Mar de emociones, un huracán, que me arrastra hacia el fondo.
Desesperanza, olas que me golpean, me hunden.
Dudas, miedos, tempestades que azotan mi alma.
Voces crueles, piedras en el pecho, aumentan la marea.
Me pierdo en su vacío, un mar sin rumbo, sin esperanza, sin rumbo.

El cielo se comienza a nublar, la luz se empieza a desvanecer, y la esperanza se aleja lentamente.
Frío de desesperación, angustia que aprieta mi corazón.
Soledad que me envuelve, manto de silencio que me aísla.

¿Podré sobrevivir? ¿Podré encontrar la orilla? ¿Respirar? ¿Ver el sol?

Deseo un cálido abrazo, una palabra de aliento, una mano que me ayude a continuar.
Me levantaré una y otra vez, me aferraré a la esperanza, no me rendiré.
Encontraré mi propio camino, mi propia verdad

Siento un débil pero persistente latido
en mi pecho, un latido,que me recuerda que aún estoy viva.
Una luz en la distancia, una estrella que me guía, hacia un lugar seguro.

Me aferrare a esa luz, a la vida, a la posibilidad de un nuevo amanecer.
Abrazaré aquella esperanza, la fuerza de la vida, el deseo de un mejor futuro.

Aunque la oscuridad me envuelva,
la soledad me aísle, y la tristeza me abrume.
No me rendiré, me levantaré y seguiré luchando.

Porque dentro de mí, habita un mar de sueños, esperanza, fuerza.
Un mar más grande de el que me quiere ahogar.