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4-La Creación del Equipo Bohemio

Dos días después de la reclutación de Rafael Rodríguez, el Padre Sócrates Mendoza movió sus influencias dentro de la Organización Lovecraft para pedir la transferencia de dos agentes especiales y así, mantener vigilado a quien era considerado como "alguien problemático" por la organización.

El primero de ellos llegó a la iglesia de San Lucas Apóstol en un taxi desde el aeropuerto, tenía sus maletas en mano. Era un joven de veintidós años, de rasgos tanto árabes como americanos, medía 1,85 metros, sus ojos eran color miel, tenía el cabello negro era corto y peinado en forma de un copete, su piel era bronceada, su físico musculoso, pero sin llegar a ser tan robusto. Vestía una camisa negra mangas cortas debajo de una chaqueta deportiva negra con detalles negros en el cuello, además de un pantalón deportivo blanco y zapatos naranja.

—Bienvenido, agente Avdol, es un honor que haya aceptado nuestra invitación —dijo Juana López, saliendo de la iglesia para recibirlo con una sonrisa cálida.

—No hay problema, Miss López, siempre quise conocer esta parte del continente, además espero poder ser un gran líder para el equipo —dijo el joven, estrechando manos con ella—. ¿Mis compañeros ya han llegado?

—Solo uno de ellos, la que falta no debe tardar mucho en llegar —informó guiándolo hasta el interior de la iglesia.

Allí, le estaban esperando el Padre Sócrates Mendoza quien estaba parado en su pulpito con la Biblia y Rafael estaba sentado en la primera fila de los bancos, encorvado hacia adelante con la cabeza apoyada en la palma de las manos, su expresión era de un total desánimo y pereza.

As-salamu alaykum (La paz sea contigo), agente Avdol —saludó el Padre Mendoza.

Wa-alaikum as-salam (y contigo sea la paz), Padre Mendoza, gracias por invitarme, prometo estar a la altura de sus expectativas —dijo el joven de regreso, con una sonrisa. Se acercó al banco, ofreciéndole el puño a su nuevo compañero de forma amistosa—. ¿Cómo estás, brother? Soy Rugiero Avdol, gracias por querer trabajar conmigo.

—Gracias un coño —le respondió cruzándose de brazos.

Rugiero retiró su puño, sintiendo la hostilidad de Rafael, por lo que se sentó un poco lejos de él.

Ya veo, por eso dijeron que eran "problemático", pero está bien, nos haremos amigos con el tiempo —pensó Rugiero, mirando a Rafael de reojo con una sonrisa.

—Le advertí que no se llevarían bien —le susurró Juana al sacerdote.

—Dales tiempo, no todas las personas se llevan bien al inicio.

Las puertas de la iglesia se abrieron y los cuatro allí sintieron una presencia monstruosa y casi demoníaca, Rafael, quien no estaba acostumbrado a esa sensación empezó a tener dificultad para respirar.

"Joven amo, aumentaré su producción de Energía Kundalini levemente para protegerlo".

—Gracias Canserbero.

Esa presencia venía de una mujer que parecía de la misma edad de Rafael, sus ojos eran anaranjados y brillaban con intensidad, su piel era ligeramente bronceada, su cabello era negro y corto, en su rostro, cuello y pecho habían extrañas marcas negras en forma de símbolos ocultistas, su físico era notablemente atlético y curvilíneo, medía 1,78 metros. Llevaba una camisa blanca mangas cortas, debajo de una chaqueta de cuero negra, junto a pantalones de jean negros rasgados en la parte de las rodillas, junto a zapatos deportivos ya descoloridos.

—Srta. Miranda, me alegro que finalmente haya llegado, ¿Cómo estuvo su viaje desde Caracas hasta aquí? —preguntó el Padre Mendoza, con una sonrisa amistosa.

La chica no respondió y en un parpadeo, desapareció de su sitio, llegando hasta donde la secretaria del sacerdote.

¡Es rápida! —pensaron los tres hombres presentes, con asombro.

El asombro aumentó más cuando la chica le levantó la falda a Juana, únicamente para verle las bragas.

—¡Moradas! —exclamó para luego dejarla y sentarse al lado de Rafael, provocando que él se sienta nervioso.

—¡Ya la quiero fuera del equipo! —reclamó Juana, roja como tomate.

—¡Ujum ujum! Caballeros, les presento a su compañera, Luz Miranda, de Caracas, espero que se lleven bien los tres —anunció el sacerdote, tras aclararse la garganta.

También es venezolana y es muy linda —pensó Rafael, viéndole entre nervios y curiosidad.

"Joven amo, esta chica es bastante peculiar, nunca vi una humana como ella, o al manos algún humano que haya conservado su humanidad".

—¿A qué te refieres, Canserbero?

Esta chica... ¿siquiera es humana? Expulsa una cantidad de Miasma enorme —pensó Rugiero de forma analítica—. Está loca, pero me agrada, creo que podríamos ser buenos amigos.

—Ustedes dos, mamaguevos, si se les ocurre meterse en mi camino... los mataré, ¿oyeron? —declaró con una mirada sombría.

Rafael y Rugiero se tensaron, parecía estar hablando completamente en serio. De inmediato, el sacerdote llamó su atención aplaudiendo tres veces.

—Rugiero Avdol, Rafael Rodríguez y Luz Miranda, si están aquí reunidos es porque han sido seleccionados por su servidor, para formar un nuevo equipo aquí en Ciudad Bolívar —decretó el sacerdote, con una mirada seria. Su asistente le pasó una pizarra pequeña junto a un marcador negro, escribiendo allí—. De ahora en adelante se llamaran... ¡El Equipo Bohemio!

El silencio reinó en la iglesia, incluso la propia Juana tuvo que cubrirse la mitad del rostro con la mano por pena ajena, el único al que parecía gustarle ese nombre además del sacerdote, era Rugiero.

—Mejor no te hagas escritor, sacerdote de mierda —dijo Luz, con una mirada de desprecio.

—Aquí no se maldice —reprendió el sacerdote, recibiendo una mirada de desagrado de Luz—. Ustedes recibirán toda la información que necesiten de mi parte para cumplir sus misiones, el líder del equipo será Rugiero Avdol.

—No señor, aquí el líder seré yo —replicó Rafael, frunciendo el ceño—. Soy el único aquí que tiene un Arte Arcano, debería ser yo quien esté a cargo.

—Te ves fuerte, de eso no parece haber duda, pero sigues siendo un novato en esto de lo sobrenatural, sería mejor que me dejaras el liderazgo a mí por los momentos —dijo Rugiero, con tono tranquilo.

—¡Cállate árabe de mierda! El más fuerte aquí soy yo, yo soy el que tiene el Arte Arcano, solo yo podré ser el líder del equipo —exclamó Rafael, levantándose con violencia de su asiento e invocando sus guantes con garras—. Lo puedo demostrar aquí y ahora.

Nuevamente, la atención de los tres jóvenes fue dirigida hacia el sacerdote, quien aplaudió tres veces.

—Las peleas aquí están prohibidas, a no ser que sean en la sala de entrenamientos de la Sede, ¿entendido? —decretó con una mirada seria—. Si quieren demostrar por qué cada uno es merecedor de ser el líder, entonces resuélvanlo en un duelo, pero sin magia. El duelo será a puño limpio.

—De acuerdo, luego no se quejen si le termino jodiendo —dijo Rafael, con las manos en los bolsillos de su pantalón.

—Yo también estoy de acuerdo —dijo Rugiero, esbozando una pequeña sonrisa.

—Muy bien, síganme —indicó el sacerdote.

Cuando Luz se levantó de su asiento, el Padre Mendoza se acercó a ella para susurrarle al oído.

—Sé porqué decidiste venir a Ciudad Bolívar, todavía no estás lista —advirtió con una mirada severa.

Con una mirada demoníaca, Luz parecía haber invocado parcialmente una espada fantasmagórica que acercó hacia el cuello del sacerdote.

—No me digas lo que puedo hacer, estúpido sacerdote —dijo gruñendo de una forma similar a un perro—. Seré yo quien mate a esos trozos de mierda, a cada uno de ellos. No soy como ese chico que presume de una fuerza que no tiene, ¡yo sí tengo el poder! Un poder maldito que me permitirá cumplir mi venganza.

—Fufufu... ok, si piensas que eres tan fuerte, entonces presta atención al joven Avdol —mencionó el Padre Mendoza, entre risas ligeras para luego seguir su camino hasta la Sede—. Entre él y tú, hay una brecha de poder considerable, y el simple hecho de que puedas usar esas cosas, no significa que sepas cómo manejarlas.

Luz chasqueó la lengua con molestia ante esas palabras y siguió a su grupo.

https://youtu.be/MEVEjokn238

En la sala de entrenamiento de la Sede de Ciudad Bolívar de la Organización Lovecraft, el ring de combate estaba listo para el enfrentamiento entre Rafael y Rugiero, como había prometido el Padre Mendoza, aquel que ganara sería el líder del equipo. El sacerdote estaba sentado en un banco cercano junto a su secretaria, Juana y Luz Miranda.

Rafael ya estaba en el ring, haciendo algunos estiramientos. Rugiero entró a la sala después de unos minutos, vistiendo su uniforme de Aikido.

—¿Por qué tienes una falda puesta? —preguntó Rafael, con tono burlón.

—No es una falda, se llama hakama —replicó Rugiero sereno, poniéndose en posición—. Podemos empezar cuando gustes.

—Presta atención, Luz, estás a punto de ver porqué Rugiero es un prodigio al igual que tú —dijo el sacerdote, con una ligera sonrisa.

Rafael se acercó al chico moreno y le lanzó un golpe directo, pero parecía que se había detenido en el último momento a pocos centímetros de su rostro. El chico volvió a lanzar un gancho, el cual pasó a pocos centímetros del rostro de Rugiero, luego atacó con un uppercut que tampoco dio en el blanco, todo ese show absurdo hizo que Luz se irrite.

—¡Deja de jugar, pelea en serio! —gritó la berserker espadachín.

—No está jugando, Luz, simplemente no le acierta ningún golpe a Rugiero —explicó el Padre Mendoza.

Luz prestó mucha más atención y sus ojos se abrieron con asombro al ver como el chico con el copete esquivaba todos los ataques con un margen sumamente pequeño, generando así la ilusión de que los cortes se detienen a último momento o que simplemente no le están dando. 

—Precognición, una técnica de artes marciales, la cual le permite al usuario predecir, esquivar y contraatacar los siguientes movimientos de su oponente mediante el instinto y los sentidos —explicó el Padre Mendoza, con genuina admiración—. Si bien es una técnica bastante útil, también es bastante difícil de aprender. Actualmente dentro de la Organización Lovecraft, los dos mejores usuarios de la Precognición son Yamiko Kuroneko y Rugiero Avdol, respectivamente.

Cuando todos quisieron darse cuenta, Rugiero tomó a Rafael del brazo, lanzándolo por los aires y golpeándole la cabeza contra el suelo del ring. Todo le daba vueltas a Rafael, le costaba poner de pie nuevamente.

—No eres especial solo por poseer un Arte Arcano, eres afortunado eso sí, pero no eres especial y único —dijo Rugiero con tono calmado, pero con una mirada seria—. Aquellos que se creen los más fuertes, solo por tener una bendición genética, serán los primeros en caer por culpa del orgullo. "No le des vuelta la cara a la gente y no andes por la Tierra con arrogancia. Ciertamente Allah no ama a quien es presumido y engreído".

Rafael lanzó un grito de frustración y se lanzó en tacleada, pero Rugiero únicamente suspiró y en un parpadeo, le conectó un golpe de palma en todo el rostro que lo hizo girar en el aire tres veces antes de caer otra vez. Rafael respiró pesado y todo el rostro le dolía, era como si hubiera sido atropellado por un auto.

—Suficiente, Rugiero es el ganador de este encuentro y por lo tanto, es el líder del Equipo Bohemio —decretó el Padre Mendoza, divertido.

—¡Mierda! —exclamó Rafael, golpeando el suelo varias veces por la frustración, levantándose para encarar a Rugiero—. Esto no se quedará así, pendejo, voy a vencerte usando mi Arte Arcano a la próxima.

—Ok, siempre serás bienvenido para otro duelo, brother —replicó Rugiero, con una sonrisa amistosa.

Cuando Rugiero se bajó del ring, estaba cara a cara con Luz Miranda. La chica no se veía nada contenta, agarrándolo del cuello de su kimono.

—Esa actitud tan amable me molesta, ese presumido hijo de perra no se merece nada de compasión, aplastar su orgullo lo pondría en su lugar —dijo con el ceño fruncido.

Aikido, es el camino de la paz, yo no busco aplastar a nadie, solo enseñarles una lección mediante las artes marciales —declaró tranquilamente, mientras retiraba con gentileza la mano de Luz—. Veo que cargas una enorme ira en tu interior, ¿quieres hablar conmigo sobre eso? Creo que podría entenderte.

—¡No finjas entenderme! —exclamó con sus ojos demoníacos brillando—. No sabes nada de mí, Rugiero Avdol.

Rugiero suspiró, estaría a cargo de un equipo bastante difícil, ya que sus dos compañeros tenían algún problema entre ellos y con él.

—Bien, chicos, reúnanse —ordenó el Padre Mendoza, aplaudiendo tres veces. Cuando los tres chicos estuvieron enfrente de él, explicó su primera misión como equipo—. Se ha detectado actividad sospechosa en un edifico de la Calle Brasil, la Organización Lovecraft cree que puede ser compra y vente ilegal de objetos mágicos, por lo que quiero que investiguen y recuperen todos los artículos posibles. Otra cosa que tengan en cuenta, quiero que las bajas sean mínimas —decretó mirando a Luz—. Necesitamos a sospechosos vivos para poder interrogarlos y obtener más información de otro caso que estamos investigando —solo con una mirada, Luz pudo saber a qué se refería, por lo que una sonrisa siniestra apareció en su rostro—. Rafael, Luz, esperen afuera, necesito decirle algo importante a Rugiero.

Rafael rodó los ojos con desinterés y abandonó la sala, acompañado de Luz quien estaba ansiosa por poder salir y hacer la misión lo más rápido posible.

—¿Qué sucede, Padre? —preguntó arqueando una ceja.

—Hay algo que debes saber de Luz Miranda, solo para que lo tengas en cuenta.

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