CAPITULO 38
CAPITULO 38:
-Ella es atrevida con esto de los juegos mecánicos –siguió. Pero la comparación me había dolido en lo profundo de mí ser-. Mientras que contigo, la diversión esta cuando me ruegas que no te suba y luego de que te convenzo, bajas farfullan en contra mío –rio-. Que divertido.
Me vi obligada a reír, su risa no solo era un bello sonido, sino también era de esas risas que te animan a reír también.
-Se nos hace tarde, tenemos que irnos –dije, con el pesar que no pude ocultar.
-Cierto, el tiempo se pasa rápido ¿no? –me ayudo a levantarme de la banca y arrastre los pies a su lado, para encaminarnos a su auto y volver a la realidad.
-Tan rápido que no te das cuenta cuando suceden las cosas –dije, viéndome los pies al caminar; dándole el doble sentido a mi frase.
-Eso es cierto –concordó.
Subimos de nuevo a su auto negro que ya empezaba a hablarme de recuerdos, como si al sentarme, la suavidad de este, me contara sobre las veces que yo he estado allí, con él.
Le regale una sonrisa secreta a todos los recuerdos, pero Cameron alcanzo a percibir la mueca en mis labios.
-¿Por qué sonríes? .me pregunto, encendiendo el motor.
El suave ronroneo me hizo salir de mi ensoñación.
-Porque... recordé... -me obligue a rebuscar palabras en mi mente-. Que hace mucho tiempo que no me divertía tanto –dije, al fin.
Las comisuras de sus labios hermosos se elevaron hasta formar una bonita sonrisa complacida.
-Pues me alegra que te hayas divertido –dijo.
Volví a sonreír, como diciéndole "gracias"; luego me gire a mirar por la ventana polarizada, escuchando los latidos de mi corazón al pensar que estaba cerca de él. La piel se me erizo un poco, no sé si por culpa o de preocupación; quizás de ambos.
¿Pero qué estaba haciendo yo de malo? Mi único delito era haberme enamorado de Cameron, porque era la persona menos indicada para aprisionar mi corazón. Su nombre debería estar en algún manual de lo prohibido, en la primera página, con un aviso de "Peligro". Volví a mi pregunta, malo sería querer quedarme con él. Aunque la verdad es que si lo deseaba, pero aunque no tuviera intenciones de hacerlo, desearlo como yo lo hacía, era suficientemente malo. Bastante.
-¿Te molesta si hago una última parada? –me dijo, y su voz llego hasta mi corazón en aquel silencio que inocentemente se había producido.
Le mire.
-No, por supuesto que no –musite. A fin de cuentas, si se me permitía estar más tiempo con él, no iba a rehusarme a tal regalo.
-Genial. Quiero saludar a un viejo amigo. Hoy es su cumpleaños. Prometo que no tardare –estaciono en una calle medio vacía y en un instante, él ya se encontraba fuera del auto, abriéndome la puerta para que bajara.
-Acompáñame –me sonrió y me ayudo a bajar. Luego de cerrar la puerta, como hipnotizada le seguí, acatando su orden con el mayor placer.
Caminamos solo unos pocos metros, ya que, a la mitad de la calle, se situaba un café-bar, a lo que pude entender por los dibujos con luz de neón que sobresalían de la pared, a lado de la entrada de la madera recién barnizada. Me detuve confundida, cuando Cameron paro también su andar.
-Oh, tranquila. Aquí son muy amables –musito, como si adivinara mis pensamientos.
-¿Tu... alguna vez ha...?
-¡Oh, no! –se rio, como si hubiese sido una buena broma-. Si te refieres a que si he tomado, jamás –aclaro.
El alivio corrió por mis venas. Yo odiaba todo tipo de alcohol que dañaban los sentidos de las personas, aquello les había quitado la vida a mis padres, indirectamente.
-Ven –me tomo de la mano y no dude en seguirlo, aunque adentrarme a ese horrible lugar era casi igual de espantoso que subir a la montaña rusa.
El montón de lucecitas de colores me encandilo los ojos y el sonido de la música electrónica retumbo en mis oídos. Gente bailando de aquí para allá, con movimientos bruscos de brazos y piernas. Me acorde de América, solo con la diferencia de que aquí, los lugares parecían más decentes. O al menos los que había visitado.
Cameron no me soltó la mano, mucho menos para conducirme por entre la gente danzante, hasta que me llevo hacia el otro extremo y se recargo en la barra con una elegancia extraordinaria.
-Matthew, un amico. Piacere di vederti! –dijo Cameron, elevando un poco la voz para que se alcanzara a oír sobre el ruido.
El Barman que limpiaba algunos tarros con un trapo, detrás de la barra, se giró a la voz de Cameron.
-Cameron! Che gioia di vederti qui! –era un sujeto alto, con el cabello color rubio platinado y un tanto despeinado, su rostro era de aspecto viril, sin duda, aunque los labios deliciosamente rosados. Dejo lo que estaba haciendo y se reclino sobre la barra para darle un abrazo cariñoso a Cameron.
-Non poteva mancare il tou compleanno –su abrazo se prolongó por las palabras de Cameron.
-Oh, quanti dettagli da parte tua –dijo el joven, sonriendo agradecido.
La bella sonrisa de Cameron apareció en su rostro, y entonces el joven por fin presto su atención en mí. Su mirada curiosa se paseó por mi rostro, haciéndome sentir cohibida.
-Chi é questa bella ragazza? –pronuncio.
La sonrisa de Cameron se hizo más ancha. ¡Como odiaba no entender italiano!
-E 'il migliore amico di Madison, é venuto a viviré con lui per un po'. Ti faró conoceré, ma non parla italiano –dijo Cameron y me miro con... ¿Ternura?- Matthew, ella es Karol. Karol, él es Matthew.
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En multimedia Alexis Tanner... Actor Liam Hemsworth ;)
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