Cap 1
Parecía ser un día normal en aquel hospital psiquiátrico, doctores y enfermos iban de un lado al otro para atender a pacientes, algunos leves y otros con casos muy severos.
Uno de esos doctores era Shen, bastante reconocido en el lugar por que casi todos sus pacientes se curaban más rápido de lo esperado.
Casi todos...
- Ey Shen
El de cabellos cafés había estado leyendo un reporte sobre uno de los pacientes más recientes, un tal ziggs con piromania, cuando una voz femenina le llamo la atención, al voltear a ver de quien se trataba resultó ser una compañera y antigua amiga suya, Akali.
No era que la chica de cabellos negros y el ya no fueran amigos, sólo que su relación se había enfriado con el tiempo.
- ¿Necesitas algo akali?
- Bueno....
La chica se veía nerviosa, algo fuera de lo común en ella, pues si por algo la conocían era por ser muy confiada y alegre.
- ¿Qué sucede?
- Es...él de nuevo al parecer volvió a tener un ataque.
Entonces, el más alto de los dos soltó un suspiro triste, ya sabía de que se trataba.
- Entiendo..
Se encaminó a las habitaciones donde sabía estaría "ese" paciente.
El único de los pacientes principales de Shen, que no había logrado curar..
Zed..
Un chico joven, Albino, de ojos rojos y una piel pálida cuál nieve, Akali solía bromear con que era una "hermosura ártica teñida de rojo debido a su peculiar paleta de colores en el cuerpo.
Pese a eso, él era uno de los casos más graves de todo el lugar, sufría de una esquizofrenia de un nivel demasiado alto, además de un trastorno de personalidad no tan elevado y ataques de depresión, aunque aveces los ataques eran más de esquizofrenia que de otra cosa.
Generalmente, controlar los ataques era un trabajo sencillo, pero debido a lo impredecible que ese chico podía llegar a ser todos preferían llamar a Shen para que lo solucionará, ya que el tenía casi que un "Don" para estas cosas.
Llegó a la llamada "área roja" por los doctores, la cual era el lugar donde estaban las habitaciones de los pacientes con más tuercas flojas del manicomnio entero.
Al entrar, pudo notar que el lugar estaba particularmente calmado, cosa bastante rara pero que dejó pasar.
Se acercó a la habitación del Albino, en su puerta podía ver a una joven enfermera llamada soraka, quien miraba con preocupación al interior
- Soraka, ¿Cómo está él?
- Oh señor Shen!, él..no se ve muy bien, no me escucha cuando le hablo, lleva rato llorando y agarrándose la cabeza....
- Agh...
Entró a la habitación, la cual estaba particularmente desordenada pese a que el oji carmesí no tenía muchas cosas dentro.
Al buscarlo un momento, lo encontró hecho bolita en un rincón, murmurando cosas, agarrándose la cabeza y llorando, nisiquiera parecía haber notado su presencia.
- Zed..
Ni una respuesta directa, sólo un continuo "callense maldita sea callense" salía de la boca del joven.
Al ver eso, decidió acercarse y agacharse a su altura, tocando sus blancos cabellos para llamar su atención, cosa que consiguió, pues el de cabellos albinos levantó la vista de golpe, con la cara empapada en lágrimas y asustada.
- S-Shen?
Sonrió suavemente para tranquilizar al paciente.
- Zed, tranquilo, sólo estamos tu y yo en la habitación, sólo calmate y " ellas" se callaran.
Tras unos segundos, el más bajo por fin se tranquilizó, sintiendo que las constantes voces e imagenes en su cabeza se volvían más débiles y silenciosas.
- Mejor?
- Sí...
Planeaba quedarse ahí y hablar con el Albino, pero entre que el estómago de este rugio, ya que el ataque había iniciado mientras era la hora del desayuno, y que lo llamaron para atender a otro paciente, tuvo que levantarse e irse.
Cuanto odiaba no poder estar ahí para ayudar...
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