.
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