Celos.
Me voy cuenta que en todo lo que he escrito de ellos, cosas como los celos o las discusiones es algo que nunca pongo (De forma no intencional) Así que quise probar algo nuevo y escribirlos discutiendo pero enserio me costo... Enserio me tomo toda la tarde... No sé porque pero me fue dificil imaginarlos en esta situación sin hacer un descarado Ooc, y saben que considero los Ooc como una falta de respeto al personaje la mitad del tiempo.
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De los labios del Santo dorado de Leo brotaban suaves gemidos de manera constaste. Abrazando tiernamente al hombre él sonriendo como el joven hombre enamorado que era.
Separándose de sus labios, el santo dorado de cáncer acaricio los cabellos de Regulus, sonriendo mientras lo hacía de manera que no sé podía distinguir correctamente que emoción predominada, si estaba siendo algo pervertido, ya que con la otra mano rodeada la cintura de Regulus, o si era una sonrisa de enamorado total.
A Regulus no le intereso mucho pues estaba feliz, y a pesar que aun le costada a acostumbrarse al dolor inicial del sexo, estaba disfrutando vivir paso a paso esa faceta de su vida: La sexualidad.
Extendiendo sus labios Regulus espero otro beso que fue concedido en cosa de poco tiempo. El santo de cáncer paso sus 2 manos por sus piernas, acariciando esa zona en un recorrido hasta cada lado de su cara.
- Eres hermoso. - Rara vez se cansaría de decirle eso. Su piel blanca libre de imperfección, pero perfectamente definida en una musculatura perfectamente tonificada, no exagerada como otros sea el caso de Cid, Hasgard, Deuterus, etc, claro pero no le quitada meritos. Sumado a sus rasgos únicos como sus colmillos y sus ojos de gato lo hacían resaltar más. - Mi pequeño rey. - Pegando sus labios a su oreja Manigoldo susurro los coqueteos más descarados que tenia, entre ellos todo lo que amaba de tocarle.
Regulus lo dejo, sonrojado a la par que enternecido. Su corazón latía fuerte solo con eso. Manigoldo era su primer novio después de todo. Él pudor era algo que Manigoldo no conocía luego de haberse acostado con él. Ninguno se había puesto algo de ropa aun, lo único que separada la excitación que el cuerpo de Regulus estaba reflejando en ese momento, de tocarse con el miembro del Santo de Cáncer era la tela de las sabanas.
Manigoldo noto eso. Ahora sí, sonriendo ladino separo la tela que había entre los 2. Ya estaban lo suficientemente cerca, o mejor dicho en palabras algo más claras; Excitados, así que Regulus no tuvo problemas en aceptar y abrirle los brazos. Siendo su sorpresa que Manigoldo se acomodo detrás de él, besando su cuello queriendo hacerle en esa pose; de acostado.
Ya habían perdido mucho la noción sobre él tiempo en esa mañana, ya al momento de haber recordado que tenían que separarse, vestirse y presentarse cada uno a una respectiva tarea, se separaron no sin quedar lo suficiente satisfechos.
- Te iré a ver en la tarde. - Abrazando por la espalda un desnuda de su pareja Regulus le informo sobre sus planes a su pareja.
- Con gusto te espero. Si quieres podemos salir. - Coqueteo. Sin moverse lo suficiente para apartarse de Regulus, más bien, optando por quedar frente a frente para besarlo. - ¿Cómo sientes las caberas? ¿Ya no te duele tanto verdad? - Y con esa última pregunta estuvo un poco más tranquilo, ahora si despidiéndose del hombre rubio.
Estirando su cuerpo Regulus termino de vestirse, buscando su armadura y yendo en camino al templo de su tío. Normalmente comía con él, ya debería estar bastante preocupado porque tardo más de lo que acostumbrada.
- Vaya que tardas. - Como era de esperarse fue lo primero que dijo al tener a su sobrino frente, buscando en la cocina lo que había preparado para él.
- Perdona, estada con Manigoldo y... - Le vio pena seguir. Mordiéndose rápidamente la lengua, avergonzado de contar lo que había estado haciendo con él. Mirando nervioso a su tío que para su desgracia había captado la indirecta.
Sísifo suspiro, llevando su mano a su frente. ¿Porque acepto esa relación...? A... Ya... Ya recordada.
- ¿No van un poco rápido? Digo, no llevan más de 4 meses. - Alego. Regulus en la mesa estaba comiendo prestándole poca atención. Rápidamente Sísifo se arrepentido de hacer esa pregunta. Ya que Regulus le cuestiono cuando tardo él en hacer ese acto con su pareja.
No estaba ingiriendo nada y juro atragantarse. Y bueno, actualmente estaba bien con su actual pareja, estaba bien lejos de ser virgen pues ya había tenido más de una donde lo sexual fue un tema... Que prefirió evadir.
- Ambos nos conocemos de hace mucho, nos tenemos confianza, nos amamos. No le veo lo malo. - Terminando de comer le expreso su opinión.
- En eso te tengo que dar la razón. Pero no harás que no preocupe por ti, después de todo sigues siendo el más joven.
- Tengo casi 21 - Haciéndose el ofendido se defendió, señalando a su tío.
- Como digas "pequeño rey" Jaja. - Pasando su mano por su cabeza le hizo una señal ofreciéndole un café rápido, conversando de cualquier tema medianamente trivial que tenían.
Tras eso, Regulus busco a su gran amigo el Santo de Unicornio. A pesar de que le había asegurado a Manigoldo sentirse bien, la verdad es que le era incomodo correr aun. Tomándose su tiempo a los minutos encontró a su amigo donde siempre solía estar, siendo su sorpresa cuando este parecía totalmente deprimido.
- Mi maestro me rechazo. - Admitió cuando Regulus le cuestiono su semblante tan decaído. Ya sabían entre ellos como amigos que Yato se sentía muy atraído por su maestro Kardia. Por lo visto se había alentado a ser honesto y termino mal. - Me dijo que yo no le gustada, se disculpo conmigo. - Acariciándole el cabello. - Que solo podía ofrecerme una noche si yo quería insistir.
- Al menos fue honesto. - Regulus estaba de optimista. - ¿Pero a que se refería con "una noche"?
- Una noche de sexo. - Tenma le respondió. Ahora ya entendía. - No te desanimes amigo, ya sabes cómo es la gente como él. O te quieren o juegan, al menos te dijo la verdad. - Regulus parpadeo, no entendía a que se refería Tenma.
- Tenma, no hables así de mi maestro. - Claramente Yato se ofendió. Defendiendo a Kardia pues lo conocía, era de las personas que más admirada dentro del santuario. - Kardia nunca jugaría con nadie. - Le aseguro.
- Bueno, como digas. - Alzando los brazos dio un paso hacia atrás buscando paz en el grupo. Regulus no había dicho, ni quiso decir nada hasta que ellos 2 se calmaron.
Por alguna extraña razón sus palabras hicieron un eco en Regulus que lo dejo ligeramente dudoso, ¿A qué se refería Tenma con "Jugar"? Eso lo iba a dejar pensando mucho.
Pasabas las pocas horas Regulus se despide de los 2 ya que tenía que volver a su templo, haciendo una parada en Tauro queriendo despejar sus dubas con el toro.
- Pues... - Nervioso, Regulus le explico sobre la situación, quedando confundido sobre ese término. Poniendo nervioso al toro sabiendo que tenía que responderle. - Jugar con una persona se refiere a jugar con sus sentimientos. Decir que lo quieres pero solo importarle cosas vánales como el sexo. O engañarlo con más gente. - Se sentía raro explicándole esto a Regulus debido que ya era un adulto, joven pero adulto.
- Ya entiendo. Con razón Yato se molesto tanto.
- Conozco a Kardia, tendrá sus relaciones "malas" Pero no jugaría con nadie, siempre ha sido directo en lo que quiere.
- Es verdad. Gracias por aclararme la duba.
- De nada. - Sonriendo el toro despidió a su compañero.
Los próximos días pasaron normales y tranquilos, aunque en la mente de Regulus lo pasado hace poco no se le despegada de la mente. Su tío a veces se comportada un poco reacio con su relación con Manigoldo. Regulus sabía que a diferencia de él, no era el primer novio de Manigoldo.
- ¿Por qué de repente estoy desconfiando de Manigoldo? - Se pregunto a sí mismo en voz alta, sentando a las orillas de su templo.
No sé entendía ¿Porque esa idea le colada tanto en la mente? O ¿Porque le molestada tanto la idea al borde que no dejada de considerarlo? Es que más allá no tenía razones para hacerlo. Manigoldo ha sido un gran novio con él después de todo. Solo encontrada como respuesta el miedo a perderlo.
Lo mejor era buscarlo para hacerle saber sobre sus inquietudes, más disculparse por desconfiar de él. Era solo una idea tanta e infantil de su parte.
Extrañamente no encontró a su pareja en su templo, habiéndole dicho que estaba en el pueblo, nada fuera de lo normal. A veces iba, pero esta vez Shion le informo que fue a acompañar a Albafica a visitar a cierta joven que parecía que lo admirada, debido a la extrema paranoia de Albafica con su sangre no quiso ir solo, no sea que cometa un descuido y alguien que no lo merezca salga lastimado.
Sabiendo esto, Regulus fue corriendo rápidamente al pueblo a buscarlos, si se apresurada podría acompañarlos por un rato, según Shion no se habían ido hace tanto, y conociendo a Albafica estarían un par de horas una vez perdiera la timidez. No eran pocas las admiradoras del hermoso Santo de Piscis. Solo faltada que él ganara confianza.
Se tardo un poco más de lo esperado, pero logro tener en la vista a ambos dorados luego de un rato, sonriendo satisfecho por unos pocos segundos cuando se vio cuenta de cierta mujer castaña muy pegada a Manigoldo.
Su rostro se deformo en una mueca de desagrado. Detallando a Manigoldo noto que estaba muy indiferente solo hablando con ella, ella por otra parte no lo parecía. Inconscientemente su cosmos se empezada a alborotar, siendo algo que cáncer y piscis notaron.
- Pequeño rey. - Dejando a la joven a su lado totalmente solo, Manigoldo se acerco a su pareja dejando toda su atención en él. - No te esperada. - Mirando por el hombro de su amante Regulus noto como la mujer se despedía de Agasha, llamándole esta tía.
- Ella estaba muy pegada a ti. - Estaba cruzados de brazos, totalmente celoso y sonrojado. Manigoldo sonrió con una cierta gracia, ya que nunca pensó ver a Regulus celoso.
- Lo sé, no es la única admirada que tengo. Tampoco que haya querido ocultar que cayó a mi encanto natural. - Rio, sujetando la mano de Regulus. - Igual, sabes que soy hombre fiel. - Eso volvió a poner ciertas alertar en el santo de Leo.
- Albafica, ¿Me puedo llevar a Manigoldo un momento?
- Preferiría que no. - Mirando con miedo a su alrededor.
- Pueden ir, yo me encargo de cuidarlo. - Agasha se apresuro a decir eso. Manigoldo arqueo las cejas confundido, pero por sobre el miedo de su amigo se fue con su pareja. Sabía que estaba en buenas manos.
- Manigoldo... ¿No estás jugando conmigo verdad?
Shock.
- ¿Qué? - Solo asesto a parpadear confuso, eso lo dejo totalmente impresionado, pero en el mal sentido. Era claro que no entendía de donde salió esa confusión de la noche a la mañana. - A ver pequeño rey, no entiendo nada. Sabes que suelo ser directo. ¿Por qué piensas así de mí?
- Solo... Sé que estoy lejos de ser tu primera pareja, por eso... Me entro miedo de la idea de que... Me dejes solo...
Sin importarle lo más mínimo que haya gente a su alrededor, Manigoldo sujeto el rostro de Regulus para besar sus labios de forma lenta y amorosa, pero prolongado.
- Por un lado, me ofendes. Estoy seguro que nunca te mostré algún gesto para que pienses eso. Yo te adoro, siempre te lo muestro. Por el otro, lo dejare pensar. Como dijiste, soy tu primer novio, creo que comprendo ese miedo. - Sin soltarle de la mano le expreso. Regulus le abrazo sintiéndose un mal por desconfiar de él, aun sabiendo que estaba equivocado.
- Lo sé. Sé que solo es paranoia de mi parte. - Lo beso nuevamente por un corto tiempo. - Lo siento, no quiero que te apartes de mi lado.
- Eso no pasara en largos años. Pero mejor de eso nos encargamos luego. Mejor volvamos con Albafica. - Asintiendo, ambos volvieron con el Santo de Piscis. Regulus se quedaría con ellos el resto de la tarde.
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