Agua Furiosa
En la mañana estaba toda la tripulación lista para zarpar ya con el barco reabastecido y Luca contento luego de haberse quedado vigilando. El clima era perfecto, con mucho viento todas las velas estaban sueltas y el barco a toda velocidad, todos deseando alcanzar al Estrella de fuego. Durante el día estuvimos practicando hacer nudos y otras cosas necesarias que debe saber una buena tripulación; Trevor me llama gritando, dándome su telescopio e indicándome a donde mirar, allí estaba delante de nosotros el barco que queríamos encontrar, el Estrella de Fuego. Toqué la campana y todos subieron a cubierta, les informamos que teníamos delante a Barba Larga y todo lo que se les había enseñado tendrían que ponerlo a prueba.
El Estrella de Fuego era enorme, por lo que lo hacía un poco más pesado para moverse contrario al Amaluna, el cual se acercaba más cada minuto que pasaba. De la nada delante de nosotros comienza a formarse un remolino, el agua comenzó a dar vueltas y se tragaba todo a su alrededor.
- ¡¿Qué carajo es eso?!- grité mientras que Trevor en el timón trataba de rodearlo.
Al ir a una velocidad alta ya estábamos casi dentro de él, estábamos siendo arrastrados. Trevor dió un grito ordenando que soltáramos el ancla para detenernos y lo que hicimos fue ganar un poquito de tiempo, pero ya estábamos en la orilla del remolino dando vueltas siendo arrastrados hasta el fondo del mar pude ver como algunos hombres caían dentro del remolino hacia su muerte. Las velas estaban desgarrándose y las cuerdas bailando en el aire. Nuestra aventura había llegado a su fin; del interior del barco salió Claudia corriendo y trepándose sobre la baranda y agarrándose de una de las cuerdas comienza a hablar en un idioma raro, sus ojos rodeados de sus venas ennegrecidas, sacó un cuchillo y se cortó la palma de la mano derramando mucha sangre en el centro del remolino, de este comienza a estallar una luz blanca revelando todas las criaturas del mar que se encontraban dentro de él las paredes se habían roto y al dejar de girar empujaron el barco hacia la superficie. El mástil no aguantó y cayó sobre la cubierta, el barco había quedado destrozado, pero seguíamos con vida. Luego de lo acontecido todos volteamos hacia Claudia haciéndonos tantas preguntas.
- Sí, soy una hechicera- confesó Claudia.
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