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— ¿Si jefe? —  preguntó el castaño entrando a la oficina  —

— Necesito que investigues el caso del burdel con trata de menores, ya sabes, el Pink Palace — dijo el jefe dando una calada a su cigarro.

El castaño sólo asintió y tomó los papeles que le entregó el de bigotes para leerlos tranquilo en otra parte.

Cuando terminó de releer una y otra vez los expedientes, decidió subir a su auto personal e ir en busca de aquel famoso burdel.

Por lo que leyó, entre el famoso catálogo del local se encontraban más gogoboys que chicas en si.
El primero de los más famosos del lugar, figuraba un chico de 16 años, rubio, ojos celestes penetrantes y un rostro angelical, el nombre que usaba era "Sweety".
El segundo era otro chico rubio natural, ojos verdes y labios gruesos, 14 años, su nombre era "Teddy".
El tercero era un pelirrojo de 15 años y ojos oscuros, su nombre era "Tiger".
Y por último pero no menos importante, la estrella del Pink Palace que hacia temblar a todos los clientes con sus movimientos en el escenario, el persa de 15 años y cabello oscuro, algunos le apodaban "darling" y otros "Melina".

John manejaba por las calles de la gran Liverpool, admirando las luces de las calles de la ciudad nocturna.
Hasta que llegó a su destino y estacionó por ahí, un callejón oscuro con una puerta pintada de rosa claro.

Bajó de su auto y dió un leve golpe, llevaba otra ropa, no quería ser tan obvio con su uniforme de policía.

Esperó unos cuantos segundos hasta que vió como la puerta se abría por una chica rubia y de ojos verdes, esta se apartó para que pasara y eso hizo el contrario.

El lugar estaba algo lleno, todavía no era la hora salvaje de la noche. Algunos hombres ya se encontraban con algunas copas de alcohol de la mano y con compañeras/ros nocturnos a su lado, aunque había bastantes sentados en los sillones rosados alrededor del escenario con un caño en el medio.

El castaño decidió sentarse en uno de los rincones para mirar mejor el ambiente, pero cuando las luces se fueron apagando de a poco y la música iba bajando, dirigió su mirada al escenario.

Las luces cambiaron de un rosa a un rojo más intenso mientras un poco de humo salía por debajo.

◈

De pronto, una versión más lenta de "Gimme Gimme Gimme" comenzaba a sonar por todo el lugar junto con el sonido de unos tacones.
Luego de unos segundos, el persa salió al escenario en un conjunto de lencería negro y lentejuelas, sin olvidar sus tacones del mismo color y una boa rosa decorando su cuello.

El menor meneaba sus caderas provocativamente al ritmo de la música en lo que se acercaba al caño gris al final de la pasarela decorada con luces, John sólo mordía su labio inferior al ver al pelinegro moverse tan bien.

"Melina" se subió al caño de un solo salto y dió un par de vueltas, haciendo que los hombres de los sillones le tiraran billetes, dieran silbidos o aplaudieran como locos. Pero siempre se las ingeniaba para no sonreír y mostrar su sonrisa.

Se bajó del pedazo de metal y decidió mostrar un poco de más para calentar a sus espectadores y tener la noche asegurada. Luego de unos minutos más, la presentación terminó y el persa volvió a su camerino a tal vez dar otra función o recibir a un hombre.

Ese hombre sería un policía llamado John Deacon

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