Deseo
Cuando recuperé el conocimiento ya no estaba en la cocina si no que estaba en un camarote que no era el mío, era mucho más grande y entonces allí estaba Trevor en una silla mirándome, cuidándome.
- Sam, que bueno que ya estas mejor- me dijo, me quedé sentado sobre la cama y él se acercó a mí.
- Hey, todo va a salir bien- dijo.
- La verdad no lo sé, antes era solo de salvar a mi madre, pero ahora es una cosa más grande.
- Nada cambia, haremos todo lo posible para rescatarla y aparte salvaremos al mar de ese hombre, nada más- dijo para calmarme.
- ¿Nada más? no estamos preparados Trevor o al menos no al nivel de esa gente- contesté alterado.
- Yo confío en ti, tú puedes, todos podemos y lo lograremos.
Estando ambos sentados uno al lado del otro veía como su mirada no dejaba de ver mis labios, él comenzó a reducir la distancia entre nosotros hasta que tenía sus labios sobre los míos y le respondí el beso sintiendo sus labios húmedos, no sabía lo mucho que había deseado sentirlos. Puso sus manos sobre mis cachetes con su respiración agitada y comenzó a quitarse su chaqueta quedando sin camisa sobre mí, continuó besándome, puse una mano sobre su pecho acariciándolo , jugó su mano sobre mi camisa y me la quitó sintiendo nuestros cuerpos calientes juntos, bajó por mi cuello hasta mis pecho lamiendo mis tetillas hasta llegar a mi barriga, se detuvo dándome una miraba buscando mi aprobación, la cual no dude en dársela y allí me bajó los pantalones, se levantó dejando caer los suyos mostrándome su pene grueso y erecto, recostándose en la cama comenzó a jugar de nuevo conmigo, empezando a provocarme. Tomó mi pene en sus manos y empezó a masturbarme y a chuparlo , él tenía el control de todo pero era algo que no le iba a dar en todo momento así que lo empuje contra la pared y también comencé a jugar con sus tetillas haciendo que gimiera de placer mientras lo masturbaba, tenía su pene húmedo, me puse de rodillas y empecé a chupárselo, él puso su mano sobre mi cabeza empujándome a fondo, lo puse de espalda dispuesto a penetrarlo pero cuando iba a jugar con su ano me dijo que no. Se dió la vuelta me beso y volvió a tirarme sobre la cama, comenzó a masturbarse sobre mí y yo comencé a hacer lo mismo hasta corrernos ambos a la vez dejando salir todo ese deseo, cayó rendido hacia mí besándome y recostó su cabeza sobre mi pecho, quedamos un rato abrazados. Luego se levantó, se vistió y se marchó dejándome que me vistiera solo.
Ya en la cubierta Claudia se acercó hacia mí para saber si estaba mejor y le contesté que ya estaba calmado, con la mente despejada. Pudimos ver humo en medio del mar, un barco había sido destrozado, estaba hundiéndose completamente y encendido en fuego. Pudimos ver hombres que estaban a la deriva y por supuesto decidimos rescatarlos. Les ofrecimos agua y pan, pero nos empujaron y saliendo corriendo diciendo "es una trampa, tenemos que irnos ya".
- Calma, debes estar desorientado, ya estás a salvo –le dijo Pedro.
- ¡Ya viene, ya viene!- dice el hombre.
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