Tu roce de cristal - One Shot
Caminando sin rumbo a través de las llanas praderas del mundo, Pollo tomó asiento bajo un árbol de roble, teniendo como único objetivo respirar un poco luego de sus horas de paseo.
No esperaba a nadie, pero el destino te cruza con quien menos esperas, a veces, con las personas equivocadas.
—¿Silencio? ¿Qué haces aquí? — cuestionó.
—Es... Un tanto complicado. —
❛❛Hace unos minutos...❜❜
—Ugh, necesito encontrar a un ayudante, o marioneta quizás. —
Paseó por los alrededores, encontrando lo que buscaba.
—Bingo, esclavo nuevo. —
[Escena narrada de forma cómica para fines representativos]
❝De vuelta a la actualidad ❞
—¿Está bien...? Supongo. — contestó Pollo, dudoso.
—Como sea, ¿tú que haces aquí? — contraatacó Silencio con su pregunta.
—Nada especial, sólo sintiéndome solo, ya sabes, lo de siempre. — seguido de su declaración, soltó un suspiro pesado.
—Mi sexto sentido me dice que necesitas algo de compañía, ¿te molestaría? —
—Para nada. — complementó su respuesta con una sonrisa inconsciente, haciéndose a un lado para dejarle espacio bajo el árbol al pelinegro.
—Te lo agradezco. — mostró formalmente gratitud mientras tomaba asiento. — Entonces, cuéntame, ¿por qué tan solo? —
—No soy nadie especial como para que pasen el tiempo conmigo, ¿sabes? — murmuró con especial resentimiento.
—¿Por qué lo dices? — cuestionó nuevamente el azabache.
—Sólo deduzco lo obvio. —
En este punto la mirada de Pollo yacía perdida entre los vastos prados y un bello horizonte que, extrañamente, lo llenaba de duda, como si lo estuviese mirando fijamente a él, sólo a él.
No era un horizonte precisamente, era Silencio, quien clavaba en el rubio una mirada de intriga e interés, cosa que no recibía hace tiempo.
—Ya veo, ¿y por qué dices que es obvio? — interrogó nuevamente el ojiamarillo.
—¿Siempre haces tantas preguntas? — ahora quien cuestionaba la actitud del contrario era Pollo.
Silencio dejó escapar una breve pero audible risa, casi de índole sarcástica, de las que se destaca el tono de magnate millonario o de persona empresarial con 40 años de experiencia (¿Muy específico? Quizás).
—Debo admitir que despertaste interés en mí. — confesó con aparente sinceridad.
—Espera, ¿en serio? — Pollo se desconcertó ante aquella afirmación.
Silencio sólo se dedicó a asentir con la cabeza, hombre de pocas palabras, pero muchas preguntas.
—Bueno, eso no lo esperaba. —
—¿Por qué tan sorprendido? Sólo dije que me interesabas, seguro te lo dicen a menudo. —
—De hecho, no. — pensándolo un poco, Pollo decidió abrirse un poco más con Silencio, después de todo, había sido muy cálido con él. —Desde que Nova se fue, cada vez estaba más aislado de todos. Cada uno tenía su lugar, ¿pero qué hay de mí? Me odian, eso es seguro. —
—Estoy aquí en caso de que quieras hablar con alguien. — el tono de serenidad que mostraba era lo suficientemente sincero para el rubio.
—No necesito a nadie. —sin embargo, su frialdad ante la propuesta demostraba lo contrario.
—Me necesitas a mí. — murmuró con suma autoridad.
—¿Disculpa? —
—Que necesitas compañía, amigo mío. — Silencio deslizó espontáneamente su mano sobre el cabello de Pollo.
El de mechas rojas esbozó una sonrisa involuntaria, extrañaba el afecto, aunque no lo sabía.
—¿De verdad debemos hacer esto, Silencio? —
Los ojos de Pollo brillaban con incertidumbre ante la luz de la luna.
—Fallo tiene información que necesitamos, y si no es por las buenas, será por las malas. —
—Entiendo eso, pero esto es un poco... ¿Excesivo? ¿Exagerado? Tú entiendes. —
Silencio bufó, no lo decía, pero solo quería que Pollo cerrase la boca.
—Entiendo tu desasosiego, Pollo. Sólo no hagas tantas preguntas y sigue con el plan. —exigió con severidad.
—¿Mi desesasosi...qué? —
—Olvídalo — se aclaró la garganta. —¿Ya terminaste de instalar la trampa? —
Aquel rubio asintió sin mucha satisfacción por cometido.
Sin decir un palabra, Silencio se inclinó suavemente hacia Pollo, y repentinamente posó sus manos sobre las mejillas del contrario, dándole un toque de ternura y seguridad. Sus dedos, cálidos y firmes, rodearon su rostro de manera protectora; posesiva, también es la palabra.
—Estoy muy orgulloso de tí, lo hiciste bastante bien. — le sonreía bajo su negra mascarilla.
«¿Orgulloso? ¿De mí?» Esa declaración había tomado por sorpresa a nuestra insegura ave.
—Ehm, yo... — le costaba expresarse, todas las muestras de afecto de Silencio lo atrapan desprevenido. —Gracias, Silencio. — resume sus palabras a un simple agradecimiento.
De lo que ninguno de los dos se daba cuenta es de que, bajo la oscuridad de la noche, las mejillas del joven rubio se tornaron de un color tan carmesí como sus mechas.
—¡Pollo, por favor, no lo hagas! — imploraba con desesperación un castaño, quien permanecía encerrado en una jaula de acero bajo tierra, custodiado por Silencio y el presente rubio. —Te lo suplico, sé que tú no eres así. —
Pollo, quien sostenía su espada de forma temerosa y titubeante, lo miraba con una mezcla de rabia y tristeza profunda. No respondía ante las súplicas, sólo se acercaba más a sus víctimas: Los gatos de Fallo.
—¡Haré lo que sea, lo prometo, pero déjalos ir! — continuaba rogándole. —Silencio te obligó, ¿verdad? Tú no harías algo como esto por tu cuenta. — dedujo, al mismo tiempo que lágrimas de impotencia llenaban su deprimido rostro.
El peso de la tristeza se hizo evidente en cada línea de su expresión, como si un dolor invisible hubiera tallado arrepentimiento en su piel.
—Ocultaré a los gatos. — murmuró. —Pero no le digas nada a Silencio, no quiero que se moleste. — confesó por lo bajo, pero fue lo suficientemente audible para el ojiblanco.
—¡¿Qué mierdas dices?! ¡Sácame de aquí y le haremos frente! — le propuso de inmediato.
—¡Shhh! - lo calló rápidamente. —Puede escucharnos. — le advirtió en un susurro, apuntando discretamente hacia el otro lado de la puerta, donde se encontraba el temido Silencio.
—Contaré hasta tres y golpearé a tus gatos, — volvió a hablar Pollo. — luego, tú gritas y yo los escondo, haremos creer a Silencio que están muertos. — terminó de instruirle, susurrando cerca del castaño cada palabra.
Fallo, con los ojos rebosantes de lágrimas, asintió con prisa. Aunque le dolía ver a sus gatos sufrir, era mejor que perderlos para siempre.
Dicho y hecho, el plan se llevó a cabo con éxito, teniendo Pollo que hacer un corte en su pierna para manchar con sangre la espada destinada a ser un arma asesina.
Pollo salió de allí para encontrarse con Silencio, tratando de ocultarle al mismo que estaba cojeando.
—¿Todo terminado? - preguntó el azabache, topándose con la mirada cansada y perdida de su cómplice. —No te veo muy seguro, ¿pasó algo? —
Silencio se acercó Pollo dando unos cuantos pasos, para luego tomar con su mano la barbilla del contrario, haciendo así que lo mirase.
—No es nada, sólo me siento mal por Fallo y sus gatos. — le confesó, mintiendo un poco en el proceso.
Sus labios se curvaron hacia abajo en una mueca de desolación, la tristeza era más que evidente por la forma en la que sus hombros se encorvaban y sus ojos apuntaban a todas direcciones para evitar el contacto visual del azabache.
—Oh, dulce Pollo - Silencio terminó por recostar la cabeza del joven ave en su pecho, acariciando delicadamente su cabello. —¿Tendré que recordártelo siempre? Somos los buenos. —
Por más tétrica que sonase la voz de Silencio, Pollo se sentía seguro, protegido, como si no necesitara nada más que su afectuosa compañía en ese momento.
—Adelante, hazlo. —
—No creo que esto sea una buena idea. —
—Lo lograrás, confía en tí, pero sobre todo, confía en mí. —
El semblante de Silencio era uno relajado, demasiado en contraste con el de Pollo, cuyo rostro portaba terror dibujado en cada línea de su débil y pálida expresión.
—¿De verdad tengo que atacar a Star? ¿No hay otra forma? — interrogaba el rubio, titubeando.
—Es la única manera para que nos deje en paz, al menos por un rato. — "razonó" Silencio. —Procura no matarla, o te meterás en problemas. —
Pollo asintió, temeroso de la propia afirmación.
Estando a punto de girarse para ir a cumplir su misión, Silencio lo detuvo y se acercó a él.
—Lo olvidaba, — se bajó el cubrebocas, retiró el cabello que tenía Pollo regado en su frente y le dio un beso en esta misma. —buena suerte. — finalizó, subiendo su mascarilla de inmediato.
Sin saber como reaccionar, el rubio solo se fue de allí sin decir una palabra.
A la lejanía se encontraba Star, hablando con uno de los habitantes del reino de paja, Cap le había contagiado su aparente locura. No pasó mucho hasta que la castaña de baja estatura se diera cuenta de la presencia de aquel chico sin muy buenas intenciones.
—¿Qué rayos haces aquí? — cuestionó con severidad la aparición del de mechas rojas.
—Haré que tu listón de niñita no sea lo único rojo en tu ropa. —
Alarmada, Star dedujo el objetivo de Pollo, a lo cual respondió sacando su espada y colocándose en su pose de combate.
—No tengo idea de qué mosca te picó o que demonio de poseyó, pero no te dejaré lastimarme tan fácil. —
Con ambos armados hasta los dientes, la pelea comenzó, teniendo Pollo la ventaja gracias al equipamiento que le había prestado Silencio anteriormente.
Intensos golpes contra el acero y diamante de las espadas resonaban en la zona, creando un ambiente agresivo y una atmósfera asesina que emitían ambos combatientes.
Pollo había logrado derribar a Star, pero antes de poder acercarse a dar un golpe de gracia, la castaña le arrojó un bloque de pura dinamita que detonó a los pies de Pollo, dejándolo muy malherido.
Pese a eso fue directo hacia Star con una vara de blaze, golpeándola repetidas veces en las piernas para que no se pusiese levantar del piso de grava en donde yacía, y al mismo tiempo dejándole quemaduras leves pero muy dolorosas.
—¡Ahg, te juro que cuando Cap vuelva te pateará el trasero de gallina que tienes! — amenazaba con la poca fuerza que le quedaba.
Pollo miraba poco orgulloso lo que le había hecho a quien, años antes, era su amiga. En lugar de responderle puso su dedo índice en su boca, manera para pedirle que haga silencio.
—Silencio... Él te obligó, ¡¿verdad?! — dedujo finalmente la adolorida castaña.
Los ojos del rubio se abrieron como platos, lo habían descubierto.
—¡No! — se apresuró a contestar. —No, él no tiene nada que ver con esto. — le mintió descaradamente, y no mostraría rencor por ello.
—¿Entonces por qué mierda haces esto? — Star se alteraba más al no obtener una respuesta.
—Lo hago porque eres muy fastidiosa para él, ¿de acuerdo? —
—¡¿Me querías romper las piernas sólo por Silencio?! ¿Qué tan obsesionado con él debes de estar para tan siquiera pensar en eso? — refunfuñaba con sumo odio hacia las respuestas de su contrario.
—¡Me gusta, ¿sí?! Haré lo que sea necesario para que esté bien, él me protegió, se lo debo. — no se dio cuenta de que soltó demasiado la sopa.
—¿Protegerte de qué? ¿De tu sombra? —
Pollo apretó los puños, demostrando su ira. En un movimiento espontáneo, empuñó su espada y lanzó un golpe al aire, atinándole a la mejilla de Star quien recientemente logró sentarse.
La cara de la castaña recibió una cortadura profunda en su lado derecho, derramando aquel líquido tan carmesí como sus propios ojos. El color de su rostro se desvaneció casi por completo, siendo reemplazado por una palidez que sólo marcaba con intensidad la expresión de miedo que yacía en su delicada cara.
Ahora Pollo no sabía donde esconderse, pero se resistió a sus impulsos cobardes y pensó en hacer algo que Silencio haría, y es aprovecharse del miedo que mostraba Star.
—Si te llegas a meter con Silencio, o conmigo, Cap también pagará las consecuencias — dio una corta pausa para respirar, disimulando su propio terror y dolor. —¿Crees que no sé que te gusta? ¿O crees que no puedo hacer que Gato haga "boom" por segunda vez? No me subestimes, Star, no soy tan asustadizo como lo solía ser. —
Sin esperar respuesta, se fue de allí, esperando a ser recibido por la aprobación del azabache que traía su mundo de cabeza.
—Oh, ¿cómo te fue? — preguntó Silencio al notar la lenta llegada de Pollo.
Sin poder responder, el ave se colapsó ante los pies del azabache, lo único que lo mantuvo en pie fue la adrenalina de la situación, pero ya que tenía a Silencio en frente, podía estar tranquilo y seguro de que no le pasaría nada.
Caminando por los prados llenos de flores y fauna, Pollo se encontraba un poco perdido buscando la dirección exacta en donde Silencio le había pedido que se reunieran.
Pocos minutos transcurrieron hasta que el rubio se topó finalmente con el azabache, sonriendo involuntariamente al acercarse al sitio.
—Eh, ¿podría saber por qué me citaste aquí? — se aventuró a preguntar Pollo.
—Primero que todo, buenos días. — remató con una formalidad fingida.
Ambos rieron por lo bajo, el ambiente no era incómodo como aparentaba, de hecho, era todo lo contrario.
—Ya, en serio, ¿necesitas algo o...? — indagaba el rubio con desconcierto.
—Precisamente, te necesito a tí. — soltó sin más. — Por eso, vine a darte esto. —
Dejó de esconder lo que tenía oculto tras él, y reveló un pequeño ramo de rosas.
—Son... ¿Para mí? —
El rostro de Pollo estaba radiante, con una expresión de asombro y felicidad que no podía ocultar, como si hubiera recibido el mejor regalo de su vida. Sus ojos brillaban como nunca mientras recibía aquel ramo, se sentía especial, como si, por primera vez en mucho tiempo, el mundo girara alrededor suyo.
—Recuerdo que mencionaste que te encantaban las rosas, así que, quise darte un pequeño detalle. —
—Vaya, gracias. — Pollo aún seguía anonadado ante tal gesto. —No debiste molestarte. —
Realmente, no debió, pues había escuchado mal, Pollo le dijo que odiaba las rosas. Sin embargo, Silencio no le había prestado la suficiente atención.
De igual forma, Pollo no podía estar más feliz, pues Silencio pensó en él.
Finalmente, el día había llegado, Pollo confesaría sus profundos sentimientos hacia Silencio, ¿y cómo no? Bajo el árbol en donde empezaron a conocerse, durante el más hermoso atardecer que cualquiera de los dos haya visto.
—Silencio, hay algo muy importante que debo decirte. — su voz era titubeante.
El azabache alzó una ceja, esperando a que el de mechas rojas prosiguiera con su discurso.
—Desde hace bastante tiempo, pienso que eres muy especial para mí. Adoro todo de tí, desde tu sedoso cabello hasta tu elegante vestimenta, incluyendo cada roce de cristal de posas en mí, no podría estar más agradecido. —
La mirada de Silencio era un claro "ve al grano", por lo que Pollo empezó a sentirse aún más nervioso de lo que ya estaba, lamentando haberlo citado sin preparar ni ensayar nada.
—Lo que quería decir es que yo, bueno, tú... Me gustas, y mucho. — expresó aquella frase lo más claro que pudo.
Pollo cerró sus ojos con fuerza, esperando una respuesta, cualquiera. Sin embargo, sólo pudo escuchar risas, risas en cierto grado arrogantes.
—¿Crees que no lo sé? — le cuestionó. —Eres tan adorable. —
Los ojos de ambos jóvenes se cruzaban en miradas muy distintas una a la otra. Mientras que una estaba llena de confusión y nerviosismo, la otra era capaz de taladrar los ojos de cualquiera y mirar directo a su alma.
—¿Gracias? — claramente no sabía qué contestar a eso.
El color pálido de su rostro y la rigidez en sus movimientos dejaban claro que Pollo estaba al borde del colapso emocional.
—¿Eso era todo lo que querías decirme? —
—Sí, — respondió, con un tono exhausto y destruido. —perdón por quitarte tiempo, Silencio. —
Una vez más, Silencio le brindaba a Pollo las reconfortantes caricias en su cabello, las cuales lograban calmarlo ante cualquier situación.
-No te disculpes. - pidió con voz serena. -Además, hay algo que no sabes. -
Los ojos de Pollo se abrieron con curiosidad.
—¿Podría saber qué es? —
La mano del azabache se detuvo por un segundo, empezando a deslizarse por la cara del contrario hasta tomar sus mejillas con algo de fuerza, obligándolo a mirarlo.
—Tú ya me perteneces. —
╰⊱⭐⊱╮2760 palabras╭⊱⭐≺
Ha sido difícil, pero no imposible.
Luego de un año de deuda con esta historia, he podido saldarla. No vuelvo a jugar verdad o reto.
@AmiNiku__, aquí tienes lo que estuviste esperando por mucho tiempo.
No es el tipo de contenido que manejo, pero fue toda una experiencia escribirlo.
Sin más excusas, escribiré lo que sigue en mi catálogo, gracias por leer.
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