CAPITULO 14
CAPITULO 14
Levante la mirada y me topé con un bello rostro meramente inmaculado. Su piel llana y pálida hacia lucir oscuros sus ojos, sin embargo poseían un hermoso color siena con motas de luz y las pestañas se expandían con firmeza hacia arriba. Sus labios rellenos y rosados se estiraron y formaron una bonita sonrisa curiosa.
-Hola- pronuncio
-Hola- dije, medio atontada por el bello rostro juvenil que tenía justo frente a mí.
-perdóname. Es que soy un poco distraído- musito, ligeramente ruborizado.
-No, no; la distraída soy yo- dije y luego me reí.
-Soy Brad Clayton- me estrecho la mano.
-Karol Méndez- me presente.
-Eres americana- adivino.
-Sí, California, de allí vengo.
-¿En serio? Yo nací en Texas. Soy americano también; pero con raíces europeas- explico.
Ahora había entendido entonces, porque me había hablado desde un principio en mi idioma; pero luego dirigí la mirada hacia la puerta del departamento en el que iba a introducir la llave antes de que yo le chocara.
-¿Vives aquí?- balbucee, al captar el trio de números que formaban el trecientos ocho.
-Sí, con mi tía; te dije que tenía raíces europeas.
La vieja gruñona con la que Madison me había dejado la llave de su apartamento era tía del lindo muchacho que me sonreía en este instante. Abrí los ojos ante la sorpresa.
-¿Eres sobrino de la señora Motley?- inquirí
-Sí, ¿la conoces?
-SI, bueno no- dije y su expresión paso a ser una mueca de confusión-. Mi amiga me dejo la llave de su departamento aquí y solo pase a recogerla, de allí conozco a tu tía- explique.
-¡Oh! ¿Eres tú la linda chica que se mudó con Madison?- pregunto, como si hubiese completado un rompecabezas en su memoria.
-SI y... gracias por lo de ¨linda¨.
-Oh, bueno, eres linda- musito y se encogió de hombros-. ¿Vas a algún lado?
-Si, a un laboratorio de fotografía. ¿Sabes dónde queda la calle Squero de San Trovaso?- pregunte, mirando el papelito arrugado en mi mano y tartamudeando al leer el nombre de la calle.
-Sí, es cerca de uno de los canales hacia el norte.
-¿Está muy lejos?
-No, puedes ir caminando; son como cinco cuadras de aquí.
-Oh, gracias.
-Puedo llevarte si quieres, tengo auto- ofreció.
-No, gracias, hoy caminare, tengo tiempo de sobra-dije
-Oh, está bien, ¿puedo invitarte luego un café? Para conocernos, digo, vamos a ser vecinos- se encogió de hombros un tanto avergonzado y ligeramente ruborizado.
-Claro, me encantaría.
-Hasta luego, entonces.
-Hasta luego- dije-. Oh, y grazie mille- murmure lo que había aprendido de Cameron el día de ayer, cuando agradeció al mozo.
Brad me sonrió.
-Di niente, bella ragazza- pronuncio.
Me ruborice un poco y dije adiós con la mano; luego baje las escaleras y me encamine por las calles de Venecia esperando encontrar lo que buscaba.
Luego de unos minutos y de contabilizar mentalmente las cinco cuadras que Brad me había mencionado, mire hacia el pequeño recuadro blanco ubicado en el muro externo del ultimo edificio de la cuarta calle: Squero de San Trovaso. Sonreí satisfecha al haber acertado en mi búsqueda. Tenía la calle, pero aún me faltaba el laboratorio, decidí caminar hacia la izquierda, en donde los números ascendían, tenía que encontrar el 237. Afortunadamente lo encontré, además de que pude visualizar afuera del lugar el letrero en letras grandes y negras que decía ¨photo Lab¨. Eso hasta un torpe puede entenderlo. Cruce la acera y me adentre en el lugar solitario y oscurecido, solamente iluminado por las luces del exterior que traspasaban por el ventanal, pero aquello no redujo ni un poco los escalofríos.
-¿Hola?- musite, esperando a que alguien en el oscuro lugar me respondiera.
-¡Tonta maquina!- gruño una voz fina y delicada que salió de detrás de los almacenes. Una voz de mujer.
Me quede pasmada, y mis pies se quedaron congelados en el mismo lugar en donde se había parado.
-¿Hola?- volví a repetir, ahora un poco temblorosa.
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