Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Hoseok

Contemplé por un rato a la feliz pareja de pie junto al altar y luego mi mirada revoloteó hacía el bello chico que estaba sentado a mi lado. Los recuerdos salieron a florecer en mi cabeza, haciéndome vibrar por la nitidez con la que se proyectaron.

Mientras el ministro hablaba uniendo a la pareja frente a él, recordé las palabras de Sohyun el año pasado; me golpeaba el pecho con fuerza y rencor, mientras me miraba con sus grandes ojos cafés y lloraba sin contenerse. Me partía el alma verla así.

-¡Vete tras él entonces! –me decía- ¡Alcánzalo porque el amor de tu vida se escapa! –me golpeó por doceava vez el pecho.

-Sohyun –musité.

-Debí de haberme dado cuenta antes –gritaba-. ¡Nos hubiéramos ahorrado todo esto! –manoteó, cansada.

-En ningún momento te engañé, Sohyun –expuse-. Él me robó un beso, pero estaba ebrio, Sohyun.

-¡Pero tú no! –exclamó, con voz estrangulada- Además, el que haya estado o no ebrio no quita que se haya enamorado de ti –señaló un papel sobre la mesa, arrugado violentamente-. ¿Y sabes qué es lo peor? –sollozó- Que tú, perfectamente cuerdo, te enamoraste también... de él. De mi mejor amigo –gimió.

-Sohyun –quise acercarme, abrigarla en mis brazos para que de alguna manera cesara su dolor, pero me quedé a distancia, sabiendo que después de mi confesión, no serviría de nada-, nunca quise hacerte daño –expliqué-. Simplemente... no pude controlarlo.

Recordé entonces el primer día que descubrí que sentía algo por Taehyung, o mejor dicho, cuando acepté que sentía algo por él. Aquella vez que él veía una película de terror y que de cierta manera, sin explicarme cómo, quería protegerlo entre mis brazos y luego, jamás dejarlo ir. Con el paso del tiempo me di cuenta de que me gustaba estar a su lado, pasar las horas en su compañía y hacer chistes tontos de cualquier cosa.

-¡Pero pudiste decírmelo! –las palabras de Sohyun continuaron- No había necesidad de que me hirieras de esta forma –sollozó, de nuevo-. Pero yo soy la estúpiida, ¿sabes? Debí de darme cuenta, por cómo mirabas a Yoongi cuando se le acercaba, le hablaba o lo besaba.

Mi rostro se endureció al recordarlo. Era una furia devastadora, una inquietud por querer alejarlo de Yoongi cuando éste se le acercaba. Algo que en ese momento me inundaba de pies a cabeza y que no podía explicarme la razón. Ahora lo sabía.

Volví a perderme en el recuerdo, en la escena de aquel día gris.
Me encontraba inmovilizado en el centro del departamento de Sohyun, después de haber parecido un idiota y sentirme como uno. Viendo a Jungkook parado en la puerta y a Sohyun entre sus brazos, sollozando en su pecho.

Entonces, sólo entonces, me di cuenta de que yo había sido igual de ingenuo que Sohyun, ahora comprendía quién era la persona a la que Jungkook amaba y porqué es que nunca me lo dijo. Estaba de pie allí, mirándome con la comprensión de un amigo, con el dolor de un hermano; mientras Sohyun lo apartaba lejos, llevándoselo consigo como el único apoyo con el que contaba.

-Acepto –musitó el novio, mirando fijamente a su futura esposa y sonriéndole, haciendo que mi mente volviera al presente.

-Y tú, Kim Sohyun, ¿aceptas a Jeon Jungkook como tu futuro esposo; para amarlo, cuidarlo, en la salud y enfermedad, hasta que la muerte los separe? –preguntó el ministro.

-Acepto –respondió ella.

Taehyung se levantó de la silla y sacó su cámara fotográfica. Lo miré desde abajo, sentado aun.

El recuerdo continuó en mi mente.

Me acerqué hasta la mesa en donde Sohyun había dejado aquel papel arrugado y vuelto a desarrugar y curioso lo tomé entre mis manos. El corazón me volvió a palpitar cuando leí escrito del puño y letra de Taehyung las palabras "te juro que lo amo". Pero ya era demasiado tarde, su vuelo había partido y se la había llevado lejos.

O tal vez no tan lejos. Corrí a mi casa y empaqué mis cosas, llamé a Jungkook como cuatro veces, pero no contestó ninguna, así que mejor le escribí un texto, diciéndole que me iba, que me perdonara; casi lo mismo que Taehyung en su carta para Sohyun, pero más breve; y por último agregué: Sé feliz y haz la feliz.

Taehyung había tomado una buena fotografía del beso entre Sohyun y Jungkook. Sonreí. Los murmullos de la gente a mí alrededor me hicieron perderme de nuevo.

-Un boleto para Egipto, por favor –le dije a la señorita de la aerolínea, convencido totalmente de mi decisión. Recordando la vez que Taehyung me había dicho que a ese lugar escaparía y con la esperanza de que estuviera más cerca de mí en vez de haber volado a Corea, como dijo que lo haría.

-Tiene suerte, señor –me dijo la muchacha-. Hay un vuelo para esta noche.

Me pidió identificación y luego pagué mi boleto, estaba dispuesto a cruzar el mediterráneo ahora que sabía que él también me amaba e ir a buscarlo, así fuera por cielo, mar o tierra. Lo encontraría.

Taehyung volvió a sentarse a mi lado y me miró, provocando que volviera bruscamente al presente y me perdiera en su mirada. Ató su mano a la mía y yo miré esa acción.

-¿Vamos? –me preguntó, haciendo seña con la cabeza hacía la pareja recién casada.

-Claro –le sonreí y me paré junto a él, siguiéndolo a través de la gente, atado de su mano.
Todos los rostros lucían felices, sonrientes. Incluso el mío.

Cuando llegamos hasta Jungkook y Sohyun, miré a ambos y al instante Taehyung los abrazó, felicitándolos.

Mi mente volvió a irse.

-¿Cómo está Sohyun? –le pregunté, a través de la bocina del teléfono se escuchó un suspiro.

-Mejor –musitó Jungkook.

-¿Aun me odia? –inquirí, sintiéndome culpable.
Luego de un silencio corto, mi hermano contestó:

-No lo creo. Ni a ti ni a Taehyung. Aunque sigue dolida... Hoseok, ha pasado más de un mes. ¿Ya lo encontraste? –me preguntó y la decepción saltó a mi rostro.

-No –respondí, sintiéndome tonto.

-¿Y si sí volvió a Corea?

-No lo sé, Kookie. Estaba casi seguro de que lo encontraría aquí –admití.

-¿Y ahora?

-Necesito alguna señal de dónde es que se encuentra –me pregunté que tan desesperado soné-. Lo que sea, Jungkook.

-Hoseok –mi cabeza se sacudió al llamado de mi nombre y miré a mi hermano frente a mí.

-¡Ey, felicidades! –lo abracé con sinceridad, dándole unas palmadas en la espalda- Ahora estás con la persona que amas, me alegro por ti –le dije.

-Y tú también –me palmeó el hombro y luego miré a Taehyung, que parloteaba animoso con un chico alto y delgado, su amigo Jin, a quien le daba órdenes de dónde y cómo tomar fotografías.
Sonreí.

-Finalmente –susurré y miré a mi hermano-. Gracias por todo lo que has hecho por mí, Jungkook. Estoy orgulloso y honrado de ser tu hermano.

Mi hermano sonrió ante lo que escuchaba y me hizo seña de que fuera con la novia, yo asentí.

Di unos cuantos pequeños pasos y me acerqué a Sohyun, que inmediatamente me miró y me sonrió.

-¡Felicidades! –musité y me incliné sobre ella para darle un abrazo, el cual me respondió.

-Gracias, Hoseok –me dijo, y la escuché sincera-. ¿Alguna vez lo imaginaste? –me preguntó, casual.

-¿Qué cosa?

-Todo lo que pasó, quién diría que tú me llevarías a encontrar a la persona indicada y que yo haría lo mismo contigo –dijo, de lo más normal.

-Me alegra que pienses de esa manera –admití-. Ahora eres como una hermana para mí, Sohyun.

Ella sonrió, algo incómoda.

-Dejémoslo en que soy tu cuñada –rió.

-Claro –reí, igual.

-¡Sohyun, a partir el pastel! –gritó una chica tan blanca como la nieve, a unos cuántos metros parada junto a Jungkook.
Sohyun la miró y le sonrió. Luego volvió a mirarme.

-Gracias por venir, Hoseok –dijo.

-Deseo que seas muy feliz Sohyun, lo mereces –confesé y ella me sonrió.

-Gracias. Lo soy –musitó y caminó hasta la chica que le había gritado antes.

Busqué con la mirada a Taehyung, se encontraba parado, preparado para tomar fotografías.

Y lo último del recuerdo vino a mi memoria.
Su nombre apareció en la Internet, anunciando una exposición fotográfica en las afueras de Seúl, Corea. "Manuale del proibito" y una foto... mía. Sin duda era Taehyung, mi Taehyung, a quien había estado buscando por cada rincón de Egipto y que buscaría hasta el último lugar de la Tierra.

Leí todo el artículo que se exponía en aquella página. Tenía que viajar a Seúl lo más pronto posible. Sabía que Taehyung me amaba, esta vez no tenía porqué mentirme.

Me acerqué a él y lo abracé por detrás, acomodando mi barbilla en su ancho hombro. Él se giró y nuestras respiraciones chocaron.

-Deja que Jin tome las fotos –le susurré al oído y sentí cómo su piel se erizó junto a mi cuerpo.

-¿Quieres que me pierda cuando parten el pastel? –musitó, haciendo un leve puchero.

Me reí.

-No. Quiero que suelte esa cámara y me abrace, corazón –rocé con mi boca la piel de su mejilla-. Y que nunca me deje ir –susurré.

Taehyung se giró y quedó en mis brazos, de frente.

-Jamás –prometió y acunó mi rostro entre sus delicadas manos-. Y tú prométeme que no me dejaras escapar otra vez.

-Nunca, y si eso sucediera, yo iría justo detrás de ti –le sonreí y retiré su mano izquierda de mi rostro, luego acaricié la argolla que adornaba su dedo corazón-. Pero sé que no volverás a escapar –miré el anillo plateado por un segundo y luego volví mis ojos a él, olvidándome por completo de dónde estaba y de la gente que me rodeaba, concentrado sólo en el bello rostro frente a mi-, usted prometió ser mío por siempre, futuro señor de Jung, ¿lo recuerda?

-No voy a olvidarlo jamás –rió.

Le sonreí y luego coloqué mis manos en su rostro y él puso las suyas en mi cadera. Me acerqué y uní mis labios a los de él, acariciándolos suave y limpiamente.

Después de haber estado perdido en mi mismo, entre el querer y no poder; sumido en una total confusión, logré escapar hasta lo alto y conseguir lo que realmente necesitaba.

Dicen que las cosas buenas tardan tiempo, pero que las realmente maravillosas, suceden en un abrir y cerrar de ojos.

Ahora aquí estaba, en este momento, teniendo en mis brazos a la única persona que amaba, y estaba dispuesto a hacer con él, un nuevo manual de lo prohibido.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro