Ya en el reino nos dispersamos y aunque todos queríamos hallar pistas también teníamos que despejar la mente, los hombres fueron a bares y a lugares de apuesta. Mientras que yo me fui junto a Claudia para buscar las mejores carnes y víveres para la cocina. Había varios vendedores por las calles con cosas deliciosas y bien cuidadas.

Al rato llegamos al bar donde estaba la tripulación rodeados de mujeres y jarras de cerveza. Trevor también se encontraba junto a ellos y me hace señas para que me acerque, al acercarme señala para una esquina del bar que parecía haber sido prendida en fuego y destrozada.

- Wow, parece que un borracho hizo estragos- digo sorprendido por el desastre.

- ¿y quién crees que fue ese borracho?- Cuestionó Trevor.

-¡¿Barba Larga?!

- Según los locales era un hombre con una barba que casi les llegaba a los pies y con una tripulación de mal educados, trataron de tener sexo con las mujeres y beber toda la cerveza sin pagar.

-Miserables, tenemos que ir a buscarlos ¡ahora!- le exigí.

- Hey, partieron anoche están cerca, ya pronto tendrás a tu madre de regreso- me calmó.

- ¿Que estarían haciendo aquí?- pregunté curioso.

- Hicieron lo mismo que en Costa Bonita, se llevaron a una mujer- comentó.

-No puede ser... ese maldito que quiere con tantas mujeres, lo más probable es que mi madre no fue la primera.

-Y la chica trataremos de que sea la última- me afirmó.

Me miró a los ojos poniendo su mano sobre la mía.

-te lo prometo- me dijo haciendo que el tiempo se detuviera por unos segundos, en ese momento llegó una camarera ofreciendo bebidas y aceptamos.

Pasamos un tiempo viendo como los hombres perdían dinero en apuestas y escuchando como una banda mediocre tocaba.

- Trevor ¿todo este tiempo llevas viviendo solo en esa montaña?- pregunté.

- Me gusta estar solo.

- ¿No quisieras despertar con una mujer todos los días, te diera los buenos días, te hiciera desayuno y este allí para ti?- indagué.

Se quedó mirando la jarra por un tiempo y luego me miró a los ojos contestándome.

- no necesito a una mujer, no quiero una, puedo hacer todo eso yo solo.

Me quedé callado y seguimos bebiendo hasta casi no poder mantenernos de pie y ya caída la noche partimos hacia el barco para descansar, pero lo veíamos tan lejos por el estado en el que estábamos que decidimos pagar una noche en una posada frente al bar.

- Buenas Noches caballeros, ¿desean pasar la noche?- nos recibió una mujer.

- Sí, dos habitaciones por favor- le pedí cortésmente.

- Ay lo siento, pero solo me queda una llave, solo me queda una habitación disponible- dijo la mujer disculpándose.

- Ohh Bueno pues...- digo sin terminar ya que Trevor me interrumpe.

- La aceptamos, gracias - dice él.

Sorprendiéndome con su respuesta puso dinero sobre la mesa y tomó la llave, subimos hacia la habitación y al entrar nos dimos cuenta de que no valía lo que habíamos pagado, estaba muy deteriorada y apestosa, tenía un pequeño balcón donde podíamos ver la costa y el Amaluna amarrado.

- Precioso, ¿cierto?- le dije mirando hacia la costa, cuando volteo a verlo estaba mirándome.

- Sí, muy precioso- contesta.

Entré sonrojado a la habitación y le dije que era momento de descansar, yo dormiría en el suelo y él en la cama. Sinceramente el suelo parecía más limpio que la misma cama, pero él me insistió en dejarme la cama y él dormiría en el balcón en una silla con sus pies sobre la baranda, no pude contradecirlo porque ya se había quedado dormido.