Cita a ciegas y trafico de órganos.
¡Hola mis bonitos lectores! Primero hago mi espacio publicitario, esta persona clxud_bxtch_ tiene un omegaverse que ha hecho de mis días más felices y merece todo el amor del mundo, aunque no es mucho, este capítulo va para ti.
La gente que ya ha tenido la desgracia de leerme en "Fly boy in the sky" o "Dear future husband" Ya esta familiarizada con lo estúpido que puede ser mi sentido del humor así que ver a nuevos lectores en esto me dio mucha vergüenza, perdonen de antemano, la autora puede ser muy ridícula pero lo hace todo con amor. Muchas gracias por leer, no se asusten con los promps.
¡Espero que les guste!
El fin del mundo llegó para el pequeño Jade Callenreese.
—¿Qué fue lo que dijiste? —Sus ojos se abrieron de par en par, el libro que estaba sosteniendo se cayó contra el suelo, el rollo de primavera en su boca se desmoronó hacia las fauces de Buddy.
—Que Eiji irá a una cita a ciegas. —Su tío Shorter lo mencionó con tanta naturalidad, como si estuviese hablando del clima, él solo siguió tragándose los bocadillos sin masticar mientras jugaba un videojuego.
—Creo que te escuché mal otra vez. —Jade se trató de relajar en el sillón, sin embargo, no le podía importar menos lo que pasaba en GTA. ¡Es que no podía ser verdad!—. ¿Una cita a ciegas? ¿Eiji Okumura? ¿Mi futura mamá? —El moreno pausó la consola.
—Lo escuché hablar por teléfono, parecía bastante sospechoso con el asunto. —El terror deformó la inocencia de esas facciones—. Lucía como todo un secreto. —El ex-pandillero no estaba tratando de espiar, sin embargo, el japonés hablaba demasiado fuerte y él era chismoso.
—¡Estás equivocado! Mis padres están enamorados. ¡Ambos babean por el otro! —Sus puños se tensaron contra sus rodillas, sus mejillas se inflaron—. ¡El otro día papá quemó el desayuno por quedársele viendo como menso mientras editaba fotografías! —La carcajada de su tío retumbó por toda la ciudad.
—Esos dos se mueren por coger.
—¿Qué es coger?
—Mierda. —Ash lo mataría cuando se enterase que era una pésima influencia para su pequeña adoración—. Verás, cuando dos adultos se quieren ellos sienten deseos por compartir una cama y darse mucho cariñito bajo las sábanas.
—¿Cuántos billetes le tiene que dar papá a mamá para coger? —El más joven rebuscó en los bolsillos de su jardinera antes de extenderle algunos centavos—. ¿Con esto le alcanza? —El moreno se atragantó con los restos de su rollito primavera al escuchar tan sucia pregunta provenir de una carita tan angelical.
—¡¿De dónde aprendiste eso?!
—Tu juego. —Shorter Wong entró en pánico apenas intuyó que un videojuego repleto de prostitutas, carreras de auto y corrupción no era lo más apropiado para un niño. Pero no era su culpa, el vendedor le dijo que era apto para todas las edades.
—Joder... —Él se abofeteó mentalmente, su mejor amigo definitivamente lo mataría o siempre podía culpar a Griffin por esas malas palabras—. Te lo explicaré de nuevo pero puede ser algo difícil de digerir. —Jade apretó con fuerza los párpados antes de asentir energéticamente.
—Mi papá dice que tengo un IQ sobre el promedio, puedo con eso. —Digno cachorro del lince de Nueva York. Shorter se acomodó frente al infante en el sofá, él tomó aire antes de continuar.
—Cuando una florcita y una abejita están enamoradas, la abejita quiere intimar más para descargar todo su amor así que va a polinizar a la florcita con su aguijón durante una noche de pasión. —El rubio alzó una ceja, indignado—. Eso es básicamente lo que Ash quiere hacer con Eiji.
—¿Polinizarlo? —El moreno asintió, orgulloso por su explicación, tal vez debió haber sido maestro infantil en lugar de chef.
—Aunque si la cita a ciegas le sale bien puede que alguien más lo polinice. —Jade palideció.
—¿A-Alguien que no sea papá? —Esos grandes ojos verdes se llenaron de lágrimas, la boca le tembló.
—Sino tienen cuidado incluso puede acabar siendo la mamá de alguien más. —El llanto escurrió hacia el mentón del más joven de manera desconsolada, la pena le quebró la garganta—. ¡No! ¡No! ¡No quise decir eso! —Ahora entendía por qué Nadia jamás lo dejaba con sus sobrinos.
—¡Papá! —Como si fuese un depredador al acecho el aludido llegó a la escena agitado, su hijo era su nervio sensible, dejar una conferencia a medias con el presidente carecía de importancia.
—¿Qué le hiciste? —Él lo alzó entre sus brazos, Jade se encogió contra el pecho de su progenitor, sintiéndose demasiado pequeño para el mundo real.
—Solo estábamos hablando de la escuela. —Él tragó duro, apagando la televisión antes de que Ash se percatase del juego y pudiese cometer un crimen pasional.
—¡Eiji irá a una cita a ciegas! ¡Hay que detenerlo! —La verdad le cayó como un balde de agua fría.
—¿Q-Qué? —El corazón se le ancló, las entrañas se le revolvieron, el sudor le escurrió como ácido por la piel—. ¿Es verdad? —Contemplar semejante fragilidad en tan imponente hombre fue un estrago. Su mejor amigo solo ponía esa clase de expresión cuando se trataba del japonés. Era obvia la debilidad.
—Fue lo que escuché, lo siento. —La tráquea se le cerró.
—Vas a hacer algo, ¿verdad, papá? —Él sonrió, derrotado, sabiendo que no era nadie para impedirle la felicidad al moreno.
—No. —Le alegraba que él quisiese conocer a su persona especial—. Estoy contento por él.
Aunque los años de terapia lo habían ayudado a cicatrizar él todavía se profesaba como un trapo sucio. A veces las memorias llegaban de golpe, él podía recordar escenas con una escalofriante vividez, el diseño del cuarto donde lo forzaron a prostituirse, el olor a semen entremezclado con el perfume del cliente, los jadeos contra su oreja. En otros solo era capaz de percibir su propio terror o un insoportable dolor en los huesos. Él sabía que era mucho más que esa etiqueta, él no era una víctima, se había convertido en quien necesitó, pero aún así, todo era diferente cuando se trataba de Eiji Okumura porque su misma existencia cobraba otro significado bajo tan inefable lazo.
¿Podía culpar al moreno por buscar a alguien mejor cuando él tenía un historial de un millón de hombres?
No.
—Pero papá... —Ni siquiera sabía si era capaz de llevar una vida romántica o sexual normal, nunca lo intentó, ser amigos estaría bien, no lo arrinconaría cuando él encarnaba la libertad.
Aunque lo matase por dentro.
Aunque le rompiese el corazón.
Él no tenía derecho.
—Tengo que ir a terminar la conferencia. —Pero ni siquiera bajó a Jade cuando dejó la habitación. El infante contuvo el aliento, él podría jurar que algunas lágrimas se acribillaron en esos ojos verdes, él lo abrazó.
¿Por qué los adultos se complicaban tanto? ¿Qué les gustaba sufrir?
Jade era un niño perspicaz, sabía que no debía preguntar mucho por el pasado de su papá o una expresión descorazonada lo recibiría, la única información que tenía de su mamá era que había fallecido durante el parto y que lo amó aun sin conocerlo. Si era tan protector debía tener sus razones, sin embargo, le frustraba. Una vez él quiso consolar a su padre luego de una pesadilla, él se levantó de su cama dispuesto a salvarlo de los monstruos solo para quedar paralizado, el pequeño jamás olvidaría la ternura con la que el japonés lo estaba abrazando cuando él llegó. Los labios del fotógrafo se llevaron la pena para colorear dulzura, él lo sostuvo como si fuese lo más valioso del universo y apenas lo vio husmeando lo invitó a unirse a semejante calidez. Ahí supo que sí tenía una madre.
¿Por qué su papá era tan estúpido como para dejarlo ir? ¿Qué no veía lo mucho que se amaban?
—No seas tan duro con Aslan. —Su tío Griffin era demasiado comprensivo con el nombrado—. Ha tenido una vida difícil. —Él lo arropó antes de acomodar a su peluche de Nori Nori favorito a su lado, sin embargo, él no tenía sueño.
—Pero ambos se gustan...
—Lo sé. —El más alto trató de ordenar esa matita rubia solo para acabar con mechones parados contra la almohada—. Pero le cuesta sacar sus sentimientos, más cuando se trata de Eiji. —Ese puchero molesto lo hizo reír. A pesar de las tormentas, Ash Lynx era un padre excepcional, un ser humano tan valioso que le parecía irreal.
—¿Los profesores nunca le enseñaron cómo hacerlo? Mi maestra nos ayudó a hacer tarjetas para escribir nuestros sentimientos difíciles. —La culpa de haberlo abandonado era despiadada, sus yemas se contrajeron contra las mantas, él enfocó su atención en el peluche.
—Él no terminó la escuela... —El más joven tuvo que parpadear diez veces antes de comprender esas palabras—. Él estaba haciendo cosas muy diferentes a tu edad porque yo no pude protegerlo. —Jade se sentó en la cama.
—¿Tú tampoco fuiste? —Griffin ladeó la cabeza, confundido—. Porque eres terrible sacando tus emociones, si te duele acá. —Él le golpeó el pecho—. Deberías decirle. —Él carcajeó, claro que su sobrino era un sabelotodo, eso le encantaba.
—Tienes razón, campeón. —Él le revolvió el cabello, con suavidad.
—Claro que la tengo, soy el mejor de mi clase. —Como si fuese un gatito mimoso él se dejó acariciar.
—Ojalá tú pudieses sacarle a tu padre sus sentimientos para que los expresase, eso sería mucho más fácil.
—¡Eso es! —El más joven abrazó a Nori Nori, emocionado—. ¡Ya sé cómo arreglaré esto!
—¿Cómo? —Ese verde sagaz fue un contraste violento con la oscuridad bajo la bruma de la curiosidad.
—¡Seré traficante de órganos! ¡Como en el juego de Shorter! —Alguien no volvería a poner un pie en esa casa.
El plan era infalible.
Segundo paso del manual para un papá soltero: Tráfico de órganos.
Lo único que tenía que hacer era tomar el corazón de su papá para dárselo al japonés, una tarjeta fue su primera opción. Recordando las instrucciones de su maestra él buscó una gigantesca cartulina para decorarla, como le gustaba el verde por los ojos de su progenitor ese fue el que seleccionó, sin embargo, sus dibujos de Nori Nori fueron macabros. Segundo intento, él buscó un tutorial en YouTube para hacer alguna ficha en tercera dimensión, al no tener cera él metió un montón de jabón en barra al microondas para derretirlo, el caos fue inminente, la pestilencia a lavanda quemada cuando abrió la compuerta lo hizo entrar en pánico, una grotesca capa de espuma cayó hacia el suelo, ni siquiera Buddy se la quiso comer. Tercer intento, él trató de decorar al Golden Retriever con corazones pero este no se dejó, al final Jade acabó empapado de pintura y brillantina en medio de la sala, cansado de sus constantes fallos él se limitó a arrancar una hoja de su cuaderno y escribir una simple frase. ¡Al diablo! La carta parecía de preescolar, su padre carecía de habilidades artísticas así que le iba como anillo al dedo.
Luego de hackear la agenda electrónica del japonés él se las arregló para arrastrar al americano al centro comercial con la excusa de necesitar libros para sus clases. Apenas ese rompehogares contemplase la legendaria belleza del lince de Nueva York huiría despavorido, luego cumpliría su rol como traficante de órganos y le entregaría el corazón de su padre al fotógrafo y esos dos finalmente se casarían. Perfecto, ¿verdad?
—Si necesitas un diccionario, ¿por qué estamos en las cafeterías? —El infante le restó importancia al interrogatorio, él se dedicó a buscar el nombre del local anotado en la agenda del moreno entre los imponentes letreros de neón.
—Es para una clase cultural. —Pero no era su culpa, si Eiji no quisiese que se enterase no usaría «Jade Callenreese» como clave.
—¿Sigues enfadado por el asunto de la cita? —El agarre se tensó, aunque su hijo bajó el mentón él pudo vislumbrar un puchero asomarse entre sus labios.
—No... —Aslan sonrió, él no sabía si semejante transparencia era por la influencia del japonés o era propia de la inocencia—. Estoy bien.
—Jade. —Sus pasos se detuvieron en medio del pasillo, él se agachó para quedar a la altura de su hijo—. Entiendo que no te quieras separar de él, yo tampoco quiero, pero si escoge encontrar la felicidad con otra persona lo debemos respetar.
—¡No quiero hacer eso! —El infante lo trató de empujar, no obstante, él lo abrazó con fuerza—. Él es parte de mi familia, no quiero que me lo roben...¡No es justo! —Ash retiró aquel rebelde flequillo antes de besarle la frente.
—Nadie te puede quitar el lugar que usas en el corazón de Eiji. —La boca se le secó—. Eres especial para él.
—Tú también eres especial para él. —Su tío tenía razón, sería mucho más fácil si pudiese arrancarle los sentimientos a su padre para mostrárselos al fotógrafo como esa hoja de arce que encontró ayer—. Papá... —El nombrado asintió, sus manitos se crisparon contra su jardinera.
—¿Si? —Era extraña la manera en que él lo miraba, era similar a cuando vislumbraba al japonés, cálida e incondicional, la ternura en esos jades era desmesurada, sin embargo, era completamente diferente.
—Yo... —Sus palabras perecieron cuando reconoció el nombre del local—. ¡Ahí es! —Él arrastró al lince de Nueva York al negocio.
La imagen fue terrible.
Jade Callenreese se había imaginado una infinidad de escenarios mentales acerca de esa cita a ciegas, sin embargo, él jamás esperó que su futura mamá se encontrase con una mujer. ¡No podía ser verdad! Eso era demasiado heterosexual para sus ojos. La mueca de desagrado fue inminente. La chica era hermosa, hasta él sintió el rubor agolparse en sus mejillas, no obstante, eso no le importó. El mismísimo Shorter Wong, autoproclamado el caballero de las damiselas, decía que la belleza de su padre era capaz de voltear a cualquiera, luego de tantos coqueteos descarados, caricias e incluso besos esos dos no podían ser solo amigos.
—¡No puedes llevártelo! —Como si fuese un gatito celoso él enrolló sus brazos alrededor del azabache—. ¡No puedes quitarme a mi mamá! —El escándalo fue lo suficientemente llamativo para captar la atención de los demás comensales.
—¿Jade? —El nombrado hundió su rostro en el vientre de Eiji, aterrado—. ¿Ash? ¿Qué están haciendo aquí?
—¡No es justo! ¡Ustedes se han gustado por más tiempo! —De repente los ojitos le ardieron y la nariz le quemó, porque la idea de perderlo era dolorosa—. ¿Por qué tuviste que venir a una cita a ciegas cuando estabas con papá? —Él sabía que su familia era lejos convencional, sin embargo, era perfecta de esa manera. Él los amaba, él quería verlos felices.
¿Por qué todos se empeñaban en arruinar sus planes?
¡El único decente en esa casa era Buddy!
—¿Cita a ciegas? —La incertidumbre lo forzó a alzar el mentón—. ¿Quién te dijo eso?
—Shorter. —La risa de la mujer lo incitó a fruncir el ceño.
—Claro que fue ese idiota. —Él se aferró aún más al japonés, receloso—. Supongo que este es el infame Jade Callenreese, no debería sorprenderme que sea tan bruto como su padre.
—¡Tú eres la bruta! —Él apretó sus párpados con violencia antes de sacarle la lengua—. ¡No le daré a Eiji a una mujer tan grosera como tú!
—Vaya, de verdad es tu hijo.
—Pensé que estabas en China. —El americano alzó una ceja, fastidiado por el encuentro.
—Vine de visita por un par de días, pero no tenía ganas de verte la cara. —El japonés suspiró, sabiendo que esto había sido un caos, él no volvería a hablar por teléfono con Shorter Wong cerca—. Sigues tan feo como siempre.
—Sigues siendo una víbora venenosa. —El infante trató de seguirle el hilo a la conversación, sin embargo, se perdió.
—¿Entonces no eres una suripanta? —Ash se reprochó mentalmente por dejarlo pasar tanto tiempo con su antigua pandilla, ya se las pagarían por corromper a su adoración.
—Cariño, soy un hombre. —Esos relucientes ojos verdes se llenaron de perplejidad, la boca le tembló.
—P-Pero eres muy bonito... —Las mejillas le ardieron, de alguna manera le molestaba menos la idea de que el moreno fuese a una cita a ciegas con un chico hermoso que con una mujer, él negó, presionando sus mofletes. ¡¿Qué estaba pensando?! ¡Su papá era mucho mejor! Incluso él luciría más guapo con ese top tan descarado.
—Lo que faltaba, serás el primer amor de Jade sobre mi tumba. —El americano le cubrió los ojos a su hijo—. No lo mires o te convertirás en piedra.
—¿Ahora entiendes por qué no quería que este bárbaro supiese sobre mi llegada?
El fotógrafo había mantenido en secreto la visita de Yut-Lung Lee porque conocía a los integrantes de la familia Callenreese. Aunque hubo un tiempo donde el azabache buscó de manera implacable destruirlos, luego de que la ciudad se hundiese en la decadencia algo en ese chico se quebró para reconstruirse como un mosaico. La luna se empeñó en aborrecer el esplendor del sol porque el dorado lo ahogaba, sin embargo, la noche era hermosa por su tormentoso plateado, regalarse el valor para aceptar eso lo hizo darse cuenta de que se había equivocado. Blanca tenía razón, no debió tratar de separarlos, y aunque el lince de Nueva York le mostró los colmillos apenas se quiso acercar, él logró entablar una buena amistad con el japonés. A diferencia de las rosas, los girasoles carecían de espinas. Enterarse de que mientras todo este drama ocurría había un niño involucrado también lo devastó. Porque los inocentes no tenían la culpa de la crueldad adulta, él mejor que nadie lo sabía.
Lo lamentaba.
—Ya que están acá podrían quedarse. —Tener que proponer eso le dio asco, sin embargo, sabía que le debía una disculpa a Jade por perseguir a esos dos, pero si hubiese sabido que él estaba al medio habría actuado diferente.
—¿Podemos papá? —A él lo dejaron huérfano, jamás cometería semejante atrocidad cuando le hizo tanta falta su madre.
—Bien. —Jade escaló hacia el regazo del japonés como si hubiese recibido alguna especie de invitación.
—¿Entonces ahora son una pareja casada? —El rubor se extendió desde las mejillas del moreno hacia sus orejas, Ash sonrió orgulloso, acomodando una de sus palmas sobre esos delgados hombros.
—Por supuesto, ¿no es así, sweetie? La boda fue hermosa. —Que le susurrase ese apodo en la oreja envió un escalofrío por su columna vertebral—. Hicimos a Jade con mucho amor. —Yut-Lung Lee chasqueó la lengua, colérico.
—¡Es verdad! —Él sonrió, ahora que esos dos habían aceptado su relación debía dar el siguiente paso—. Incluso traje el corazón de papá para comprobarlo. —El pequeño Jade sacó con orgullo una tarjeta de su jardinera, el papel se había manchado con restos de chocolatina y tierra, sin embargo, eso solo le dio más verosimilitud a las habilidades artísticas de su progenitor.
—¿Qué es esto? —Eiji lo desdobló con cuidado, aún podía sentir las miradas de los demás comensales clavadas en su nuca, no quería hacer un espectáculo.
—Los sentimientos de papá por ti, los escribí porque él está muy menso para decirlos. —El rubio trató de refutar, sin embargo, no tuvo oportunidad—. ¡Soy un traficante de órganos! —Yut-Lung Lee contuvo una carcajada contra el dorso de su palma. Al parecer la idiotez sí era hereditaria, al menos cuando se trataba de ese fotógrafo.
—¿Es así, Aslan? —La picardía en esos grandes ojos cafés fue reemplazada por una vergüenza garrafal tras leer la carta, las mejillas se le incendiaron, la boca le tiritó, sus dedos se crisparon contra el papel.
—¿Jade, qué escribiste? —El nombrado infló el pecho, presuntuoso.
—Le pregunté si podías polinizarle la florcita. —Oh sí...
Definitivamente Shorter Wong tendría una orden de restricción contra su hijo.
¿Qué me queda decir? Las dinámicas son divertidas y son una buena instancia para explorar, con el fictober yo descubrí que podía escribir de mil temas raros, así que si tienen ganas de participar jalen con ello, sin miedo, miren las medias idioteces que yo saco, no puede ser peor que esto. Hay tres listas diferentes en esta actividad y es por todo febrero, si alguna vez alguien necesitase ayuda con una portada o lo que sea, no soy la más pro pero mis puertas siempre están abiertas, creemos una convivencia sana en este fandom bonito.
Muchas gracias a las personas que se tomaron el cariño para leer, nos vemos en dos días más.
¡Cuídense!
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