A veces siento envidia del sol y de la luna.
Del sol porque todas las mañanas entra por tu ventana y acaricia tu suave piel con sus rayos.
De la luna porque te cuida por las noches cuando duermes.

Si te vieras a través de mis ojos, te verías como la luna, tan brillante y hermosa, capaz de transmitir paz en los momentos de guerra.

A veces me siento como el sol, quien, con cara de embobado contempla la luna todos los días, y sueña con ella, aunque sabe que no la puede alcanzar.

Cuando miro al cielo no veo un sol ni una luna, veo dos almas separadas que merecen estar juntas, y sueño con el día en que estén juntos, el sol y la luna.