CAPÍTULO 02
'Sobrecarga'
Jason.
Han pasado dos días desde mi coronación y estoy deseando morirme ya para quitarme este peso de encima.
Dios, ¿en qué momento anhelé esta carga tan horrible? Me arrepiento en toda regla.
Papeles de aquí para ella, que si <<Jason, hoy a las 15:00 rueda de prensa para desmentir lo uno>>, que si <<Jason, hoy a las 17:00 entrevista con Guinea País para lo otro>>
¡Que me dejen en paz, por Dios!
Si sumamos todas las conspiraciones que ahora rodean nuestra monarquía; la muerte de mi padre, la muerte de Puntresh y Drake, la muerte de Gilda, la desaparición de la madre de Dakota, que sería la reina madre...
Maldición, ¿en qué momento deseé todo esto? Lo maldigo mil y una veces.
<<Papá, revive y llévate todo esto contigo. ¡Te tenías que morir en el peor momento!>>
Respiro profundo, tratando de calmarme y quito el papel de mi mesa revelando otro.
<<Revisión del personal de las Fuerzas Armadas, día 18 de junio a las 15:55 en el Pabellón del Ejército Guiénes.>>
Firmo confirmando mi asistencia y lo envío por el artilugio nuevo que me llegó el otro día, el fax.
Pongo el número del Pabellón del Ejército Guiénes y lo envío a su secretaría por el artilugio.
Me sobo las sienes cuando comienzan a dolerme. Trato de consolarme repitiendome a mí mismo <<Vas a acabar con Hemsworth más fácilmente, Jason, calma...>>
Me convenzo de ello y suspiro, pero salgo de mi intento de volverme zen cuando la puerta de mi despacho se abre dejándome ver a Johannes Avik, que viene con más papeles.
-Maldita sea, Johannes. -me quejo al verle. Cierra la puerta detrás de sí. -¿Tienes mil años y no te cansas de andar de aquí para allá con mil papeles?
-Tengo sesenta y dos, listo. Y no, no me canso. Estoy mucho mejor que tú, por lo que veo.
-Menos burlas, querido carcamal. -me hace una mueca fastidiosa. -Joder, ¿por qué ser rey es tan duro?
-Mmmm, no, no es tan duro cómo parece. -se sienta en frente mía. -Sólo que tu padre se ha muerto en la peor época y te has tragado todo el cúmulo de cosas.
-Pues que bien...
-Realmente no es tanto. Quítale todos los papeles de entrevistas y ruedas de prensa con amarillistas y verás.
-Osea, el ochenta y cinco por ciento de los papeles.
-Pues eso. -me guiña un ojo, dejándome otros dos papeles en la mesa. -Esto no es nada de amarillistas, es que estamos buscando amas de llaves después de lo de... -carraspea. -lo de Gilda.
Me señala unas fotos de unas jóvenes en el papel y sus características más destacables al lado, y luego lo levanta, enseñando un contrato sin nombres y vacío.
-Estas son las candidatas que tu padre eligió el mismo día que se murió, y por lo tanto, debes elegir una de ellas para que trabaje aquí tal y cómo lo hacía Gilda.
Echo una ojeada, viendo las fotos.
Rosaura. 21 años. Proveniente de Medellín, Colombia. Apta.
Paso mi mirada a la mujer de la foto de abajo.
Lucy, 24 años. Proveniente de Virginia, Estados Unidos de América. Apta.
Madre mía, esta chica parece un muerto. No, no. Que miedo me daría trabajar con una mujer así diariamente.
Elene, 31 años. Proveniente de Tbilisi, Unión Soviética. Muy apta.
Mmmm, wow. Esta mujer tiene cara de tener gran carácter, está muy seria en su foto y aparte pone que es muy apta. No hay más fotos, luego está simplemente el contrato.
Seguramente elija a la soviética pero nada más por el recalco de 'muy apta', que está en cursiva además.
-¿Esto para cuando es? -miro a Johannes.
-Pues cuanto antes, mejor. Yo no me voy a poner a limpiar.
Lo miro con fastidio y sale de mi oficina cerrando la puerta.
⟳
El dolor de cabeza no me ha abandonado en todo el maldito día.
Acomodo las gafas tratando de que nadie me reconozca por la calle; lo último que quiero ahora es ponerme a saludar fans de la monarquía ni mucho menos.
Suspiro y sigo andando por la entrada de la Capilla Hellstrom, que está al lado del Palacio de Roques, dónde está mi padre siendo velado hasta precisamente mañana, que será enterrado. ¿Cómo debería tomarme eso? Pues no sé, sí soy sincero. Era mi padre, le quería, no puedo negarlo evidentemente, a pesar de todo lo que hizo en vida. Sólo que su muerte me pareció demasiado extraña. ¿Morir así de repente y en medio del castillo?
Estoy seguro de que hay algo detrás, estoy arrepintiéndome por momentos de no haber hecho la autopsia.
Por otro lado, el cadáver de Tennia sigue en aquellas rocas, no tardarán mucho en encontrarla pero dudo que nos inculpen, ¿que demonios? Soy el rey.
Entro a la capilla Hellstrom, que precisamente hoy está vacía, ya que mañana será enterrado y hay que preparar todo. Ando hasta el féretro de mi padre, que está apoyado horizontalmente sobre una mesa en el lugar donde los curas dan las misas.
Me siento en las banquetas más cercanas a él; así sentiré que estoy relativamente cerca de él.
Pero mi tranquilidad dura poco cuando oigo una voz alterarme con ese deje francés.
-Mañana es el entierro, rey. -murmura al que reconozco con oír sólo su voz, que ya se me hace estridente; Bissous. Me giro para mirarlo, acercándose a mí. -¿Cómo se siente?
Lo miro con cierto desdén, pero relajo mi expresión. Lo cierto es que en esta semana le he cogido un mínimo de aprecio a este gabacho.
-¿Ahora eres psicólogo licenciado?
-Ay, Jason, porfavor. Desde que nos conocemos hemos tratado esto de una manera... profesional, no sentimental. Desahogate conmigo, anda. Eso sí, no lleguemos a las manos, vivo de mi cara. -río ante su tonto comentario y se sienta a mi lado.
Suspiro.
-Era mi padre, Bissous, ¿cómo no va a dolerme? -murmuro, froto mis sienes. -Encima se ha muerto en el peor momento, ¿sabes? Ahora los medios, me acosan diariamente, echando chisme sobre la muerte del rey. -Bissous me escucha con atención. -Aunque ahora que lo pienso... es normal.
-¿A qué se refiere?
Trago con fuerza. La simple idea de que mi padre no murió de un simple infarto me da rabia.
-Creo que mi padre no murió de un simple infarto, agente. Le pasó algo más, estoy seguro.
El silencio se forma en la capilla hasta que Bissous habla.
-¿Porque crees eso?
-Es obvio, Bissous. -digo. -Fíjate en las circunstancias de su muerte. ¡Son una completa bobada! En medio del Palacio, rodeado de gente y así de repente cuando estaba perfecto. Algo le pasó.
-¿Y qué quieres hacer? Es cierto que las circunstancias son extrañas...
No completa la frase pero ahora hablo yo.
-Quiero hacerle la autopsia antes de que lo entierren.
Bissous me mira, expectante.
-¿En serio?
Asiento.
-Estoy seguro de que Isaac Diphron no murió de un simple infarto.
-¿Tienes cómo comprobarlo?
-Por eso mismo quiero hacerle la autopsia antes del entierro. Todavía es posible, ¿no?
Bissous me hace un gesto como si no estuviera seguro.
-No sé si ahora ya puedas cambiar de opinión.
-¿Cómo no voy a poder? -me pongo de pie, limpiando la lágrima solitaria que cae por mi mejilla. -Soy el rey, puedo hacer lo que quiera.
Ando hasta posarme al lado del ferétro, donde el cristal está abierto permitiéndome ver la pálida cara de mi padre.
Las lágrimas atacan mis ojos y trato de contenerlas. Poso mis manos sobre el cristal, tratando de tocarle como si no estuviera.
Suspiro y me giro para decirle algo a Bissous, sin embargo, ya no está.
Frunzo el ceño pero decido ignorar ese hecho y devuelvo la mirada a mi padre.
-Papá... -digo en un hilo de voz. -A pesar de todo, te quise mucho y... te prometo que encontraré a quién te provocó esto, sé que no fue un simple infarto, papá. Te lo prometo.
No soy un hombre de muchas palabras y me alejo del féretro para salir de la Capilla Hellstrom. Saco mi teléfono llamando a Johannes.
-Johannes. -digo cuando contesta.
-Dime, Jason.
-Manda a hacer la autopsia de Isaac. -ordeno, montándome en el coche que me llevará a casa. -Estoy seguro de que no murió de un infarto.
⟳
Dakota.
Paso de canal buscando algo que aplaque mi aburrimiento. No hay nada interesante.
Agarro el móvil y me meto a la página de información de personas desaparecidas. Entre esas recientes desapariciones está mi madre, sin embargo, refresco la página y no hay nada nuevo.
Bufo y me giro sentándome en la cama. Me levanto dispuesta a salir a chismosear por el Palacio.
Abro la puerta pero me echo hacia atrás cuando Johannes, el consejero de mi esposo, aparece por la puerta con una mirada altiva.
-¡Joder, Johannes! -me quejo. -Casi me matas del susto, ¿qué tal?
-No me vengas con payasadas que te importa como este tan poco como a mi me importa cómo estés tú. -dice, tenso.
Me asusto ligeramente por su tono y avanza a la vez que yo doy un paso atrás.
-J-Johannes... ¿qué pasa...?
-Deja de hacerte la tonta. -da un portazo fuerte y me asusto por el sonido. -¿Por qué mataste al rey?
Me quedo gélida. Siento la tensión de mi cuerpo bajar y aunque no me vea, sé que me he quedado pálida. Mi corazón va a mil, pues así lo siento mi pecho. Respiro pesadamente y trato de ordenarme para hablar.
-¿Que...?
-Le provocaste ese infarto. -murmura. -¡Dime por qué lo hiciste! -grita, tirando lo que estaba en la mesa aledaña a la puerta. Algunas de las cosas de cristal se rompen con el impacto, pero ni siquiera me preocupa.
-Yo no...
-No te atrevas a mentirme, Dakota Hemsworth, por que sé toda la verdad. Quiero que me lo cuentes tú y te aseguro que es lo mejor que puedes hacer, porque como Jason se entere te va a matar. -dice con los dientes apretados y el miedo comienza a recorrerme con la gota de sudor frío que cae en el suelo por los nervios. -Di-me la verdad. -su mandíbula parece apunto de explotar.
Respiro agitada y caigo en la cama cuando el consejero se mueve de nuevo hacia adelante y me echo hacia atrás.
-No...
-¡Qué no me lo niegues! -golpea la cama y me exhalto.
-¡Lo... lo hice por Jason! -titubeo, con la exaltación impidiéndome hablar con fluidez.
Johannes se pone pálido y se aleja poco a poco de mi.
-No puede ser...
-Ya lo sabías...
-¡Eres una asesina!
<<No lo sabía. Te la ha jugado, Dakota.>>
-Johannes, yo...
-¿Cómo lo hiciste? -dice, sus ojos brillan por las lágrimas retenidas. Es cierto que no lo sabía y me ha hecho confesar. -¿Le diste cafeína? ¿O qué hiciste? -no contesto, así que la furia lo toma por completo y agarra el control de la televisión, cercano a mí, y lo arroja contra la televisión, que se rompe al instante. -¡Que me contestes!
-¡Le di pastillas!
-¡¿Qué pastillas?!
Trago con fuerza.
-Le di un bote de entero de flufenzaparina. -logro murmurar, trémula.
El hombre respira con agitación y se va alejando poco a poco de mí, hasta que llega a la puerta.
-Eres una asesina. -escupe, con la voz rota. -Pero que sepas... -me señala. -Jason mandó a hacer la autopsia de Isaac y te va a descubrir. -siento mi mundo caerse a mis pies, siento que se me va a ir la vida en este maldito matrimonio que solo me ha traído desgracias. -Y vas a pagar por lo que has hecho, Dakota. Que te quede claro que el título de reina consorte no te va a durar mucho.
Sale por la puerta y quedo con las lágrimas en los ojos y el corazón latiendo frénetico en el pecho. Me duelen las sienes.
<<¡Por que no pueden entender que lo hice por Jason! Quería que el fuera rey.>>
Lo ayudé a cumplir su maldito sueño quitando a su padre, déspota y autoritario de en medio y eso voy a tener que pagarlo con mi vida.
⟳
El dolor de cabeza que me dió desde que tuve mi charla con Johannes. Han pasado unas tres horas y mi corazón sigue latiendo igual de rápido.
Sin embargo, recibí una llamada del detective que llevaba el caso de la desaparición de mi madre, el detective Bellán.
Así que cogí un coche de los que tenemos de incógnito y conducí hasta el cuartel, donde Bellán me esperaba.
Bajo del coche acomodando mis gafas. Entro al cuartel de la polícia guiénesa y saludo a todos los que hay dentro. Paso la secretaría y me lleva hasta la oficina de Bellán.
-Buenos días, agente Bellán. -murmuro, saludando al hombre.
-Buenos días, Dakota. -me saluda de nuevo, dándome la mano.
-¿Para qué me ha llamado? -pregunto.
-Te lo explico en otro momento, ahora sígueme.
Asiento y se levanta de su silla, andando hasta la puerta que hay detrás suya. Allí, abre la puerta y hay unas escaleras inmensas, anchas y con una puerta en cada oficina. Bajamos las escaleras y seguimos andando hasta otra puerta que hay al fondo de todas. Saludamos a un guardia y llegamos a la puerta.
No tiene ningún cartel ni nada, pero reconozco el lugar cuando abre la puerta y hay miles de trampillas metálicas pegadas a la pared, con un asa y una mesa en medio con instrumentos de ciencia.
-Bellán... -murmuro, pero me interrumpe.
-Tranquila, porfavor.
Mi respiración se ha acelerado y siento que mi corazón va a explotar con tanta tensión que he sentido hoy. Siento como si me estuvieran martilleando las sienes y las lágrimas llenan mis ojos cuando pienso en que lo que creo probablemente sea cierto.
Bellán se mete en la morgue y andamos hasta una de las trampillas. No puede ser...
Mete la llave en la ranura de la trampilla y la desliza hacia afuera. Mis lágrimas caen por mis mejillas con un sonido de sorpresa, dolor y tristeza al ver a mi madre en la camilla. Está cerca de comenzar a descomponerse, en un color entre pálido y amarillento, sin embargo, la cámara refrigedora cuidará su cuerpo.
-¿Es esta Tennia Hemsworth?
Me tapo la boca con la mano tratando de acallar mis sollozos. Ver así a mi madre... siento que es culpa mía.
-Sí, es ella, agente.
Tiene una marca de un tiro en la frente. Las lágrimas ya son incontenibles y me tiemblan las extremidades.
-La encontramos esta mañana en unas rocas a tres kilómetros del Palacio Real. Cómo se habrá dando cuenta... tiene un tiro en la frente. Lo siento mucho, señorita, han matado a su madre.
Caigo al suelo de rodillas, agarrando la cabeza de mi madre con las manos. Esta gélida.
-Perdóname mamá... -lloro, hablándole a ella como si me oyera o aún estuviera aquí. -Nunca quise que te pasará nada...
Paso un par de minutos llorando junto a ella, asumiendo que estoy sola en el mundo.
-¿Cuánto lleva m-muerta? -titubeo, tratando de asimilar que mi madre ya no está.
-Creemos que lleva una semana aproximadamente, señorita.
<<Ya estaba muerta cuando me casé.>>
No me pudo ver tomando el título de reina consorte, ni casándome. El dolor aumenta con el dato y siento mi corazón romperse poco a poco.
Me ha dejado sola. Mi madre me ha abanado, estoy completamente sola y las cosas no pintan bien para mí.
Nos devolvemos hasta la oficina de Bellán, allí me siento, me tiende unos inútiles pañuelos pero los tomo, secándome las lágrimas.
-¿Cómo fue? -pregunto cuando logro calmarme un poco.
Bellán me pasa un papel, que es el informe de la muerte de Tennia.
Tennia Hemsworth. 58 años, nacida el 27 de febrero de 1823.
Encontrada muerta el seis de junio 1881 con un tiro en la cabeza.
Peso: 68 kilos.
Altura: 165 centímetros.
Y una foto de mi madre.
Miro al agente Bellán.
-Pues... hoy salimos a buscarla... ya fuera muerta o viva, no vamos a mentirle. -murmura. -La encontramos cerca de una hora de haber salido, en unas rocas que están unos kilometros más atrás del Palacio. Cómo sabe, el Palacio está sobre un acantilado que da a la playa, esta justo encima de una cueva...
-Sí.
-Pues eso, estaba en unas rocas. -continua. -Analizamos su posición, estaba boca arriba... y poco más, señorita. -Me froto las sienes con el dolor atacándome justo en esa zona. -¿Va a contarlo a la prensa? Estoy seguro de que están en la puerta.
-Viné en un coche de esos que son para disimular.
Aunque contar a la prensa la verdad no viene nada mal.
-Ah. -nos quedamos en silencio durante unos segundos. -Sí quiere, podemos asignarle un agente especialista en Relaciones Públicas...
-No, tranquilo, ya tenemos. -digo, pensando en Bissous. -Más bien dígame como puede mandarme el cadáver para el entierro en el Palacio.
-Pues... podemos mandarle el cadáver y usted elegirá incineración o entierro. -asiento. -Le llegará en dos días lectivos o tres, como mucho.
-Vale.
-Pero no puede ser un entierro en el Palacio, señorita.
Ladeo la cabeza, como un perro cuando no entiende a su dueño.
-¿Cómo que no?
-No, señorita. -niega con la cabeza y frunzo el ceño. -Las leyes de las monarquías, incluida la guiénesa, prohiben los actos reales (que incluyen funerales, remembranzas o cualquier acto que relacione la monarquía) a alguien que no sea alteza real.
Me quedo pensando durante unos segundos.
-¿Qué?
-A ver, Dakota. -me sorprende su confianza. -Tú ahora eres reina consorte, eres una alteza real. Si te divorcias de Jason, dejas de serlo. Tu madre no fue ninguna alteza real, no se casó con un rey ni fue hija de reyes, no tenía ningún título relacionado con la realeza. -me explica. -Los únicos títulos reales que se pueden obtener desde afuera es si te casas con el príncipe o rey, como has hecho tú. Y la monarquía prohibe los actos reales a personas fuera de la realeza. Como Tennia.
Analizo las palabras y todo lo que me ha explicado.
-¿Osea que tengo que enterrar a mi madre como si fuera una ciudadana más?
Asiente.
Me levanto enfadada de la silla con la ira recorriéndome. ¿Mi madre es una más? ¿Tengo que enterrarla como a una cualquiera?
-Manden el cadáver al Palacio. -ordeno. Me apoyo en la mesa bajando hasta quedar frente a la cara de Bellán. -Y respete a las altezas reales, agente Bellán.
El agente me mira con desdén y agarro mi bolso saliendo de su oficina como una reina, pero con una cosa rondando por mi mente y parece que no va a salir ni a tiros, no quiero asumir que es la verdad.
<<Si le hubieras hecho caso a tu hermano no estarías metida en el lío en el que estás metida, y encima sola, Dakota. Por mucho que te duela admitirlo, Anders tenía toda la razón y era peligroso meterme con Jason.>>
****
Vale, ya está el capítulo 2 por aquí. He tardado bastante más de lo que suelo tardar con este capitulo pero hay dos motivos principales y creo que si logran salir bien os van a gustar.
Trataré de no tardar tanto en subir los capítulos. Nos vemos en el capítulo 3.
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