Capítulo VII. Dreams Fade.
_los sueños pueden llegar a ser más peligrosos que la misma realidad_
-Michael-
Un golpe, el epicentro de todo.
Vaya manera de despertar.
Y vaya que no me esperaba ver quien me había despertado con un golpe en la cabeza.
Abrí los ojos lentamente, parpadee mientras me acostumbraba a la luz, aún así seguía viendo todo de un tono azulado, tal y como se ve todo cuando mantienes cerrados tus ojos durante más de quince minutos de forma prácticamente, inconsciente.
Azul.
Encontré en medio de azul, más azul.
Dos ojos azules me observaban con interés, y un odio repugnante en lo más profundo de estos.
Tarde un poco en asimilar si la estaba viendo a ella o si estaba equivocado.
Luego, después de unos segundos que en realidad, fueron minutos, identifiqué que en el centro de
su ojo izquierdo, había una marquilla roja, un óvalo.
Al igual que ella, la marquilla era de color rojo sangre, y también guardaba la misma oscuridad.
Igual de profundo.
Un pozo sin fondo.
Era Él.
Y era terriblemente parecido a ella.
Sus facciones eran idénticas, la forma de su nariz, una forma casi perfecta, era idéntica, incluso la forma de sus cejas era, literalmente, igual.
Mellizos tenían que ser.
Ah, y un detalle, tenian la misma, aterradora y fría mirada.
Me dediqué a analizar cuanto se parecían hasta que decidí quitar la mirada de su rostro y observé que estaba atado a algún objeto el cuál aún no sabía cuál era, desvié la vista hacia los lados y observé unas paredes blancas, por las líneas grises que habían en los azulejos de estas, supe que estaba en mi habitación.
Miré hacia los lados y descubrí que, de alguna forma, estaba atado a los pies de la cama, no le encontré lógica pero si encontré una imagen en mi mente.
Me sobresalte un poco al recordar lo que había visto en mi mente, no supe si había sido una visión, o un simple sueño desvanecido.
Aunque al estar atado a una cama, y tener en frente a una de las personas que más odio, y tener unas ganas tan tremendas de querer tirarlo por un balcón y aún así recibir la noticia de que sobrevivió para ir al hospital y matarlo, era mucho más importante para mí en ese momento.
Me resultaba horrible la idea de que fuera Él, precisamente Él, la persona que terminaría teniendo en frente.
En mi mente, los papeles ejercidos eran diferentes, se suponía que yo era el que tenía que tenerlo atado a él, no él a mi.
En fin, la hipotenusa.
Bien, ahora lo tenía en frente, me observaba aún, sin parpadear, apoyado en la punta de sus pies y sentado en sus talones.
Pasarían otros 3, 4, o tal vez 5 segundos, cuando parpadeo, lentamente, acomodó sus codos en sus rodillas y cruzó sus dedos.
Suspiró.
Levantó una ceja antes de preguntarme:
– ¿Por qué tan asustado, Michael?
Sonrió ladinamente.
¿Por qué tenían que ser casi iguales? ¿Por qué sus gestos eran iguales?
¿POR QUÉ DEMONIOS NO PODIA HABER ALGO DISTINTO?
No lo sabía.
Aunque en ese momento no me concentré en su gesto, me concentré en intentar reprimir el enojo que sentía al escucharlo hablar.
Su voz era casi igual a como la recordaba, con la diferencia de que había madurado un poco, aun así seguía siendo algo suave y medio-psicópata al igual que la de ella.
Y yo que estaba feliz de encontrar algo distinto.
Dato erróneo.
De igual forma, su voz se había vuelto un poco más ¿alta? En fin, no tengo tiempo de dar detalles.
Muy pronto te darás cuenta de que no miento cuando digo que son, iguales.
Me mordía la lengua para no soltar insultos tan subliminales que dejarían traumado a cualquier joven que no sepa lo que son, los insultos.
Supongo que entiendes.
No creo que haga falta describir con tanto detalle los insultos que quería lanzarle.
Claro.
También es difícil que logres imaginar algo de eso, es decir ¿cómo insulta un hombre a otro hombre?
Si no sabes la respuesta, ahí tienes un interrogante que responder.
Y si sabes la respuesta, créeme, sería igual de monótona e incrédula que siempre, la verdad, no llegaría ni siquiera a lo que estoy pensando, de eso estoy seguro.
Que egocentrismo.
¿Verdad que sí?
En fin, eso no importa, es costumbre mía perder el tiempo dando detalles que en verdad, ni siquiera a mi me importan, bueno, algunos si, pero la mayoría siguen en mi cabeza.
Como sea.
—No, la verdad no, plantear una de las miles de posibilidades de matarte me resulta más divertido.
Aún retorciendome por dentro del enojo que sentía, respondí.
Aunque algo había cambiado.
El enojo que sentía pasó de ser, enojo, a ser algo aún más tranquilo, algo similar a ello pero de una forma más retorcida y tranquila.
Y me resulta, familiar.
Si, a mi todo me resulta familiar, nada nuevo jajaja.
Y en ese momento, me pareció ridícula la respuesta que le di a su interrogante.
Lo extraño aquí fue el haber sentido aquello cuando había dado respuesta a su pregunta.
Aún así, la sensación era... Placentera.
Extraño pero cierto.
Sentia como mi mente se sumía en un deja vú aún consciente.
No tenía ni idea de como había descrito eso, solo lo hice y ya.
Inconscientemente, sonreí, a pesar de que no sabía cómo y por qué lo hacía.
Observé como sus ojos brillaron al ver como hacía ello, un brillo de fascinación, como si estuviera viendo la mejor escena de su película favorita.
Y yo seguía sin saber que, como y porque reaccionaba de esa manera.
Mi sonrisa pasó de ser abierta, a ser una simple sonrisa ampliada de boca cerrada.
Aún así, guardaba el mismo toque retorcido.
Vaya que soy repetitivo, menciono, hablo, digo, un montón de cosas que ya dije, usar una sola palabra para describir algo me resulta más fácil que describir todo lo que, puedo resumir fácilmente.
Psicópata.
La palabra que más usó, aún sigo sin entender por qué, no es como si fuera un retrasado mental o algo así (aunque en verdad eso es lo que la gente ve en mi) solo que, prefiero lo fácil ¿quien no?
Igual, no quiero que te aburras, me resulta fácil pensar que crees todo lo que te estoy diciendo, ahh, es placentero pensar en ello.
En fin, eso ahora no importa, lo que importa ahora es el como se supone que llegué aquí, que me pasó y lo más importante ¿que hago para liberarme? Eso es lo primero que quiero averiguar.
Aunque el estar pensando en que hacerle a él era mucho más importante para mí que cualquier cosa, es decir, quiero preguntarle de todo mientras lo mato, increíble descripción ¿no?
Definitivamente necesito averiguar si en verdad soy un retrasado mental o tengo problemas psiquiátricos.
Aunque ya habrá tiempo para eso después.
Cerré los ojos de un momento a otro, me detuve un momento a pensar, o a no se que porque en verdad que no estaba viendo nada más que color negro.
Inhale aire lentamente, dando paso a un sumiso pensamiento que, al igual que lo que estaba viendo, era una mancha, un fondo negro, totalmente negro.
Sentía como si hubiera alguien hablando al fondo de una habitación, emitiendo murmullos sin sentido, como un enfermo mental en un psiquiátrico.
Escuchaba un eco, una voz femenina, los murmullos... provenían de aquella figura que murmuraba cosas sin sentido.
Abrí mis ojos.
Y volví a hablar volviendo a mi semblante serio.
—hace mucho tiempo que no aparecías, ¿qué pasa? ¿Tienes miedo acaso de que le haga algo a tu preciada fotocopia o que?
Eso último lo dije sonriendo, definitivamente, una sonrisa de enfermo psicótico.
Él, en vez de molestarse, empezó a reírse, sus iris se veían más pequeños mientras se reía, una risa que aumentaba poco a poco de volumen a pesar de que no tenía un volumen vocal lo suficientemente alto como para impresionar a alguien.
Era una risa enferma, psicodélica, una risa que prometía tres cosas: Fantasias, el corazón de una joven ilusa, y una muerte segura.
La segunda promesa era en verdad, cierta, admitiendolo, su risa era "perfecta" ni muy alta, ni muy baja, una risa que cualquier tipa habría deseado oír mientras era masacrada.
Hablando en ese sentido.
¿Y para qué negarlo si es verdad?
—No, mira que no. Me da más miedo que quien creo que está aquí—señaló el piso– salga y me ataque.
Agachó la cabeza en busca de recuperar aire, reírse y haber hablado no debería de haberlo afectado pero me daba la impresión de que, algo malo pasaba con su respiración.
Probablemente asma, que se yo.
Volvió a levantar el rostro.
–Podría decirse que esto es una prueba más o menos psiquiátrica que se yo, y la verdad me estresa pero necesito confirmar mis sospechas.
Yo estaba estático, que yo supiera él no era de muchas palabras y que dijera algo como eso significaba algo:
Peligro... Riesgo... Enfermedad.
—Y respondiendo de manera certera a tu pregunta anterior, seré sincero— descruzo sus dedos y los dejo caer— no tengo ni idea de dónde pueda estar.
Sonrió.
Maldigo las leyes de Mendel, nadie merece parecerse tanto a alguien, tampoco merece ser un híbrido tan familiarizado conmigo. Ya después te explico a qué me refiero.
¿Si son esas leyes?
No me acuerdo, la verdad.
Continuando.
Me sentía... Como decirlo... ¿raro?
Así me siento la mayor parte del tiempo, aunque me siento más de esa manera cuando estoy comiendo o intento comer así que no cuenta.
...¿Nervioso? ¿Asustado? En parte si, yo no tenía la suficiente fuerza mental como para soportar que alguien me hablara de esa manera o el resistir situaciones que me pusieran en peligro de quiebre.
Más adelante te explico que significa eso, no es tan simple como parece.
—Bien—cruzó nuevamente los dedos —vamos a comprobar si— apuntó con su dedo índice justo en todo el centro de mi ojo derecho—ahí—giró su dedo y apuntó al mismo sitio solo que con mi ojo izquierdo—o ahí—pausó brevemente y luego dejo caer su brazo sobre su rodilla— hay algo escondido.
Se rió por lo bajo.
– Averiguarlo va a ser divertido.
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– Bien.
Se levantó y se dio la vuelta.
Caminó hacia la ventana y observó por la cortina.
A veces pienso que las personas que son mellizos pueden llegar a estar maldecidas, porque, hasta donde yo sé, la mayoría de veces los gemelos o los mellizos, están destinados a tener la misma estatura, la verdad no estoy seguro pero hasta el momento, esa teoría puede o no irse por un balcón.
Él no supera la estatura de ella.
La maldición de ser de baja estatura.
Maldición o no, la baja estatura tiene ventajas y desventajas (la segunda por mayoría)
Aunque pensándolo bien, no creo que sea tan malo, dicen que corres más rápido.
Yo corro y no llego al punto final cuando ya me quedo sin aire.
Bueeeno, tampoco es que yo sea tan alto.
Él llevaba una chaqueta delgada de color negro al igual que el resto de su vestimenta.La capucha apenas dejaba ver parte de su cabello.
El color de su cabello y el estilo que se llevaba era... wow.
No sé que estás pensando pero, sea lo que sea, hay que ser honestos, él era incluso más bonito que cualquiera de las personas que hubiera conocido.
Ajá, no se llama falta de autoestima, se llama realidad.
Puso sus manos en los bolsillos de su chaqueta.
Miró hacia el techo, e instintivamente, hice lo mismo, aún reflexionando quizás el que estaba observando. Nada, no vi absolutamente nada, así que bajé la mirada e intenté mover mis manos.
Fallo al hacerlo.
—No intentes soltarte porque no vas a poder.
Me miró y volvió a reírse por lo bajo.
Miró hacia varios lados y al parecer no encontró nada que le llamara la atención.
O al menos eso creía hasta que en sus ojos vi un destello de curiosidad.
Es muy fácil descifrar que esta pensando alguien cuando sonríe y le brillan los ojos al ver algo.
Ojos expresivos.
Se acercó caminando muy animadamente hacia la mesa de noche que no estaba muy lejos de donde yo me encontraba atado.
Revisó en los cajones y sentí como empezaron a carcomerme los nervios, de alguna y otra forma, me resultaba inquietante escucharlo reírse mientras buscaba algo ruidosamente en los cajones como un niño pequeño.
Escuché como paró.
También escuché el sonido de una hoja de papel.
Sí, tan nervioso estaba que hasta escuché como agarraba una simple hoja.
Cerró el cajón y caminó hasta estar frente a mi nuevamente. Se detuvo a ver nuevamente el papel que al parecer, tenía algo escrito, ya que observaba como se movían sus ojos de un lado al otro sin dejar de observar el papel.
Sus ojos adquirieron un color más oscuro, o ese era mi parecer, su mirada se tornó de algo incluso más sombrío que el color de sus ojos, y, de alguna u otra forma, se veía frialdad en su mirada, aún más frialdad que la antes presenciada.
Aún así aún conservaba cierto destello de diversión en sus ojos, cuando terminó de leer, parpadeo y por primera vez, pude ver maldad pura en sus ojos.
Juro que jamás había visto algo de esa magnitud en una sola mirada, y créeme que ya he visto miradas como esas más minimizadas en otras almas.
...
Se apoyó nuevamente en la punta de sus pies y me enseñó la nota, la nota estaba escrita con una bonita letra cursiva y unas pocas líneas, al parecer él había estado leyendo como mínimo la nota unas 10 veces.
Aunque había algo extraño en esa nota.
No era mi idioma, pero de alguna manera me parecía que la cursiva era bonita, legible, como si estuviera escrita en mi idioma y a la vez no.
—¿Reconoces la letra?
Preguntó él con un tono divertido.
Intenté leerla e incluso ladee la cabeza intentando buscarle forma a la letra, era simplemente como leer de repente una "e" y de un momento a otro ver una "R" con el efecto espejo o de un momento a otro leer un "6" junto a una "a" latina.
Complicado.
Así lo describía.
¿Qué decía la nota?
No pude descifrar las líneas, al menos, mi expresión debió de decirle todo porque dobló la hoja de papel y la mantuvo agarrada con su dedo índice y medio.
Sonrió por millonésima vez en la tarde ¿o acaso era de noche?
No era una sonrisa nada inocente, nada sana.
La letra para mi era conocida, muy conocida pero no conservaba recuerdos claros de donde la había visto.
—Bien, no reconoces la letra, así que tendré que optar por la opción número dos.
La idea de que hubieran más opciones hacia que me sintiera mareado, concentrarme tanto a veces genera un efecto negativo conmigo.
De una u otra forma, no quería que el siguiera intentando hacer quien sabe qué conmigo, actuaba de una manera muy extraña.
Aunque extraño dejo de ser todo para mí desde hace mucho tiempo. No es como si quisiera saber que iba a hacer, solo quería soltarme, recostarme y quedarme quieto toda la noche sin hacer un solo movimiento.
¿Dormir? No mi amigo, es lo que menos quiero hacer en estos momentos.
—Vamos a ver si lo que tengo aquí no te trae recuerdos.
Lo último lo dijo en un tono de voz más bajo, un tono que no ocultaba la diversión en él.
Llevó su mano izquierda hacia atrás de su capucha, y por el reflejo de la débil luz de luna (si, definitivamente era de noche) pude ver como se asomaba el filo de un arma cortopunzante.
Seria entonces, el momento en el que vi pasar mi vida frente a mis ojos.
Sentí pasar el filo por el frente de mis ojos y sería entonces, cuando empezó a balancearla poco a poco, despacio y lento.
Era una daga.
Por lo que podía ver, su empuñadura era delgada y terminaba con un orificio en la parte superior; un soporte, o algo así, y en este, estaba uno de sus dedos, ayudando a balancear esa cosa frente a mi vista. La daga era larga, aunque no mucho, superaba por poco el largo de un cuchillo.
La movió intencionalmente hacia la luz y pude ver detalles de la daga.
Parecía un cuchillo, si, con la diferencia de que la hoja era larga, plateada y con unos lindos detalles de color negro en forma de líneas, delgadas, muy delicadas.
Era puntuda, parecía un triángulo, con la diferencia del detalle de que, conservaba las esquinas superiores, puntudas, afiladas.
La empuñadura era lo más curioso, pues, como mencionaba, el soporte circular formaba parte de la misma empuñadura, negra, delgada, que indicaba solo una cosa.
Peligro.
—Te gusta ¿no es así?
Cabe mencionar que yo no pronunciaba palabra alguna, me dolía la cabeza, estaba desorientado y demasiado... Nervioso ¿aterrado?...
Bueno, hasta depronto.
Admitiendolo, si, me gustaba la daga, el diseño era muy lindo (el filo también, así que cállate)
Me reprendió mi propia mente.
Seguía sin entender cómo es que él parecía leerme la mente, pues pareció haber escuchado mi respuesta a pesar de que no dije nada. Me concentraba en tratar de pensar en las razones por las cuales valía la pena tenerme atado haciéndome preguntas.
Cuando al fin pude concentrarme y dejé de pensar en cualquier otra cosa, él, abrió la mano con la cuál balanceaba la daga y dejó caer sobre otro de sus dedos, una delicada cadena, era plateada y a simple vista se veía que era fina, delicada, tal vez estuviera hecha de plata o algo por el estilo.
Cuando pude verla bien, observé que de la cadena colgaba una linda luna blanca, había detalles más pequeños, pero no alcanzaba a verlos en ese momento; el colgante era pequeño, del tamaño justo, así parecía.
Manipuló la cadena moviendola de un lado a otro, pasaron segundos, y él, la dejó caer entre las hendiduras superiores de la daga, dejándola, perfectamente colgada sobre la hoja plateada.
El sonido que hizo el colgante al caer sobre la hoja fue mínimo, pero muy notable al estar en un completo silencio, un sonido metálico.
Plata contra acero.
Él dejó de mover la daga y la cambió de posición, dejando la punta en dirección a mi, la cadena cayó y quedó colgando nuevamente sin caerse de las hendiduras.
Fue entonces cuando empezó a balancearla, cuando se movía hacía la izquierda, quedaba contra la luz, y cuando se movía hacia la derecha, quedaba sumida en la oscuridad.
Era una linda luna.
Manchada de luz y oscuridad.
Balanceándose por la vida.
Llevando oscuridad a la luz...
Él movió la cabeza, dejando que la luz iluminara la pequeña luna; mi mente se nubló por completo, y volví a escuchar los murmullos que había escuchado antes.
Observaba la pequeña luna, mientras se movía como un péndulo, y mientras más la observaba, más reales y más fuerte escuchaba los murmullos.
Eran palabras sin sentido.
Un idioma diferente.
Una dulce voz femenina.
Se escuchaba por los pasillos de un psiquiátrico.
Deje de ver solo lo que mis ojos me permitían ver, y empecé a ver, más allá de mi propia vista.
Era un pasillo blanco, muy blanco, parecía un hospital, una joven mujer en una bata que llegaba hasta el suelo, (lo cuál, no tenía sentido) caminaba en mi dirección, sus cabellos rubios, meciendosen frente a su rostro cabizbajo mientras caminaba.
Mi vista era borrosa, apenas podía ver parte de lo que mi mente me mostraba.
Una vista distorsionada.
Hay que ver más que fondo para ver la realidad.
Observaba desde un punto en el cuál, podría deducir que estaba en el suelo, sentado, de rodillas, no puedo afirmarlo, pues ver más allá de tu propia mente implica tener un mayor entendimiento de tus capacidades.
Parpadeo la imagen, la mujer se acercó más a mi, moviéndose lentamente, su brazo se extendió en mi dirección, era una piel blanca, pálida, como si estuviera muerta, pero aún conservaba su color original, es decir, era un tono blanquecino, pero más oscuro.
Un tono "trigueño" por no decir más.
Me resultaba conocida aquella mujer, pero mientras más me esforzaba en intentar comprender si la conocía, un sentimiento desconocido de odio se acumulaba en lo más profundo se mi ser.
Su brazo estaba extendido, tal vez en busca de agarrar algo, intenté hablar, más no encontré mi voz, era como si, hubiera desaparecido, o como si, simplemente no tuviera escapatoria.
La imagen parpadeo nuevamente y esta vez, pude concentrarme en lo que estaba viendo.
Era la realidad, nada creado, como posiblemente lo era el ambiente que se recreaba en mi cabeza.
No es cierto.
Es una simple ilusión.
Esas palabras se repetían en mi cabeza 《Ilusión, Ilusión, I-lu-si-ón》era simplemente como si no quisiera creerlo; y es que, era así, tan simple, tan sencillo de entender.
Aunque, reflexionando, es posible que no lo fuera.
Mood: Reflexivo.
Él colgante se movía de un lado a otro aún, con la leve diferencia de que el movimiento no era nada acorde, temblaba, Él estaba temblando, y pude notar como tenía fija la vista sobre el colgante.
Fue entonces, cuando noté como sus labios temblaron, él, cerró los ojos fuertemente y movió la cabeza de un lado a otro; volvió a abrirlos, noté como soltó un quejido de dolor y (juro por mi vida que vi eso) de su ojo izquierdo, la marquilla roja que antes, era un óvalo, tomo figura de un círculo completo, no se veía rastro del fondo oscuro de aquel pozo, tan solo era un paisaje de azul y rojo, a diferencia de su ojo derecho, que seguía siendo el mismo paisaje sin fondo antes visto.
Agachó la mirada, por un momento pensé que dejaría de estar balanceando ese colgante que, de alguna u otra forma (ilusión o no) estaba haciendo que viera cosas que, no eran "normales" según mi diccionario de lo normal y lo extraño.
De golpe subió la mirada hacia la mía y, el mismo atisbo de psicopatía que había en los ojos de ella cuando estuvo corriendo detrás mío luego de que, descubriera que estaba haciendo en una noche cualquiera (fue hace poco ¿cierto?). Probablemente hubiera terminado muerto si no hubiera corrido.
Su aspecto denotaba que no era la misma persona de hace unos minutos, era como si, el cambio en sus ojos hubiera detonado algo oculto.
Nunca había visto algo parecido, y, justo en esos momentos comencé a rebuscar en mi cabeza si en verdad, estaba despierto, o si, era todo un simple sueño y ya, no, no era posible todo ello, estaba en un mundo en el cuál el realismo participaba activamente de la vida cotidiana, la fantasía no podía existir, a menos de querer jugar con tu propia mente.
Más adelante habrá más información sobre el tema, aunque, según yo, no deberías de saber más información sobre ello.
Aunque justo en ese momento, no estaba seguro de ello, me resultaba terriblemente imposible.
Hace rato te dije que no me parecía nada extraño esto, aunque, a decir verdad ¿no se te hacía extraño el que yo hablara y hablara sin parar como si esto fuera normal para mí? ¿En verdad no se te hacía extraño que yo diga, actúe o relate hechos que hice anteriormente y justo ahora se contradigan de una manera tan extraña y tan rara? ¿Creíste que era así de fácil?
Bueno, te felicito por creertelo.
La verdad es que tengo una terrible falta de estabilidad mental, con todo lo que me pasa me pongo a reflexionar sobre si esta bien o mal, mis tendencias agresivas se van al piso cuando me asusto o simplemente cuando me detengo a pensarlo dos veces.
Nada parecido a lo que te había dicho antes.
Recopilando algo que leí en algún lado.
No soy como antes ¿Por qué? Porque ya no es antes.
Me he concentrado tanto en encontrar a quien tengo en frente y por alguna razón no me he movido, osea, me quiero mover pero no puedo ni quiero.
¿Me entiendes?
Perfecto, ahora sabes que mis espectativas van arrastrándose por el suelo y que hay cosas que es mejor que no sepas.
Ni hoy, ni ahora, ni nunca.
Como el motivo por el cuál lo seguía, tal vez lo sepas o tal vez no, da igual, estamos tan centrados en ellos que no hemos pensado en nadie más ¿verdad?
Aún no estás listo para saber que estoy haciendo y para quien lo hago, aún no sabes que busco.
Aún falta para eso mi amigo.
Volviendo al tema.
Él miró mis ojos como si hubiera encontrado la mejor golosina en un supermercado, le brillaban sus dos ojos, que justo ahora, parecían sumidos en una heterocromia permanente y psicótica.
Una sonrisa torcida de posó en sus labios, y por alguna razón, supe que no era él quien me sonreía de esa forma.
Seguía temblando pero la cadena volvió al acordé con el que empezó, un balanceo lento, suave.
Él se reía mientras trataba de mantener bajo control el aire que inhalaba según mi parecer; se dejó de reír de repente, pero aún inhalando desesperadamente por aire pronunció dos palabras. La primera.
Кровь
Un idioma distinto, seguido del entendimiento que generó en mi cabeza, su acento se había vuelto algo profundo, sin embargo, conservaba su tono familiar.
Y burlón.
Aquella palabra me sonó como un "Crov" o un "grov" o tal vez un "grou" aún así sentía que había escuchado eso en algún lado. Aquella palabra no generó ningún efecto en mi hasta que la repitió, acompañándola con otra palabra que sería la pieza faltante del puzle que había en mi cabeza:
Кровь ... смерть...
Era eso... era lo que tanto estaba intentando recordar, dos palabras simples, no tan difíciles de recordar, una vez alguien me las dijo, y eso fue lo único faltante para formar esa parte del puzle y acentuar por completo el odio repugnante que había en mi interior.
Un odio hacia alguien en especial.
Las imágenes se enfocaron por completo justo cuando la mujer de los cabellos rubios que había visto anteriormente estaba a punto de tocarme la cara.
Me repudia el contacto físico en su mayoría, aunque a veces, me limito a dar suaves muestras de afecto cuando me lo permito, de resto no es que me guste mucho que me toquen.
Movi mi mano y agarré la muñeca de aquella mujer, quien tenía los ojos vendados, ahora que la veía bien, parecía muerta en todo el sentido se la palabra, no terminaba de sorprenderme.
Su cabello era lacio y se veía frágil, roto en gran parte y aún así conservaba una belleza pulcra.
La mujer de los cabellos rotos y la piel muerta.
Los labios de la mujer se curvaron en una dulce sonrisa, una que llegué a odiar, tuve la tentación de torcer la muñeca que sostenía pero me contuve.
No era ni justo, ni necesario en esos momentos.
Aún así movi con una gentileza fingida mis dedos sobre la palma de la mujer y los pasé por su muñeca.
Quería lastimarla, así como quería ver hasta donde llegaba mi odio.
La solté, e intenté levantarme, fue difícil, pero lo logré.
La mujer acarició su muñeca, tal vez buscando que podría haberle hecho, acarició con su mano las coyunturas de su muñeca, lento y delicado, un movimiento sutil, un movimiento que me estresaba.
La comisura de sus labios volvió a curvarse en una sonrisa nuevamente, una siniestra sonrisa contraria a la anterior.
Me temblaban las piernas, como si algo no me dejara mantenerme en pie o como si algo me avisara la necesidad de moverme.
Miré hacia atrás, tal vez en busca de un lugar, o tan solo un pasillo por el cual podría correr; no sabía por qué, mentalmente, no me quería mover de allí, aunque, empecé a dudarlo, la ansiedad me estaba matando, en todo el sentido de la palabra.
Corría por el pasillo que había estado mirando, necesitaba esconderme, porque, de alguna u otra manera esa mujer quería hacer algo más conmigo, y no precisamente hablar.
Tuve entonces que optar por el método de escondite 1.0; el armario.
Yo dejé de esconderme debajo de la cama por alguna razón que no te importa.
Entonces en vez de ser 1.0 pasaría a ser el escondite 2.0
Aún así sentía que caminaba y que el piso flotaba bajo mis pies, una sensación nada cómoda, pues sentía que me iba a caer en cualquier momento.
Exacto, pasó así, corría apunto de terminar el pasillo en una puerta con dos ventanas rectangulares en la parte superior cubiertas de plástico, en la puerta rezaba un letrero de "Solo paso a personal autorizado"
En el fondo, más allá de las ventanas de plástico, se veían infinidades de estantes, cajas, cualquier cosa parecida a un armario, que, posiblemente me ayudara a concentrarme en esconderme donde no me encontrara aquella mujer. La puerta se veía fácil de abrir, aunque pensaba seriamente en averiguar lo contrario o, abrir la puerta sin detenerme.
¿Y yo desde cuándo no estoy autorizado a correr por donde quiera?
Pensé mientras pensaba abrir la puerta de golpe con mis brazos.
Fue entonces cuando sintió.
La fuerza se fue, el cuerpo cayó.
El gato, cazó al ratón.
Empujé la puerta, pero mis brazos dolieron, empujé, una y otra vez, y las puertas no se movieron.
Me giré hacia atrás.
Solté un grito ahogado cuando sentí sus brazos sobre mis hombros y el impacto doloroso de la puerta contra mis costillas.
La venda seguía sobre sus ojos, y aún así, parecía poder ver perfectamente, como si la venda, fuera solo un adorno, o una simple burla para mi cabeza.
Sentí como la mujer me soltó y caí en dirección hacia el piso, era bastante adrenalina sentir como las puertas se abrían e iba incluso más rápido de espaldas.
La misma sensación del desmayo.
Con la leve diferencia de que mis pies no estaban sobre el suelo.
El golpe en mi espalda no fue muy acogedor para mis huesos; sentí como se rompió algo, tal vez haya sido solo el impacto, nada fuerte, una dislocación algo parecido.
Aquí estoy, narrandolo tan tranquilamente, en ese momento, estaba pensando que mis huesos se habían fracturado horriblemente y solo soltaba quejidos adoloridos que sonaban más como gritos.
Intenté moverme, no podía.
Hasta allí llegó el juego.
Observaba el techo de aquella habitación, ventanas, no había nada más que color blanco más allá de estas, el ambiente se mantenía en una luz intermitente, fue entonces cuando las luces brillaron aún más, dando la gran impresión de que, si era un sueño lo que había frente a mis ojos.
La luz no me dejaba ver casi nada, era, demasiada luz, demasiado blanco a mi alrededor.
Por primera vez, quería volver a ver lo oscuro, algo negro, dejar de ver por un momento; Pensaba en ello como si quisiera traerlo a mi, como si en verdad lo necesitara.
Más que pensar solamente en mi por un momento, era fundamental para mi centrarme en la mujer, que posiblemente estaba frente a mi, observando como no podía moverme.
El sentimiento de querer moverme sin que nadie me viera, realmente estaba empezando a llamarme más la atención, era normal el querer sentirlo, pero era totalmente nuevo el querer que nadie me viera, para cumplir un objetivo. Algo, que nadie más debía saber.
¿Nuevo? No lo creo.
Me reprochaba mi cabeza.
Aparte ese pensamiento y cerré mis ojos, así, confirmé que eso podía en realidad ser solo un sueño, aunque las sensaciones no dejaban de ser extremadamente reales.
No podía ser real, ya no es antes, es ahora.
—¿Presente? ¿Pasado? O ¿futuro? ¿Cuál te es más conveniente?
No fue mi cabeza la que me reprendió, era la voz femenina de los murmullos, la mujer, de los cabellos rotos; abrí los ojos, estaba de pie, aún me dolía el cuerpo, como si el impacto hubiera sido aún más reciente de lo que me imaginaba.
Estaba mirando al suelo, el blanco presente en el, decidí no levantar el rostro aún, no cuando me contradecía tanto mentalmente a mi mismo.
—te exiges mucho a ti mismo.
Su voz me sacó de mis pensamientos.
El enojó empezó a acumularse mientras escuchaba su voz.
Su suave y dulce voz, la cuál, una vez escuché.
La misma que puede llegar a manipular.
Esta vez si fui yo el que se reprendió.
—Eres muy rencoroso, no mereces esto.
Esta vez levanté el rostro y le grité que se callara.
Su rostro era igual a como lo recordaba, pero la venda seguía cubriendo sus ojos. Soltó una risa siniestra y en voz baja.
—Testarudo, siempre has sido testarudo ¿qué no pensabas cambiar?
Su voz me irritó tanto que, en cuanto supe que podía moverme, intenté lanzarme sobre ella, me irritaba y quería verla:
Muerta.
—Amo ese odio, las ganas de querer verme muerta, siempre amé esa actitud, ese detonante, aunque, ¿nunca pensaste que en verdad estaba muerta?
Dijo antes de desaparecer de mi vista hacia el frente y evitarme, haciendo que me cayera de bruces, contra el piso. Nuevamente.
Sentí peso sobre mi espalda, el dolor que había allí me hizo soltar un quejido de dolor algo fuerte, más parecido a un grito. A pesar de que solo había un paisaje blanco, ya no estaba en el aparente hospital.
Ahora todo eran paredes y estructuras sin fin de color blanco.
Como un espacio amplio y a la vez reducido de solo luz blanca que solo hacía que me doliera la cabeza.
No podía ver nada en medio de tanto blanco, aún así, parecía poder verlo todo.
Estar ciego mientras sigues viendo.
Veía la misma mujer, con un pie sobre mi espalda, no tenía zapatos pero su pisada era de haber tenido un calzado horrible, tacones por ejemplo.
Genial.
Pensé, era irónico el ver como yo era tan vulnerable en ese espacio ¿una ilusión? O ¿era real? Era como si ella estuviera manipulando todo, mi vida se volvió una ruleta después de haberme propuesto a mi mismo, un nuevo pasatiempo.
《Vamos a jugar un juego... te aseguro que será divertido》
Recordé esas palabras, esto era un juego, pero... ¿Para quién era divertido? Empecé a oír sonidos que irrumpieron mis pensamientos, imágenes se reproducían rápidamente en mi cabeza, como si estuvieran escogiendo quien se detendría y empezaría a atormentar la cabeza.
<<veía desde un punto inferior la tortura de un cuerpo, cadenas lo rodeaban, sus brazos eran levantados con fuerza hacia arriba, las cadenas ejerciendo presión sobre su piel cubierta de nieve sucia. Un lindo vestido color celeste, roto, sucio y ensangrentado, la primera impresión que tuve, fue, que era un cadáver lo que tenía en frente.
《Nadie puede sobrevivir en esas condiciones》
Me reprochaba a mi mismo, mi conciencia gritaba, alegando que el cuerpo no estaba muerto, al final, tuvo razón.
El cuerpo no estaba muerto, pues intentó levantarse luego de que hubiera caído al suelo.
Pero ¿quién lo había dejado caer?
<<¿Quien dejaría morir una linda ave enjaulada?>>
Una voz me respondió, fue, cuando pude observar más allá de la oscuridad de aquella cueva, un aparente desagüe, con la diferencia de que no había agua, tan solo la infinita suciedad y la nieve rodeando cada estructura presente en aquel paisaje.
Había un hombre, quien sujetaba las cadenas, era alto, muy alto, sus cabellos eran de un pálido grisáceo, como si sus color hubiera sido un rubio claro, y este, hubiera perdido su color, sus ojos eran de un color similar al de su cabello, un tono grisáceo, pero de tonalidad más oscura, muy oscura.
Sus facciones eran las de un joven, aparentaba entre 16 y 28 años y desde luego, una sonrisa psicodélica se posaba en sus labios. La mujer temblaba, no era como si pudiera moverse de a mucho, al igual que yo.
No podía ver su rostro, su cabeza estaba cubierta con una linda tela del mismo color del vestido.
El hombre pasó una de sus manos por su rostro cubierto por la tela, una caricia gentil, que sólo aguardaba el término de su vida, aunque, por alguna razón mi conciencia parecía hablar por sí sola.
<<Una linda ave permanece enjaulada, es libre y a su vez prisionera>>
Habló el hombre.
Yo observaba desde el suelo, el hombre extendió sus brazos a los lados, haciendo que la mujer hiciera el mismo movimiento, el hombre se agachó y soltó una de las cadenas para luego pasarla a su otra mano.
Un brazo caído, un brazo levantado.
<<El dulce paisaje de un ave rota>>
Se levantó sosteniendo las cadenas con una sola mano y miró a la joven con arrogancia, no es como si me hubiera estresado, no es que hubiera estado muy consciente en ese momento.
Los brazos de la joven se levantaron y a su vez seguían colgando de las cadenas, era muy real la visión de un ave lastimada.
<<mírala, la dejé ir y ahora vuelve a mí, una dulce dominante en mis brazos>>
El hombre seguía hablando, refiriéndose a la jóven como un ave que no podía volar.
Entonces el hombre clavó su mirada en mí y habló.
<< Yo de ti tendría cuidado, no todo es lo que parece ... >>
Pausó, se arrodilló detrás de la joven extendiendo los brazos al igual que ella, por un momento soltó una de las cadenas, y echó hacia atrás la cabeza de la joven y su cuello hacia un lado, dejando al descubierto su cuello, lo agarró por la parte de atrás y mantuvo quieta la cabeza de la joven, que insistía en que su cabeza siguiera colgando en el vacío.
El hombre acercó su boca a su cuello y lo besó, cerrando sus ojos antes de mover su lengua sobre este hasta llegar al lóbulo de su oreja, se detuvo por un momento y abrió nuevamente sus ojos clavando su mirada en mí antes de continuar hablando.
<<engañarse no dura mucho tiempo Michael...>>
Cerró sus ojos e hizo el mismo recorrido anterior por el cuello de la joven y volvió a hablar.
<<pero a veces es mejor dejarse llevar por las circunstancias>>
Dijo antes de cerrar sus ojos y apoyar su mano en la cabeza de la joven, jugando con la tela.
<<descubre los límites, enfrenta tu conciencia, descubre hasta dónde puedes bloquearla >>
De nuevo esa psicodélica sonrisa se posó en sus labios antes de que moviera la tela y dejara al descubierto el rostro de la joven.
No pude verlo, pues había vuelto a la aparente realidad, el mismo dolor y dos opciones frente a mí.
Escoge bien Michael, aún tienes dos opciones, cuidado con lo que eliges, pues será ...
Mi destino.
Terminé por ella.
Había evitado esto, ahora era una realidad.
Me sentí agotado, entonces, solo me dejé caer, quedándome sumido en mis propios pensamientos, un sueño en una ilusión, o, un sueño en mi propia mente.
Porque, a decir verdad ya no sabia que decir sobre lo que me pasaba.
¿Adónde quieres llegar? Los sueños se desvanecen... ¿adónde quieres llegar? ¿A el mundo soñado? O, a una ¿ilusión fragmentada?
Su voz retumbó en mi cabeza, y sentí como empecé a calmarme, como pude quedarme dormido, era el revés de la situación, donde el odio podía convertirse en aprecio, un aprecio enfermizo que hace que te quedes ciego... hasta encontrar una salida.
Por el momento quería quedarme enfermo, disfrutar un momento de mi enfermedad antes de tomar una decisión.
《Los sueños se desvanecen...》
¿el mundo soñado o una ilusión fragmentada?
El punto de quiebre.
~...Llevando luz a la oscuridad.~
《Descubre hasta dónde puedes bloquearla...》
Fue así como escuché su voz nuevamente antes de quedar sumido en un sueño del cuál, deseaba con todas mis fuerzas, no despertar.
《удачи, майкл, мы оба знаем, что это ненадолго》
Y, de alguna manera, entendí a la perfección eso.
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удачи, майкл, мы оба знаем, что это ненадолго _ Buena suerte Michael, ambos sabemos que no durará.
Кровь: Sangre.
смерть: muerte.
Nota de la autora:
Uh... tuvo largo esto, ya me perdí.
Volvi de las sombras, un capitulo largo para recompensar mi pérdida.
Recuerden:
_La vida es más dulce si tienes algo en que ocuparla_
¿?
... comentarios?
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