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Episodio 1: "Humano".

El rostro, la apariencia, el físico y el porte es casi todo para las personas. Es lo que mueve al mundo. Tan solo ve cuantas empresas que se centran en la apariencia existen, mira la cantidad de ganancias que generan al año.

El humano fue diseñado para sentirse atraído por lo bello, y no los culpo, pero tampoco los entiendo.

Unos defectos en tu apariencia y todo será diferente. ¿Tus sentimientos? Los ignoraran. Creen que porque eres diferente no eres un humano con sentimientos.

¿Las oportunidades que todos tienen? Te son arrebatadas.

¿Tus derechos? Son pisoteados por todos ellos hasta que quedan como un sucio tapete en el qué todos pasan e ignoran.

¿Cariño, afecto, amistad y amor? ¡Ja! Buena suerte soñando eso, porque en toda tu vida jamás lo experimentarás. Y si tienes la bendición del cielo, tendrás amistades, pero estas solo se aprovecharán de ti para sobresalir y dar por sentado que, por más horribles personas que sean, tu querrás estar con ellos como su sirviente, porque bueno, algo es mejor que nada, ¿no?

—La basura debe ir en su lugar.

¿Por qué no puedo tener nada? ¿No merezco ni un amigo?

—Es el último en la cadena de la secundaria. Jaja, está debajo de la mierda misma.

—Oí que se pasó a ahogar en la taza del baño ayer, ¿es cierto?

—El conserje lo encontró, pero nadie le hizo caso cuando el señor Jonh corrió a la dirección para pedir ayuda.

—Jaja, lo hicieron trapear el agua que regó en la oficina de profesores.

—Oye, ¿quieres molestarlo un rato? Es divertido cuando llorá.

—¿De verdad?

—Sí, se ve más feo que un sapo. Sobre todo cuando comienza su discurso de que es "humano".

—Con esa cara no lo parece, jajaja. Es un ridículo.

¿Acaso no lo soy? ¿Ni siquiera me concideran una persona?

—Dicen que hoy es su cumpleaños.

Los pelos se me ponen de punta al oírlos. ¿Cómo se enteraron? ¡Yo no sé lo he dicho a nadie!

—¡Oh! ¿Ya tiene preparado todo?

—Sí, será a la salida. Corrieron la voz por el chat grupal. —Sus voces fueron perdiéndose y yo pude respirar por fin.

Abro lentamente la puerta del cubículo de baño donde estaba oculto.

No era mi lugar preferido para esconderme durante las horas de estudio libre, pero tenía que rotar mis escondites para que ellos no me encontrarán en los descansos.

—Mejor salgo de una vez antes de que... —Mi voz se detiene al verlos entrar al baño.

—¡Hey! ¡Duende! ¿Dónde andabas, hermano? ¿Sabes que te estuvimos buscando? —Él se acerca con una sonrisa en sus labios.

Esa sonrisa que me hacía temblar tanto.

—¿Acaso pensabas que no te encontraríamos? Sabes que ponerte  ese inconfundible perfume no es lo más sabio, ¿verdad? —Sus amigos cerraron la puerta del baño mientras él se seguía acercando más a mí—. Y yo que creía que eras inteligente.

—¿P-por qué? ¿¡Por qué no me pueden dejar en paz un maldito día?! —Grito asustado, no, eso es poco, estoy aterrado.

Quiero llorar al solo imaginarme que me harán hoy.

Ayer no es diferente al presente. Siempre es lo mismo, pero aún así cuesta aceptarlo.

—¿Ah? ¿El renacuajo se revela? Jajaja, ¿pero que tenemos aquí? ¡Esto es algo insólito! ¿Lo oyeron chicos? —Les pregunta a los tres tipos con uniformes manipulados a la moda y sin embargo dejando ver qué se dedicaban a tener una vida callejera la mayor parte del tiempo.

—Creo que le tienes que recordar su lugar.

—Falto un día y los perros creen que pueden comer con sus dueños. —Me da un puñetazo que me hace darme contra los lavamanos, abriéndome la frente.

Hoy está más salvaje que de costumbre, desde que llegó está mañana lo pude sentir. Las miradas que me dedicaba eran más asesinas que otras veces. Por eso, ni bien se nos informo que el profesor no iba a venir y que era hora de estudio libre, salí casi corriendo del aula para esconderme.

Podía sentirlo, HooBank tenía está vez la intención de asesinarme.

—Oh, se te fue la mano, hermano. —Comenta uno de ellos al verme sangrar y levantarme tambaleante.

Mi vista se nubla por un momento, así que sin querer me sostengo de su saco.

—Oye, que asco, ¿quién te dijo que puedes tocarme? —Alza su larga pierna y me patea, tirandome al suelo, y yo me quedo ahí. ¿Qué por qué? Fácil, me ahorro más golpes si solo me quedo tirado como si estuviera muerto. Dejo de ser divertido para ellos en ese estado—. ¡Di algo! —Me patea sin piedad y yo contengo mis quejas de dolor mientras embarro el suelo blanco con la sangre que brota de mi frente abierta—. ¡Ya me tiene harto tu estúpida actitud de zombie! Tu sola cara huesuda y demacrada ya era suficiente. ¡Ahora tu actuación es irritante también! —Me patea en los bajos, haciendo ahora sí que gruña de dolor—. ¡¿Acaso crees que alguien puede compadecerse de un adefesio como tú?!

Esta furioso. HooBank esta furioso. Descarga su irá en mí hasta que termina jadeando del cansancio y yo termino casi muerto, luchando por respirar mientras lágrimas mojan mis mejillas y enjuagan parte de la sangre que ahora empapa el lado izquierdo de mi rostro.

Sus amigos no lo detuvieron, solo se quedaron sosteniendo la puerta viendo la escena, e incluso uno de ellos lo grabó todo con una sonrisa de diversión en su boca.

—Ahg, eres basura. —Escupe en suelo, muy cerca de mi rostro dándose la vuelta.

—Si muero... —Llamo su atención mientras se lava las manos y se enjuaga la cara del sudor, me ve por medio del espejo—. Si yo muero, tu vida se arruinara. —Toso tras intentar calmar mi respiración sin éxito alguno. Me duele todo. Absolutamente todo, hasta el alma misma.

Por un momento sostuve la esperanza de que mis palabras le causarán algún miedo, pero no, solo lo hacen soltar una carcajada que no hace más que llenarme de más terror. Siempre fui ingenuo, pero está vez lo fui demasiado.

—¿Crees que a alguien le importaría tu muerte? Jajajaja, tu madre los abandonará. —Sacude el agua de sus manos y se da la vuelta—. Tu hermano vive al otro lado del mundo y tu padre es un alcohólico inútil. —Se agacha hablándome frente a frente—. ¡¿En serio crees que alguien lloraría por ti?! ¡¿Eh?! ¡Dime! ¿De verdad lo crees? —Toma mi pelo y tirando mi cabeza hacia atrás me habla con una voz tan dura y ronca, como la de un monstruo a punto de devorar a su víctima, haciendo que las últimas palabras que él oiga sean solo palabras crueles que le aplasten cualquier rastro de esperanza—. Quizá morir sea solución a tu problema. Muérete y renace con una cara decente. Le harías un gran favor al mundo.

Con eso, sin piedad alguna, estrella mi rostro contra el suelo.

Crack.

Me rompe la naríz, y también mí corazón. Suelto un gritó sonoro de dolor y él se levanta, le dice algo a sus cómplices y salen de ahí, dejándome retorciendo de dolor en el suelo ya manchado de sangre.

¿Por qué? ¿Por qué mi vida tiene que ser así? ¿Merezco todo esto solo por mi cara?

Quiero quedarme tirado en el suelo hasta que la noche caiga, y ver, tan solo ver por una vez en mi vida si de verdad le importo a alguien.

Quiero ignorar el dolor de mi corazón, el cual parece que le están clavando un puñal vez tras vez. Pero es imposible.

Odio sentir. Detesto tener sentimientos.

—¡¿No soy humano también?! —Grito con fuerza, con demasiada fuerza que siento como lastimó mi garganta—. ¡Pudranse! —Me han arruinado aún más el rostro.

La sangre que recorre mi cuerpo arde, mi cabeza bombea fuerte y la sangre de mi frente, a pesar de que me entra a los ojos, me importa poco a la hora de salir tambaleando de los baños.

Quiero vivir. Quiero tener una vida normal.

Sé que debería estar temblando de miedo, hecho un mar de llanto, pero algo muy extraño me sucede. Solo quiero vivir en paz. Así que lo voy a buscar al aula.

Mi vida familiar está apunto de deshacerse, de perderse por completo con los planes de divorcio de mis padres que me han escondido. Mi vida amorosa está muerta, nunca existió. ¿Vida estudiantil? Es un infierno.

Solo quiero paz, así que mis pies me sorprenden al llevarme como pueden hasta él.

La gente me mira sorprendida y con burla al pasar por los pasillo de la escuela. ¿Qué tanto me miran? ¿Soy aún más feo ensangrentado?

Llegó a mi salón y me paro en la puerta mientras veo fijamente a aquel que tanto daño me ha hecho.

Ya no quiero sufrir.

Estoy arto de todo, y sobre todo de él.

—¿Por qué? —Pregunto en voz baja, porque el dolor de cabeza no me deja expresarme más alto, así que hago un esfuerzo por volver a gritar—. ¡¿Dime por qué?!

—¡Un zombie! —Alguien grita detrás mío en son de burla y me pega con una silla.

Risas y carcajadas me rodean mientras estoy en el suelo siendo golpeado por otros compañeros con sus mochilas pesadas y con un par de palos de escoba mientras HooBank me ve con una sonrisa de victoria.

Ni siquiera estando en un estado frágil me muestran piedad. ¿Cuando se volvió mi situación tan ridículamente exagerada?

Se que vivo en una sociedad demasiado superficial, lo sé bien, pero aún no logro comprender porque.

El castaño de ojos caídos se levanta de su sitio, camina hacia mí y con solo una seña, detiene a todos.

—¿Qué te dije? ¿No te advertí que a nadie le importaba si morías?

Debe haber alguien. Yo sé que debe haber una sola persona a la que no le importe mi cara. Es imposible que todos sean iguales.

—Si te sacará así como estás y te tirará a la entrada del colegio de chicas de a lado, ¿crees que se compadecerian de ti? —Pregunta tomando el cuello de mi camiseta para levantarme—. ¿Crees que haya una sola que tenga "humanidad" como tanto proclamas?

El timbre suena, un profesor entra al aula pero nadie le hace caso. Golpea la pizarra para llamar nuestra atención, sin embargo los chicos lo ignorar y ayudan a HooBank a ponerme de pie y a rastras, me sacan del aula.

Ningún profesor hará nada aunque me vean pasar frente a sus aulas siendo arrastrado de mis brazos con la cara ensangrentada. Él tiene mucho poder. Su padre es el director e ignora completamente todo lo que su hijo haga.

Intentó pedir clemencia con mis ojos, pero nadie me ve directamente a ellos. Todos evitan mi mirada.

La bajada de las escaleras no es nada agradable. Me lanzan de bloque en bloque y yo no tengo fuerzas para intentar correr, así que solo cierro los ojos y dejo que me lleven como un muñeco de trapo maltratado y apunto de descocerse.

Cuando siento el sol en mi rostro se que ya estamos afuera, y al sentir el fuerte golpe contra el suelo de concreto caliente es cuando me doy cuenta de que estamos a la entrada de la escuela de chicas a lado de la nuestra.

Mientras que a la de varones todavía le faltaba una hora más de clases, a las mujeres las retiran antes que a nosotros.

—Abre los ojos. —Me ordena hablándome al oído mientras me toma del cabello—. Anda, abrelos, y ve como todos te desprecian, haber si así captas que la especie de "humano" no es para ti.

Me reuso negando con la cabeza como puedo, pero tira más de mi pelo y siento que mi cuello duele.

—Hazlo o te reviento las pelotas aquí mismo.

Aterrado le obedezco solo para ver cómo las chicas pasan a nuestro alrededor viéndonos horrorizadas, o más bien, viéndome a mi con esa expresión a la que estaba tan acostumbrado.

En el colegio de hombres te ven, se rien y te burlan en voz alta, pero las mujeres son diferentes: ellas te ven, susurran entre ellas con pena o se rien bajito, y lo peor es que no sabes que es lo que están criticando de ti, lo que te dificulta esconder ese defecto.

Los chicos se burlaban de mis ojos, así que me deje crecer el fleco aunque estorbara bastante mi visión y me incomodara. Para mí desgracia, HooBank se dió cuenta de porque traía ese look, así que me cortó el flequillo y el cabello sin piedad hace apenas dos días,  dejándome aún más horrible que antes.

Ahora las chicas se burlan de mí susurros, y no se que es lo que debo esconder con más urgencia de mi apariencia. Aunque tampoco es como si pudiera hacerlo en estos momentos.

¿Qué les repugnara tanto? ¿Acaso serán de nuevo mis ojos ojerosos y saltones? ¿Mi ahora rota nariz? ¿Mis delgados labios quebradizos? ¿O mi feo cutis con acné? ¿Será está vez mi cuerpo escualido? ¿Podría ser también mi cabello desastroso?

No. Creo que es todo junto lo que las hace rodearme como si tuviera lepra y alejarse riendo.

Nadie hace nada, absolutamente nadie. El guardia de seguridad que cuida la reja solo se dedica a ver a otro lado menos a nosotros.

HooBank es intocable.

—¿Lo estás viendo? Este es un mundo superficial. Tú no tienes cabida en el. —Me habla bajito cerca de mi oído.

—¿Qué hice para que me trataras así? —Pregunto con mi mirada a la nada mientras cierro los ojos resignado.

El pelinegro suelta mi cabello por fin y suelta un bufido de ironía.

—¿En serio no lo sabes?

—¿Es solo por mi apariencia de verdad? —Me apoyo sobre mis brazos mientras me reincorporo con dificultad.

Todo me parece demasiado exagerado. ¿Cómo puedes tratar a otra persona así solo por ser un adefesio? ¿O acaso como yo soy ese "adefesio" no lo comprendo? ¿Esta situación es normal en otro lugar del mundo?

—Debes ser muy estúpido como para creer te sigo odiando por eso. Todos te desprecian por tu asquerosa cara, pero yo tengo dos razones para odiarte tanto como para destrozar hasta tus huesos. ¿Quieres oírlas? —Sonríe como un maníaco—. Uno: tu cara. Dos: tu maldita madre.

Mi sangre se hela y me congelo estando a media acción de levantarme.

—¿Qué? —Volteo a verlo confundido.

—No te hagas el tonto. —Golpea con su dedo indice vez tras vez mi cabeza haciéndome bajar mi mirada de nuevo—. Todos lo saben, tu padre lo sabe, tu hermano que vive al otro lado del mundo lo sabe, incluso habló de eso en una entrevista. ¡Mi propia madre también lo sabe! ¡Tu madre es una zorra! ¡La inmunda amante de mi padre! —Grita furioso. Entonces me patea la cara en un movimiento veloz aún estando agachado.

Ha mejorado en taekwondo, y su patada me lo demostró.

—¡Hace tiempo que lo dejó! —Intento hacer que se calme, pero todo es inútil.

—¡Mentiroso! ¡Eres igual que esa zorra! ¡Nunca dejare que un renacuajo como tú sea mi hermanastro!

Eso fue lo último que oí, porque el puñetazo que me pega me
noquea.

Vivo en un mundo superficial. Lo sé muy bien, y es hora de que lo acepté.

Hoy toqué fondo.

Iniciamos.
Gracias por la oportunidad que le has dado a esta historia con tan solo picar en "Leer". Espero sea de tu agrado.

Recuerda que tu voto me motiva a actualizar más rápido.

Liian espera que disfrutes tu estadía por acá :)

Besos con polvo de maquillaje.

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