Domingos de comida
Mi alarma empezó a sonar, provocando que le diera un golpe contra la pared. Ya que mi cama está pegada a la pared. Reviso mi celular y son las 9:00 a.m. Me quedo por un momento viendo hacia la nada. Para luego recordar que ayer nos la pasamos bien los chicos y yo.
Flashback
—Entonces Hoseok quedó mirando a Jimin de manera juzgadora y él solo se limitó a evitar su mirada —comentó Tae.
—Hobi como maestro da mucho miedo —admitió Sofía.
—Lo que es él y Nam —comenté—. La última vez que estaba enseñando algo, me distraje y no le puse atención a Nam, me preguntó y yo me quedé en blanco. Y más cuando ví cómo me miraba, si las miradas mataran, yo estaría tres metros bajo tierra —nos reímos.
—Por cierto Yoongi, ¿cómo quedó el equipo? Ese día me surgió algo y no pude llegar —Tae miró al susodicho.
—Pues el entrenador está pensando en nombrar a un nuevo capitán para el equipo, por lo sucedido con Lee —comentó el pelinegro.
—Más vale que elija a alguien competente.
—¿Tan malo es eligiendo a los capitanes de equipo? —miré a mi hermano.
—El año pasado puso a Lee como capitán de equipo, debido a que su primera opción fue expulsado por un pleito con una escuela rival —explicó Yoongi.
—Y ahora Lee, casi se mata a golpes con el capitán de esa misma escuela —terminó de decir Tae.
—Vaya, por lo menos ya sé que cada vez que tenga mala suerte en mi vida, recordaré que le equipo de baloncesto tiene mala suerte en elegir sus capitanes —me crucé de brazos.
—¿Amiga o Hater? —me miró Tae.
—Dependiendo de la situación —respondí.
Fin del flashback
Me levanto y me echo agua fría en la cara porque estaba más dormida que despierta —eso me pasa por ver películas casi a media noche— y casi me rompo todo lo que se llama cara. Con decirles que cuando tenía 12 o 13 años, si me lo di, pero contra la pared, y terminé con la frente enrojecida. ¿Mi vida no podía ser más caótica?
Pues si.
Porque a veces, sino la cago al inicio del día, la cago al final, y sino, a mitad del día, pero de que la cago, a veces la cago.
Salgo del baño y empiezo a buscar mi ropa, quiero ponerme algo cómodo, así que busco en mi clóset, tengo ropa, pero lo mas chistoso es que siempre vuelvo a utilizar las mismas ropas.
De que tengo ropa, tengo, que no le quiera variar a mis cambios de ropa, es otra cosa.
Aunque, toda mi ropa son pans o pantalones de mezclilla, blusas holgadas y de manga larga, sudaderas y tenis.
Después de buscar un rato, me pongo una playera roja, pantalones de mezclilla y una chaqueta del mismo material.
Bajo a desayunar y he de decir que mis hermanos no han bajado porque de seguro siguen dormidos —pinche sueño que se cargan.
—Eso sí es tener la conciencia limpia —me siento y tomo una manzana.
—Para mi que se quedaron despiertos hasta muy tarde viendo televisión —dice mi mamá mientras me da mi desayuno.
—Puede ser, ayer Ale me dijo que iba a hacer huelga de hambre —le comento.
— Dios, con esta niña.
—Mucho caso —la miro—. Una vez te dije eso y me regañaste por mi idea loca —ya esperaba mi sentencia de muerte.
—Otra vez con eso, luego regaño a esa niña y deja de ser dramática por favor —se queja.
—Lo dramático viene de familia —me defiendo.
Se ríe. —Mejor termina tu desayuno —se va a preparar el desayuno de mis hermanos.
En fin, en lo que llega la hora de ir a la casa de Jin, me pongo hacer mi tarea de geometría analítica, porque la profesora dejó muchos ejercicios, mínimo hago la mitad y de regreso hago la otra. Claro, siempre y cuando mi amiga no me mande mensaje de emergencia. Porque sino, a la chingada todo.
Ya faltando veinte minutos para la una, pude terminar todos los ejercicios. Hay veces en que suelo hacerme pato con mi tarea, por eso luego la termino tarde. Y hay otras en las que me digo "nombre, a veces soy una cosa barbara".
—Ya me voy mamá —tomo mi bolso.
—Si cariño, le llevas esta comida a la familia Kim, por favor —me entrega su topper.
—Uf, es la perdición de Jin, su debilidad—me río para luego tomar el topper y salir de mi casa.
Aquí si tengo que tomar autobús, porque Jin vive casi hasta el otro extremo de Corea, —bueno exagero con eso, pero ustedes saben a que me refiero.
Diría que me iría en bicicleta, pero hay dos pequeños detalles:
1) no tengo bicicleta
Y
2) no se manejar una bicicleta.
En serio que me sigo preguntando el porqué no sé manejar una bicicleta, pero bien que estoy buena para lanzarme de las alturas y subirme a un globo aerostático.
Llego a mi destino y toco el timbre, se abre la puerta y dejando ver a la señora Kim.
—Buenas tardes señora Kim —hago una reverencia.
—Hola cariño, pasa —entro a la casa—. ¿Cómo estás?
—Muy bien señora, gracias —le dedico una sonrisa—. Por cierto, le manda esto mi mamá —le entrego el recipiente de comida.
Toma el recipiente. —Dile a tu mamá que gracias, si vieras que estas enchiladas son su debilidad de Jin.
—Me lo imagino —ambas nos reímos.
—Jin, Malli ya está aquí —lo llama y en unos segundos ya estaba abajo Jin—Bueno, los dejo, voy con tú tía. Me pidió ayuda con unas decoraciones.
—Si mamá.
—Nos vemos señora.
—Adiós, diviértanse —sale de la casa.
—¿Listo para preparar la primera comida? —miro a mi amigo.
—Listo.
Tengo de decir que no soy experta cocinando, pero tampoco soy un asco en esto.
—Muy bien, ¿qué te gustaría preparar?
—Amo cómo tu mamá hace el pozole rojo —responde.
—¿A pesar de qué andes gritando como niña? —me ve feo—. ¿Qué? Yo solo decía.
—Mocosa —tan amoroso como siempre, diciéndome eso.
—Mocoso tú, que luego gritas como niña —ataco.
Empezamos a preparar el pozole, Jin lo quería hacer sin picante, pero díganme, ¿qué comida sabe rica sin el famoso picante?
Exacto, ninguna, todos necesitan el picante para que sepa delicioso. Nieguen me lo, bueno, hago una excepción con mi amiga, a ella no le gusta lo picoso. Le doy algo picante, y ella ya se me anda muriendo. Por eso cuando va a mi casa, mi mamá prepara la comida con picante por separado. Lo picoso para mi papá, para ella y para mí; y lo que no tiene picante para ella y mis hermanos.
Después de darles las explicaciones a Jin, lo terminó de hacer y me dijo que lo probara, y sabía súper rico, creo que va a igualar a mi mamá.
Yo ni eso puedo hacer, triste, lloremos.
Parte de la tarde me la pasé con él haciendo un mini recetario de las comidas que más le gustaba de mi mamá, pero no lo terminamos, así que le dije que se lo iba a tener el miércoles.
Si es que lo termino y no tengo otras cosas por hacer.
En eso me llama mi prima, la amo, es como mi mejor amiga. A ella le puedo contar todo y me da consejos.
—¿Bueno?... Hola prima, estoy bien, gracias. ¿Y tú?... Me alegro, a ver cuándo nos vienes a visitar, ya nos tienes abandonados... —me río—. Bien sabes que es broma, yo sé que estás ocupada, pero se te extraña... Y sigues con eso, no, no tengo pretendientes... Si, mejor lo dejamos así... Claro, yo les envío tus saludos, bye —termino la llamada.
Voy al parque a tener un poco de paz, al llegar, veo que en cerca de los juegos no hay nadie, así que me dirijo a los columpios. Suelto un suspiro, para luego ver a las parejitas pasar.
—Diosito, sé que soy tu mejor guerrera, pero no me pongas estas escenas. Mejor dame un prospecto.
Miro al cielo, como si el cielo me fuera a dar una respuesta.
Y justo en ese momento me plantee la pregunta del millón.
¿Cómo carajos voy a encontrar al amor de mi vida si los personajes de mis libros no existen?
Triste mi existencia señores.
La triste historia de una lectora.
—Bueno —saco el libro que estaba leyendo hace dias—, somos solo tu y yo el día de hoy.
Empiezo a leer y estuve en el parque cerca de una hora, iba a seguir leyendo si no fuera por mi estómago quien protestó porque ya tenía hambre. Así que vamos por algo para comer.
Le mando un mensaje a Sun, ya que ella es la que está más disponible que los demás.
Quedamos en comer en el restaurante de la señora Wang, su comida china es la mejor.
***
—¿Entonces que hacemos con el reporte? —comenta la castaña.
—Pues solo sería juntarlo, porque claramente nadie del equipo lo va a hacer —respondo mientras le doy un sorbo a mi bebida.
—No me gusta, siempre terminamos haciendo todo nosotras —se queja.
—Tranquila, bien sabes que nosotras lo haremos, pero no pondremos el nombre de los chicos —comento con satisfacción—. Bien saben cómo soy, así que su error fue pensar que iba a ser benevolente y poner sus nombres, pero nop, eso no va a ser así.
—Aquí están los platillos para mis lindas chicas —la señora Wang pone el plato de rollitos de primavera en la mesa.
—Gracias tía Wang —le dedicamos una sonrisa.
—¿Y por qué la traviesa Sofi no vino?
—Está en esos días que ni ella misma aguanta —respondo.
—Oh, ya veo. Por cierto linda —la miro—, él ya está aquí.
—¿Estamos hablando de la misma persona?
—Así es —sonríe.
Justo en ese momento, se escucha un grito que sacó de onda a todos los clientes del lugar.
—Lo que me faltaba —suelto un suspiro muy pesado.
—¡Mi mocosa favorita, te extrañé! —el pelinegro me abraza con mucha efusividad.
—Jackson, me estás matando de asfixia —me quejo.
—Yo también te extrañé Jackie, que bueno que regresaste —trata de imitar mi voz, lo que provoca que las tres nos empecemos a reír.
—Si, si, yo también te extrañé mi amigo —lo abrazo—. Pero no te enojes, interrumpiste mi comida, y eso no se hace.
—Ya perdón, se me olvidó que tú no conoces cuando comes.
—Exacto, mejor ven a sentarte a platicarnos cómo te fue en el torneo de esgrima —Sun y yo lo miramos.
—Pues nada del otro mundo, otra vencida satisfactoria —responde con aires de superioridad.
—Si, eso ya lo sé, ¿pero del uno al diez cuánto le pones a tu contrincante? —pregunto.
—Un 5.
—¿Tan mal pelea? —pregunta mi amiga.
—Para que le dé esa puntuación, sí.
—¿Quién soy yo para juzgar? —sigo comiendo.
—Oigan, ¿el lunes vamos a una fiesta de un amigo?
—¿Qué se celebra? —lo miro.
—Mi llegada a Corea —dice feliz.
—¿Tengo otra opción?
—No.
—Ya qué. Ahora, déjame comer.
—Tan linda cómo siempre. Por eso no tienes pareja.
—¿Me ves con cara de que quiero pareja ahorita? —lo miro feo.
—No se ve que quieras pareja, pero tus gestos espantan a los chicos.
—Ahora si lo mato.
—No, espera.
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