La luna me abraza con su suave
luz,
me envuelve en su manto de misterio.
Ella no juzga mis sombras,
mis cicatrices,
mis imperfecciones.

Ella me acepta tal como soy,
con mis luces y mis sombras,
con mis sueños y mis miedos.
Me enseña a amarme a pesar de todo,
a aceptar mi propia naturaleza,
a ser fiel a mi corazón.

La luna me recuerda que la belleza está en la diversidad,
en la imperfección,
en la autenticidad.