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23

Era irónico, porque a pesar de que estaba consiente de que el tiempo pasaba, aun cuando aquí corriera seis horas atrás y que ya llevaba consigo más de un mes; para mí, el tiempo trascurría demasiado lento, los días se habían vuelto perezosos que de cierta manera le habían quitado el sentido al calendario y a cada hoja que se desprendía de éste.

El dolor no había disminuido para nada; lo que sí, esque yo ya me había acostumbrado a él. Para mí ya se había vuelto común tenerlo enterrado en mi corazón, sintiéndolo removerse como la hoja afilada de una daga. Ya me daba igual.

En noche buena estaba solo, tomándole fotos a los copos de nieve que caían del cielo oscuro, me sentía patético. En año nuevo no fue distinto, la misma sensación de patetismo y fotografías tristes. Me comunicaba por Internet con Jimin, nada más con él, porque no quería relacionarme con alguna persona que haya cruzado más de una remota conversación con... bueno, con él.

Según Jimin, las cosas con Yoongi iban viento en popa, por fin Min Yoongi había salido del cascarón de la timidez y le había pedido de la manera más hermosa que fuera su pareja. No fueron celos los que sentí, sino, algo más parecido al dolor, a la envidia de saber que ellos podrían ser felices con el otro a quien quieren mientras yo había perdido todo lo que amaba.

Pero aquí seguía, tratando de ser fuerte y no caer. Tratando quizá inútilmente, porque todas las sonrisas que yo daba, no eran alegres y podía sentirlo, pero allí estaba, sonriéndole al mundo; ignorando a los pensamientos que me traían su imagen a mi mente convirtiéndose en recuerdos que me asfixiaban pero que a la vez me hacían respirar.

-¿Qué crees que conseguí? –me dijo Jin, animado y sonriendo, con esa expresión de adolescente que se asomaba a su rostro cuando algo lo emocionaba.

Mi mente volvió al presente y lo miré esperando a que siguiera hablando.

-¡Vamos a tomar fotografías en la presentación que va a dar Seo Taiji para la obra de caridad del instituto Vidas! –me sujetó por los hombros pero no me sacudió, como era su costumbre.

-¿Y eso cuándo es? –inquirí, tratando de entusiasmarme.

-¡Para el martes! –y fue allí que me sacudió.

-¿Este martes? –abrí los ojos de par en par, captando en mi visión todo el rostro de Jin. Hoy era domingo.

-¡Sí! ¿No es genial? –me dijo y me volvió a sacudir.

-Supongo –traté de regalarle una sonrisa.

-Será genial –sonrió-. Mañana voy a tu casa para ponernos de acuerdo. Ten una linda noche –me abrazó-. Adiós.

-Hasta mañana.

Me giré para caminar hasta mi casa y dormir, intentar tener la "linda noche" que Jin había dicho, pero lo cierto es que todas mis noches eran aburridas y monótonas y a veces en sueños, me escuchaba nombrarle.

No era que la oportunidad de un trabajo bien pagado no me entusiasmara, pero ya pocas cosas lo hacían. Era una oportunidad que cualquier otro fotógrafo hubiera deseado, pero Jin siempre estaba al pendiente de conseguir las mejores oportunidades para los dos. Buena paga y una experiencia maravillosa. Esta vez no era la excepción, se trataba de fotografiar a un artista en plena presentación, al menos así, quizá olvidaría un poco toda mi pasada historia.

El día seis del primer mes hizo su aparición en el calendario, martes. Jin había quedado de pasar por mí para ir a la presentación de Seo Taiji. Entre miles de suspiros, mis cosas quedaron guardadas para el trabajo. Me asomé por la ventana, el cielo estaba nublado y no tardaría en llover, volví a suspirar; luego miré hacía abajo, la camioneta gris de Jin estaba estacionándose.

Bajé con mi mochila al hombro y salí a su encuentro, subí y aquello me trajo un recuerdo de una tarde en Venecia; pero esta vez, no era a una feria a donde me dirigía, ni tampoco a mi lado, estaba el amor de mi vida.

No tardamos mucho en llegar, la camioneta moderna de Jin era rápida. Bajamos y al entrar al instituto, nos dieron unos gafetes de identificación. Traté de entusiasmarme, pero mi trabajo ahora me parecía... triste.

Vi entrar a la gente y acomodarse emocionada en los lugares que se iban llenando rápidamente de caras felices y rostros sonrientes, distintos al mío. Tomé una foto de aquello, tratando de ponerle un poco de alegría a mí trabajo.

Jin se perdió entre la gente, seguro fue a tomar fotografías de las afueras del edificio. Vi también cuando iba a dar inicio la presentación, después de las palabras de agradecimiento por asistencia de la persona que había organizado todo esto a causa de beneficencia.
Visualicé a Jin del otro lado del salón, a la derecha del escenario y me sonrió, le devolví la sonrisa y traté de parecer sincero, pero sabiendo que me era imposible, desvié mi vista de nuevo al escenario, esperando que el artista, diera su presentación.

Cuando salió a la vista de todos, los aplausos y gritos de escucharon provenir de todos lados, haciendo un estruendo ensordecedor. Tomé una foto al público.Luego giré mi lente hasta Seo Taiji, que con guitarra en mano se sentó en un pequeño banco de madera para comenzar con lo que mejor sabía hacer, cantar. No estaba muy seguro de querer escuchar canciones románticas, habiendo tenido la peor historia de amor de la vida.

Tomé algunas fotografías de él, su cabello largo y quebrado que caía sobre su rostro se movía cada que él hacía un movimiento para echarlo hacía atrás.
Una, dos, tres, cuatro, cinco canciones tocó y cantó. Todas con una guitarra y algunas otras con piano. El primer instrumento me removía el fuero interno. Deseaba que pronto acabara, aquello sólo me hacía traer recuerdos a mi mente y cada recuerdo dolía más que el otro.
-Esta es una nueva canción –dijo, pegando su ya cansada voz al micrófono-. Espero que, les guste también –se acomodó en el piano y luego de mirar las teclas, comenzó a tocarlas.

Apunté con mi cámara hacía el, y conseguí una bonita fotografía. Retiré la cámara de mi rostro y luego dirigí la vista a la pantalla que pendía arriba del escenario. Lo que leí hizo que el corazón me dejara de latir por un segundo, fue como si el mundo hubiese parado de rotar, y la gravedad no haya existido por un corto momento. Aquella pantalla pintaba la escena que yo estaba presenciando en vivo a sólo unos metros de distancia. Pero debajo de las letras que publicaban el nombre de la canción, había un nombre que se destinaba como el autor de aquella letra musical. Un nombre que había estado pronunciando en sueños por varias noches y que mi corazón susurraba en silenciosos latidos.

Jung Hoseok.

Entonces me dediqué a escuchar la canción, había algo que me llamaba, como la primera vez. Algo en aquellas palabras que salían de la boca de Taiji que, decían mi nombre.Me quedé quieto, mudo. Todos mis sentidos se centraban ahora en aquella melodía, en la letra, en pensar que... él la había escrito pensando en... mí.

Las piernas se me tambalearon y me sentí débil. Eran las palabras del hombre que yo amaba, eran los sentimientos que yo jamás había reconocido. Pero... ¿y si no era cómo yo creía? ¿Si aquella canción no hablaba de mí si no... de Sohyun?

Los pensamientos comenzaron a chocar entre sí en mi cabeza, provocando un completo caos en ella. La palabra amante era bastante clara, había utilizado la misma aquella vez que había escrito esa canción y estaba seguro que esa hablaba de mí; pero ahora, las dudas comenzaron a atormentarme cruelmente, ¿estaría él pensando en mí? ¿Me extrañaría? ¿Me amaba? Deseé llevarme las manos a la cabeza para intentar acallar las voces en mi mente, pero sólo me limité a quedarme inmóvil.

Había algo en esa canción que gritaba mi nombre, estaba seguro. Pero no quería parecer tonto y hacerme burdas ilusiones aun teniendo el corazón roto y el dolor abismal en mi pecho. Sentí mis ojos humedecerse, al menos esa canción me describía también. Deseaba tener la respuesta, tener alguna especie de poder o magia que me mostrara lo que yo quería saber. Me sentí... como si aun viviera en Venecia y él... estuviera a lado mío.

La cabeza comenzó a darme vueltas, pidiéndome la razón que, ya no la hiciera escuchar; pero el corazón, batiendo adolorido contra mi pecho, me rogaba que lo dejara seguir allí, que aun sintiendo dolor, le gustaban los recuerdos.

Yo no sabía a quién obedecer, ambos eran tan fuertes y yo tan débil, pero entonces, algo se removió dentro de mí. La fierecilla que llegué a pensar que ya no existía, se movía con cautela en mi interior, escuchando atenta cada palabra en esa canción y ya no pude luchar contra ella, se había vuelto igual de vulnerable como yo, pero esa era la cuestión, ambos lo éramos y ninguno de los dos teníamos la fuerza suficiente para ganarle al otro.

Simplemente me quedé allí, escuchando, inmóvil, hasta que sentí que una lágrima cayó por mi ojo y resbaló por mi mejilla. Al menos me alegraba una cosa, su sueño se había cumplido; sus canciones habían sido tocadas por un artista; al menos él era feliz, ¿no? Aun cuando la canción sonara triste, pero... es sólo una canción., escrita ya hace tiempo, estaba seguro. De pronto me embargó la curiosidad, ¿dónde estará él? ¿Y Sohyun? ¿Seguirán juntos? Entonces dejé escapar otro par de lágrimas.

Aquella canción era lo único que me hablaba de Hoseok y no estaba seguro de qué me decía. No supe a qué hora llegó Jin y se situó a mi lado. Me miró.

-¿Cuántas fotos has tomado? –me preguntó pero no respondí. Entonces me miró de verdad y notó el rastro húmedo que habían dejado las lágrimas- ¿Qué tienes? –inquirió, visiblemente preocupado.

-Es su canción –musité, sin apartar la vista del artista sobre el escenario.

-¿Su canción? –repitió, sin comprender.

Desde el día en que llegué y le conté a Jin todo, no había mencionado nada relativo a la historia de Hoseok y Sohyun, aunque la llevara conmigo día y noche, impregnada en mi piel y no se lograra salir de mi cabeza.

-Él escribe canciones –farfullé-. Es compositor –lo dí por hecho-, y esa es su canción.

-¿Se la escuchaste tocar alguna vez? – ¿Jin creía que no era verdad?

-Mira la pantalla –dije-, el nombre del autor –especifiqué.

Jin lo hizo, justo se estaba terminando la canción.

-¿Jung Hoseok? –Preguntó, sin entender, luego de un corto silencio, abrió los ojos y me miró- ¡Jun Hoseok! –soltó, acordándose.

-Quiero irme –dije, dándome la vuelta.

-Claro, entiendo –por eso Jin me caía tan bien, no hacía más preguntas después de que veía que ya no obtendría respuestas-. Llévate mi camioneta –sacó las llaves de su bolsillo y me las ofreció.

-Pero tu...

-Yo mañana paso por ella –me aseguró-. Mañana nos tenemos que reunir para seleccionar las fotos que presentaremos a la revista. Anda, llévatela –insistió.

-Debo de conseguir un auto, ¿no? –suspiré y tome las llaves.

-No estaría mal, pero ya. Mañana nos vemos.

-Hasta mañana.

Salí de ese lugar apenas pude, trataba de contener las lágrimas después de la charla poco casual que había tenido con Jin. Subí a su intimidante camioneta plateada y luego encendí el motor, haciéndolo rugir bajo de mí. Conduje hasta casa, ignorando las ganas de llorar que me embargaban pero era casi imposible.

Se trataba de Hoseok. Bueno, todo en mi mundo se trataba de él, pero esta vez había sido directo, en la realidad, fuera del mundo en mi cabeza. Quise bloquear los pensamientos en ella, que si era para Sohyun, que si era para mí; porque todo eso sólo me provocaba un dolor infinito, por que, ¿qué posibilidades habría si fuera mi canción? Hoseok me extrañaría, pero ya había pasado un mes desde que me fui de Venecia y ya me habría venido a buscar si es que... me amaba. Entonces todas las ideas que giraban entorno a esa, se desbarataron en mi cabeza. No era mi canción. Era para Sohyun, pero si se trataba de ella, ¿por qué mencionaba la palabra "amante"?. Giré el volante hacía la derecha, haciendo rodar las llantas de la camioneta en esa dirección.

A menos que, la canción la haya escrito pensando en mí, pero no habría venido a Corea por aquello que le pasó con Sunmin. ¡Por Dios! No era un bebé, tiene veintitrés años, ¿por qué no lo supera y ya? Resoplé, frustrado. Aquellas conjeturaciones no me llevaban a ningún lado, excepto al mismo laberinto de mi mente. Pero había alguien que sí podía hacerme saber lo que quería.

Estacioné la camioneta de Jin en la acera y bajé de ella rápidamente para subir las escaleras hasta mi casa. Miré el reloj, eran las nueve de la noche, allá sería a lo mejor la una o las dos de la mañana. Tenía que hablar con Jimin, así que esperaría hasta que amaneciera.
No sabía si quería saber, pero necesitaba hacerlo. Estas especulaciones en mi cabeza causaban más dolor que la verdad, fuera cual fuera.

Nueve de la mañana. Era como si contara con un reloj despertador en la cabeza que me anunciaba la hora en la que tenía que tomar la computadora e intentar comunicarme con Jimin.
Me desperecé rápidamente y puse la lap-top sobre mis piernas; la luz que desprendió al prender me encandiló un poco los ojos.

Me conecté a Internet y sentí un gran alivio cuando vi que Jimin también lo estaba. No dudé ni dos segundos en iniciarle conversación.

-¡Hola!- Tecleé sobre las negras teclas, haciendo aparecer la letra azul sobre la ventana de conversación.

-¡Hey, hola!- Me contestó al instante.

-¿Cómo está todo allá?- Deseaba que Jimin entendiera a la primera lo implícito en mi pregunta.

-Bien, supongo. Yoongi me llevó ayer a un parque, desayunamos juntos y anduvimos por casi toda la ciudad.- Podía apostar que su rostro dibujaba una sonrisa mientras tecleaba la respuesta.

-Me alegro mucho, de veras.-

-¿Y tú? ¿Qué tal? ¿Cuándo fue la última vez que hablamos?-

-No lo sé. El sábado creo. Yo estoy bien... mejor.- Me quedé con dedos indecisos sobre el teclado y luego suspiré. Tenía que preguntarlo.

-Dime, Jimin. ¿Cómo está Sohyun? ¿Cómo está... él? ¿Sabes algo de ellos?-
El segundo que tardó en responder me pareció eterno.

-Taehyung... dijiste que no los mencionarías.-

-Por favor, Jimin. Necesito saber algo. Mis especulaciones me hacen más daño. Por favor.-
Esta vez se tardó más en contestar.

-Según Yoongi, Sohyun y Hoseok ya no están juntos. Sohyun entra y sale de su departamento sola y de vez en cuando Jungkook la visita.-

-¿Y Hoseok?-

-Taehyung...-

-Dime, por favor.-
Casi un minuto. ¡¿Por qué este hombre se tarda tanto en responder?!

-Se fue.-
Al momento de leerlo, los ojos se me abrieron como platos. ¿Se había ido? ¿A dónde? ¿Desde cuándo?

-¿Taehyung?-
Me pregunté cuánto me tardé en contestar. O reaccionar.

-¿A dónde fue?-
Tecleé despacio, letra por letra.

-No lo sé, nadie sabe.

—¿Cuándo se fue? —Volví a insistir.

-Taehyung... realmente no lo sé. Cambiemos de tema, por favor.-

Acepté, pero luego de ese momento mi mente se desconectó de aquella conversación y empezó a divagar, buscando posibles lugares a los que Hoseok se iría.
Él no vendría a Corea, eso estaba descartado. ¿Algún lugar en América? No precisamente los Estados Unidos, quizá... México, o más para allá... Chile, Paraguay... O a lo mejor no se fue del todo, quizá seguía en Italia; en alguna otra parte del país. ¡Ya sé! quizá se fue a Japón, allí quería irse desde un principio, ¿no?. Un agujero se me expandió en el pecho, acrecentando el dolor... el estaba tan lejos...

-¡¡Taehyung!!-

Casi puede oír la voz de Jimin a través de la pantalla de la computadora. Había dejado de escribir y él esperaba respuesta a la pregunta trivial que me había hecho.

-Perdóname. Llegó un amigo, Jin, ¿recuerdas que te hablé de él? Bueno, tengo que ir a...-
Mis dedos vacilaron. -... revelar algunas fotos, hablamos después.-

No me gustaba mentirle a nadie, ni siquiera a distancia; pero tenía que ordenar el desorden en mi cabeza y encontrar alguna forma para ignorar el hueco en mi pecho, que se iba haciendo más grande conforme se producían los pensamientos en mi cabeza.

-Oh... bueno, está bien. Extraño verte por aquí y ser yo quien revele tus fotografías. Te extraño mucho.- El hueco se hizo más grande, casi como si fuera un agujero negro que se tragara todo. Excepto el dolor.

-Yo también te extraño. Te quiero. Hasta pronto.-Me desconecté enseguida. Ni siquiera las despedidas cibernéticas me gustaban.

Dejé la lap-top a un lado y me puse a reflexionar más a fondo, aunque me doliera pensar en la posibilidad de que él estuviera lejos; más allá del otro lado del mundo.

Japón... irse a Japón para alejarse del problema en que yo lo metí, para alejarse de Sohyun... De pronto, otra chispa de reflexión me hizo percatarme de algo que Jimin me había escrito y que me había pasado desapercibido: Sohyun y Hoseok ya no estaban juntos... Sohyun y Jungkook...

Allí había dos cosas por comprender. Por supuesto, si Hoseok se había ido es porque ya no estaba con Sohyun, lógico. Pero, ¿Jungkook visitando a Sohyun? Bueno, era normal que Jungkook visitara a Sohyun; yo sabía que la amaba y que estaba enamorado de ella, pero... ¿ya le habrá dicho? Probablemente no, Jungkook es prudente y a lo mejor no sería adecuado declarársele a alguien después de una tragedia como la que sucedió, aunque ya haya pasado un mes.

Aquello me hizo pensar de nuevo en Sohyun. La extrañaba, la extrañaba demasiado; y cada una de sus risas que se proyectaban en mi mente como un recuerdo, dolían, porque sabía que ahora quizá ya no aparecerían, o ya no serían causadas por mí.

No podía vivir fingiendo que no pasaba nada, ni tampoco podía ignorar el hueco en mi pecho que a cada minuto se hacía más grande. Ya no estaba seguro si todo lo que yo tenía adentro seguía allí ó si aquel hoyo negro ya los había consumido.

El tiempo no cura nada. 

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