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CAPITULO 28

CAPITULO 28:

-¡Hola! –me sonrió, haciendo notar sus pómulos rojizos.

-Qué bueno que llegaste –dije y lo jale de la mano para sentarlo conmigo.

-Dime, ¿Qué pasa?

-Bueno, tengo un muy, muy, muy grave problema –farfulle.

Sus cejas se elevaron al mismo tiempo en un gesto de sorpresa pero luego paso a ser un ceño fruncido bañado de un matiz de preocupación.

-¿Qué tipo de problema? ¿Qué es? –pregunto, visiblemente atento.

-Bueno, ¿Prefieres que te lo diga sin tantos rodeos? –pregunte, a lo mejor así era más fácil para mí.

Asintió.

-Creo que me gusta tu hermano –dije, casi hablando entre dientes, consumida por la vergüenza.

-¡¿Qué te gusta quién?! –sus azules ojos se abrieron al igual que su boca.

-No me hagas repetirlo –lo fulmine con la mirada.

-¿Estas enamorada de Cameron? –pregunto y su voz se mezcló con alguna chispa de arrebato repentino.

-No, no, no –dije-. Enamorada, no –negué rotundamente, meneando la cabeza-. Solo, me gusta... mucho –admití, ruborizándome.

-Vaya –se recargo con pesadez en el respaldo metálico de la banca-. Ahora somos compañeros del mismo dolor –bromeo.

-Alexis, no estoy enamorada de tu hermano –volví a especificar.

-No por ahora.

Le fruncí el ceño y el rio.

-Vamos, cuéntame cómo ocurrió –me palmeo la pierna cariñosamente.

-Bueno –suspire-, creo que fue desde que lo vi. Mira, yo no creo en el amor a primera vista, pero cuando vi a Cameron, me atrajo al instante. Tu hermano es muy apuesto.

-Ya he oído eso –musito Alexis.

-Bueno, tú no te quedas atrás –admití.

-Gracias. Continua.

-Él no me dijo que era novio de Madison, y Madison tampoco me menciono que tenía uno; así que mis pensamientos volaron libremente y entonces chocaron contra la dura pared cuando me entere de que ellos eran pareja.

-¿Cómo te enteraste?

-Oí a Madison decirle 'amor' y luego besarlo.

-Oh –musito y quiso fingir indiferencia, pero fue notable que le dolió. Capte entonces que debía guardarme comentarios como ese.

Continúe.

-Luego Madison me explico que lo eran y... yo comencé a convivir con Cameron, ya sabes, mientras esperaba a que Madison llegara del trabajo y eso; luego...

-Espera, espera –me interrumpió-. ¿Cómo que convives con Cameron mientras que espera a que Madison llegue?

-Sí, bueno, Madison llega a las ocho de la noche y Cameron va al departamento a las siete.

-¿Por qué hace eso? –pregunto confundido.

-Dice que es agradable estar allí –me encogí de hombros.

La cabeza de Alexis se meneo y luego soltó una risita junto con un resuello.

-Continua, continua –me insistió.

-Bueno, empecé a convivir con él, llevarnos bien es fácil, es agradable y divertido, pero mientras más convivimos, empecé a sentir cosas por él.

-¿Cosas?

-Sí, ya sabes, ese tipo de cosas –me encogí de hombros.

-¿El cosquilleo en el estómago, la sonrisa idiota en el rostro, el latir inoportuno del corazón, el enrojecimiento de mejillas y las ridículas ganas de verle el rostro a cada instante de cada día?

-Eso... mismo.

-¿O esas ganas abrazadoras de ser tu quien en vez de ella, esos molestos pinchazos en el interior que te fruncen el ceño cuando los ves tomados de las mano, riendo y platicando, y esas oleadas repentinas de tristeza cuando por accidente los descubres besándose?

-Si –musite.

-Querida mía –se acomodó para mirarme de frente y me miro con gesto divertido y a la vez compasivo-. Lamento confirmarte que esta enamorada –me hizo un cariño en la barbilla.

-¡¿Qué?! –chille atónita.

-¿Por qué no? –pregunto, sumamente tranquilo.

-¡Porque es novio de mi mejor amiga! –dije como si fuese obvio-. No debo, no puedo –negué con la cabeza, frenéticamente.

-Uno no decide de quien enamorarse –suspiro-. Y si no mírame a mí: no debo ni puedo estar enamorado de Madison, y lo estoy –se encogió de hombros-. Porque no voy a ponerme a llorar ni a atormentarme. ¿Qué más puedo hacer si no es vivir con eso? Aunque me duela.

-Y bastante –admití, ahora caía en la cuenta del porque es que lo entendía desde un principio.

-Ahora se por qué nunca me juzgaste –dijo, adivinando mi pensamiento.

-¿Y qué vamos hacer ahora? –pregunte derrotada por el sentimiento.

-Tratar de separarlos y hacer que Cameron te amé a ti y que Madison me ame a mí –dijo.

-¿Qué? –le mire, con desdén, crédula.

-Sabes que eso fue sarcasmo, ¿verdad? No vamos a hacer nada, no podemos hacer nada –musito, lleno de tristeza.

-Por un segundo lo creí –susurre, recargando mi espalda en el respaldo de la silla y cruzándome de brazos. "y me gusto" completo una vocecilla en mi cabeza.

-¿Te digo algo? –dije, ignorándola.

-Dime –me miro.

-Creo que Cameron se... -me daba vergüenza decir eso, porque seguro Alexis pensaría que estaba loca o demasiado enamorada y ya comenzaba a alucinar.

-Se... ¿Qué? –me insistió.

-Se pone un poco celoso cuando me ve con Brad –termine diciendo como quien no quiere la cosa.

-¿Brad? ¿El vecino de Madison?

-Aja.

-¿Por qué se pondría celoso? –pregunto.

-No sé –dije, aunque si sabía, o al menos, quería creerme lo que pensaba. Que yo de alguna forma le atraía-. Pero he notado que cada vez que tomo de la mano a Brad y que le doy un beso en la mejilla o que Brad me coquetea, Cameron no parece muy contento –admití.

-¿Te gusta Brad? –pregunto y me hizo recordar cuando Cameron lo hizo también.

-Es agradable, pero lo prefiero como amigo.

-Entonces déjame adivinar, ¿utilizas a Brad para darle celos a Cameron? –me reprocho.

Lo primero que pensé en decir fue 'No', pero luego, cuando pensé más, decir 'No' seria completamente falso; porque consiente o inconsciente, yo hacía aquello para ver el ceño fruncido de Cameron en su rostro y luego sentirme bien al saber, o mejor dicho, creer, que yo le robaba algún tipo de sentimiento, de inquietud.

Alexis interpreto mi silencio.

-Karol, eso no se hace –me regaño, como un padre a una hija, como un hermano mayor.

-La mayoría del tiempo no lo hago apropósito –susurre.

-Y Cameron no tiene por qué ponerse celoso –reflexiono-. Esto está muy, pero muy raro –se rasco la barbilla, como pensando y yo me deje caer de nuevo en el respaldo, suspirando. O quería hacerme ilusiones, no debía.



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