Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

CAPÍTULO 08

'Redención'

Jason.

19 de junio.

Entro acelerado por la puerta del Palacio. No me han gustado nada esos sonidos extraños que he percibido al entrar por la puerta. Son los típicos sonidos fantasmagóricos de película de Hollywood, pero sonaban demasiado reales.

Dirás, <<¿de verdad crees en esas cosas?>>, y si bien es cierto que no soy fan del espiritismo, tampoco soy un gran defensor de la burla contra este tipo de cosas. Respeto y ya.

Pero creo que es mi redención.

Cierro la puerta detrás de mí, exaltado.

¿Qué demonios está pasando?

—No me gusta esto. —murmuro para mí mismo, el aura que rodea el Palacio con las luces apagadas es realmente tenebrosa.

Ando por las escaleras, subiendo a mi habitación. Allí, me siento en la cama pero siento un escalofrío recorrer mi espina dorsal. Me toco el cuello, tratando de aplacar esa brisa fría. Me giro, viendo que la ventana del cuarto está cerrada a cal y canto. 

Me acerco hasta ella, comprobando que está cerrada. Aseguro el pestillo, girándolo hacia bajo con fuerza.

—Bien... —titubeo para mis adentros, sin embargo, la puerta del cuarto se abre de golpe chocando contra la pared. Me muevo hasta allí ligeramente. —¿Dakota?

No recibo respuesta y pregunto de nuevo.

—¿Johannes? 

No hay contestación y la puerta se cierra de golpe de nuevo y otra brisa fría recorre mi espina dorsal. Me giro para encontrar la ventana abierta de par en par.

—¿Qué mierda está pasando? —hablo en voz alta, me giro y veo otra vez la puerta.

<<Madre mía, un poltergeist.>>

—Jason... —una voz abismal retumba por la habitación y no puedo evitar asustarme.

—¿Sí? —contesto inconscientemente. Me siento en la cama y miro hacia todos lados. 

—¡Tío Jason! 

Esa voz me hiela los huesos, todo mi cuerpo comienza a temblar cuando esa voz de niño que reconozco a la perfección suena por el cuarto. <<Mierda, mierda, mierda...>>

—P-Puntresh...

—¡Tito! —vuelve a decir.

—¿Jason? 

Ahora es la voz del conductor la que oigo. Mierda. 

<<Me están atacando todos>>

Trago con fuerza y en ese preciso instante, las luces se apagan del todo y quedo completamente a oscuras.

—¿J-Johannes...? —lo llamo inconscientemente. 

Nada más la última letra sale de mi boca y mi corazón late frenético, en ese instante se dibuja la cara de Tennia Hemsworth lanzándose contra mi en la oscuridad, perdiéndome cuando caigo hacia atrás por la fuerza que ejerce. El resto de voces forman una algarabía que me torturan durante rato junto a los gritos de <<¡Maldito seas, Jason! ¡Sufrirás por lo que me hiciste!>> de Tennia Hemsworth.

Siento que me desmayo cayendo sobre el colchón.

¡Joder! me despierto al instante. El corazón me late rápido, me tapa los oídos y estoy sudando frío. A mi lado, dormida plácidamente.

<<Maldición... he tenido una pesadilla.>>

Con cuidado de no despertar a la fiera, salgo de la cama poniéndome mis chancletas. Ahora ya no podré dormir, me conozco y estoy seguro de ello.

Salgo de mi cuarto y bajo las escaleras, dirigiéndome a la cocina. 

Todo está en silencio y oscuro, únicamente el atisbo de luz por las ventanas que entra me deja ver algo.

Ando hasta el fregadero, tomando un vaso del escurreplatos y llenándolo de agua.

Doy un trago largo, el líquido insípido pasa por mi garganta refrescándome al instante.

Auf... bufo, sin embargo, un ruido me distrae. Un sonido de choque al lado de la gran puerta de la cocina me saca de mis pensamientos. —¿Dakota?pregunto, acercándome lentamente. ¿Johannes?

El sonido se deja oír de nuevo, ahora cómo sí alguien buscara fuera en los cajones.

Cojo una sartén en señal de defensa, acercándome ligeramente agachado hasta la puerta. Cuando llego, abro la puerta adelantándome a los movimientos del fantasma, tirando una patada que manda a volar mi chancleta.

¡Fuera! grito, pero me detengo al ver a Johannes mirándome, extrañado.

¿Qué demonios estás haciendo? pregunta, parpadeando varias veces.

Retomo mi posición normal bajando el pie desnudo al suelo.

Pensé que... —carraspeo. —eras un ladrón.

Ladea la cabeza y rueda los ojos con desdén. Está con su pijama azul a rayas y su gorro largo, con un pompón al final del mismo tono de su pijama.

—¿Qué haces despierto?

—Estás ridículo. —me burlo. —Pareces un duende.

—Y tú un macarra de película de Hollywood en pijama, y no te digo nada. —me miro a mi mismo, observándome mi camiseta blanca con motas negras y el pantalón corto. —¿Qué haces despierto? —repite la pregunta.

Miro hacia varios lados antes de dirigir mi mirada hacia arriba, tratando de encontrar una mentira que decirle.

—Nada, me desvelé y vine a por agua.

—Estás mintiendo.

Me hago el ofendido.

—¿Qué? ¡No! —niego.

—Has mirado hacia arriba antes de hablar, eso quiere decir que estás mintiendo.

<<Cómo te conoce..>>

—He tenido una pesadilla con Puntresh, Lander... —decido dejar de mentir y le digo la verdad. —Que me perseguían, abrían y cerraban puertas y ventanas... 

—Se llama remordimiento. —me interrumpe el anciano. —Es tu redención por lo que hiciste y probablemente vivas con eso hasta el fin de tus días.

—Wow, gracias, Johannes, que alentador.

—Es la verdad. —se apoya sobre la mesa dónde hace segundos rebuscaba. —Mandar a matar a un niño de siete años es pura tiranía, Jason.

—Sabes que tuve un motivo. —es lo único que contesto. 

Johannes me mira y no sabría descifrar la expresión que sus ojos portan.

—¿Un motivo, Jason? ¿Querer ser rey es un motivo?

—No vengas ahora de moralista que fuiste tú el que se deshizo del primer hijo de Ebrah. —susurro a su lado con chulería y los movimientos del consejero son rápidos a la hora de engancharme por el cuello.

Su fuerza —bastante sorprendente el nivel de esta a su edad— me lleva hasta la pared.

—Ni siquiera yo llevé al niño al basurero, Jason. —sisea con los dientes apretados. —Y aún así el recuerdo de ese niño llorando dentro de esa bolsa me persigue. No me deja dormir, no me deja vivir y está aferrado a mi pecho. —murmura con odio. Echo la cabeza hacia a un lado, cómo si con eso pudiera lograr esquivar sus palabras repletas de rabia. Siento la falta de aire y mis ojos se llenan de lágrimas. —Y espero que el recuerdo de Puntresh te haga lo mismo, Jason. Que los remordimientos no te dejen vivir y las represalias que conforman tus actos no te dejen nunca. Porque eres una persona nefasta, Jason. 

Me suelta por fin y toso cuando siento el aire pasar por mis vías respiratorias de nuevo. Me agacho ligeramente, tratando de calmar la tos y trato de lograr que el aire circule con normalidad, fallando en el intento.

Una lágrima se escapa de mis ojos y la limpio con el dorso de mi mano, posando la otra en mi pecho para tratar de calmar mi corazón acelerado.

Cuando consigo respirar con normalidad de nuevo, alzo la cabeza irguiéndome y no puedo evitar sorprenderme al darme cuenta de que Johannes se ha ido de allí, en silencio, sin hacer ni un solo ruido y sin decir nada más.

Anders.

El panfleto de la Inmobiliaria Nook se cierne frente a mí. Me giro, viendo a Craber acercarse al bajarse de Veneno.

Pueblo Lobo es el doble —me atrevería a decir que también el triple— de Cala Sawzky. Esta cuenta con lo básico; hospital, supermercado, banco monetario y centro de salud, sin embargo, el pueblo de los licántropos tiene muchas más cosas.

A dos minutos en barco, es una pequeña villa con varias calles, algunas ascendentes y las otras bajan, hay gente de todas las edades andando por aquí, a diferencia de Cala Sawzky.

—Mara me dijo que aquí viven muchos hombres lobos, de ahí su nombre, claro está. —dice mi amigo cuando llega hasta dónde estoy, observando el pueblo. —Pero son todos amigables.

—¿Y si aparece la luna llena? 

—No bromees, Anders. —contesta.

—No era una broma... —murmuro, sin embargo, no me oye.

En Guiena, hay dos tipos de licántropos, casi de la misma forma, hay dos tipos de seres de todos los tipos; están los amigables, los tranquilos, los inofensivos o los friendly, que son seres que viven humanizados y son simples raíces las que los hacen formar parte de ese grupo de seres, aunque pueden tener pequeños índices de su condición.

Y luego están los salvajes, o los puros, más bien dichos. Habitan la conocida Selva Balzanne Guiénesa, una selva que ocupa el ochenta por ciento de la extensión de la provincia del Eje Hippie de Cala Verde, una completa explosión de color verde que registra a Guiena cómo una de los países con mayor biodiversidad, pero a su vez es peligroso acercarse allí por la cantidad de seres como hadas u hombres lobos y animales salvajes que la habitan.

—¿Dónde está la Inmobiliaria? —pregunta Craber al cabo de unos segundos, sacándome de mis soliloquios.

Carraspeo la garganta antes de contestar.

—En el centro del pueblo, me parece.

Andamos cruzando dos calles justo antes de llegar a ese centro, que consiste en una plaza con el Ayuntamiento en frente y varias edificaciones con distintas utilidades. Busco con la mirada la Inmobiliaria Nook, entrecerrando los ojos.

—¿La ves? —me pregunta mi amigo, a mi lado.

Abro la boca para contestar en negativo, sin embargo, me quedo callado cuando veo el cartel azul con las letras Inmobiliaria Nook en grande.

—Allí esta. —contesto, señalando el lugar al fondo de la plaza.

Cruzamos la plaza, donde bastante —más gente de la que esperaba— toma algo en las terrazas que reciben sol directamente. 

Cuando llegamos, abro la puerta y el timbre de la campana suena cuando ejerzo dicha acción. Bajo mis gafas de sol, quitándolas de mi cara con las manos.

—Buenos días. —saludamos Craber y yo al unísono.

Es una zona amplia con varias maquetas de casas, fachadas y tejados extravagantes. Al fondo, hay una mesa blanca.

Segundos después de que entramos, un enano  —sí, un enano— aparece correteando con sus pequeñas patas hasta nosotros.

—¡Buenos días! —nos saluda enérgico. —Soy Tom Nook, dueño de la Inmobiliaria de seudónimo igual a mi apellido. Bienvenidos, señores. ¿Qué desean?

Sonrío de lado. Vestido con un jersey de lana azul celeste, Tom Nook es un hombre enano, moreno y de ojos azules cómo su feo jersey. Es adorable, eso es innegable.

—Buenos días, señor Nook. Somos Craber Monterrey y Anders Hemsworth. Queríamos... hacer una consulta. —habla Craber y vuelvo en sí cuando lo oigo, dejando de distraerme con lo cómico que es el señor Nook.

—Claro, caballeros. —contesta el enano moreno. —¿De qué consulta se trata?

Carraspeo la garganta dando un paso adelante. Sin maldad alguna, me doblo ligeramente para hablarle con claridad al señor Nook.

—Es que... es algo especial, señor Nook. —murmuro. —Se va a extrañar, ¿está seguro de qué quiere saber?

El pequeño ríe.

—Aparte de enano, soy curioso, muy curioso, señor Hemsworth.

Ese comentario me hace sentirme mal y me yergo, volviendo a sacarle medio metro de nuevo.

—Es que... queremos construir un pueblo, señor Nook.

Tom ladea la cabeza.

—¿Un... un pueblo?

—Sí. —repongo. —No hace falta que sea enorme, ni mucho menos. Unas casas, un supermercado, un hospital... y listo, nada más lo básico. ¿Cuenta usted con los materiales?

—Oh, claro. —dice. —Contamos con todo el material y todo lo necesario, incluso hay una isla pegada que está sin habitar, allí... pueden construir su pueblo. ¿Puedo preguntarles el porqué de esta petición tan sumamente extraña? —cuestiona.

Miro a Craber, que da un asentimiento de cabeza casi ínfimo.

—Es que necesitamos un lugar dónde vivir, Tom. —uso su nombre de pila para que nuestra charla sea más cercana. Me acerco un poco de nuevo. —¿No le sueno?

Sé que ha sonado creído, pero parece funcionar. Entrecierra los ojos y ladea la cabeza.

—¿Es... —titubea. —es usted el capitán Hemsworth?

Asiento lentamente.

—El mismo que canta y baila. Odiado por la monarquía y el comunismo. —sonrío con suficiencia. —Pero eso no importa. —me acerco al hombre, posando mis manos sobre mis rodillas y doblándome de nuevo. 

—Ustedes mataron a Saller Duponte... —susurra segundos después. —¿Acaso no conocen el Libro Legislativo?

Me giro a ver a Craber, que me mira extrañado.

—Da igual... —murmura Tom al cabo de unos segundos. —Dejémoslo así.

—Oiga, señor Nook. Usted sabe que no le conviene decir nada sobre dónde estamos, ¿verdad? —hablo con suspicacia. —Fíjese que nosotros no andamos con tonterías.

—Oh, claro, señor Hemsworth. —dice. —Tranquilo, he trabajado con el hijo de la mísmisima Marylin Thompson, estoy curado de espanto. —ríe e imito la acción sin ganas. —Eso sí, el precio asciende un poco. 

Ladeo la cabeza.

—¿A cuánto?

<<No me cobres cien millones por no decir que estoy aquí, Nook. Me habías caído bien para matarte.>>

—Necesito medidas, número de casas, habitaciones de cada una, muebles... pero haciendo un presupuesto aproximado... —mira hacia arriba, calculando. —Sí son menos de doce, aproximadamente quinientos cincuenta millones de oro, señores. Aproximado, eh. Falta toda la medida y eso, es una vana aproximación. ¿Creen contar con ello?

Sonrío de lado de nuevo.

Tengo ahorrados casi cien millones de oro en el banco, así que sí, yo creo que dará y de sobra si mis adorados tripulantes han ahorrado también. Hago los cálculos rápidos, todos deben poner de su parte.

<<Setecientos trece millones de oro con lo que cobramos>>

—Sí, —contesto al cabo de unos segundos. —tenemos para pagar. ¿Cuándo pueden empezar?

—La semana venidera.

—¿Y pagando? —sonrío enseñando los dientes.

Noto como Tom se muerde la mejilla por dentro.

—Pasado mañana, mismamente.

Preparo la lista apuntando los nombres en ella; cuando salimos de la Inmobiliaria Nook, el dueño me dió su teléfono y quedé de mandarle la información por ahí, dijo que me cobraría un extra pero eso es irrelevante.

Dije a ver quién iba a vivir junto a otras personas; Ibon y su mujer Julie, la cual, esta embarazada, vivirán juntos como era de esperar. Enerah, Anne, Darko y Aldous vivirán solos.

Parece ser que Craber y Sohnya van a vivir su amor al cien por cien, pues mi hermana consiguió firmar el divorcio con Percy. Laetizia y Vangalore serán las alcaldesas del pueblo, tienen dinero a patadas y pueden quedarse a vivir allí en paz y armonía junto a nosotros. Louise y Faraday tendrán su casa, sin embargo, este se quedará en el hosptial con ella durante la recuperación de la bala que le dispararon el otro día, ya que va mejorando poco a poco. La revascularización coronaria salió a la perfección, la visité el otro día y esta genial.

En cuanto a Dalina... parece ser que va a quedarse con Louise durante unos días.

Craber entra a la habitación en ese instante, justo cuando los ojos se me llenan de lágrimas y para disimular, cuento las casas que hay.

—Tío. —dice, cortándome cuando iba por las siete.

Alzo la cabeza.

—¿Qué?

—¿Por qué no me lo has contado? —murmura. No sé decir cuál es el tono exacto que destila su voz.

—¿El... el qué? —me hago el tonto y sé que es el tema de la joven de lo que habla.

Se sienta a mi lado.

—Sabes perfectamente que me refiero al tema de Dalina, tío.

<<Ahí está.>>

—Con Dalina no ha pasado nada, Crab...

—No me mientas, Anders. —me interrumpe. —¿Por qué lo hiciste? ¿Por qué no le dijiste que su hermano estaba vivo?

Trago fuerte.

—¿Te lo ha contado?

Asiente lentamente.

—Y te quiero, Anders. Sabes que te quiero con mi alma, —susurra. —pero no está bien que le mintieras.

Abro la boca, ofendido. 

—¡No le mentí!

—Anders, ocultar la verdad es mentir. Es cómo decir que un homicidio imprudente no es un homicidio. O que el daño que tú le haces a alguien no es a propósito, cuando siempre hay muchas más opciones que algo que sabes que le dañará, y sino las ves, es falta de empatía. 

Suspiro y mis ojos se llenan de lágrimas.

—De verdad, Craber. —mi voz se rompe. —No quise mentirle, no quise ocultarle algo tan fuerte, pero... no sé, no encontré el momento, la ocasión... sé que no es justificación, pero tampoco era fácil ir y decirle, <<ey, Dalina, tu hermano desaparecido está vivo>> 

Craber me mira entrecerrando los ojos de forma casi ínfima.

—Sé que debí habérselo dicho, que debí contárselo... te lo juro que no pude. Y me duele, joder. Sé que fue un error monumental, pero la amo con mi vida y jamás haría algo intencionado que la dañara. Debí decírselo, lo sé... pero se me hacía un nudo en la garganta cuando pensaba en verla sufrir, en que igual lo tomaba mal... ¡La conozco! —digo, haciendo aspavientos con las manos. —Sé que se retiraría de la época de mar y luego se sentiría mal... era lo último que quería, Craber, hacerle daño y eres el primero que lo sabe porque eres la persona que más me conoce en el mundo.

La habitación se queda en silencio durante unos segundos y siento los brazos de Craber sobre mi espalda, consolándome por mi gran error.

—¿Tú le has dicho todo esto a Dalina, Anders?

Niego lentamente.

—Sabes que no soy muy expresivo, Craber. —hablo como mi voz entrecortada me lo permite. —Y tú más que nadie sabes cuánto odio ser así.

Y en ese instante, rompo a llorar con el abrazo que mi amigo me brinda. Las lágrimas ruedan por mis mejillas y no puedo evitarlo, pues los brazos de mi mejor amigo son el lugar seguro dónde puedo desahogarme.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro